Intérpretes: Christopher Lee, Barbara Shelley, Richard Pasco
Dirección: Don Sharp
La versión inglesa de la historia y la personalidad
semilegendarias de Rasputín, que evidentemente cuenta con la acogida del gran
público, es seguramente la que nos debe haber merecido la aprobación de Dimitri
Pavlovich, el príncipe Yussupov que, con un grupo de aristócratas rusos, dio
muerte al temido monje siberiano y que, todavía y residente en París, recauda
gruesas sumas de las demandas que entabla a las firmas productoras por las
tergiversaciones que, en su opinión, hacen de la verdad histórica de los hechos
y de su intervención en ellos.
Y es que, caprichosa como las anteriores, esta versión
acentúa el tono terrorífico del personaje y de sus fechorías, hasta el punto de
convertirlo en poco menos que draculianos o frankensteinianos, muy al gusto de
la gran clientela de aficionados a este tipo de especulaciones.
Cierto es que Gregor Efimovith “Rasputín”, hijo de un
mujic de Siberia, poseyó excepcionales facultades personales e hizo de ellas
uso irrestricto e ilícito. Todo lo contrario de un producto de la educación y
la cultura, este personaje encarnó extrañas potencialidades anímicas y físicas
que lo erigieron en una manifestación primitiva, espontánea y casi monstruosa
de la naturaleza humana. Analfabeto, disoluto y campesino hasta los 33 años de
edad, subyugó con su poder hipnótico, su fuerza física y viril a hombres y
mujeres que, además creyeron en sus
teorías religiosas y exorcistas y en sus poderes taumatúrgicos para curar a los
más graves enfermos.
Tales facultades le abrieron las puertas de la Iglesia
ortodoxa, de la aristocracia y de la corte de Nicolás II y de la emperatriz
Alejandra Feudarova en el San Petersburgo de 1907. La curación del pequeño
príncipe heredero Alexei le granjeó el favor y la confianza de estos
gobernantes, hasta que el grupo de conjurados del príncipe Yussupov logró
envenenarlo.
El film inglés recarga los tintes siniestros del
personaje, que tiene, sin embargo en Christopher Lee un vigoroso intérprete.
P. G.
DE MI ÁLBUM
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