jueves, 31 de mayo de 2012

DE "NORMAS DE VIDA": IDEALISMO, Alberto CASAL CASTEL.

                                                    "OBRAR ES FÁCIL; pensar difícil; obrar de acuerdo con lo pensado, incómodo". Así Goethe en su "Wilhelm Meister", asentando una enorme verdad, porque estamos cansados de ver quiénes obran sin pensar y quiénes piensan sin obrar. Los unos son espíritus prácticos y los otros utópicos. Aquéllos, poseídos de un simple afán acomodaticio, resbalan por las pendientes de la moral hacia los hondones de la vida vulgar, sin ofrecer resistencia a los errores de la época, con cuyos cómplices celebran alianzas; estos otros, tienen sueños pero no los examinan, protestan pero no se sacrifican en sus cargos contra los vicios; viven en un mundo superior de perfecciones que los subyuga, pero no descienden al valle humano porque el polvo los asquea e irrita.

   Si llamamos materialistas a los primeros, ¿podremos llamar a los segundos idealistas? No.; el idealismo no consiste en poblar de ilusiones la cabeza; consiste en descubrir una realidad en nuestros sueños y trabajar por ella para que algún día el sueño se convierta en realidad.

   Mucho más cobarde parece el espiritualista que habiendo entrevisto un mundo ideal, reniega la misión de predicarlo entre los hombres, por el temor de verse befado o incomprendido, que el materialista, víctima de los sentidos que lo tienen aprisionado o de la debilidad que lo esclaviza.

   Amamos la vida -el más preciado de los bienes-  pero no todos la aman de la misma manera. Unos la aman en lo que tiene de bestial: en cuanto a sus goces puramente carnales, para dormir, beber y regalarse con sus ofrecimientos; otros la aman por lo que ella significa para el logro de magníficas conquistas.

   ¡Egoísmo y altruísmo! Mientras el egoísta sólo se aprecia a sí mismo y por  consecuencia sólo concibe a la vida con un interés particular, el altruista la celebra como regalo para los otros. Es en la legión de los altruistas donde el idealismo encuentra a sus héroes: filántropos, reformadores, sabios, artistas, músicos, gentes todas que aportarán un poco de belleza al cansancio del mundo, que lo afiebrarán de nobles inquietudes, que lo guiarán hacia los nobles horizontes, porque han tenido una concepción superior de la vida.

   El ideal no es un absurdo. Tiene su lógica. Es una realidad en potencia; es lo que queremos que sea y no hemos logrado, pero cuya arquitectura entrevemos magnífica, porque todo -lo real y lo irreal- está en el hombre "sub especie aeternitatis" a la espera de que le demos la forma de nuestras ambiciones.

   El idealista posee, a menudo, el perfil de los disconformes, pero ¿quién podría aceptar o tolerar la ramplonería, el fraude, la licencia, la mediocridad, la defección, el atraso, el robo? No; si no es cordura, conformismo o indiferencia, lo que necesitamos. Lo que necesitamos es un poco de locura, de esa sagrada locura que desoiga la voz de los intereses, el consejo de los cobardes y la resignación de los torpes para ver, por encima de la estepa uniforme del pensamiento vulgar, aquellos signos que nadie observa y que son como guiñadas del más allá.-
                                                          -- Alberto CASAL CASTEL.

miércoles, 30 de mayo de 2012

DE "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO": Alberto BRICEÑO, POR ESTE ASOMBROSO DÍA, E. CUMMINGS.

Plegarias que perduran
por la sinceridad
y sencillez que 
transmiten.




                   Dios mío, te doy gracias
                                       por este asombroso día:
                                     por los saltarines espíritus
                                     verdeantes de los árboles
                                           y por el auténtico
                                         sueño azul del cielo;
                                   y por todo lo que es natural
                                         que es infinito en sí.
   
                                         (yo que he muerto,
                                    estoy vivo hoy de nuevo,
                                 que es el cumpleaños del sol;
                                  es el día en que nace la vida
                                        y el amor y las alas;
                                    y del alegre gran suceso
                                    ilimitablemente la tierra)
                                  ¿cómo podría saboreando,
                                   tocando, oyendo, viendo,
                                      respirando cualquier
                                        humano simple ser
                                       -creado desde el no
                                            de toda nada-
                                   dudar del Tú impensable?

                                        (ahora los oídos
                                 de mis oídos despiertan,
                              y ahora los ojos de mis ojos
                                        están abiertos).
        -- E. E. Cummings.

martes, 29 de mayo de 2012

"LA PRESENCIA DE DOÑA MARÍA JULIA": SILENCIO.

 REFLEXIONES ÍNTIMAS.
                                                   FRÍA LA NOCHE. El alma ausculta, y en medio del silencio, espera algo que nunca llegará: la alegría cascabelera que se tornó fugaz, imperceptible, y que se fue así, en silencio, hasta asemejarse a la noche: sorda, muda y queda.
   Silencio, es el lenguaje de un mirar profundo, donde se adivina el dolor, dolor callado, rodeado de un misterio que no aterra, pero que invita a meditar.
   ¿Tiene el silencio voz? No lo sé, pero dentro de él hay algo que habla en murmullo o en grito seco, apagado. Habla, aunque sin palabras, enviándonos su mensaje y su sentir hondo y profundo.
   Silencio que dice: Calla, ten coraje, tu dolor es tuyo; ve en él un tesoro, riqueza que sólo tú puedes disponer y disfrutar.
   Sé avara con él. Es riqueza espiritual en una dimensión desconocida, ignorada. Disfrútalo tú solo, deleitándote en cada instante sublime e inundado de fe.
   Silencio, para medir lo hondo, lo grande, lo profundo del ser.
   Silencio, para ahogar la maldad de los que, aún queriéndolos, hieren sin piedad, lo que los hace y nos hace infelices.
   Silencio, para guardar el recuerdo de la ilusión volandera, para elevar un 
réquiem profundo por ese amor que, aunque intentaron matarlo, no murió.
   Silencio, para expresar la fidelidad de ese cariño puro, sin ilusión, pero con sinceridad y gratitud, que siente el alma que ha sufrido, y que la vida la hizo madurar a fuerza de dolor.
   Silencio, para ver cuando la mujer madre, agigantada en su ternura y en su sacrificio, lleva al niño en su regazo, luego, de la mano, le muestra la vida; y más tarde, marchan juntos por el sendero hacia la conquista de la libertad.
   Silencio, no sólo ante el grito alegre o angustioso de la vida, para poder sentir su intensidad al decirnos suave y dulcemente: Vida, Amor, Paz.-
                                            -- María Julia LUNA TIRADO.

lunes, 28 de mayo de 2012

¿QUÉ SIGNIFICA EL CUIDADO?. Leonardo BOFF.

25-MAYO-2012.
                                                              LAS DISCUSIONES en torno al desarrolllo sostenible, uno de los temas centrales de la Río+20, han secuestrado hoy día la categoría de la sostenibilidad. Ésta no puede reducirse al desarrollo realmente existente, que tiene una lógica contraria a la sostenibilidad. Mientras aquel se rige por la linealidad, por el crecimiento ilimitado que implica explotación de la naturaleza y creación de profundas desigualdades, la sostenibilidad es circular, envuelve a todos los seres en relaciones de interdependencia y de inclusión de suerte que todos pueden y deben convivir y co-evolucionar. Sostenible es la realidad que consigue mantenerse, reproducirse, conservarse a la altura de los desafíos del ambiente y estar siempre bien. Esto resulta del conjunto de relaciones de interdependencia que mantiene con todos los demás seres y con sus respectivos hábitats. La sostenibilidad funda un paradigma que debe realizarse en todos los ámbitos de lo real.

   Para que la sostenibilidad ocurra realmente, especialmente cuando entra en juego el factor humano capaz de intervenir en los procesos naturales, no basta el funcionamiento mecánico de los procesos de interdependencia y de inclusión, es menester otra salida que se componga con la sostenibilidad: el cuidado. Éste funda también un nuevo paradigma.

   En primer lugar, el cuidado es una constante cosmológica. Si las energías originarias y los elementos y los primeros elementos no estuviesen regidos por un cuidado solidario para que todo mantuviese su debida proporción, el universo no habría surgido y nosotros no estaremos aquí escribiendo sobre el cuidado. Nosotros mismos somos hijos e hijas del cuidado. Si nuestras madres no nos hubiesen acogido con infinito cuidado, no habríamos tenido cómo bajar de la cuna e ir a buscar nuestro alimento. El cuidado es la condición previa que permite que un ser venga a la existencia. Es el orientador anticipado de nuestras acciones para que sean constructivas y no destructivas.

   En todo lo que hacemos entra el cuidado. Cuidamos lo que amamos. Amamos lo que cuidamos. Por los conocimientos que tenemos hoy en día sobre los peligros que pesan sobre la Tierra y la vida, sabemos que si no las cuidamos surge la amenaza de nuestra desaparición como especie, mientras que la Tierra, empobrecida, seguirá durante siglos su curso por el cosmos que tal vez surja otro ser dotado de alta complejidad y cuidado, capaz de soportar el espíritu y la conciencia.

   Resumimos en lo que sigue los distintos significados de cuidado  construidos a partir de muchas fuentes que no cabe aquí referir, pero que vienen de la más remota antigüedad, de los griegos y los romanos, pasando por San Agustín y culminando en Martin Heidegger, que ven en el cuidado la esencia misma del ser humano, en el mundo, junto con los otros y orientando al futuro. Identificamos cuatro grandes sentidos que se implican mutuamente.

Primero: el cuidado es una actitud de relación amorosa, suave, amigable, armoniosa y protectora de la realidad, personal, social y ambiental.
   Metafóricamente podemos decir que el cuidado es la mano abierta que se extiende para la caricia esencial, para el apretón de manos, dedos que se enlazan con otros dedos para formar una alianza de cooperación y unión de fuerza. Es lo contrario a la mano cerrada y al puño cerrado para someter y dominar al otro.

Segundo: cuidado es todo tipo de preocupación, inquietud, desasosiego, malestar y hasta miedo por personas y realidades con las cuales estamos afectivamente implicados y que por eso nos son preciosas. Este tipo de cuidado nos acompaña en cada momento y en cada fase de nuestra vida. Es implicarse con las situaciones y las personas que nos son queridas. Ellas nos traen cuidado y nos hacen vivir el cuidado esencial.

Tercero:  el cuidado es la vivencia de la relación entre la necesidad de ser cuidado y la voluntad y la predisposición a cuidar, creando un conjunto de apoyos y protecciones (holding) que hace posible esta relación indisociable a nivel personal, social y con todos los seres vivos. El cuidado amoroso, el cuidado-preocupación y el cuidado-protección-apoyo son existenciales, es decir, datos objetivos de la estructura de nuestro ser en el tiempo, en el espacio y en la historia como nos ha demostrado Winnicott. Son previos a
cualquier otro acto y subyacen a todo lo que emprendemos. Por eso pertenecen a la esencia de lo humano.

Cuarto: cuidado-precaución y cuidado-prevención se refieren a aquellas actitudes y comportamientos que deben ser evitados por sus consecuencias dañinas previsibles (prevención) e imprevisibles, que son debidas a veces a la inseguridad de los datos científicos y a lo imprevisible de los efectos perjudiciales al sistema-vida y al sistema-Tierra (precaución). El cuidado-prevención y el cuidado-precaución nacen de nuestra misión de cuidadores de todo ser. Somos seres éticos y responsables de las consecuencias, es decir, nos damos cuenta de las consecuencias benéficas o perjudiciales de nuestros actos, actitudes y comportamientos.

   Como se deduce, el cuidado está ligado a cuestiones vitales que pueden significar la destrucción de nuestro futuro o el mantenimiento de nuestra vida sobre este pequeño y bello planeta. Sólo viviendo radicalmente el cuidado garantizaremos la sostenibilidad necesaria a nuestra Casa Común y a nuestra vida.-
       Leonardo BOFF.

viernes, 25 de mayo de 2012

S O S PARA LA IGLESIA DE HOY. Henri BOULAD, S.J.

CARTA PERSONAL AL PAPA BENEDICTO XVI.
(Esta carta debía ser entregada al papa en septiembre del 2007. Como no se hizo en la fecha y el documento había empezado a circular en Internet, el padre BOULAD ha estimado correcto remitirla al papa por medio de la Nunciatura en El Cairo en septiembre del 2009. Se espera respuesta...
A mi poder llegó el 13 de noviembre del 2009, de Bélgica, de paso que me pedía el traductor, el amigo Tomás Castillo Vásquez, un comentario. Me excusé diciendo que siempre ha existido la tensión entre el profeta y el que ostenta la autoridad). He aquí un ejemplo típico.

Traducción del francés: Tomás Castillo V.
Objeto: SOS  PARA LA IGLESIA DE HOY
              "¡Es la hora menos 5 minutos!"

Beatísimo Padre:
      Me atrevo a dirigirme directamente a usted por cuanto mi corazón sangra al ver el abismo en el que va cayendo nuestra Iglesia. Le ruego disculpe mi franqueza enteramente filial, dictada por "la libertad de los hijos de Dios" a la que nos invita san Pablo, y al mismo tiempo por mi amor apasionado hacia la Iglesia. Le ruego igualmente tenga a bien excusar el tono alarmista de esta carta, por cuanto creo que "es la hora menos cinco minutos" y la situación no podría esperar más.
      En primer lugar permítame presentarme: Soy jesuita egipcio-libanés de rito melquita. En breve voy a cumplir 76 años. Desde hace tres años soy rector del Colegio de los jesuitas en el El Cairo, después de haber asumido los cargos siguientes: Superior de los jesuitas en Alejandría, Superior Regional de los jesuitas de Egipto, Profesor de Teología en El Cairo, Director de Caritas Egipto, y Vicepresidente de Caritas International para el Oriente Medio y África del Norte. Conozco muy bien la jerarquía católica de Egipto por haber participado durante años a sus reuniones como Presidente de los Superiores religiosos de Institutos en Egipto. Mantengo relaciones personales con cada uno de ellos, entre los cuales figuran algunos de mis antiguos alumnos. Por otra parte, conozco personalmente al Papa Shenouda III, a quien yo tenía costumbre de verlo regularmente.
      Respecto a la jerarquía católica de Europa, he tenido la oportunidad de encontrarme personalmente varias veces con alguno que otro de sus miembros, entre los cuales el cardenal Koenig, el cardenal Schönborn, el cardenal Martini, el cardenal Daneels, el Arzobispo Kothgasser, los obispos diocesanos Kapellari y Küng, los demás obispos austriacos, así como obispos de otros países europeos. Estos encuentros tienen lugar con ocasión de mis giras anuales de conferencias por Europa: Austria, Alemania, Suiza, Hungría, Francia, Bélgica... En dichas giras me dirijo a auditorios muy diversos así como a los medios de comunicación (periódicos, radio, televisión...). Lo mismo hago en Egipto y en el Próximo Oriente.
       He visitado unos cincuenta países en los cuatro continentes y he publicado unas treinta obras en cerca de quince lenguas, principalmente en francés, árabe, húngaro y alemán. De mis trece libros en esta última lengua, tal vez haya leído usted Gottessöhne Gottestöchter que ha debido entregarle un amigo suyo, el P. Erich Fink, de Baviera.
       Todo esto no lo digo con la intención de jactarme, sino para expresarle con sencillez que mis propósitos tienen su fundamento en un conocimiento real de la Iglesia universal y de su situación hoy en día, en el año 2007.
       Entro aquí en el objeto de mi carta, en la que trataré de ser lo más breve, claro y objetivo posibles. En primer lugar, cierto número de realidades. (La lista queda lejos de ser exhaustiva):
1. La práctica religiosa está en constante decadencia. Las iglesias de Europa y de Canadá no las frecuenta sino un número cada vez más reducido de personas de la tercera edad llamadas a desaparecer a corto plazo. No quedará entonces más que, tal como ocurre ya, cerrar dichas iglesias , o transformarlas en museos, mezquitas, clubes o bibliotecas municipales. Lo que me sorprende es que a muchas de entre ellas se las esté renovando y modernizando a costa de grandes gastos, con la intención de atraer a los fieles. Pero eso no frenará el éxodo.
2. Los Seminarios y los Noviciados se van quedando vacíos al mismo ritmo, y las vocaciones en caída libre. El porvenir se presenta más bien sombrío y cabe preguntarse quién asumirá el reemplazo. Cada vez son más los sacerdotes de Asia y África que se encargan de las parroquias europeas.
3. Muchos sacerdotes abandonan el sacerdocio, y el pequeño número de los que aún quedan. -cuya edad se sitúa a menudo por encima de la edad de la jubilación - debe asegurar el servicio en varias parroquias, de manera expeditiva y administrativa. De entre éstos, muchos, tanto en Europa como en el Tercer Mundo, viven en concubinato a la vista y conocimiento de sus fieles que con frecuencia los aprueban, y del propio obispo que no puede aprobarlos, pero ante la penuria de sacerdotes...
4. El lenguaje de la Iglesia es anticuado, anacrónico, aburrido, repetitivo, moralizante, totalmente inadaptado a nuestra época. No se trata de halagar ni de hacer demagogia, pero el mensaje del Evangelio ha de ser presentado en toda su crudeza y su exigencia.  Lo que haría falta es proceder a la "nueva evangelización" a la que nos invitaba Juan Pablo II. Ahora bien, ésta, contrariamente a lo que muchos piensan, no consiste de ninguna manera en repetir la antigua que ya no importa, sino en innovar, inventar un nuevo lenguaje que vuelva a expresar la fe de manera pertinente y significativa para el hombre de hoy.
5. Pero eso no será posible sino por medio de una renovación profunda de la teología y de la catequesis que deberían ser pensadas y formuladas de nuevo, de A a Z. Un religioso sacerdote alemán con quien me he encontrado recientemente, decía que la palabra "mistica" no aparece ni una sola vez en el Nuevo Catecismo, lo que me deja asombrado. preciso es reconocer que nuestra fe es muy cerebral, abstracta, dogmática, y que habla muy poco al corazón y al cuerpo.
6. Como resultado, un gran número de cristianos se vuelve hacia las religiones de Asia, las sectas, New Age, las iglesias evangélicas, el ocultismo, etc. ¿Cómo podríamos extrañarnos, si van a buscar en otra parte el alimento que no encuentran entre nosotros, pues tienen la impresión que les damos piedras en vez de pan? La fe cristiana que otrora daba un sentido a la vida de la gente, hoy día es para ellos un enigma, la supervivencia de un pasado ya caduco.
7. En el plano moral y ético, las exhortaciones del Magisterio repetidas hasta la saciedad con respecto al matrimonio, la contracepción, el aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el matrimonio de los sacerdotes, los divorciados que se vuelven a casar, etc. no afectan más a nadie y sólo engendran hastío e indiferencia. Todos estos problemas morales y pastorales merecen algo más que declaraciones perentorias. Necesitan un enfoque pastoral, sociológico, psicológico, humano... dentro de una línea más evangélica.
8. La Iglesia Católica, que ha sido la maestra de Europa durante siglos, parece olvidar que dicha Europa ha accedido a la madurez. Nuestra Europa adulta no acepta que se la trate como a una menor. El estilo paternalista de una Iglesia Mater et Magistra ha fenecido definitivamente y ha sido sobrepasada. Nuestros cristianos han aprendido a pensar por sí mismos y no están dispuestos a engullir cualquier cosa.
9. Las naciones más católicas de antaño -Francia "hija mayor de la Iglesia" o el Canadá francés ultra católico- han dado un giro de 180º para dar en el ateísmo, el anticlericalismo, el agnosticismo, la indiferencia. Para otras muchas naciones, el proceso está en marcha. Se advierte que cuanto más ha  ha sido mimado o protegido un pueblo por la Iglesia en el pasado, más fuerte es su reacción contra ella.
10. El diálogo con las otras Iglesias y con las otras religiones acusa hoy un retroceso inquietante. Los notables avances realizados desde hace medio siglo parecen ahora comprometidos.
      Frente a este panorama más bien agobiador, la reacción de la Iglesia es doble:
- Su tendencia es minimizar la gravedad de la situación y consolarse viendo cierta renovación en su ala más tradicional, lo mismo que en los países del Tercer Mundo.
- Invoca su confianza en el Señor que la ha sostenido durante veinte siglos y que será muy capaz de ayudarla a superar esta nueva crisis, de la misma manera que lo ha hecho en las anteriores. ¿Acaso no tiene la promesa de la vida eterna?...
      A lo cual respondo:
- No es afianzándose en el pasado o recogiendo sus fragmentos como se resolverían los problemas de hoy y de mañana.
- La aparente vitalidad de las Iglesias del Tercer Mundo es engañosa. Según toda probabilidad, tarde o temprano estas iglesias caerán en la misma crisis que conoce la vieja cristiandad europea.
- La modernidad es inevitable, y por haberla ignorado la Iglesia se encuentra hoy en tal crisis. El Vaticano II ha tratado de recuperar cuatro siglos de retraso, pero da la impresión que la Iglesia está cerrando lentamente las puertas que entonces se abrieron, y que se trata de volver a Trento y al Vaticano I en vez de un Vaticano III. Recordemos la amonestación varias veces repetidas por Juan Pablo II: "No hay alternativa para el Vaticano II·"
- ¿Hasta cuándo continuaremos practicando la política del avestruz hundiendo la cabeza en la arena? ¿Hasta cuándo nos negaremos a mirar las cosas de frente? ¿Hasta cuándo trataremos de salvar a toda costa la fachada -la fachada que ya no ilusiona hoy a nadie? ¿Hasta cuándo seguiremos crispándonos o apuntando contra cualquier crítica, en vez de ver en ella una oportunidad para renovarse? ¿Hasta cuándo vamos a seguir dejando para el juicio final una reforma que se impone imperativamente y que se ha dejado ya demasiado de lado?
- Es ciertamente mirando hacia adelante y no hacia atrás como la Iglesia cumplirá con su misión de ser luz del mundo, sal de la tierra, levadura en la masa. Ahora bien, lo que lamentablemente vemos hoy es que la Iglesia se 
queda a la cola después de haber sido la pionera en el mundo durante siglos.
- Repito lo que yo decía al principio de esta carta: "ES LA HORA MENOS CINCO" -!fünf vor zwölf! La historia no espera y menos aún en nuestra época en que el ritmo se apresura y se acelera.
- Cualquier empresa comercial, al constatar un déficit o al darse cuenta de un mal funcionamiento, se pone inmediatamente en acción, se reúne con expertos, trata de recuperarse, moviliza todas sus energías para superar la crisis.
- ¿Por qué la Iglesia no hace lo mismo? ¿Por qué no moviliza todas sus fuerzas vivas en vista a un radical aggiornamento? ¿Por qué? ¿Pereza, cobardía, orgullo, falta de imaginación o de creatividad, quietismo culpable con la esperanza que el Señor se las arreglará, puesto que la Iglesia ya ha conocido otras crisis en el pasado?...
- En el Evangelio, Cristo nos pone en guardia: "Los hijos de las tinieblas son más sagaces en la gestión de sus negocios que los hijos de la luz..."
¿QUÉ HACER ENTONCES?...
La Iglesia de hoy necesita una imperativa y urgente Triple Reforma:
1. Una reforma teológica y catequética para repensar la fe y formularla de manera coherente a nuestros contemporáneos Una fe que no significa nada, que no da sentido a la existencia, no es más que un ornamento, una superestructura inútil que cae por su propio peso. Esto sucede hoy.
2. Una reforma pastoral para repensar íntegramente las estructuras heredadas del pasado (Ver las sugerencias al respecto en el Anexo)
3. Una reforma espiritual para revivificar la mística y repensar los sacramentos a fin de darles una dimensión existencial, de articularlos con la vida. Yo tendría mucho que decir a este respecto.
La Iglesia de hoy es demasiado formal y formalista. Da la impresión que la institución asfixia al carisma y lo que finalmente cuenta es una estabilidad puramente externa, una respetabilidad superficial, cierta fachada. ¿No corremos el riesgo de que un buen día Jesús nos llame "sepulcros blanqueados...?
      Para terminar, sugiero la convocación a nivel de Iglesia universal, de un Sínodo General en el que pudieran participar todos los cristianos -los católicos y los demás-, con el fin de examinar con toda franqueza y claridad los puntos arriba señalados, además de todos los que se proponga. Un sínodo así, que duraría tres años, se vería coronado por una Asamblea General. Evitemos el término "concilio" -que reuniría los resultados de esta encuesta y que sacaría las conclusiones.
      Termino, Beatísimo Padre, rogándole perdone mi franqueza y mi audacia, al mismo tiempo que solicito su paternal bendición. Permítame añadir que estos días vivo en su compañía por medio de su excelente libro Jesús de Nazaret, objeto de mi lectura espiritual y meditación cotidiana.
      Su afectísimo en el Señor.
      P. Henri Boulad, sj.
       Graz, 18 de Julio del 2007.
                                                ANEXO
          ¿CÓMO REPENSAR HOY LA PASTORAL DE LA IGLESIA?
1. Redimensionar la parroquia.
    Antes de ser una comunidad cristiana, en primer lugar la parroquia debe ser una comunidad humana, es decir, una entidad orgánica que vive cierta cantidad de relaciones sociales como en una gran familia. Esta gran familia era antaño "el pueblo" en el que todos conocían a todos, y en donde el párroco conocía a cada uno personalmente, en su pasado y en su presente. En aquel entonces, el párroco vivía lo que Jesús dice del buen pastor: "Conozco a mis ovejas y ellas me conocen a mi".
    A escala de una centena de personas - a lo más una centena de familias - aquello es posible. Más allá de tal cantidad, ya no es una comunidad sino un grupo anónimo en el que nada une ni estructura. La parroquia cesa de ser una gran familia y el párroco ya no es el pastor "que conoce cada una de sus ovejas por su nombre". Se convierte en un administrador de este conjunto, con un ordenador, con cifras y estadísticas, con la ayuda de un programa EXcel. O, si no, se concentra en un pequeño número de personas o familias, en detrimento de los demás.
    Las parroquias de la Edad Media y del campo han cambiado de dimensión para transformarse en mega-parroquias con varios miles de fieles. Obstinarse en mantener la estructura actual heredada del pasado resulta absurdo.
    A mi parecer, una parroquia de diez mil habitantes debería ser dividida en cien mini-parroquias para llegar a ser comunidades de talla humana. La objeción, la veo venir: ¿Y dónde vamos a encontrar cien sacerdotes para tantas nuevas parroquias? ... La respuesta es sencilla, muy sencilla:
    2. Recurrir a los "viri probati" -hombres maduros y experimentados -para asumir dichas comunidades y dar al párroco actual el título de obispo para este nuevo conjunto de parroquias. En cada manzana o en cada inmueble, la iglesia descubriría un cristiano serio que haya dado prueba de sus aptitudes, de preferencia un jubilado en buena salud, gozando de una buena pensión y de tiempo libre, suficiente como para pedirle que asuma la carga pastoral de su comunidad. En nuestra época, en la que se vive mucho más y en que la gente se jubila cada vez más pronto, no resultaría difícil encontrar una persona con este perfil. Su formación humana, teológica y espiritual la recibiría en cursos intensivos en un período de seis meses, período que sería al mismo tiempo de "prueba", después del cual sería ordenado sacerdote.
    Claro está, antes de aceptar semejante propuesta, él debería consultarlo a su esposa, quien posteriormente se convertiría en su brazo derecho y en una colaboradora indispensable en la marcha de la parroquia.
    La función de este pastor consistiría en conocer cada una de las familias y cada individuo personalmente, por medio de visitas a domicilio, celebraciones de cumpleaños y aniversarios, d encuentros diversos, de grupos de reflexión o de cualquier otra iniciativa que los feligreses pudieran sugerir.
    Se celebrarían eucaristías a domicilio, según las circunstancias, y los domingos se reunirían todos en una gran sala para celebrar la misa dominical que se terminaría por el vaso de la amistad o incluso por un ágape, compartiendo un bocado.
    Este sacerdote sería el responsable de todos aquellos que forman su parroquia -creyentes o no, practicantes o no. Sin imponer nada a nadie, le correspondería encontrar la fórmula de hacer entrar a todos en confianza. Resultarían así parroquias de "geometría variable". Se trata de un reto que supone tacto, habilidad, discreción, flexibilidad, creatividad.
    Con tal perspectiva,
    3. Se procedería a ordenar hombres casados como se hace en las Iglesias de Oriente, tanto entre los Ortodoxos como entre los Católicos, y tal como se hizo durante siglos en el resto de la cristiandad. La práctica del celibato se ha reservado siempre a individuos -monjes o religiosos- que ha optado libremente por este género de vida, lo cual supone una comunidad de sostén. Entre ellos se escogían los obispos.
    Para imponer el celibato a todos los sacerdotes indistintamente, bajo el pretexto que constituye para algunos un camino válido y viable, es tentar a Dios. La consecuencia es el hecho que un número impresionante de sacerdotes viven en concubinato, tanto en Europa como en el resto del mundo.
    ¿No resulta poco razonable exigir a un hombre que no tiene vocación, que viva a lo largo de los años aislado, solitario entre los cuatro muros de su presbiterio? ¿No ha dicho Dios desde la primera página de la Biblia: "No es bueno que el hombre esté solo?
    No se explica la obstinación de la Iglesia de Occidente en esta materia que contradice la más antigua tradición de la Iglesia. ya es hora que el Magisterio católico romano supere sus crispaciones y abra la puerta a un sacerdocio de personas casadas, paralelo al sacerdocio con celibato opcional.
    Dentro de la perspectiva de esta organización de la pastoral que propongo,
    4. La vocación sería menos una llamada de Dios al alma que una llamada de la Iglesia al individuo. Y éste sería completamente libre, claro está, de aceptar o de negarse. Dicho esto, no hay que excluir en manera alguna una llamada de Dios al alma.
    Un último punto:
    5. Además de las parroquias geográficas, habría que imaginar otras parroquias sectoriales o transversales, que no dependan solamente del lugar de habitación sino de la ocupación u otro centro de interés. Tales parroquias se crearían según las necesidades, en función de los grupos humanos existentes.
    La idea consiste en partir de un grupo ya constituido para ayudarlo a pasar de una comunidad humana a una comunidad cristiana. El elemento cristiano no debería sobreponerse al elemento humano sino insertarse como la levadura en la masa para animarla desde el interior.
   Para concluir, yo diría que el Espíritu nos invita hoy a reflexionar, inventar, innovar; a salir de nuestros conceptos prefabricados, de nuestras categorías petrificadas, a arriesgar una nueva pastoral que responda a las necesidades de nuestros tiempos. Basta de timidez, de pusilanimidad, de vacilaciones. "¡No tengáis miedo!" nos lanzaba Juan Pablo II. "No temas!" nos dice el Señor a lo largo de la Biblia.
    La creatividad y la audacia de san Pablo en aquellos tiempos es preciso aplicarlas hoy. ¿Nos quedaremos indefinidamente prisioneros del pasado? ¿Sabremos inventar nuestro porvenir?
                               -- Henri  BOULAD, sj.

jueves, 24 de mayo de 2012

DE "NORMAS DE VIDA": ENTUSIASMO, Alberto CASAL CASTEL.

                                                      SI EL idealismo es la razón de vivir del joven, el entusiasmo es su gran fuerza. Nadie debe venir a apagarlo. El padre que, con un criterio cerrado, impida al hijo dirigirse con las velas desplegadas hacia la conquista del mundo que ha soñado encontrar por la ruta de su vocación, y el maestro que no alcance a comprenderla o que no la estimule después de haberla conocido, habrán dado muerte al espíritu que en toda vida es el verdadero fanal que la alumbra.
   De nada servirá una hermosa inteligencia, un bello carácter, el alma mejor dispuesta, si el entusiasmo no los anima. Cuando falta este divino fuego, el pensar se hace fría reflexión interesada, práctica y calculadora; la fuerza del ánimo quedará exclusivamente reservada para evitar aquellos males que comprometan a la persona, pero no irá en busca de las grandes empresas, y los sentimientos serán tímidos, compasivos y hasta comprensivos, pero nunca resueltos, generosos, amplios como para acercarse a la desgracia o al dolor, llevando la ayuda y el consuelo.
   ¡Qué hermoso espectáculo  el de un joven entusiasmado! Ese joven no se detendrá en lo pequeño, apenas si verá lo malo, nunca caerá abatido por las dificultades, tendrá su mirada llena de felicidad y su corazón repleto de alegría y, rodeado por esa multitud que choca, se distrae y codea en pobres distracciones momentáneas, dará, siempre, la impresión de que ha venido para algo y anda buscando algo.
   El entusiasmo es Fedípido, el ágil corredor que en dos días cubre los mil estadios que separan Atenas de Esparta, en busca de la respuesta lacedemoniana que interesa a su pueblo; es Miguel Ángel, satisfecho con un poco de pan y de vino, durmiendo vestido, trabajando desde la media noche para ganar tiempo y repitiéndose en la vejez el "¡Ancora imparo!" (todavía estudio) de una voluntad más recia que sus mármoles; es Ticiano, tocando y retocando su Última Cena durante siete años, a fin de que las figuras gocen de una perfección que él no ha conocido; es Benevenuto Cellini, el más prolijo y fino de los orífices -grabador, ingeniero, pintor, escultor, todo a un tiempo, como en esos milagros del Renacimiento -arrojando al horno su vajilla para salvar el Perseo; es Madame Curie, que al descubrir la radioactividad del torio -ya anunciada por Schmidth en los Wiedermann Analen- continúa su trabajo hasta dar con la radio; es Disraeli, fracasado como escritor, rechazado como político, incluso negado por su origen judío en el medio británico fuertemente aristocrático del siglo XIX, llegando a ser el más grande de los oradores de la Cámara, leader de un partido, y finalmente ministro; es Beethoven y Wager, Goethe y Byron; son todos aquellos que quisieron triunfar y triunfaron contra todos los obstáculos. El entusiasmo los sostuvo en los instantes tristes de la pobreza, de la incomprensión, de la injusticia, cuando era más fácil mendigar favores, incurrir en las tentaciones de la comodidad egoísta o entregarse al fariseísmo cobarde de los que no sueñan ni se afiebran por el bien y por la belleza.
   El entusiasmo no es la fe, pero a veces la suple; existe independientemente de la verdad y el resultado. La fe implica una seguridad que el entusiasmo no conoce, el entusiasmo es sólo una fuerza combativa y ciega, que no pregunta cuántas son las dificultades que hay que vencer ni dónde se oculta la victoria.
   Tal comparación no significa querer colocar por encima de la fe al entusiasmo -un creyente es siempre más grande que un entusiasta-; sólo aspira a mover la personalidad con un aliento nuevo allá donde la fe está ausente. Creemos en Dios, en la influencia de la verdad y en las ventajas del bien; pero dudamos de los hombres, de sus buenos propósitos y de su prudencia para aceptar lo mejor. Por no tener más que dudas, ¿podríamos cruzarnos de brazos? Muchas veces, como maestros y como escritores, hemos sido tentados por la desconfianza. ¿Para qué estudiar con cariño, si el alumno no tendrá interés alguno en comprendernos? ¿Para qué escribir, si el sordo rumor callejero no prestará oídos a nuestras palabras? En esos momentos en que la fe nos falta, el entusiasmo viene a decirnos que estudiemos, y escribe por nosotros.
   La juventud desaparece cuando el entusiasmo se enfría, cuando el secreto del oficio reemplaza a la vehemencia de la inspiración, cuando la técnica triunfa sobre la sinceridad y sobre el sentimiento. Visto desde allí, desde la madurez, el entusiasmo es sólo interés, pero un interés embellecido por el acento heroico de la vida. Por eso, una juventud apática, o desanimada, no es juventud.
   El gran secreto consiste en vivir el mayor tiempo posible, entusiasmados en algo. Si no lo conseguimos, el hastío se apoderará de nosotros restando fuerza a nuestras palabras, sentido a nuestros actos, belleza al mundo que nos rodea y alegría a la obra que hagamos.-
                                                            --Alberto CASAL CASTEL.

miércoles, 23 de mayo de 2012

DE "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO": MI ALEGRÍA.

  




                                               ¡oH mi alegría,
                                              deseo y refugio,
                                            mi amigo, mi apoyo
                                                  y mi meta!

                                             Tú eres mi amigo
                                         más íntimo y el anhelo
                                          por Ti me me da vida;
                                        de no haber sido por Ti,
                                           oh Vida mía y Amigo,
                                            habría enloquecido
                                             por los caminos
                                                 de la tierra.

                                   ¡Cuántos favores concedidos,
                                  cuánto me has dado en dones,
                                             gracia y ayuda!

                                          Tu amor es ahora
                                        mi deseo y mi dicha,
                                           revelado al ojo
                                     de mi corazón sediento;
                                       nada tengo sino a Ti,
                                          me hiciste florecer
                                               el desierto;
                                         Tú eres mi alegría,
                                    establecida en mi interior;
                                     si estás satisfecho de mi,
                                     oh Deseo de mi corazón,
                                      surge en mí la felicidad.
           -- Islam, Ràbi`a

martes, 22 de mayo de 2012

"LA PRESENCIA DE DOÑA MARÍA JULIA": CALLAR.

REFLEXIONES ÍNTIMAS.

                                                 CALLAR. Saber guardar silencio. es una virtud tener a flor de labios el reproche y no decirlo. Eso es, ya de por sí, un gran triunfo.

   Callar. Saber ahogar un sollozo cuando el dolor taladra el alma, es muestra de fortaleza. En el mundo, donde se libra una lucha incesante, la victoria es precisamente de los fuertes, de los que no se quejan nunca. Ellos saben sonreír ante el dolor más fiero, y erguirse altivos ante la injusticia.

   Callar. Cuando los labios quieran dejar escapar una carcajada, porque los ojos vieron el ridículo que hacen los que nada valen. Estos, sin embargo, por su afán de figurar, representan escenas sin sentido de responsabilidad.

   Callar. Con tu silencio darás la mejor respuesta a alguien que te apostrofó sin motivo, tan sólo por el placer de humillarte; o a aquel que te diga halagos desmedidos buscando extraviarte en el mar tenebroso de la egolatría.

   Callar. Cuando en tu vida halles un alma como la tuya, aunque sientas ansias de comunicarle tu sentir, no dices nada; pero cuando vea ella que son iguales y se dé cuenta que podrían complementarse, sin palabras, trémula por la emoción, se acercará a ti y, en solemne comunión, su alma se confundirá con la tuya, haciéndote feliz.

   Callar. Callar siempre. Si eso sucede, es porque el silencio es más elocuente que todas las palabras. No nos imaginamos ni sabemos valorar su poder.

   Callar. Cuando te envuelvan las sombras o la tibieza del amor, encontrarás en silencio la mayor parte de las veces, la clave de la ansiada felicidad.-
                                               --María Julia LUNA TIRADO.

lunes, 21 de mayo de 2012

TIEMPOS DE CRISIS - TIEMPOS DE CUIDADO. Leonardo BOFF.

18-MAYO-2012.
                                                     EL TEMA del cuidado es un tema recurrente en la reflexión cultural de los últimos tiempos. Primero fue conducido a través de la medicina y la enfermería, pues representa la ética natural de estas actividades. Después fue asumido por la educación y hecho paradigma por filósofas y teólogas feministas, principalmente norteamericanas, que ven en él un elemento esencial de la dimensión ánima, presente en el hombre y en la mujer. Produjo y sigue produciendo una continuada y tenaz discusión, especialmente en Estados Unidos, entre la ética de base patriarcal, centrada en el tema de la justicia, y la ética de base matriarcal, articulada por el cuidado esencial.
   Adquirió especial fuerza en la discusión ecológica, siendo una pieza central de la Carta de la Tierra. Cuidar del medio ambiente, de los recursos escasos, de la naturaleza y de la Tierra se han vuelto imperativos del nuevo discurso. Por último, el cuidado se ha visto como esencial para la comprensión del ser humano tal como lo aborda Martin Heidegger en Ser y Tiempo, recogiendo una tradición que se remonta a los griegos, a los romanos y a los primeros pensadores cristianos como san Pablo y san Agustín.
   Se constata además que la categoría cuidado gana fuerza siempre que se producen situaciones críticas. El cuidado es quien impide que las crisis se transformen en tragedias fatales.
   La Primera Guerra Mundial (1914-1918), desencadenada entre países cristianos, destruyó el ilusorio glamour de la era victoriana y produjo un profundo desamparo metafísico. Fue cuando Martin Heidegger (1889-1976), escribió su genial Ser y Tiempo (1929), cuyos párrafos centrales (39-44) están dedicados al cuidado como antología del ser humano.
   Durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) despuntó la figura del pediatra y psicólogo D. W. Winnicott (1896-1971), encargado por el gobierno inglés de atender a niños huérfanos, víctimas de los horrores de los bombardeos nazis en Londres. Desarrolló toda una reflexión y una práctica en torno a los conceptos de cuidado (care), de preocupación por el otro (concern), así como del conjunto de cuidados y apoyos que hay que proporcionar a los niños o a las personas vulnerables (holding), aplicables también a los procesos de crecimiento y educación.
   En 1972, el Club de Roma dio la alarma ecológica sobre el estado enfermo de la Tierra. Identificó la causa principal: nuestro modelo de desarrollo, consumista, perdulario y sin ningún cuidado ni hacia los recursos escasos ni con la forma como tratamos los residuos, muchos de ellos dañinos y no asimilables por la naturaleza. Después de varios encuentros organizados por la ONU en los años 80 del siglo pasado, se llegó a la propuesta de un desarrollo sostenible como expresión del cuidado humano hacia el medio ambiente, pero enfocado principalmente al aspecto económico.
   En 1991, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente
(PNUMA), el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza elaboraron una estrategia minuciosa para el futuro del planeta bajo el lema Cuidando la Tierra (Caring for the Earth 1991).
En ella se dice:
   La ética del cuidado se aplica tanto a nivel internacional como a nivel nacional e individual; ninguna nación es autosuficiente, todos nos beneficiaremos con la sostenibilidad mundial y todos estaremos amenazados si no conseguimos alcanzarla.
   Recogiendo esta línea de pensamiento, después de un trabajo de ocho años a nivel mundial, en marzo de 2000 termina en París la redacción de la Carta de la Tierra. La categoría cuidado y el modo sostenible de vivir constituyen los dos principales ejes articuladores del nuevo discurso ecológico, ético y espiritual propuesto por este documento. En 2003 la UNESCO asume oficialmente la Carta de la Tierra y la presenta como un instrumento pedagógico sustancial para la construcción de la responsabilidad colectiva de la humanidad por nuestro futuro común.
   En 2003, los ministros y secretarios de medio ambiente de los países de América Latina y del Caribe elaboraron un notable documento Manifiesto por la vida, por una ética de la sostenibilidad donde se incluye la categoría cuidado en la idea de un desarrollo que sea efectivamente sostenible y radicalmente humano.
   El cuidado está especialmente presente en los dos extremos de la vida: en el nacimiento y en la muerte. El niño sin cuidado no puede existir. El moribundo necesita cuidado para salir decentemente de esta vida.
   Cuando en algún grupo despunta una crisis generando tensiones y divisiones, la sabiduría del cuidado es el camino más adecuado para oír a las partes, favorecer el diálogo y buscar convergencias. El cuidado se impone cuando aparece una crisis de salud que exige hospitalización. Entonces, se pone en acción el cuidado por parte de los médicos, los enfermeros y enfermeras, que deciden el tratamiento mejor.
   El cuidado es absolutamente necesario en prácticamente todas las esferas de la existencia, desde el cuidado del cuerpo, de los alimentos, de la vida intelectual, de la conducción general de la vida, hasta para atravesar una calle con mucho movimiento. Como ya observaba el poeta romano Horacio, el cuidado es "como una sombra que siempre nos acompaña y nunca nos abandona porque hemos sido hechos a partir del cuidado"
   Hoy, dada la crisis generalizada, ya sea social o ambiental, el cuidado se hace imprescindible para preservar la integridad de la Madre Tierra y salvaguardar la continuidad de nuestra especie y de nuestra civilización.
                                                         Leonardo  BOFF.

viernes, 18 de mayo de 2012

EINSTEIN, EL HOMBRE: Ronald CLARK.

A pesar de su consagración casi sobrehumana a la ciencia, Albert Einstein (1879-1955) no podía ocultar la personalidad que le atrajo el cariño de millones de personas apenas capaces de comprender muy vagamente cómo su teoría de la relatividad había transformado la concepción humana del universo. En su biografía recientemente publicada, Einstein, The Life and Times, Ronald Clark declara: "Tras el gran hombre había una chispa de vivacidad que destellaba perpetuamente en la mirada, una irreverencia fundamental por la autoridad y un inesperado sentido del ridículo que le hacía soltar carcajadas capaces de romper los cristales de las ventanas". He aquí, condensadas y adaptadas del de Clark y de otros varios libros, algunas facetas reveladoras de la humanidad del genio.
   A LOS cuatro o cinco años de edad Albert
estuvo enfermo en cama, y su padre le compró
una brújula para que se entretuviera. El efecto
del regalo fue impresionante. El niño tenía allí
una aguja, perfectamente aislada y fuera del 
alcance de influencias exteriores; sin embargo, 
estaba dominada por una fuerza invisible que
la hacía señalar siempre hacia el norte. Para 
el tierno Albert la aguja imantada fue una
revelación: No tenía sentido; era una burla 
para su temprana y sencilla concepción del
orden del mundo.-
                -- Helen Dukas y Banesh Hoffmann.
  TOMÉ lecciones de violín desde los 6 a los 14 años,
    pero no tuve suerte con mis maestros, para
   quienes la música no pasaba de ser una práctica
   mecánica. En realidad, sólo empecé a aprender 
   cuando me enamoré de las sonatas de Mozart.
   El deseo de reproducir su gracia singular me
   impulsó a mejorar mi técnica. Creo que, en general,
   el amor es mejor maestro que el sentido del deber.-
                        -- Albert Einstein, citado por Helen
                             Dukas y Banesh Hoffmann.
      A VECES me pregunto por qué fui yo el que inventó
      la teoría de la relatividad. Me parece que la razón
      es que un adulto normal jamás se detiene a pensar
      en los problemas del espacio y el tiempo. Estas son
      las cosas en las que sólo se piensa cuando se es niño.
      Pero yo no comencé a reflexionar en el espacio y el
      tiempo hasta que fui mayor. Naturalmente, entonces
      pude profundizar en el problema más que un niño.
                    -- Albert Eintein, citado por Ronald CLARK.
         EN 1916, cuando diez años de lucha y esfuerzo
         acababan de culminar en la teoría general de la
         relatividad, Einstein fue a Holanda a visitar al
         físico H. A. Lorentz, de 63 años entonces, a quien
         Einstein calificó de "el hombre más grande y más
         noble de nuestros tiempos". Un amigo común
         Paul Ehrenfest, describió así la entrevista en el
         estudio de Lorentz: "Sólo después de ofrecer un
         cigarro puro a su huésped empezó Lorentz a
         formular una pregunta, sutilmente planteada, a
         propósito de la teoría de Einstein. "Cuando terminó,
         Einstein se inclinó sobre el trozo de papel en el 
         cual Lorentz había ido escribiendo fórmulas
         matemáticas a medida que hablaba. Einstein
         retorcía pensativamente con el dedo un mechón 
         de cabello sobre la oreja derecha. Lorentz
         permanecía sentado, sonriéndole como un padre
         mira a un hijo dilecto... confiado en que el joven 
         partirá la nuez que le ha puesto en la mano,
         pero ansioso de ver cómo lo hace.
         "De pronto la cabeza de Einstein se levantó con
         un brusco movimiento de satisfacción; ya lo tenía.
         Todavía hubo algo de discusión, interrupciones,
         un desacuerdo parcial, aclaración rápida y mutua
         conformidad, y luego ambos permanecieron allí, 
         con los ojos brillantes, gozándose en las
         resplandecientes riquezas que encerraba la nueva
         teoría".-
                   -- Martín KLEIN.
              ELSA (la segunda esposa de Einstein) no participaba
           en su labor científica. Pero la relación mutua dominaba
           la vida privada del sabio. Cuando él salía del estudio,
           dando chupadas a la pipa, Elsa lo hacía volver a la
           realidad como si despertase a un sonámbulo. Llamaba
           su atención gradualmente hacia la gente que lo 
           rodeaba o a la comida que tenía en el plato. Un día le 
           dijo: 
           -La gente habla mucho de tu trabajo, y yo parezco muy
           estúpida cuando digo que no sé nada de él. ¿No podrías
           explicármelo, aunque sea sólo un poco?
           Él pensó durante un momento.
           -Bueno... -comenzó a decir con visible esfuerzo, hasta
           que su expresión se iluminó-: Si te preguntan, puedes
           contestar que lo conoces muy bien, pero que no puedes
           decir nada, ¡porque es un gran secreto!-
                                      -Antonina VALLENTIN, periodista
                                                                       amiga de la familia.
              LA ACADEMIA Nacional de Ciencias, de Washington,
              rendía homenaje a varios personajes distinguidos.
              Ninguno era orador interesante, y todo se reducía
              a hablar y hablar monótonamente. Para mí aquello
              era un poco embarazoso, pero Einstein, sonriendo,
              se inclinó hacia un holandés sentado a su lado y
              murmuró algo. El holandés volvió la cabeza para
              disimular la risa.
              -¿Qué le dijo Einstein? -le preguntamos más tarde.
              -Me dijo: "Acabo de concebir una nueva teoría de 
              la eternidad".-nos contestó el científico holandés.
                                      --Harlow SHAPLEY, astrónomo.
                 Respuesta de Einstein en 1921 a la petición de unos
                 periodistas de que explicara la relatividad en unas
                 cuantas frases:
                 "Si no toman ustedes la contestación con demasiada
                 seriedad y la consideran sólo como una broma, puedo
                 explicarla así: Antes se creía que, si todas las cosas
                 materiales desaparecieran del universo, quedarían el 
                 tiempo y el espacio. Según la teoría de la relatividad,
                 el tiempo y el espacio desaparecen junto con las cosas".
                                                         --Ronald CLARK.
                        EN ALEMANIA surgió una asociación que atacaba a la
                    relatividad como parte de una conjuración semítica para
                    corromper al mundo. Cuando los asociados alquilaron en
                    1920 la Sala Filarmónica de Berlín para efectuar un acto
                    contra la relatividad y Einstein, éste asistió a la función,
                    sentado en un palco, y evidentemente pasó un buen rato.
                    Ante las expresiones y declaraciones más absurdas, se le
                    veía soltar grandes carcajadas y aplaudir en son de burla. 
                                                             --Ronald CLARK.
                         DECLARACIÓN de EINSTEIN cuando la revista Scientific
                    American anunció un premio de 5000 dólares para la mejor
                    explicación de la relatividad en 3000 palabras:
                    "Yo soy el único de todo mi círculo de amigos que no aspira
                    al premio. Creo que no podría hacerlo".
                                                            -- Ronald CLARK.
                     LAS VISITAS de Einstein a Bruselas, y una común afición a la
                  música y a la poesía, fueron convirtiendo en amistad sus
                  relaciones con la familia real belga. Esta amistad no tenía un
                  significado especial para Einstein. Cierto día lo vi vaciar los 
                  bolsillos de un viejo pantalón, buscando un pedazo de papel.
                  Aquellos eran los bolsillos de un colegial: cortaplumas, trozos 
                  de cuerda, pedacitos de galleta. por fin apareció una hoja de
                  papel.
                  Era un poema que le había dedicado la Reina de los belgas.
                  Al pie de aquella página de color marfil había unas cuantas
                  palabras y cifras, escritas con los menudos trazos 
                  característicos del profesor. Me incliné a mirar. ¿Cálculos
                  inmortales junto a la firma real? No. Lo que leí fue:
                  "Autobús, 50 peniques; periódico, papel de escribir, etc.                  
                  ¡Los gastos del día, cuidadosamente  anotados, mezclados
                   con la gran curva de la regia letra inicial E!
                                                 -- Antonina VALLENTIN.
                   EN 1933, unos rumores de que intentaban asesinarlo hicieron
                que Einstein escapara a Inglaterra. Yo arreglé que posara
                para mí durante una semana en su campamento de refugiados.
                Einstein vestía un amplio suéter, con la revuelta cabellera
                flotando al aire. Su mirada reflejaba una mezcla de lo humano,
                lo humorístico y lo profundo. Le gustaban las bromas y los
                chistes, hacía frecuente mofa de los profesores nazis, cien de 
                los cuales habían condenado en un libro su teoría. "Si estuviera
                equivocado", me dijo, "un solo profesor habría sido más que 
                suficiente".
                              --Jacob EPSTEIN, escultor.
             UN DÍA después de instalarse Einstein en lo que sería su
             residencia definitiva en el Instituto de Estudios Avanzados
             de Princeton (Nueva Jersey), sonó el teléfono en el despacho
             de mi padre, el decano de la Escuela de Posgraduados de 
             Princeton. La voz que llamaba dijo: "¿Puedo hablar con el
             decano Einsenhart, por favor?". Informada de que mi padre no
             estaba allí, la voz prosiguió: "Entonces quizá usted misma
             pueda decirme dónde vive el Dr. Einstein". La secretaria de mi 
             padre contestó que no podía decírselo, porque el Dr. Einstein
             quería que se respetara la independencia de su vida privada.
             Pero la voz del teléfono insistió, atenuándose hasta hacerse
             casi un susurro: "Por favor, no se lo diga a nadie, pero soy el
             Dr. Einstein. ¡Iba a casa, y se me ha olvidado dónde está!".
                         -- Churchill EISENHART, citado por Ronald CLARK.
          LA CONVERSACIÓN (en el barco de vela de Einstein) iba de 
          temas tan profundos como la naturaleza de Dios, el universo y el
          hombre, a otras cuestiones menos intrincadas. De pronto Einstein
          levantó la cabeza, miró al cielo y dijo: 
          -No sabemos nada de nada en absoluto. Nuestros conocimientos
          son de colegial.
          -¿Cree usted que llegaremos alguna vez a encontrar el secreto?
          -Es posible -contestó, encogiéndose de hombros- que aprendamos
          un poco más que lo que ahora sabemos. Pero la verdadera 
          naturaleza de las cosas... esa no la conoceremos nunca, jamás.
                     -- Chaim TSCHERNOWITZ, citado por Ronald CLARK.
         PREGUNTÉ a Einstein:
       -¿Cree usted que absolutamente todo se puede expresar
       científicamente?
       -Sí -me respondió-, sería posible, pero no tendría sentido. Sería
       una descripción sin significado, como si dijéramos que una sinfonía
       de Beethoven es una sucesión de variaciones en la presión de las
       ondas.
              -- Hedwig BORN, esposa del físico Max Born, citada por 
                                                Ronald CLARK.
   OBSERVACIÓN, entre dientes, de Einstein al escuchar el elogio
   que hacían de él en un banquete:
   "Sí; pero el hombre no usa calcetines".
                                         --Ronald CLARK.
UN RABINO le escribió que había tratado en vano de consolar a
su hija por la muerte de su hermana, "una criatura inmaculada".
"Un ser humano", contestó Einstein, "es una parte de la totalidad
llamada por nosotros Universo, una parte limitada en el tiempo y
en el espacio. Se siente a sí mismo, cree que sus pensamientos
y sentimientos son algo separado del resto... sufre una especie de
ilusión óptica de su conciencia. Este engaño es una especie de prisión 
que nos confina en nuestros deseos personales y en el afecto por unas cuantas personas más próximas a nosotros. Nuestra meta debe consistir
en librarnos de esta cárcel ampliando nuestro círculo de compasión
para que abrace a toda criatura viviente y a la totalidad de la naturaleza
en su esplendor. Nadie es capaz de lograrlo todo, pero el esfuerzo para
alcanzar esa meta es, en sí mismo, una parte de la liberación y una
base para la seguridad interna".
   Einstein murió el 18 de abril de 1955, a los 76 años de edad, hasta el 
final fue un irreductible enemigo de la ostentación pública, y dejó
ordenado que lo incinerasen sin ninguna ceremonia. Sus cenizas fueron esparcidas en un lugar desconocido.
                       --Walter SULLIVAN, en el Times, de Nueva York.