jueves, 27 de febrero de 2014

MANOS QUE ACOGEN AUN CUANDO ARRANCAN UN MOLAR / Alejandro PEREDA

Siempre he querido, por lo menos, comentar el epigrama de Bernard Shaw: “El hombre que escribe de sí mismo y de su época es el único que escribe acerca de todas las gentes y de todos los tiempos”, y hoy se presenta en “bandeja” con ocasión de mi tercera intervención quirúrgica, justificando así el título de esta publicación: “Manos que acogen aun cuando arranquen un molar…

Mi historia: En los 8 últimos años he sido operado tres veces y he visitado a muchos médicos; puedo resumir: cada órgano con su respectivo especialista. Actualmente, con la Medicina científica: Homeopatía, Salud Integral. En las tres, he visto mi propia sangre y en la última, hasta la he bebido, “tragado”, como explicaré en un apartado especial.

En la primera operación, vesícula (2008), conocí el Hospital Lazarte y a su Director por entonces,  Dr. Serrano, quien a tiempo descubrió la imposibilidad de hacerla porque había tomado aspirina, que impide la coagulación. Lo programó para la semana siguiente. En efecto, me avisó que todo estaba preparado (cama, principalmente) y me operaron. El tiempo de prueba se cumplió y salí al tercer día. Al sexto día, como me sintiera sano, comí pato, lo cual fue una sorpresa para el doctor y sus alumnos en el día de sacar los puntos, al decirme: “es una prueba de fuego; siempre se debe acompañar de una pastillita”.
Siento haber contribuido a la ciencia por demostrar ese estado de salud a los pocos días, mucho más confirmando el buen trabajo del experto cirujano, cifrado en sus manos; en palabras del doctor Gutiérrez: “un buen pistolero, el que le operó”, me dijo, puesto que se trataba de operación con láser y me disponía para la segunda operación, (Ecografía).

Descubrí, pues, que el médico tratante era un hombre muy experimentado. Lo puedo calificar: muy humano.

La segunda operación: el mal de la mayoría de los hombres, “próstata” (2011). Por ella conocí la Clínica Suárez y también a algunos médicos.

Mi observación: mucha diferencia en el trato personal y aceleración del proceso. Mientras que al compañero de sala, su médico le prescribe 12 frascos de suero y que saldría al cuarto día, a mi me dieron de alta al tercer día, sólo con 8 frascos. Yo le decía a mi compañera y amiga, Yolanda: “Está experimentando conmigo una nueva modalidad”. Es el Dr. Sevilla Torres; que valgan verdades, él no me operó; estuvo presente para trasladarme a la sala de recuperación. Sin duda que debe tener su equipo de cirujanos a órdenes suyas. No discuto el hecho, mucho más si estoy bien, señal de que fue un éxito para ellos y para mí.

Mi calificación: Más amor a los chicharrones que al chancho. Lo dice todo.

Tercera operación: Extracción de tercer molar (muela del juicio).

En realidad, se llegaría a la extracción después de un tratamiento especial…

Repentinamente se presentó el dolor agudo a las 8 de la noche, el 10 de febrero, y por teléfono mi compañera y amiga trata de sacar cita a la doctora Lena, quien recomienda una pastilla y enjuagatorio y que me presente al día siguiente. Parte de su ternura lo demuestra diciéndome ¿cómo, después de 6 años?, cuando menos una vez al año. (aunque he visto un cartelito, cada 6 meses). Luego, vamos a tratar de conservar la pieza; si ya no es posible se le tiene que extraer. Pero había que aprovechar la ocasión para limpieza y resanar otras. Empiezan los trabajos o sesiones.

Para curar la quinta pieza me cita para el martes 25, pero el molar dio su voz de alerta el 24, que reapareció con dolor más agudo y se planificó para la noche la extracción.

Segunda parte de su ternura: me habla con sinceridad de que serán dos quienes lo harán.  Me dice: “Yo soy debilucha; él me ayuda en estos casos”. Se refería a su colega Jairo. Ya tenía conocimiento de esta ayuda, provechosa, armónica y alentadora para el paciente en referencia de una sobrina y enamorado de ella que han sido tratados recientemente.

A las 8 de noche del día 25, me esperan los cirujanos y empieza la labor del Dr. Jairo: después de anestesiar el maxilar, hace uso de sus botadores recto y el de forma de bandera para que con el alicate haga el forcejeo y en pocos minutos, gracias a su destreza y experiencia, extrae la pieza completa. Después de la limpieza conveniente tapona la encía y entrega como posta al cuidado de su colega Lena.

Así trabajan estos eficientes odontólogos, Lena Andrea Huancayo y Jairo Gonzáles en favor de los pacientes…

Ellos también esperan la demostración de parte mía: he comido “pichones” a las 16 horas de la intervención; he publicado el suceso en el blog en virtud del ofrecimiento, y muy pronto, los libros de mi imaginación, los recibirán  con mayor sorpresa todavía.

El trabajo no termina en su Consultorio. En mi caso, después de los primeros 20 minutos en que hay que cambiar el algodón-tapón, me sobrevino hemorragia en la que tuve que pasar mi propia sangre y tuvimos que acudir a la doctora, quien me aplicó una inyección para lograr la coagulación, inicio de la correcta recuperación.

Sigue la tercera parte de su ternura, por no decir, su única ternura, su modo de ser: “Usted ha traído el problema. Yo soy la encargada de resolver el problema. Ud. no se alarme”, (como si dijera: tranquilo, chino). Me está llamando para observar la cicatrización y a la fecha sin permiso para ir, mañana, a la Feria del Libro.

En suma: profesionales muy humanos y si hay que añadir, llenos de ternura, además, de ser jóvenes (no pasan de los 40) y de buen parecer.

En las sesiones, conversamos además, del trabajo que tengo como válvula de escape, publicar en el blog a mi cargo, para lo cual, pido a la Dra. Lena  su correo electrónico y le hago llegar los artículos referentes a la "ternura", propios del escritor Leonardo Boff. A partir de ahora, lo que escribo va con el pensamiento Leonardino, pero con sentimiento Alejandrino, puesto que ambos nos hemos compenetrado de ese escrito.

Si a la buena profesión en su ejercicio agregamos la práctica de la ternura como misión, que bien le caen las palabras antes dichas: “Manos que acogen aun cuando arranquen” bajo la fina observación de ambas partes. Es, pues, una ternura esencial. La ternura es el afecto que damos a las personas en sí mismas. Es el cuidado sin obsesión. Es un afecto que nos abre al conocimiento del otro. En realidad sólo conocemos bien cuando tenemos afecto y nos sentimos envueltos con la persona con la cual queremos establecer comunión. La relación de ternura no envuelve angustia, porque está libre de la búsqueda de ventajas y de dominación. El enternecimiento es la fuerza propia del corazón, es el deseo profundo de compartir caminos. La angustia del otro es mi angustia, su éxito es mi éxito, según Boff.

He hablado de citas, compra de medicamentos, la inyección / con urgencia. Muchas de éstas a horas no tan convenientes. Siempre han recaído en María Yolanda, mi esposa, quien ha estado en las tres intervenciones habidas, y tiene un juego muy aparte conmigo, siempre con afecto, razón de nuestra convivencia: me ayuda en el teléfono, en las consultas. Me sirve como intérprete; casi en todo de importancia; un lazarillo sin ser ciego.

Hay motivos para agradecer y las hago con las palabras de la Biblia, aunque no sean inspiradas literalmente por Dios mismo, sin embargo, fue el pensamiento de entonces y así están contenidas en ella:
“Respeta al médico, pues tienes necesidad de sus servicios. Porque en realidad, del Altísimo viene la mejoría.  La capacidad del médico le viene de su Soberano. La ciencia del médico le da prestigio y hace que hasta los poderosos lo admiren”.

Eclesiástico 38, 1-2

sábado, 22 de febrero de 2014

LO QUE DIJO HAENDEL Y LO QUE SE DIJO DE ÉL (MÚSICA)

LO QUE DIJO HAENDEL:

A veces no recuerdo si soy alemán o inglés.

En estos momentos en que estoy escribiendo El Mesías sólo compongo para Dios.

LO QUE SE DIJO DE HAENDEL:

"Él es el gran inspirador de nuestro arte. Al levantarme, cada mañana miro su retrato con gran reverencia".
Christoph Willibald Gluck

"Me arrodillo ante Haendel. Es el compositor más profundo y perfecto que jamás haya conocido".
Ludwig van Beethoven

UN PATRIOTA EN EXILIO: JOSÉ DE SAN MARTÍN / Felipe PIGNA

UN PATRIOTA EN EXILIO: 

Y hasta se permitía ironizar, proponiéndose para el obispado de Buenos Aires.

Usted debe saber mi profundo saber en latín; por consiguiente, esta ocasión (1) me vendría de perilla para calzarme el Obispado de Buenos Aires, y por este medio no sólo redimiría todas mis culpas, sino que, aunque viejo, despacharía las penitentes con la misma caridad cristiana como lo haría el casto y virtuoso canónigo navarro, (2) de feliz memoria. Manos a la obra, mi buen amigo. Yo suministraré gratis a sus hijos el Santísimo Sacramento de la Confirmación sin contar mis oraciones por su alma, que no escasearán. Yo creo que la sola objeción que podrá oponerse para esa mamada es mi profesión; pero los santos más famosos del almanaque ¿no han sido militares? Un San Pablo, un San Martín ¿no fueron soldados como yo y repartieron sendas cuchilladas sin que esto fuese un obstáculo para encasquetarse la Mitra? Admita usted la santa bendición de su nuevo prelado, con la cual recibirá la gracia de que tanto necesita para libertarse de las pellejerías que le proporciona su empleo, (3)

(1)  Se refiere al restablecimiento de relaciones con la Santa Sede.
(2)  Se refiere a Julián Navarro (1777-1854) vicario castrense del Ejército de los Andes.
(3)  Carta de San Martín a Guido, fechada en Bruselas el 6 de abril de 1830, en A. J. Pérez Amuchástegui, Ideología y acción de San Martín, Eudeba, Buenos Aires, 1966.

LIBERTADORES DE AMÉRICA, AQUELLOS GLORIOSOS SUDACAS / Felipe PIGNA.

LA VIRGEN ETERNA / Antenor ORREGO

LA VIRGEN ETERNA

Lo mejor de la canción se queda dentro.

   El alma musical permanece aleteando, como un ruiseñor, prisionero en la caja de mi corazón.

   El arpegio se hiela en la palabra; la inconsútil tela azul se desgarra en las férreas puntas del vocablo; el trino se quiebra constreñido en la expresión.

   Cuando mis labios se hinchan para cantar, no queda sino un mezquino rumor de la melodía.

   Las notas divinas se quedan escondidas, orgullosamente rigurosas, detrás de la puerta entornada.

   Sólo tú posees la llave.

   Cuando escuchan tus pasos tácitos y familiares, se agolpan al dintel para recibirte, como una teoría de canéforas, y depositan a tus pies flores balsámicas.

   Y, sin embargo, amada mía, sería tan bueno regalar a nuestros hermanos, los hombres, la íntima melodía en toda su prístina pureza.

   iCómo nos lo agradecerían!

   El mal quedaría vencido y reinaría la bondad en el mundo.

   iCon qué ternura y con qué amor sentirías entonces a tu Dios!

viernes, 21 de febrero de 2014

LA CARICIA ESENCIAL RESCATA NUESTRA HUMANIDAD / Leonardo BOFF

La caricia es una de las expresiones supremas de la ternura sobre la cual hemos tratado en el artículo anterior. ¿Por qué decimos caricia esencial? Porque queremos distinguirla de la caricia como pura moción psicológica, en función de un querer fugaz y sin historia. La caricia-moción no envuelve a toda la persona. La caricia es esencial cuando se transforma en una actitud, en un modo-de-ser que califica a la persona en su totalidad, en su psique, en su pensamiento, en su voluntad, en la interioridad, en las relaciones.El órgano de la caricia es, fundamentalmente, la mano: la mano que toca, la mano que acaricia, la mano que establece relación, la mano que da calor, la mano que trae quietud. Toda la persona a través de la mano y por la mano revela un modo de ser cariñoso. La caricia toca lo profundo del ser humano, allí donde se sitúa su Centro personal. Para que la caricia sea verdaderamente esencial necesitamos cultivar el Yo profundo, que busca lo más íntimo y verdadero en nosotros, y no solo el ego superficial de la conciencia, siempre llena de preocupaciones.

La caricia que emerge del Centro produce reposo, integración y confianza. De ahí su sentido. Al acariciar al niño, la madre le comunica la experiencia más orientadora que existe: la confianza fundamental en la bondad de la vida; la confianza de que, en el fondo, a pesar de tantas distorsiones, todo tiene sentido; la confianza de que la paz no es un sueño, es la realidad más verdadera; la confianza de la acogida en el gran Útero.

Al igual que la ternura, la caricia exige total altruismo, respeto del otro y renuncia a cualquier otra intención que no sea la de querer bien y amar. No es un roce de pieles, sino una entrega de cariño y de amor a través de la mano y de la piel, piel que es nuestro yo concreto.

El afecto no existe sin la caricia, la ternura y el cuidado. Así como la estrella tiene que tener un aura para brillar, de igual manera el afecto necesita la caricia para sobrevivir. La caricia de la piel, del pelo, de las manos, de la cara, de los hombros, de la intimidad sexual hace concreto el afecto y el amor. La calidad de la caricia impide que el afecto sea mentiroso, falso o dudoso. La caricia esencial es leve como el entreabrir suave de una puerta. Jamás hay caricia en la violencia de azotar puertas y ventanas, es decir, en la invasión de la intimidad de la persona.

El psiquiatra colombiano Luis Carlos Restrepo en su bello libro sobre El derecho a la ternura (Arango editores 2004) dice: «La mano, órgano humano por excelencia, sirve tanto para acariciar como para agarrar. La mano que agarra y la mano que acaricia son dos facetas extremas de las posibilidades de encuentro inter-humano».

En una reflexión cultural más amplia, la mano que agarra corporifica el modo-de-ser de los últimos cuatro siglos, de la llamada modernidad. El eje articulador del paradigma moderno es la voluntad de agarrar todo para poseer y dominar. Todo el Continente latinoamericano fue agarrado y prácticamente diezmado por la invasión militar y religiosa de los ibéricos. Y vino a África, a China, a todo el mundo que se puede agarrar, hasta a la Luna.
Los modernos agarraron la naturaleza dominándola, explotando sus bienes y servicios sin ninguna consideración ni respeto a sus límites y sin darle tiempo de reposo para que pudiera reproducirse. Hoy recogemos los frutos envenenados de esta práctica sin ningún tipo de cuidado y ausente de todo sentimiento de caricia hacia lo que vive y es vulnerable.

Agarrar es expresión de poder sobre, de manipulación, de encuadramiento del otro o de las cosas a mi modo de ser. Si miramos bien, no ha ocurrido una mundialización respetando las culturas en su rica diversidad. Lo que ha ocurrido ha sido la occidentalización del mundo. Y en su forma más pedestre: una hamburguerización del estilo de vida norteamericano impuesto en todos los rincones del planeta.

La mano que acaricia representa la alternativa necesaria: el modo-de-ser-cuidado, pues «la caricia es una mano revestida de paciencia que toca sin herir y suelta, para permitir la movilidad del ser con el que entramos en contacto» (Restrepo).

En los días actuales es urgente rescatar en los seres humanos la dimensión de la caricia esencial. Ella está dentro de todos nosotros, aunque encubierta por una gruesa capa de ceniza de materialismo, de consumismo y de futilidades. La caricia esencial nos devuelve nuestra humanidad perdida. En su mejor sentido refuerza también el precepto ético más universal: tratar humanamente a cada ser humano, es decir, con comprensión, con acogida, con cuidado y con la caricia esencial.
- Leonardo BOFF / 21-febrero-14

jueves, 20 de febrero de 2014

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA





DE "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"

                    Bendito seas Señor,                      
                        Dios nuestro,                            
                     Rey del universo                          
                que haces que la venda                    
          del sueño caiga sobre mis ojos,              
            y adormezca mis párpados.                  

                    Hágase tu voluntad,                      
                     Oh Señor, Dios mío                      
                    y Dios de mis padres,                    
            para permitir que me acueste               
                  en paz y me levante                        
                    otra vez en paz.                            

                   Que no me turben                          
                   mis pensamientos,                         
                    ni malos sueños,                           
                 ni torcidas fantasías,                       
          que mi descanso sea perfecto                 
                  en tu presencia.                              

                 Ilumina mis ojos,                             
               para que no duerma                          
              el sueño de la muerte,                       
            pues Tú eres quien da luz                    
               a la niña de los ojos.                         

               Bendito seas, Señor,                          
             que iluminas el mundo                        
               entero con tu gloria.                          

                                                                       Judaísmo

lunes, 17 de febrero de 2014

TERNURA: LA SAVIA DEL AMOR / Leonardo BOFF

Los caminos que van del corazón de un hombre al corazón de una mujer son misteriosos. Igualmente misteriosas son las travesías del corazón de dos hombres y respectivamente de dos mujeres que se encuentran y se declaran sus mutuos afectos. De ese ir y venir nace el enamoramiento, el amor y finalmente el casamiento o la unión estable. Como tratamos con libertades, las parejas se encuentran expuestas a eventos imponderables.

La propia existencia nunca está fijada de una vez. Vive en permanente diálogo con el medio. Ese intercambio no deja a nadie inmune. Cada uno vive expuesto. Las fidelidades mutuas son puestas a prueba. En el matrimonio, apagada la pasión, empieza la vida cotidiana con su rutina gris. En la convivencia a dos suceden desencuentros, irrumpen pasiones volcánicas por la fascinación de otra persona. No es raro que después del éxtasis siga la decepción. Hay vueltas, perdones, renovación de promesas y reconciliaciones. Siempre sobran, sin embargo, las heridas, que, aunque cicatricen, recuerdan que un día sangraron.

El amor es una llama viva que arde pero que puede oscilar y lentamente ir cubriéndose de cenizas hasta apagarse. No es que las personas se odien, se vuelven indiferentes unas a otras. Es la muerte del amor. El verso 11 del Cántico Espiritual del místico San Juan de la Cruz, que son canciones de amor entre el alma y Dios, dice con fina observación: «el mal de amor no se cura sino con la presencia y la figura». No basta el amor platónico, virtual o a distancia. El amor exige presencia. Quiere la figura concreta que más que la piel-a-piel es el cara-a-cara y el corazón sintiendo el palpitar del corazón del otro.

Bien dice el místico poeta: el amor es una dolencia que, en mis palabras, solo se cura con lo que yo llamaría ternura esencial. La ternura es la savia del amor. Si quieres guardar, fortalecer, dar sostenibilidad al amor sé tierno con tu compañero o con tu compañera. Sin el aceite de la ternura no se alimenta la llama sagrada del amor. Se apaga.

¿Qué es la ternura? De entrada, descartemos las concepciones psicologizantes y superficiales que identifican la ternura como mera emoción y excitación del sentimiento frente al otro. La concentración solo en el sentimiento genera el sentimentalismo. El sentimentalismo es un producto de la subjetividad mal integrada. Es el sujeto que se pliega sobre sí mismo y celebra las sensaciones que el otro provocó en él. No sale de sí mismo.

La ternura, por el contrario, irrumpe cuando la persona se descentra de sí misma, sale en dirección al otro, siente al otro como otro, participa de su existencia, se deja tocar por su historia de vida. El otro marca al sujeto. Ese demorarse en el otro, no por las sensaciones que nos produce, sino por amor, por el aprecio a su persona y por la valoración de su vida y de su lucha. “Te amo no porque eres hermosa; eres hermosa porque te amo”.

La ternura es el afecto que damos a las personas en sí mismas. Es el cuidado sin obsesión. Ternura no es afeminación ni renuncia de rigor. Es un afecto que, a su manera, nos abre al conocimiento del otro. El Papa Francisco hablando en Río a los obispos les pidió “la revolución de la ternura” como condición para un encuentro pastoral verdadero.

En realidad solo conocemos bien cuando tenemos afecto y nos sentimos envueltos con la persona con la cual queremos establecer comunión. La ternura puede y debe convivir con el extremo empeño por una causa, como fue ejemplarmente demostrado por el revolucionario absoluto Che Guevara (1928-1968). De él guardamos esta sentencia inspiradora: “hay que endurecerse pero sin perder nunca la ternura” . La ternura incluye la creatividad y la auto-realización de la persona junto y a través de la persona amada.

La relación de ternura no envuelve angustia porque está libre de la búsqueda de ventajas y de dominación. El enternecimiento es la fuerza propia del corazón, es el deseo profundo de compartir caminos. La angustia del otro es mi angustia, su éxito es mi éxito y su salvación o perdición es mi salvación y, en el fondo, no solo mía sino de todos.

Blas Pascal (1623-1662), filósofo y matemático francés del siglo XVII, introdujo una distinción importante que nos ayuda a entender la ternura: distingue el esprit de finesse del esprit de géometrie. El esprit de finesse es el espíritu de finura, de sensibilidad, de cuidado y de ternura. El espíritu no sólo piensa y razona. Va más allá, porque añade al raciocinio sensibilidad, intuición y capacidad de sentir en profundidad. Del espíritu de finura nace el mundo de las excelencias, de los grandes sueños, de los valores y de los compromisos a los cuales vale la pena dedicar energías y tiempo.

El esprit de géometrie es el espíritu de cálculo y de trabajo, interesado en la eficacia y en el poder. Pero donde hay concentración de poder ahí no hay ternura ni amor. Por eso las personas autoritarias son duras y sin ternura y, a veces, sin piedad. Pero este es el modo de ser que ha imperado en la modernidad. Ésta ha arrinconado, bajo un montón de sospechas, todo lo relacionado con el afecto y la ternura.

De aquí se deriva también el vacío aterrador de nuestra cultura “geométrica” con su plétora de sensaciones pero sin experiencias profundas; con una acumulación fantástica de saber pero con escasa sabiduría, con demasiado vigor muscular, demasiada sexualización, demasiados artefactos de destrucción, mostrados en los serial killer, pero sin ternura ni cuidado de unos con otros, con la Tierra, y con sus hijos e hijas, con el futuro común de todos.

El amor y la vida son frágiles. Su fuerza invencible viene de la ternura con la cual los rodeamos y los alimentamos siempre.

-Leonardo BOFF / 16-febrero-14        

LA VERDAD EN RELIEVE / Augusto CALDERÓN LEZAMA

Leyendo al Consejero del lobo en su página acostumbrada, de Enfoque, del Diario “La Industria", el domingo 16, UNOS ESCRIBEN, OTROS IMAGINAN, de Luis E. García, recojo unos datos a propósito de todo escrito: “frutos o resultados de la experiencia que vivimos en lo cotidiano, lo que nos llama la atención”, según Hanif Kureishi con relación a Chejov.

Efectivamente, me llamó la atención, grata experiencia, por cierto, que en días pasados, el Dr. Ricardo Zavaleta Alfaro, me avisara por Facebook, que tenía un escrito de 1935, de un familiar mío, Augusto Calderón Lezama y que si tenía interés, gustosamente podía dármelo.

El día 15 de los corrientes, al dejarle como obsequio un libro, el último de mi imaginación, en su consultorio, fui objeto de otra experiencia sentida: darme dinero, no por concepto de costo del libro, sino bajo la figura del pasaje /para hacerlo llegar a sus manos; gesto correspondido con la aceptación graciosa de mi parte. (Pocos lo hacen).

Luego, me enseña los periódicos de los años 1935: “LA VOZ DE SALPO” y entresaca el referente a “LA VERDAD EN RELIEVE”. Lo más relevante, me presta para copiarlo; realmente para publicarlo, es decir, transformarlo en algo significativo o que valga la pena; lo que yo llamo "alindarlo", ponerlo al día.

Se presenta una nueva experiencia a través de la conversación cordial y amena; hasta me lee el contenido como si fuese un avance de lo importante que viene enseguida: La existencia de un gestor que atrae a un ejecutor; ellos son, por lo pronto, Carlín y Gonzáles; pista inmejorable para un futuro libro...

Es más significativa la experiencia, por contar con un escrito que bordea los 78 años (valioso por su antigüedad), en donde demuestra, de manera fehaciente, que fueron muchos los colaboradores, (Jornada de hoy), desde sus situaciones concretas, que estaban dispuestos proseguir la gesta de lograr que el  distrito ascienda a provincia.

La iniciativa parte de EUSEBIO CARLIN, al que se le considera “extraño”.

¿No se estaría repitiendo el caso de Valdjean, con Carlín? Porque fue alcalde y natural de Lima. Entra en función la imaginación, el otro soporte de la narración que lo hace más interesante y halagador.

Víctor Hugo, con su personaje protagonista Juan Valdjean, en su obra “LOS MISERABLES”, toma partido por los pobres y las víctimas de la situación social y las injusticias. Se establece en “Montreuil-Sur-Mer”, bajo el nombre de Madeleine, en donde llega a convertirse en dueño de una fábrica, incluso es elegido alcalde de ese mismo pueblo al aprovechar los conocimientos aprendidos en el presidio y dedica su fortuna a ayudar a los trabajadores de su fábrica y a los humildes. Sin embargo había personas que hablaban mal de él, pero él seguía ayudando al pueblo.

El escritor de entonces, Augusto Calderón, con su pluma llena de convicción y fe, trata de convencer a las vecinas provincias y en definitiva las llama con verdadero nombre: “OPOSITORAS”.

Este documento “La Verdad en relieve”, corrobora mi presentimiento de que él fuera considerado como Prohombre que enarboló a su pueblo en su tiempo, como figura en el libro “Versos por espigar” (pág.7l) de Javier Calderón Ávila, y de haberlo tenido a la mano, lo hubiese consignado en dicho libro.

                                               ***
La verdad en relieve

La historia de los pueblos, es la historia de los hombres que influyen en su evolución…

Así, la historia del pueblo salpino, será la historia de los hombres, que hoy con razón, trazan un nuevo y claro rumbo hacia la prosperidad colectiva de Salpo, digna de mejor suerte.

Será la historia, repito de esos hombres que saben comprender y auspiciar el sentimiento noble de un pueblo altamente progresivo, de un pueblo, que ante el concepto de los hombres benévolos y aún del derecho natural, propugna por su desenvolvimiento clásico, económico, moral y social.

Mas, pues, ¿qué tanta indiferencia por nuestra actitud, por haber lanzado nuestras justas aspiraciones en que Salpo sea Provincia? ¡Tales indiferencias son, sin embargo, aparentes, puesto que no existen razones de fundamento para ello!

En fin, cualesquiera que sean las apreciaciones que se hagan sobre los fundamentos básicos de la creación Provincial; cualesquiera  que sean las impugnaciones de la tesis desarrollada por el ingeniero Gonzáles Cueva, nosotros siempre sabremos sobreponernos a esta finalidad, con noble altura, serenidad y prestigio.

Nuestra pretensión evolutiva, es mirada con aprecio por todos, no sólo como un acto de verdadero progreso, sino también como un hecho llamado a definir nítidamente la suerte natural que a nuestro pueblo le depara.

La iniciativa de la discutida Provincia de Salpo, no fue sugerida por elementos extraños al lugar. El señor Eusebio P. Carlín no es elemento extraño; él es peruano y sus hijos, basados en que Salpo –por la Providencia-, tiene vida propia y está llamado a un desarrollo grandioso, tanto por su población, cuanto por sus riquezas naturales. Estas han sido las razones que nos indujeron.

Luego, pues, queda claramente evidenciado, de que la nueva provincia de Salpo, no es obra nacida de elementos extraños, como imaginariamente lo atribuyen nuestros impugnadores del Proyecto de Ley presentado por nuestro digno Representante Dr. Gonzáles Orbegoso; de suerte, que nosotros sí tenemos justificativo derecho de llamar “elementos extraños” a todos aquellos OPOSITORES de la Provincia de Salpo, que con sus conceptos enemistados, pretenden amenguar, en vano,  las acciones justas y cívicas de todo en pueblo que con legítimo derecho y orgullo se ha lanzado a su evolución progresiva.

La jornada de hoy, -emprendida por el Sr. Eusebio Carlín- es admirada y elogiada, mientras que por otros, es debatida absurdamente, tanto por conveniencia propia, como por ambiciones personales.

¡Salpinos, mantengámonos siempre con fe y optimismo! Hoy más que nunca debemos esperar de los Altos Poderes, las garantías indispensables que ayuden a levantar nuestro nivel moral a la altura de los pueblos provincianos.

Estamos, pues, ante una brillante posición en que nos ha colocado nuestra abundante riqueza; cuyos grandes elementos nos hacen abrigar la esperanza de que será más fácil y rápida nuestra prosperidad.

En fin, sea cual fuera la suerte que le depare a este aventurado pueblo en la presente jornada, una de las más anheladas en su vida, una de las más azarosas y trabajadas por las huestes opositoras a su porvenir; siempre será para él y sus hijos un timbre de honor el haber allanado con su proposición el escabroso sendero que debe recorrer para alcanzar el fin de sus aspiraciones.

Nada tendríamos que decir de nuestros co-provincianos de Santiago de Chuco, si ellos no nos lesionaran con busca-piques de papel; nada tendríamos que decir, si ellos no se opusieran a la noble causa de un pueblo y nada tendríamos que decir, si ellos nos ayudaran en nuestro móvil emprendido. 

Asimismo, nada tuviéramos que decir de nuestros co-provincianos vecinos de Otuzco, si éstos se aunaran con nuestros nobles ideales; nada tuviéramos que decir, si éstos, desde su altura hubieran velado por el adelanto y cultura de este pueblo; nada tuviéramos que decir, en fin, si estos, en vez de oponerse a nuestras expectativas, nos ayudaran y apoyaran; luego pues, no tienen en cuenta que todos somos naturalmente iguales, y que todos tenemos perfecto derecho de poseer aquellos privilegios que otros pueblos vecinos poseen. Y si por una corta extensión territorial que por naturaleza se ha delimitado a favor de la nueva Provincia de Salpo, es origen para tanta indiferencia, los interesados desmembrados deben tomar en consideración, que dicha extensión de tierra que defienden es parte de nuestra misma Nación en que vivimos y por consiguiente no deben establecer conflictos plebiscitarios que jamás llegarán a nada lógico.

Defender la causa de un pueblo es defender el honor de una persona. Así pues, Salpinos, con todo nuestro vigor, con toda la fe de nuestros principios, que aún forman cultura, con toda la luz de nuestro cerebro y con toda la sangre de nuestras venas, mantengamos con fe y optimismo, el Plan trazado por el Presidente del Comité Central, Sr. Carlín, así defenderemos la causa y honor de nuestro pueblo, ultrajado por nuestros propios hermanos. Entretanto, esta hoja quincenal, VOZ  DEL IDEAL SALPINO, será el sello imparcial de los intereses generales que se rocen con la Región.
Salpo, 14 de agosto de 1935

Augusto Calderón y Lezama.

LO QUE DIJO TELEMANN Y SE DIJO DE ÉL / MÚSICA

LO QUE DIJO TELEMANN:
La asombrosa manera en que los señores Blavet (flautra travesera), Guignon (violín), Forqueray hijo (viola da gamba) y Edouard (violoncelo) interpretaron los Quators merecería una descripción especial si las palabras fueran suficientes. Estas obras llamaron la atención a los oídos de la corte y de la ciudad (de París) en forma desacostumbrada, y me procuraron en poco tiempo una honra casi general.

Hay músicos que procuran imitar a los antiguos, que escriben bastante bien el contrapunto, pero que carecen de toda inventiva o superponen quince o veinte voces obligadas, de tal forma que incluso el mismísimo Diógenes con su propia linterna tendría problemas para distinguir un ápice de melodía.

LO QUE SE DIJO DE TELEMANN:
"El prolífico e ingenioso maestro que fuera Telemann, muchas veces genial, fue, en el sentido estricto de la expresión, el más noble y feliz rival de Johann Sebastián Bach".
-Milton Cross.

"Yo definiría a Telemann como el maestro del buen gusto, un hombre abierto a todas las influencias y siempre dispuesto a escuchar a los demás en todo aquello que resultase en beneficio de la música".
Roland de Candé

sábado, 15 de febrero de 2014

CREÍ QUE TODO ESTABA PERDIDO / Danilo SÁNCHEZ LIHÓN

Sánchez Lihón, nacido en Santiago de Chuco, La Libertad (1944), Licenciado en Literaturas Hispánicas. Escritor prolijo de casi 40 títulos entre poesía y narrativa.
Es el fundador de Capulí, Vallejo y su Tierra / Construcción y Forja de la Utopía Andina.
   2014 Año de la Batalla de la Lectura y Escritura por la     Construcción de un Mundo Mejor.
   Organizador del 15 Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra.

Aquel día cambió totalmente su vida. Pero antes que eso ocurriera, Javier era un niño muy gracioso. Le gustaba que su mamá le pusiese el mameluco blanco, la corbata con estampas multicolores y siempre le pedía a su papá un pañuelo floreado de los más rutilantes.

Sabía cantar y bailar y hacía a todos desternillarse de risa.

De tanto que pedía corbata, la mamá había recogido aquellas que ya no usaban el papá y los tíos y que eran de mil colores vivaces.

Y cuando se las ponía le echaba el nudo por el lado delgado, porque si lo hubiera hecho por el lado normal le hubiera quedado tan ancha como un babero.

Pero cuando la mamá estaba apurada en otras cosas y él insistía en que le pusieran una corbata, ella le amarraba lo que encontraba a la mano. Entonces el pobre Javier andaba a veces por la casa con una media de colores colgada al cuello. Y ¡cuidado!, nadie se la podía quitar porque para él era su corbata adorada.

Y así era: un chiquillo muy pedigüeño.

Le gustaban las cosas que lucían intensas, frescas y hermosas.

Un día se le ocurrió pedir que le compraran unos zapatos de charol que había visto en el bazar del pueblo.

Pero esos zapatos costaban carísimo para la familia. Más de lo que el padre ganaba en una semana completa de trabajo.

Desde esa fecha todos los días, ni bien se levantaba, pedía:

—Papá, ¡cómprame mis zapatos de charol!

Y seguía con su letanía en el desayuno:

—¡Cómprame mis zapatos de charol!

En el almuerzo otra vez estaba con la cantaleta:

—¡Cómprame mis zapatos de charol!

Se acostaba en la noche con el mismo disco rayado:

—¡Cómprame mis zapatos de charol!

Hasta que un día el papá, para sorpresa de toda la familia, le dijo:

—Te voy a comprar tus zapatos de charol.

Javier corrió a pasarle la voz a primos, vecinos y amigos del barrio:

—¡Mi papá me va a comprar mis zapatos de charol!

Pasados unos días, verdaderamente se los compró.

Pero ese mes ya no tuvieron cómo cubrir los gastos que demandaba adquirir azúcar, mantequilla, carne o pan.

Cuando se los puso, Javier se sentía en las nubes. A todo el mundo le enseñaba sus zapatos, que reflejaban como espejos los rostros de los niños que se acercaban asombrados a admirarlos.

Una mañana nublada en que andaba luciéndose como un pavo real, la mamá le ordenó que fuera a comprar un carrete de hilo a la tienda del señor Urquizo.

Cuando estaba de vuelta encontró en la calle a un niño muy pobre que tenía la camisa llena de agujeros, el pantalón hecho flecos; por ahí se le veían unas rodillas escuálidas. Los pies descalzos le sangraban.

Javier muy conmovido le preguntó:

—¿Cómo te llamas?

El niño se encogió un poco asustado. Tenía el rostro reseco por el frío.

—¿En dónde vives?

Tampoco respondió nada.

—Y ¿tu papá?

—No tengo papá, atinó a escuchar Javier.

—¿Y tu mamá?


—Murió.

Javier se aproximó más a él. Vio que tenía los ojos casi llagados y las manos llenas de ampollas.

—¿Has tomado desayuno?

—Yo no tomo desayuno, respondió.

—Y ¿no te da frío caminar así, y con los pies que te sangran?

El niño no respondió.

—¿Y no te da hambre estar así sin desayuno?

Tampoco contestó y, al contrario, hundió la cabeza ensombrecida hacia su pecho.

—¿Y no extrañas a tu papá y a tu mamá?, preguntó con la crueldad ingenua de un niño.

Al niño se le enturbió la mirada y agachó aún más la cabeza.

Javier vio el cartílago transparente de sus orejas. Entre la ropa y la espalda doblada su débil piel morena pegada a los huesos. Y una mata de cabellos puntiagudos apareciéndole por la nuca.

Javier se sentó, se desató los pasadores y se sacó los zapatos de charol, mientras el niño miraba sin entender. Luego hizo que se recostara en la pared y le puso en los pies sangrantes, uno a uno, los zapatos relucientes.

—¡Te quedan bien! Son lindos, ¿no es cierto? ¿No te aprietan? Son tuyos. Te los regalo.

Javier pegó sus ojos a los ojos del niño haciendo piruetas. Danzó su mejor baile. Le hizo “el salto del gato” que tanto hacía reír a su abuela. ¡Nada! El niño no se reía.

Se despidió y Javier prosiguió su camino con los pies desnudos, sorteando a saltos las piedras ásperas de la calle y entró por la puerta de su casa.

—¡Qué te ha pasado!, gritó la mamá al verlo.

—Mamá, hice una acción muy buena. He regalado mis zapatos a un niño pobre.

—¿Qué? –dijo la mamá asombrada.

Javier entonces caminó hasta la habitación en donde estaba su padre.

—¡Papá! Hice una buena acción. He regalado mis zapatos de charol a un niño muy pobre.
—¡Cómo!, dijo el padre levantándose.

—Había un niño pobre, un niño que no tiene ni papá ni mamá.

Su ropa la tiene destrozada. Tampoco ha tomado desayuno. Y yo le he regalado mis zapatos de charol.

—¿Qué cosa dices? –increpó el papá, alarmado.

—¡Te los ha robado!, volvió a alzar la voz la mamá.

—¡No! ¡Yo le he regalado!

—¡Estás loco!, dijo fuera de sí el padre, –¿Por qué hiciste eso?

¿Has perdido tus zapatos que tanto me han costado? ¡Me los traes ahora mismo!, sentenció colérico.

Y fue hasta el sitio donde colgaba el látigo.

—No, papá. Los he regalado a un niño pobre.

—¡Cómo vas a regalar tus zapatos que tanto me han costado!

¿Quién te autorizó a hacerlo? ¡Me los traes en este instante!

Y enrolló el fuete en la mano.

—¿Y dónde está ese niño?, preguntó la mamá anhelante.

—Lo encontré al salir de la tienda.

—Entonces corre. ¡Vamos a buscarlo!

—¡No iré!, se enfadó.

Lo agarraron a la fuerza y lo arrastraron por la puerta.

Y no tuvieron que ir lejos porque ahí estaba el niño, esperándolos en la calle desolada.

Se había sacado los zapatos y los tenía acunados en los brazos.

—Señora, dijo, haciendo el mayor esfuerzo por hablar, tome estos zapatos. Yo no los necesito.

—Y tú, ¡por qué los tienes! –le increpó violenta.

—Me los regaló su hijo, que es un niño bueno. ¡No lo castigue por favor! Yo no quiero tener ahora esos zapatos–. Y se puso a gemir.

La mamá los cogió bruscamente. Jaló a Javier y ya de regreso le ordenó:

—¡Póntelos, que te lastimas los pies!

—¡No quiero ponérmelos!

—¡Póntelos, te digo!

—¡No me los pondré jamás! –dijo en un tono de voz que asustó a su madre y que por primera vez no era la de un niño.

Y Javier no se los volvió a poner, porque nunca más los volvió a considerar suyos.

Relucieron con un brillo triste en uno de los armarios de la casa.

Javier también dejó para siempre su mameluco blanco, sus corbatas con estampas encendidas y sus pañuelos de flores multicolores.

Y junto con otros objetos amados, los zapatos de charol, que él quiso tanto, se fueron quedando olvidados entre las cosas pequeñas y grandes de su infancia.

Hasta un día, ya joven, que vino acezante; con la mirada que le brillaba y agitado hasta las lágrimas.

Entró atropelladamente y los sacó de su armario:

—¡Son éstos! –decía– ¡son éstos!

Los envolvió y fue con ellos hasta la Plaza Mayor en donde aún continuaba la concentración donde el Presidente había dicho a la multitud desde el balcón de la plaza pública:

—Fue un niño de este pueblo quien me dio una lección que cambió totalmente mi vida; porque yo estaba vencido y sin ninguna esperanza y él me regaló lo más precioso que tenía: ¡sus zapatos!; por lo que fue duramente castigado delante de mí. No sé quién fue, pero él me enseñó un valor muy importante que debemos hacer prevalecer entre todos nosotros los hombres: la hermandad, la ayuda mutua, la solidaridad. Y mucho más cuando ella se hace a favor de un desconocido y nos cuesta dolor y sacrificio, como le costó a él.

Javier volvió a acariciar los zapatos y con ellos en los brazos escribió una nota donde decía: “Creí que todo estaba perdido en mi vida y ahora yo soy el que es salvado por usted”.

Pidió, al pie de la tribuna, con las manos que le temblaban, que alcanzaran esos zapatos al Presidente. ¡Que éstos eran aquellos zapatos que había referido en su discurso! Los guardaespaldas quisieron retirarlo a empellones al ver sus ojos enrojecidos, sus cabellos desgreñados, y su cuerpo esquelético.

Pero, cerca estaba un miembro importante de la comitiva que se aproximó a él y a quien dijo:

—¿Y tú eras el niño?

—¡Sí! ¡Y éstos son los zapatos a los cuales se ha referido el Presidente!

Quisiera que lo haga llegar como el obsequio prohibido que hasta hoy estuvo aguardando esta hora.

Y entregó los zapatos que en ese instante volvieron a relucir con su brillo antiguo.

Al pasar por una calle arrojó en una alcantarilla los últimos cigarrillos con droga que él mismo había envuelto y reservaba para fumarlos esa noche. Y desapareció entre la multitud, que seguía aplaudiendo, lleno de un gozo que no había experimentado antes y sintiendo que renacía hacia la vida.

Archivo: Tom Castillo/ Bélgica

CONSTITUCIÓN POLÍTICA / Felipe PARDO Y ALIAGA

Atravesad los Andes encumbrados
y encontrareis para este siglo, asombros;
atroz miseria, pueblos incendiados,
aterradora soledad y escombros:
caminos tan estrechos y escarpados,
que es preciso llevar la carga en hombros,
y de una peña atados a otra peña
puentes ¡qué horror! de sogas y de leña.
Así es y así será, porque los miles
que en nuestras arcas Chincha ha derramado,
en vez de producir ferro-carriles,
puentes, canales, honra, solo han dado
a la anarquía pólvora y fusiles,
muerte al instinto noble y elevado,
y a torpe multitud, sedienta de oro,
abrevadero en el Fiscal Tesoro,
¿Qué será del Perú, cuando agotada
esa mina, agonice en la pobreza,
porque su población no está enseñada
a producir la pública riqueza?
¡Por senda natural, subir honrada
joven nación, pudiste a la grandeza
y vino el huano, y te dejó por gaje
vejez precoz de vil libertinaje!

viernes, 14 de febrero de 2014

LA RAÍZ ÚLTIMA DE LA CRISIS ECOLÓGICA: LA RUPTURA DE LA RE-LIGACIÓN UNIVERSAL / Leonardo BOFF

Las causas que han llevado a la crisis ecológica son muchas. Pero tenemos que llegar a la última: la ruptura permanente de la re-ligación básica, que el ser humano ha introducido, alimentado y perpetuado con el conjunto del universo y con su Creador.

Tocamos aquí una dimensión profundamente misteriosa y trágica de la historia humana y universal. La tradición judeocristiana llama a esa frustración fundamental pecado del mundo y la teología, siguiendo a san Agustín que inventó esta expresión, pecado original o caída original. Lo original aquí no tiene nada que ver con los orígenes históricos de este anti-fenómeno, por lo tanto, con el ayer. Sino con lo que es originario en el ser humano, que afecta a su fundamento y sentido radical de ser, por lo tanto, con el ahora de su condición humana.

Este pecado tampoco puede ser reducido a una mera dimensión moral o a un acto fallido del ser humano. Se refiere a una actitud globalizadora, por lo tanto, a una subversión de todas sus relaciones. Se trata de una dimensión ontológica que concierne al ser humano, entendido como un nudo de relaciones. Ese nudo se encuentra distorsionado y viciado, perjudicando todos los tipos de relación.

Es importante enfatizar que el pecado original es una interpretación de una experiencia fundamental, una respuesta a un enigma desafiante. Por ejemplo, existe el esplendor de un cerezo en flor en Japón y simultáneamente un tsunami en Fukushima que arrasa todo. Existe una Madre Teresa de Calcuta que salva moribundos de las calles y un Hitler que envía seis millones de judíos a las cámaras de gas. ¿Por qué esta contradicción? Los filósofos y los teólogos han venido esforzándose para encontrar una respuesta. Y hasta hoy no la han encontrado.

Sin entrar en las muchas interpretaciones posibles, asumimos una que va ganando cada vez más el consenso de los pensadores religiosos: la imperfección como momento del proceso evolutivo. Dios no creó el universo terminado de una vez, un acontecimiento pasado, rotundamente perfecto. Desencadenó un proceso en abierto y perfectible que hará su camino hacia formas cada vez más complejas, sutiles y perfectas. Esperamos que un día llegará a su punto Omega.

La imperfección no es un defecto sino una marca de la evolución. No traduce el designio último de Dios sobre su creación, sino un momento dentro de un inmenso proceso. El paraíso terrestre no significa saudade de una edad de oro perdida, sino la promesa de un futuro que está por venir. La primera página de las Escrituras es, en verdad, la última. Viene al comienzo como una especie de maqueta del futuro, para que los lectores y lectoras se llenen de esperanza acerca del fin bueno de toda la creación.

San Pablo veía la condición decaída de la creación como un sometimiento “a la vanidad” (mataiótes), no por causa del ser humano, sino por causa de Dios mismo. El sentido exegético de “vanidad” apunta al proceso de maduración. La naturaleza aún no ha alcanzado su madurez. Por eso en la fase actual se encuentra lejos todavía de la meta a ser alcanzada. De ahí que “toda la creación hasta el presente gime y sufre dolores de parto” (Rm 8,22). El ser humano participa de este proceso de maduración gimiendo también (Rm 8,23). La creación entera espera ansiosa la plena maduración de los hijos e hijas de Dios. Pues entre ellos y el resto de la creación existe una profunda interdependencia y re-ligación. Cuando eso ocurra, la creación llegará también a su madurez, pues, como dice Pablo, “participará de la gloriosa libertad de los hijos e hijas de Dios” (cf Rm 8,20).

Entonces se realizará el designio terminal de Dios. Solamente entonces Dios podrá proferir la esperada palabra: "y vio que todo era bueno". Ahora, estas palabras son profecías y promesas para el futuro, porque no todo es bueno. Bien dijo el filósofo Ernst Bloch, el del principio esperanza: «el génesis está al final y no al comienzo». El retraso del ser humano en madurar implica un atraso de la creación. Su avance implica un avance de la totalidad. Él puede ser un instrumento de liberación o una traba del proceso evolutivo.

Y aquí reside el drama: la evolución cuando llega al nivel humano alcanza el estadio de la conciencia y de la libertad. El ser humano fue creado creador. Puede intervenir en la naturaleza para el bien, cuidando de ella, o para el mal, devastándola. Comenzó, quien sabe si desde el surgimiento del homo habilis hace 2,7 millones de años, cuando creó los instrumentos con los cuales intervenía en la naturaleza sin respetar sus ritmos. Al principio podía ser solamente un acto. Pero la repetición creó una actitud de falta de cuidado. En vez de estar junto con las cosas, conviviendo, se puso por encima de ellas, dominando. Y ha ido en crescendo hasta nuestros días.

Con esto rompió con la solidaridad natural entre todos los seres. Contradijo el designio del Creador que quiso al ser humano como con-creador y que mediante su genio completase la creación imperfecta. Pero éste se puso en el lugar de Dios. Por la fuerza de la inteligencia y de la voluntad se sintió un pequeño “dios” y se comportó como si fuera de verdad Dios.

Esta es la gran ruptura con la naturaleza y con el Creador que subyace a la crisis ecológica. El problema está en el tipo de ser humano que se forjó en la historia, más una «fuerza geofísica de destrucción» (E. Wilson) que un factor de cuidado y preservación.

La cura reside en la re-ligación con todas las cosas. No necesariamente ha de ser más religioso, sino más humilde, sintiéndose parte de la naturaleza, más responsable de su sostenibilidad y más cuidadoso con todo lo que hace. Necesita volver a la Tierra de la cual se ha exiliado y sentirse su guardián y cuidador. Entonces el contrato natural será rehecho. Y si además se abre al Creador, saciará su sed infinita y obtendrá como fruto la paz.

-Leonardo BOFF/ 14-febrero-14