viernes, 30 de noviembre de 2012

TEMAS DE REFLEXIÓN


   SON RARAS las personas que escuchan con suficiente atención o con benevolencia a quienes discrepan de ellas. Lo que deseamos oír de nuestro interlocutor es la confirmación de nuestras opiniones ; sin embargo, resulta más provechoso tener en cuenta el punto de vista opuesto.
   Cuando Darwin iba al campo, anotaba en su libreta todo indicio que tendiera a contradecir su teoría de la evolución, porque como escribiría posteriormente : “De no hacerlo así, pasaría por alto los indicios de pruebas en contra, pues sólo recordamos bien lo que nos parece más agradable”.
-  Sydney Harris.

   CUANDO me asaltan la duda y la frustración por la injusticia o por la maldad del mundo, recuerdo el consejo del hombre más perspicaz que he conocido, Brandeis, el magistrado de la Suprema Corte. Cierto día aconsejaba a su impaciente hija : “Querida, con sólo reconocer que la vida es ardua, todo te sería mucho más fácil”.
-   Paul Freund.

martes, 27 de noviembre de 2012

ALBERTO DURERO, PINTOR DE LA CREACIÓN. Por Ernest HAUSER


Durero, uno de los artistas más multiformes de todos
los tiempos, llegó a la conclusión de que “nadie,
sino Dios, puede decir qué es la belleza”.
   En mayo de 1966 se descubrieron accidentalmente, en una casa de Nueva York, dos retratos pequeños pintados por Alberto Durero : los habían adquirido por 500 dólares y hoy están valorados en un millón. La noticia causó sensación, especialmente en Alemania. Se puede decir que los alemanes crecen en contacto con el arte de Durero. Casi no hay sala donde no cuelgue una reproducción de su famoso Lebratillo, su estudio de las Manos de apóstol en oración, o alguna de sus escenas de la Biblia. Hay imágenes suyas que incluso adornan el papel moneda de Alemania. Figura señera del Renacimiento, ocupa un lugar entre los más grandes artistas europeos de todos los tiempos.
  
 La historia de Durero es la de un incesante busca de perfección. Una vez cabalgó de Venecia a Bolonia –largo y azaroso viaje en aquel entonces-, porque alguien le había dicho que en esta última ciudad encontraría quien pudiera enseñarle el secreto de la perspectiva. En otra ocasión se dio a importunar a un artista italiano con inclinaciones científicas para que le enseñara a construir por medios geométricos una figura humana perfecta. Como el artista no le dijera nada, quizá porque nada sabía, Durero empezó a investigar por cuenta propia, y por último logró diseñar un cuerpo humano con curvas y rectas, sirviéndose de reglas y compás. Publicó un tratado ilustrado de las proporciones humanas e inventó una máquina para dibujar una perspectiva correcta por medios mecánicos.

   Su padre, orfebre, había emigrado de Hungría para establecerse en Nuremberg. Alberto nació en el mes de mayo de 1471, tercero de 18 hijos. Después de asistir algunos años a la escuela parroquial, ingresó en el taller paterno y aprendió a manejar los exigentes instrumentos del joyero. Sin embargo, al poco tiempo, las extraordinarias dotes artísticas del chico persuadieron al padre a colocarlo como aprendiz con el pintor principal de la ciudad. Después, a los 18 años, Alberto se echó la alforja al hombro y emprendió camino hacia la Renania, a vivir sus años errabundos.

   Cuando hubo gastado el poco dinero que llevaba en el bolsillo, se empleó con editores e impresores. Sus ilustraciones para libros le ganaron fama de hábil dibujante.

   Cuatro años más tarde Durero volvió a Nuremberg, ya en aquel tiempo ciudad rica, culta y extraordinariamente activa. Y sin embargo, los pintores que ejercían en ella –todos alemanes-, insistían en cultivar un tosco y casi gélido estilo medieval. En Italia, el Renacimiento estaba en plena floración, pero los Alpes, como una muralla de hielo, impedían el soplo de la brisa austral. En 1494 Durero, entonces de 23 años, saltó la barrera.

   Al igual que Cristóbal Colón dos años antes, Durero descubrió un nuevo mundo. Con las pupilas centelleantes, el joven alemán recorrió las marmóreas calles de la marinera Venecia, con el cuaderno de apuntes siempre a la mano. Lo que vio en los estudios le produjo asombro. Ahí brillaban suntuosos colores. Había ahí auténticas figuras humanas que se movían por el espacio como sostenidas por un torrente de aire. Poco a poco se poseyó Durero del “revolucionario” modo de ver y pintar de los italianos. Su propio arte no volvería a ser el mismo.

   Era una época de progreso irresistible. De vuelta en su ciudad natal, Durero quedó seducido con las nuevas técnicas del blanco y negro en la xilografía y el grabado. volcando su genio en el nuevo medio, pronto se convirtió en el primer artista gráfico del mundo e hizo de su firma (una A, grande y bajo ésta una D) una de las extraordinarias marcas en la historia del arte.

   Sus temas abarcaban desde lo sublime hasta lo ridículo. Cuando en una granja nació un cerdo con ocho patas, hizo un grabado del fenómeno y lo vendió muy bien. Mientras tanto, sus xilografías del Apocalipsis, aparecidas cuando tenía 27 años, difundieron su fama. Los artistas de todas partes se inspirarían en aquellas vigorosas composiciones.

   Casi siempre con el cuaderno a la mano, Durero se solía detener para dibujar una flor o un hierbajo, o extraía cuidadosamente del suelo un terrón, con toda su microscópica selva, para dibujarlo amorosamente en casa. Sus minuciosos y encantadores  estudios de flores silvestres y hojas de hierba –nunca hasta entonces considerados objetos dignos de particular atención por un artista de Occidente- muestran a estas criaturas con sencilla devoción, como parte de la Creación divina.

   Durero llegó a ser el más importante retratista alemán, e inmortalizó a los poderosos en una serie de imágenes que constituyen un Quién es quién de una época recia y viril. Era tan proteico su genio que el emperador alemán Maximiliano I le pagó un sueldo anual por una serie de tareas muy diversas, como ilustrar su devocionario, diseñar armaduras, decorar un arco de triunfo.
  
 Durero murió en 1528, víctima del paludismo. “Qué sea la belleza, lo ignoro”, escribió al fin de su vida. “Nadie puede saberlo, sino Dios”.

MILES DAVIS : LA PROGRESIÓN DE UN TRABAJO BIEN HECHO / JAZZ


Muy pocos músicos han sabido innovar durante toda  su carrera , a este respecto, Miles Davis fue un músico con una continuidad sin límites. Trompetista de ajustada técnica, supo creare su propio estilo, buscando una sonoridad propia e intimista ; desde el be-bop hasta el hip-hop, pasó de una forma muy natural por todos los estilos : Jazz Cool, Hard hop, Third Stream, Jazz Rock y fusiones… Un recorrido apasionante que ningún otro músico pudo hacer.
Miles Dewey Davis nació en Alton, Illinois, un 26 de Mayo de 1926 en el seno de una familia acomodada ; hijo de un cirujano dental y una violinista, recibió como regalo en su 13 cumpleaños una trompeta. Combinaba sus estudios con la orquesta  del instituto, y su primera influencia fue Clrak Terry, sustituida rápidamente por Dizy Gillespie y Charlie Parker (parecía que el be-bop empezaba a hacerse mella). Trasladó su residencia a Nueva York y estudió en la Jullliard  School, intercalando las clases con las famosas Jam Sessions.
El estilo de Miles iba cogiendo forma y, en 1948, ya en solitario y contando con Parker, comenzó a experimentar, obteniendo como resultado las conocidas grabaciones “The Birth of Cool” ; así dio paso al nacimiento del estilo “cool” : Lester Young fue la inspiración de este estilo, no una música con tanto movimiento rítmico como el be-bop, sino la combinación entre la melodía íntima y la armonía más abierta.
En 1949, Miles, Gil Evans, Gerry Mulligan y John Lewis actuaron primero en Nueva York y luego en California, donde tomaría  esta música el nombre de “Jazz West Coast” para, posteriormente, iniciar una gira por Europa. Ya de vuelta en 1955, forma un quinteto con el renombrado saxofonista tenor John Coltrane (un nuevo cambio en su trayectoria), creando la música Modal, con la utilización de sordina y rodeado de un ambiente muy íntimo. Dos años después y en sexteto con Canonball Adderley, grabó uno de los discos más importantes de la historia, “Kind of Blue”.
También formó un quinteto, entre 1963 y 1968, junto a los famosos Wayne Shorter al saxo, Herbie Hancok al piano, Ron Carter en el contrabajo y el batería Tony Willimas. Con ellos iniciaría un cambio nuevo, desarrollando la teoría de la Libertad Controlada, denominada “Free Jazz”.
A partir de 1969 se produciría otro cambio en su vida con la introducción de la música electrónica, dando paso a lo que se denominaría “Jazz Rock” ; de esta época salieron músicos tan importantes como Chick Corea, Keith Jarret, John McLaughlin o George Benson.
En 1975 desapareció de los escenarios, para volver en 1981, aunque parece que su salud no volvió a ser la misma.
Murió el 28 de Septiembre de 1991 en California, proclamándose como, posiblemente, el hombre más carismático del Jazz mundial (junto a Louis Armstrong).
AUDIOCLÁSICA.

lunes, 26 de noviembre de 2012

A LA MANERA DE TRUMAN. Por Samuel GALLU


    Una nueva obra teatral norteamericana de un solo personaje revive con su propias palabras a Harry Truman, el franco y mordaz estadista de Misuri que en 1945 se convirtió en el Presidente número 33 de los Estados Unidos. El autor es amigo de la familia Truman. De los documentos del Presidente que se conservan en Independence (Misuri), y de otras fuentes, recogió material para este auténtico monólogo (publicado también en forma de libro, del cual ofrecemos a continuación algunos extractos).
                                         NUNCA  me imaginé a mí mismo como Presidente. Sucedió que estaba yo en el lugar adecuado en un mal momento.
   Siempre he creído ser un hombre común. Carezco de dotes especiales, y no pierdo el tiempo preocupándome por mis carencias. Sólo trato de sacar el mayor partido de mis aptitudes reales. Lo importante no es cómo hacer o decir algo ; lo esencial es decirlo y hacerlo. Convengo en que heredé este cargo, pero les juro a ustedes que soy el que manda, ¡y más les vale enterarse!
   Apoyé en el Senado varios proyectos de ley importantes a favor de los trabajadores, y esperaba que los sindicatos lo recordaran. Descubrí una cosa : en la unión está la fuerza, y en las uniones o sindicatos de trabajadores la fuerza es mayor. Recordemos el caso de los ferrocarriles. Me dijeron que 18 de las 20 asociaciones sindicales estaban dispuestas a aceptar el aumento concedido en los arbitrajes, pero que de todas maneras interrumpirían el servicio ferroviario. “Bueno, muchachos”, les contesté, “Dios quizá haya creado el mundo en seis días, pero aquello ocurrió antes de haber sindicatos. Si creen ustedes que me voy a quedar sentado aquí y dejar que ustedes paralicen todo el país, están más locos que una cabra. Les doy 48 horas de plazo para llegar a un acuerdo ; si no, requisaré los ferrocarriles en nombre del gobierno”.
   Mucha gente me pregunta si me gusta este empleo. Pues sí, está bien pagado. Claro que hay mucho que hacer. Y, por supuesto, haga uno lo que haga, siempre habrá algún mentecato que no esté de acuerdo. El mío es, supongo, el cargo más peliagudo del mundo.
   Me critican hasta mi manera de expresarme. Al parecer, en una reunión una vieja entrometida dirigente del Partido Demócrata se acercó a Bess a pedirle : “Señora Truman, ¿podría usted evitar que el Presidente siga utilizando la palabra estiércol”” Y dicen que Bess repuso: “He tardado 40 años en convencerlo que la use”.
   ¿Los líderes mundiales? En mi opinión Winston Churchill era un gran estadista ; todo un caballero ¿Qué decir de Stalin? Eso ya es harina de otro costal
   En este mundo hay tres cosas que pueden arruinar al hombre: el poder, el dinero y las mujeres. Si es capaz de aceptar el poder como algo transitorio, irá por buen camino. Pero si cree  que el poder reside en él mismo , está frito. En cuanto al dinero, si ganamos demasiado y muy rápidamente, nos separará del resto de la raza humana, compuesta de individuos que deben trabajar casi toda la vida apenas para subsistir. Y si nos comportamos deslealmente con nuestra familia, estaremos aviados. Porque si logra uno la compañera apropiada, no tendrá muchas contrariedades en la vida.
   Sería posible hacerse rico en este trabajo si uno verdaderamente se lo propusiera. Pero hace mucho que comprendí algo : cuando uno se mete a jugar con lña gente pudiente, siempre le toca perder. Desde luego, en tantos años he favorecido a algunos amigos, lo mismo que cualquier otro mercachifle de mercedes en Washington, pero nunca obtuve de ello ningún provecho personal.
   Yo me inicié en la política en forma por demás extraña. Serví en la Guardia Nacional justamente antes de la primera guerra mundial, y uno de mis compañeros oficiales era Jim Pendergast, cuyo tío, Tom, dirigía el aparato político de su familia. Jim y yo llegamos a ser muy buenos amigos. Cuando regresé de la guerra, abrí una mercería en sociedad con Eddie Jacobson. Algunos de nuestros ex compañeros de la Batería D, entre ellos Jim Pendergast, solían visitarnos, e intercambiábamos embustes contando cómo habíamos ganado esa guerra. Nos iba bastante bien, pero la depresión de 1922 nos obligó a cerrar la tienda.
   Antes de conseguir algún empleo me presenté como candidato a juez de distrito de Jackson, cargo que era más bien administrativo. me apoyaba la maquinaria electoral de los Pendergast, porque Jim dijo a su tío que yo había sido uno de los pocos oficiales a quienes sus subordinados no deseaban matar. Yo creo que me eligieron porque tenía más parientes en el distrito que los otros candidatos. Y como la mayoría de los votantes estaban en la miseria, naturalmente prefirieron a un compañero del mismo mal.
   Cuando Tom Pendergast me visitó después de lanzar una emisión de bonos para construir carreteras, tuve mi primer choque con los contratistas de caminos. Dije a Tom que sus partidarios no eran muy buenos constructores, y que eso era lo que realmente me importaba. “Sus cotizaciones eran exageradas, Tom”, añadí, “y los caminos que construyeron se deshacen  como un merengue. Encargaré el trabajo a una cuadrilla de otro Estado”.
   Poco después se supo que Pendergast era socio secreto de aquellos contratistas, y que mi decisión le hizo perder una suma considerable. Pero jamás me importunó, ni en esa ocasión ni nunca; ni siquiera cuando se encontró en situación muy difícil y necesitaba dinero con verdadera urgencia.
   En 1940 ya estaba yo en el Senado, y debía decidir si presentaría mi candidatura para un segundo período. Deseaba hacerlo, pero tenía pocas probabilidades de triunfar, porque la maquinaria política de los Pendergast ya no funcionaba. A Tom lo habían metido a la cárcel por no pagar impuestos, y el jefe de mi partido, el presidente Franklin Delano Roosvelt, me hostilizaba porque yo apoyaba una ley que impediría a los presidentes ser reelegidos más de una vez. Roosvelt, por supuesto, planeaba presentar  su candidatura por tercera vez, y decidió apoyar a un hombre llamado Lloyd Stark, que era gobernador de Misuri. Starck contaba con el apoyo de todos los demócratas influyentes. Pues bien, me quedaban dos caminos: levantar el campo o luchar endiabladamente para ganar. Me decidí por este último. Telegrafié a Roosvelt que me presentaría como candidato aunque sólo obtuviera un voto : el mío.
   Llega un momento en la vida de todos los hombres en que se deben definir, pase lo que pase. Por supuesto, si de ello resultaba algo práctico al mismo tiempo, tanto mejor.
En aquellos días teníamos en Misuri unos dos millones de mulas, cada una de las cuales valía alrededor de 90 dólares, y 245.000 negros, que para mucha gente no valína nada. Esto era injusto, y el 15 de junio de 1940 yo me puse de pie y así lo dije en la escalinata del edificio de los tribunales de Sedalia. Esta ciudad era una fortaleza del Ku Klux Klan, y no había un solo rostro negro entre la multitud.
   “Amigos y vecinos”, les dije: “quiero quitarme un peso de encima. Yo creo en la fraternidad entre todos los hombres, y no sólo en la de los hombres blancos. Y ustedes estarán conmigo, si creen en la Declaración de Derechos y en la Constitución de los Estados Unidos. Todos sabemos que en años recientes la emigración de los negros del campo a las ciudades se ha acelerado mucho, y que eso se debe a los linchamientos, palizas y desmanes cometidos por turbas de blancos. Pero desde que entraron en las grandes ciudades, se les ha hecho muy poco caso, salvo para obligarlos a vivir  en barrios miserables. Carecen de lo más necesario y no tienen oportunidad de conseguir empleo. En su calidad de hombres libres, tienen derecho a algo mejor. Algunos de ustedes no están de acuerdo conmigo, pero deben reconocer que, si empujamos al negro al abismo de la degradación, el blanco caerá en la abyección junto con él”.
   Obtuve el triunfo de aquella elección por 8000 votos.
   hay muchas cosas malas en derredor, pero yo pienso que la peor invención del hombre es la guerra. Todos sufren a causa de ella, y los presidentes no son una excepción. No sólo los ataca el enemigo, sino también su propios generales.
   Ciertamente me vi en dificultades con uno de ellos: el general Douglas MacArthur. No le entraba en la cabeza lo dicho por Clemenceau, que fue primer ministro francés durante la primera guerra mundial: “La guerra es una cuestión demasiado grave para dejarla en manos de los generales”.
   Mis problemas con MacArthur surgieron inmediatamente después de la rendición de los japoneses. Siempre tuve el mayor respeto por su habilidad militar, y hasta comprendí el papel que representaba ante los orientales : el de un dios. Pero él pensaba que toda nuestra política con Japón debía decidirla él en Tokio, y no dejaba de hacer declaraciones sobre nuestra política de ocupación sin consultar antes al gobierno. Debo confesar que, en mi calidad de presidente de los Estados Unidos, me resultaba sumamente molesto enterarme de lo que estábamos haciendo allá por los diarios de la mañana.
   Durante la guerra de Corea me pareció que ya había hecho cuanto estaba en mi poder para tratar de entenderme bien con el general MacAr6thur. Volé incluso con este objeto hasta la isla de Wake a 26.000 kilómetros de distancia. Al llegar, vi que su avión volaba sobre la isla esperando que yo descendiera primero. Me informó que tenía dificultades mecánicas, pero yo sabía bien que estaba representando una comedia. Por eso ordené a mi piloto que le dijera al suyo que aterrizara inmediatamente con ese maldito avión, y obedeció. MacArthur me esperaba tocado con una gorra vieja, gafas contra el sol, pipa y camisa desabrochada. “General”, le dije, “en realidad me importa un comino lo que piense usted de mí como Harry Truman, pero sí me importa mucho como Presidente de los Estados Unidos… porque, ¡maldita sea, eso es precisamente lo que soy!”
   MacArthur repuso que las tropas estarían de vuelta en casa en navidad. Pero no contaba con los chinos, que atacaron en esa fecha. Hicieron llover el infierno sobre nosotros. Naturalmente, MacArthur anunció públicamente que los habría derrotado si yo le hubiera permitido realizar sus planes.
   Casi perdimos a Corea, pero aguantamos, y a la postre pudimos iniciar una contraofensiva con el Octavo Ejército. Lenta, penosamente, y a costa de muchas vidas, fuimos avanzando por la península hasta que surgió la perspectiva de un armisticio. Yo inicié, por intermedio de las Naciones unidas, las negociaciones para concertar una tregua. MacArthur, no obstante habérsele ordenado repetidas veces que me consultara antes, hablaba con todos, menos conmigo. Pretendía que se bloqueara a China continental. Quería bombardear sus centros industriales. En fin, yo no podía permitir que continuara esa insubordinación. Con ello, habría entregado las riendas del gobierno civil a los militares, ¡y yo no estaba dispuesto a hacerlo!
    Destituir a MacArthur me hizo pasar un mal rato. Su problema estribaba en no comprender que no se enfrentaba a Harry Truman, sino al Presidente de los Estados Unidos. Jamás entendió la importancia de su actitud desde el punto de vista constitucional.
   Otro de mis quebraderos de cabeza fue Joseph McCarthy. Naturalmente, yo atacaba a este lamentable error del Todopoderoso siempre que se presentaba la ocasión, y debía hacerlo, pues él afirmaba que en mi gobierno había hombres y mujeres con labios traidores. Y si uno pasa por alto tal enormidad, la democracia simplemente deja de funcionar. Tenía que vencer a ese hombre de lengua viperina, y deseaba elegir el lugar : Boston, donde McCarthy era muy popular.
   Cuando entré aquella noche el  Symphony Hall, les aseguro que iba preparado a dar un concierto infernal. “El comunismo”, declaré, “es una amenaza que todos debemos tener presente, pero que nunca debe hacernos perder la confianza en nosotros o en los demás. Si hay comunistas en mi gobierno, serán arrojados de él en cuanto se pruebe que lo son. Pero no serán despedidos sin pruebas y sin el debido proceso de la ley”.
   ¿Qué puedo decir del futuro? No tengo la menor idea al respecto. No soy profeta.
   Una cosa diré, sin embargo : debemos alentar el entusiasmo de la juventud de nuestra nación. Los jóvenes tienen que sentirse orgullosos de su historia y de sus posibilidades futuras. Los chicos de las escuelas de segunda enseñanza se portan bien, pero algunos estudiantes universitarios piensan que lo saben todo, y no me empeño en convencerlos de que lo que realmente cuenta es lo que se aprende después de creer saberlo todo.
   Y bien, me ha llegado el momento de abandonar este cargo, este empleo, este honor que ustedes me han conferido. Uno de los fundadores de nuestra nación, Benjamín Franklin, se refirió a esta circunstancia con las siguientes palabras : “En una sociedad libre, los gobernantes son los servidores y el pueblo es su mandante y soberano. Por tanto, para los primeros, volver a la condición del segundo no constituye un demérito, sino un ascenso”.
   Mi ascenso consiste en ser un ciudadano más entre ustedes.
   

domingo, 25 de noviembre de 2012

"LA JUSTIFICACIÓN" EN "VERSOS POR ESPIGAR"


                                                                        JUSTIFICACIÓN
   No es necesario pero sí conveniente dar a conocer la concreción del trabajo logrado.
   Me llegaron los escritos de sopetón, [medio centenar], pero no de manera sistemática y orgánica. Se dio cuenta de ello en el blog.
   Luego, se intentó una primera sistematización orgánica, pero debí afrontar una doble dificultad en la selección y en la organización de todos los poemas:
    La primera era inevitable, puesto que el autor no había concebido ni ordenado tales escritos con la posibilidad de constituir un trabajo unitario.
  La segunda nos aconsejó, respetar la plenitud semántica del texto y las preferencias de léxico que lo valorizan evitando así la imposición del editor.
   Me he  servido, pues, de un criterio personal que he juzgado el más idóneo para la compilación de todos los textos del autor como también para su más adecuada organización y distribución en atención a un desarrollo lógico y consecuente.       Además, me pareció útil ponerle a cada ciclo un título que indicase su contenido, con sus respectivas citas, y así presentar el trabajo con sistemática organización. A simple vista, lo lógico, sería : hogar, naturaleza, amor, luchar por los valores y morir, siguiendo los ciclos temporales del hombre :  nacer, crecer, reproducirse, envejecerse  y morir ; pero por amor al destino y sus misterios, en definitiva, a la Historia, [pues, recibía periódicamente una tras otra, en total, más de una veintena], la lógica se impone : amar al congénere, amar y admirar a la naturaleza, amar a la familia y a la que fue familia y no dejar de luchar por los valores en favor de todos estos amores.

                             Alejandro Pereda Calderón

POEMARIO DE JAVIER CALDERÓN
PRÓXIMA PUBLICACIÓN.
EDITORES: CALDERÓN & PEREDA

sábado, 24 de noviembre de 2012

LA TORTURA COMO ESCISIÓN DE CUERPO Y MENTE. Leonardo BOFF


                                                Con el funcionamiento de la Comisión Memoria y Verdad sale a la luz con toda su barbarie la tortura como método sistemático del Estado dictatorial militar para combatir a sus opositores. Ya se han estudiado detalladamente estos procesos de deshumanización del torturado y también del torturador. Éste precisa reprimir su propia humanidad para practicar su acto inhumano. No sin razón muchos torturadores acabaron suicidándose por no aguantar tanta perversidad.
   Quiero, sin embargo, destacar un punto no siempre presente en la discusión, que ha sido muy bien analizado por los psicoanalistas, especialmente en la Alemania posnazi, y entre nosotros por Hélio Peregrino, ya fallecido.
   Lo más terrible de la tortura política es que obliga al torturado a luchar contra sí mismo. La tortura escinde a la persona por la mitad. Coloca la mente contra el cuerpo.
   La mente quiere ser fiel a la causa de los compañeros, no quiere de ninguna manera entregarlos. El cuerpo, sometido a extrema intimidación y humillación, para verse libre de la tortura, tiende a hablar y a hacer así la voluntad del torturador. Esta es la escisión.
   Pero hay que resaltar un punto : la persona torturada cuando es presa del pánico y el pavor puede ser víctima de mecanismos inconscientes de identificación con el agresor. Al identificarse con él, consigue psicológicamente exorcizar por un momento el pánico y así sobrevivir.
   El torturado que sucumbió a esta desesperada contingencia de autodefensa, incorpora siniestramente la figura del torturador. Éste consigue abrir una brecha en el alma del torturado, alcanza a penetrar en aquella última intimidad, allí donde residen los secretos más sagrados y donde la persona alimenta su misterio.    Sobrepasa por tanto los umbrales últimos de la profundidad humana para poseer a la víctima y hacerla otra persona, alguien que acaba reconociendo ser de hecho subversivo, enemigo de la patria y de la humanidad, un traidor de la religión, un maldecido por Dios, un excomulgado de la Iglesia, alguien que está de parte del demonio. Los torturadores Albernaz y Fleury eran expertos en esta perversidad. Fleury dijo directamente a fray Tito, como aparece en el terrorífico film de Ratton “Bautismo de Sangre”, basado en el libro de fray Betto con el mismo nombre, que dejaría en él marcas que jamás olvidaría. Efectivamente, consiguió escindirle la mente y el cuerpo y penetrar en su más profunda intimidad hasta el punto de que, en el exilio en Francia, él sentía en todo momento la presencia de su verdugo. Dejó una nota antes de quitarse la vida: «prefiero quitarme la vida a morir».
   Este tipo de tortura es especialmente malvada porque hace de la deshumanización el eje de una práctica sistemática de ciertos agentes del Estado. Si la categoría anti-Cristo aún significa alguna cosa, debe ser configurada dentro de este cuadro infernal. Se trata de la completa subversión de lo humano y de sus referencias sagradas. Es con seguridad uno de los mayores crímenes de inhumanidad que puedan existir.
   Tales perversiones no pueden entrar dentro de ninguna amnistía. Los torturadores cargan en su alma y en su mente el estigma de Caín. Por dondequiera que vayan la vida los acusará porque violaron su sacralidad suprema.
   Y todavía está la tortura de los desaparecidos, que crucifica a sus seres queridos. Por ejemplo, hubo una guerrilla en la región del río Araguaia hasta hoy no reconocida totalmente por los militares. Allí se cometieron todos los excesos: cortaban la cabeza y los dedos a los guerrilleros muertos y los enviaban a Brasilia para identificarlos. Hicieron desaparecer sus cadáveres. Hicieron desaparecer las vidas y pretenden ahora borrar las muertes. Y las familias viven una pesadilla que no tiene fin. Cada timbre que suena en casa funciona como un viento que sopla las cenizas y reaviva la brasa de la esperanza, seguida de amarga decepción: ¿Será él que vuelve? Otros dicen : “no nos mudemos de casa porque todavía puede volver... y qué sería de él si no estuviéramos aquí para el abrazo, el beso y las lágrimas?”
   Los torturadores y sus jefes están ahí, ahora amenazados por el movimiento "Levante Popular de la Juventud" que no les deja en paz la conciencia. A ellos quisiera yo, como teólogo perseguido aunque no torturado, gritarles al oído el clamor de Jesucristo : “A vuestra generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas, de los perseguidos y de los torturados, de su sangre derramada desde el principio del mundo. Sí, os aseguro que se os pedirá cuenta de esta sangre” (Lc 11,50-51).
   Podrá haber una amnistía pactada por los hombres. Pero no habrá amnistía ante la conciencia y ante Aquel que se presentó bajo la figura de un preso, torturado y ejecutado en la cruz, Jesús, el Nazareno, cuando como Juez Supremo juzgará especialmente a aquellos que violaron la humanidad mínima. Llegará el día, supremo día, en que todos los desaparecidos aparecerán. Vendrán, como dice el Apocalipsis, de la gran tribulación de la historia. Sí, ellos volverán con el Viviente. Y entonces no habrá más espera ni agitación en los corazones. El Viviente, también torturado un día, anulará todas las distancias, enjugará todas las lágrimas e inaugurará el Reino de los sacrificados y desaparecidos, ahora vivos, liberados y encontrados. Entonces será definitivamente verdad : «Nunca más una dictadura. Nunca más desaparecidos. La tortura nunca más».
-Leonardo  BOFF / 23-noviembre-12      

viernes, 23 de noviembre de 2012

"EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA"





DE "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
  OH DIOS mío,
crea en mí un corazón
puro y renueva una
conciencia tranquila
en mi interior,
¡oh mi esperanza!
  A través del espíritu
de poder confirmarme
en tu causa, ¡oh bienamado!
y por la luz de tu gloria
revélame tu camino,
¡oh Tú, meta de mi deseo!
  Por la fuerza de tu poder
trascendente elévame
hasta el cielo de tu santidad,
oh fuente de mi ser,
y por las brisas
de tu eternidad, alégrame
oh Tú, que eres mi Dios.
  ¡Que tus melodías
eternas exhalen
tranquilidad sobre mí!
oh mi compañero,
que las riquezas
de tu semblante antiguo
me liberen de todo,
excepto de Ti,
oh mi Señor,
y que las noticias de la
revelación de tu Esencia
incorruptible me traigan
alegría,
oh Tú que eres
lo más manifiesto
de lo manifiesto
y lo más oculto de lo oculto.

- Fe Bahâ´I, Bahâ `u`´Ilâh

jueves, 22 de noviembre de 2012

CITAS CITABLES


NO CONVIENE analizar demasiado nuestro matrimonio ; equivaldría a sacar de su tiesto una frágil plantita cada 20 minutos para ver cómo van creciendo las raíces.
- The Bill Ballance Hip Handbook

  LO MALO del socialismo es que, cuando la gente aprende a apoyarse mutuamente, el individuo pronto está demasiado débil para mantenerse de pie.
-T.R.H.

    MUCHÍSIMOS de nuestros prejuicios son como pirámides invertidas : se apoyan en incidentes minúsculos, triviales, pero se extienden a lo alto y a lo ancho hasta llenar por completo nuestra mente.
-W.M.M.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

CHESTERTON, EL HOMBRE. Por John ENNIS


Novelista, ensayista, poeta, periodista, orador y hombre de ingenio, G. K. Chesterton sólo pedía que lo escucharan…, cosa que un mundo encantado no ha dejado de hacer desde entonces.
                                                INTRIGADO por los constantes saludos y sonrisas de los transeúntes con quienes se cruzaban, un visitante forastero, en el Londres de la época de Eduardo VII, se volvió hacia su gigantesco acompañante y comentó :
-Todo el mundo parece conocerle a usted.
El hombrón se acomodó bien en la nariz los deslizantes quevedos, pegó en el suelo con el bastón-espada que empuñaba siempre, y asintió :
-Sí… Y si no me conocen preguntan quién soy.
   Gilbert Keith Chesterton habría destacado entre la multitud en cualquier momento de la historia. Con más de 1,83 metros de estatura, sobrepasaba los 127 kilos de peso.    Cuando estaba de moda el pelo corto, él lo llevaba largo y suelto. No faltaba en su atavío de todos los días un sombrero de ala ancha y una capa de amplio vuelo que le daban aire de espadachín.
   Famoso por su ingenio, sonreía al oír que se referían a su voluminosa persona como a “un tipo de gran empaque”. Pero la grandeza de Chesterton distaba mucho de ser meramente física.
   Para el común de las personas, G. K. (estas iniciales bastaban para identificarlo al instante) fue un periodista ingenioso y cáustico, y después un brillante comentarista de radio. Los políticos lo toleraban como una molesta espina clavada en la carne. Los amantes de la literatura lo aclamaron como autor de unos 90 libros. Los lectores de poesía lo consideraron un poeta sobresaliente y aun quienes no gustaban de ella se regocijaban con su improvisados epigramas. Entre la gente que nunca leyó un solo verso suyo, se hizo famoso por sus novelas policiacas que protagoniza el “Padre Brown”.
   Los barqueros de los canales sabían que él había ayudado a derrotar a los legisladores que quisieron quitarles los hijos a quienes vivían permanentemente en las barcazas. Los católicos de habla inglesa lo acogieron como a uno de los más importantes conversos. Y sus amigos lo querían por bullicioso, amable y ocurrente. Cierta vez escribió una comedia para que un conocido suyo, cesante, se la propusiera a un gerente de teatro y éste lo empleara en la producción de la obra.
   G. K siempre tenía a flor de labios la frase apropiada en el momento oportuno.     Cuando le preguntaron qué libro llevaría consigo a una isla desierta, respondió : “Un manual de construcción de barcos”. Sus agudezas aplastaban a los impertinentes.  Durante la primera guerra mundial se subió a hablar en una plataforma, pues los médicos lo habían rechazado para el servicio, incluso como agente de la policía militar. Una mujer le gritó:
-¿Por qué no ha salido usted al frente?
Chesterton se miró el abdomen:
-Si quiere tomarse el trabajo de dar una vuelta en torno mío, señora, verá qué salido estoy.
     Autor de miles de ensayos y artículos escribió en trenes, autobuses, salones de té y hasta en la calle, apoyando el papel en alguna pared. Nunca se detuvo a comprobar un dato, pues prefería confiar en su memoria, y jamás hizo copias de sus escritos : no tenía tiempo para colocar las hojas de papel carbón. Si se perdía un original, podía volver a escribirlo al instante.
   Unos amigos suyos temblaron al encontrarlo aplicando la técnica de escribir a vuela pluma a la composición de un libro sobre Santo Tomás de Aquino, el teólogo medieval cuya vida y obra habían sido, en el trascurso de los siglos, objeto de concienzudos tratados escolásticos. Chesterton impávido, cruzó a grandes zancadas el estudio de su casa de Beaconsfield, en Buckinghamshire, y dictó la mitad de su libro a impulso de su inspiración. Entonces, a pesar de ser quien era, sintió la necesidad de consultar algunas autoridades, y pidió a su secretaria que le consiguiera algunos libros.
-¿Qué clase de libros? le preguntó la muchacha.
Chesterton se encogió de hombros y respondió :
-Los que usted quiera.
   Con la ayuda de un sacerdote, la secretaria logró que le prestaran un rimero de libros sobre Tomás de Aquino y los colocó delante de su jefe. Él, que podía absorber el contenido de un libro “como una aspiradora”, según decía un asombrado amigo suyo, hojeó a toda prisa los volúmenes, los apartó con decisión y terminó su dictado sin siquiera consultarlos de nuevo una sola vez. Cuando apareció su obra Santo Tomás de Aquino, Etienne Gilson, distinguido profesor de filosofía, exclamó : “Chesterton es desesperante. He estudiado a Santo Tomás de Aquino toda mi vida, y nunca podría haber escrito yo un libro como el suyo. Sólo un genio es capaz de esta hazaña”.
   A pesar de los constantes elogios, el escritor nunca perdió su profunda humildad.       Entre sus novelas figuran dos obras maestras de la ficción : The Man Who Was Thursday (“El hombre que fue jueves”) y The Napoleon of Notting Hill (“El Napoleón of Notting Hill”) ; en ambas anuncia, decenios antes Aldous Huxley y George Orwell la creciente amenaza de un “Hermano Mayor” en un Estado todopoderoso. Sin embargo, él se calificaba a sí mismo de “periodista” ; nunca de “escritor”.
   Durante más de 30 años se lo disputaban como conferenciante y polemista, tanto en Europa como en Estados Unidos. En cuanto comenzaba a hablar, nada podía detener el torrente de su verbosidad. Una vez que hablaba sentado en un mitin, se levantó tranquilamente cuando su endeble silla comenzó a hundirse ; un amigo le puso otra detrás de él, y volvió a sentarse sin mirar atrás y sin perder un instante el hilo de su argumentación.
  Como en sus escritos, trataba una variedad muy amplia de temas en sus conferencias.     En un invierno habló de cuestiones tan dispares como la guerra justa, el elemento romántico en la moralidad y las bandas de músicos. Con frecuencia expresaba opiniones tan de minoría que enfurecían a sus oyentes ; pero su popularidad nunca decayó : la gente reconocía que la base esencial de todo lo que él trataba era su firme convicción de que la vida es buena y el mal se puede corregir combatiéndolo.
   Chesterton nació el 29 de mayo de 1874, en Campden Hill (Londres) ; fue el primogénito de un agente de bienes raíces de una empresa cuyos anuncios pintados de “Se vende” todavía pueden verse en la fachadas de Londres. Cuando a los cinco años de edad, dijeron a Gilbert que tenía un hermanito recién nacido, Cecil, declaró con obvia satisfacción : “Ahora tendré público siempre “. Pero a Cecil también le gustaba hablar, y los dos muchachos emprendían largas discusiones sin levantar nunca la voz, escuchando cada cual en cortés silencio hasta que le llegaba el turno. Se volvían ciegos a todo lo que les rodeaba. Los dos hermanos adolescentes, en una fiesta familiar en Lowestoft, se enfrascaron en un debate sin precedente que a sus confundidos padres les pareció interminable y que duró, sin interrupción, desde el desayuno hasta las 2:30 de la madrugada del siguiente día, o sea, 18  horas y 13 minutos.
   Gilbert asistió a la Escuela de San Pablo, que entonces estaba en Hammersmith. Era un niño introvertido que se esforzó poco en aprender. Sus padres, preocupados, lo llevaron a un médico, quien declaró que el muchacho tenía el cerebro más grande y sensible que hubiese visto. El chico, anunció el facultativo, llegaría a ser “un genio o un idiota”. Sus maestros estaban igualmente perplejos sobre el futuro de su corpulento y desaliñado discípulo de voz chillona, que muchas veces hablaba consigo mismo y otras reía sin motivo aparente.
   Pocos advertían que lo que hacía era recitar largos pasajes de Dickens y Shakespeare aprendidos de memoria, y que su risa era el primer indicio de su agudo sentido de lo ridículo, que pronto haría a naciones enteras reír con él.
   Después de estudiar tres años en la escuela de arte, Chesterton trabajó seis como auxiliar de un editor por una libra esterlina a la semana. Deseaba casarse, por lo cual tenía que ganar más, y empezó a colaborar en diferentes revistas y diarios. Al fin había iniciado, sin saberlo, la carrera que le daría fama.
   Inmediatamente abandonó su indolencia congénita. De ahí en adelante vivió cumpliendo plazos y no consideró nada extraordinario escribir en una semana 13,000 palabras de un libro, un artículo para The Illustrated London News y gran parte del G. K.´s Weekly, su propio periódico, fundado en el decenio que empezó en 1920, y encima dar una o dos conferencias en la provincia para aprovechar sus tardes libres. Como recuerda Maisie Ward en su libro Gilbert Keith Chesterton, rodeó de un aura romántica su cortejo con Frances Blogg, una de tres hermanas de una familia bulliciosa que vivía en la sección occidental de Londres y cuya casa él frecuentaba. Dando la primera noticia de sus esponsales, escribió a un amigo suyo : “Esta mañana, tras levantarme de la cama, lavé cuidadosamente las botas en agua caliente y me embetuné el rostro…Vertí el café en las sardinas y puse mi sombrero a hervir al fuego. Estas torpezas te darán idea de mi estado de ánimo”. El día de su boda llevó consigo un revólver y luego explicó que era para proteger a su esposa “contra los piratas que sin duda infestan a Norfolk Broads, adonde pensamos ir”.
   Él y su mujer amaban a los niños hasta el punto de que, no teniendo hijos, en un viaje en tren escogieron un vagón lleno de locuaces chicos. Deseando tener un hijo propio, Frances se sometió a cierta operación en una clínica. Una tarde el médico que la atendía fue llamado por el ama de llaves para que hablara con el señor Chesterton. “Lo encontré sentado en la escalera”, se quejó el facultativo, “en donde había permanecido por espacio de dos horas incomodando mucho a los que subían y bajaban, y sordo a todas las súplicas de que se apartara de allí”. El abstraído personaje estaba entregado a pulir un soneto con que deseaba obsequiar a su esposa a la hora del té.
   El escritor se regocijaba ostensiblemente en sus debates públicos con Shaw, amigo íntimo suyo y su más vehemente contrincante en todos los temas concebibles. Fueron polémicas lucrativas, pues éste procuraba que su amigo recibiera la parte económica correspondiente. Chesterton, por él mismo, se habría considerado pagado con que lo dejaran hablar. Indiferente al dinero nunca aprendió a administrarlo. Conservaba los cheques en sus bolsillos hasta que se le ajaban. Los billetes de banco y las monedas las gastaba, los daba a los mendigos o los esparcía por el pavimento. Cuando tenía que pagar a un taxista, alargaba el brazo con la palma de la mano llena de monedas de plata e invitaba al cochero a tomar la cantidad que le debiera.
   Con frecuencia vendía su obra por un precio irrisorio, aceptando inflexiblemente 100 libras esterlinas por los derechos de autor de un libro que le podría haberle producido mucho más. Se negaba a regatear y no guardaba rencor por haber sido timado. “Que yo sepa, sólo tengo una virtud”, escribió una vez ; “yo podría realmente perdonar hasta setenta veces siete”. A la postre dejó en manos de Frances la administración de sus asuntos pecuniarios, y ella le daba para sus gastos personales dos chelines y seis peniques cada vez.
   La mayoría de las dificultades económicas de G. K, derivaban de su abstracción, que a su vez procedía de su capacidad para concentrarse tanto en su trabajo que desatendía con frecuencia los aspectos triviales de la vida.  Monseñor John O´Connor, al que Chesterton tomó de modelo para su padre Brown, apuntó : “Jamás olvidó algo que hubiese escuchado o leído, pero nunca recordaba qué día era o si todavía no había almorzado”.
   Una vez bregó para abrir la puerta de su casa con un sacacorchos mientras tenía el llavín en la otra mano. En otra ocasión marchó en coche a una estación de ferrocarril y pidió muy serio en la taquilla una taza de café. Los organizadores de sus conferencias se consideraban afortunados si encontraba la sala en que había de hablar. En una célebre ocasión telegrafió quejumbrosamente a su esposa : “Estoy en Market Harborough. ¿Dónde debería estar?” Sabiendo que no podría  efectuar un viaje campo traviesa y llegar  a su destino, Frances decidió que la única solución era hacerlo regresar a la base para comenzar de nuevo : “En casa”, le respondió.
   Su distracción incorregible fue el origen de su atuendo y aspecto tan peculiares. En una época en que se ponía especial atención a llevar ropa adecuada para cada circunstancia, él se presentaba a dar sus conferencias con pantalón bombacho y el frac que le había pedido prestado a un amigo suyo, media talla menor que él… y hablaba asombrado del milagro de que su chaqueta hubiera encogido tanto o de que él hubiera engordado hasta tal punto. Desesperando de que se arreglara bien, Frances decidió darle un aspecto pintoresco. Cubrió su desorden con la larga capa y el sombrero de ala ancha, en un estilo que él adoptó encantado como un distintivo personal y cómodo que ocultaba su desaliño.
   Durante toda su vida estuvo consciente de lo maravilloso de los objetos triviales. Escribió ensayos sobre el fuego, un pedazo de tiza o la morralla que encontraba en sus bolsillos. Podía mirar un objeto común y ver en él posibilidades que ninguna otra persona habría considerado. Su explicación de que las carreteras de su país rara vez sean rectas se convirtió en una de sus frases más citadas : “El zigzagueante carretera inglesa”.
   Como trabajaba febrilmente, era inevitable que, a veces, su prosa dejara mucho que desear. Se esforzó más en la composición de algunas de sus poesías, y una de ellas, The Ballad of the White Horse (“La balada del caballo blanco”), escrita lenta y amorosamente en el transcurso de muchos años, es una obra de gran mérito. Al describir la lucha del rey Alfredo contra los invasores daneses, La Balada celebra la característica tenacidad inglesa que en 1940 brilló como el espíritu de Dunkerque.
   Chesterton no flaqueó nunca en su profundo patriotismo, aunque sus ideas políticas pasaron por muchos avatares. En diferentes épocas de su vida fue liberal, socialista, partidario de los bóers (actitud que adoptó por amor a Inglaterra y por su deseo de verla actuar como él pensaba que debía hacerlo) y nacionalista irlandés. Finalmente, él y su amigo Hilaire Belloc idearon un camino intermedio entre el capitalismo y el socialismo, que denominaron distribucionismo. Con el ideal de “Una casa para cada hombre, un campo para cada hombre”, el distribucionismo tendía a convertir a todos los campesinos felices, como Chesterton y Belloc creían que lo fueron en la mítica edad de oro.
   Sus argumentos resultaban tan persuasivos que incluso quienes consideraban impracticables las ideas de Chesterton acababan luchando temporalmente a su lado, convencidos de que la verdadera fuerza que lo impulsaba era una profunda simpatía hacia el humilde contra el poderoso. En su periódico ayudó a combatir ciertos proyectos de ley que habrían aumentado el poder del Estado sobre el individuo. Quizá por ello comentó el crítico James Agate : “Chesterton comprendía a su prójimo”.
   Acaso el mayor secreto de G. K. haya sido que no maduró nunca una parte de él.    Confesó él mismo tender una “fijación idólatra” hacia los títeres que había visto de niño cerca de su casa, y jamás estuvo demasiado ocupado para jugar a fingir situaciones o para participar en funciones teatrales de aficionados. Reverenciaba la infancia como una edad de imaginación e inocencia. Y aunque empleó millones de palabras para influir en las mentes, dejó plasmados en un libro de estampas infantiles estos cálidos versos:
Levántate y mantén tu espíritu infantil;
lee todos los largos escritos y
críticas de los pedantes, pero
no creas en nada
que no pueda expresarse con
estampas coloreadas.
   Poco antes de morir, en junio de 1936, escribió : “He hablado con estadistas y me reuní con la mayoría de los grandes poetas y prosistas de mi tiempo…  he viajado tras el rastro de los torbellinos y terremotos ocurridos en los confines del mundo… Pero todo eso significa menos para mí que los títeres de Campden Hill”.
-John ENNIS

martes, 20 de noviembre de 2012

LEITMOTIV. AUDIOCLÁSICA


En  cierta ocasión, hablando del Anillo de Wagner, fueron descritos sus leitmotivs como una “firma musical”. Pero su uso crea, con frecuencia, momentos de gran carga dramática que ocurren en autores bien alejados de Wagner, como vamos a ver.
Leitmotiv significa, literalmente, “motivo principal”. Es ante todo una técnica operística, aunque ha sido utilizado en cantatas, ciclos de canciones, poemas sinfónicos y otros géneros. El término fue inventado por F. W. Jähns en un estudio de Weber (1871) muchos años después de que los compositores de ópera hubiesen empezado a utilizar esos motivos. Se refiere a la forma en la que los compositores asocian un personaje, objeto, suceso, emoción, etcétera, a una idea musical recurrente que puede ser nada más que una simple nota, un acorde, una textura, un motivo de cualquier número de notas o incluso una melodía sustancial. Mozart usa una secuencia de acordes en La flauta mágica (1791), que se escucha primero en la obertura, para anunciar las ceremonias solemnes del templo.
Como en el período de madurez de Wagner. Quizá la práctica más común antes de Wagner era el extraer un trozo de melodía de, por ejemplo, un dúo amoroso, y recuperarla en una escena posterior en la que la heroína piensa nostálgica en su perdido amor. Las escenas de locura tienden a utilizar esta técnica, como demuestran con elocuencia los magníficos ejemplos de Donizetti (Lucía de Lammermoor, 1835) y Bellini (I Puritani, 1835). Pero estos motivos ocasionales no se alejan en gran medida  de la sucesión habitual de recitativos y arias de estas óperas, así que se trata, con más propiedad, de “motivos recurrentes”. Por otra parte, I Puritani tiene un maravilloso tema marcial que se oye primero a un minuto de comenzado el preludio y que vuelve con frecuencia cuando se trata de la gloria militar de los puritanos; este motivo es modificado levemente, como ocurre en la época de madurez de Wagner. Podemos llamar a esto “leitmotiv”.
Antes de Wagner fue Weber quien realizó el mayor avance en fundamentar una parte importante del contenido musical en motivos recurrentes y variados asociados con temas diversos. Euryanthe es un ejemplo sorprendente de ópera wagneriana anterior a Wagner : el motivo asociado con Eglantina pasa por varias transformaciones según la fortuna y sentimientos del personaje.
Trazando una red de leitmotivs. Las óperas de Wagner anteriores a 1853 (año de composición de El oro del Rin) contienen motivos recurrentes, algunos de los cuales pueden ser considerados leitmotivs por ser de uso extensivo. Cuando Lohengring (1848) aparece por primera vez, canta una línea memorable en la que prohíbe a Elsa preguntarle ni intentar averiguar su nombre. Después de que los villanos intenten provocar que la heroína haga la pregunta prohibida, el Acto 2 de Lohengring termina con una electrizante afirmación del motivo por parte de los metales cuando Elsa alcanza el ojo de Ortrud. Wagner conocía bien el poder asombroso de la repetición de un motivo.
En el Anillo (1848-74) Wagner utilizó el leitmotiv más que en ninguna otra ópera anterior o posterior. Constituye una parte crucial de la trama sinfónica de motivos. Según empieza El oro del Rin (1854) escuchamos figuras de arpegios ascendentes que describen la naturaleza y el fluir majestuoso de Rin. Estas formas contienen toda una familia de leitmotivs : Wagner desarrolla sus conceptos dramáticos usando leitmotivs, asegurando a la vez la unidad musical.
Otra familia de leitmotivs comienza su vida cuando las doncellas del Rin cuentan al enano Alberich, que ha pasado un rato intentando seducir sin resultado a las tres doncellas, cómo puede forjarse un anillo a partir de la pieza informe de oro que poseen. Se oye una figura insinuante que se mueve en círculos, como lo que se supone que está representando. Cuando Wagner quiere expresar avaricia nos recuerda al anillo con este leitmotiv. En un nivel más sutil, cuando en la escena siguiente describe la majestuosa fortaleza que Wotan ha construido para sí y su hijo, Valhalla, transforma el motivo del anillo en el motivo de Valhalla. ¿Por qué esta conexión? Porque la fortaleza ha de ser pagada con el anillo, y Wotan, como resultado, se ve irrevocablemente manchado. La música sugiere todo esto antes de que sea desarrollado en el escenario.
Los leitmotivs son sólo una parte de las complejas estructuras musicable de Wagner : si fuese lo único que utiliza, sus dramas musicales serían e un aburrimiento insoportable;  pero dado que sólo forman parte de una fábrica musical mucho más amplia, se convierten en medios muy complejos y expresivos para engarzar el drama. Los beneficios se pierden, no obstante, cuando los clasificamos con excesiva rigidez : los leitmotivs no son lepidópteros a los que se pueda clavar un alfiler. Wagner confía en las relaciones que puedan surgir entre ellos : Cuando Sigfrid entra en la caverna de Fafner oímos un motivo que identificamos en primera instancia con las doncellas de Rin; pero ya que no es el caso, podemos reaccionar a este motivo de forma psicológica o general.
De las tarjetas de visita a la procesión. Wagner utilizó menos el leitmotiv en sus óperas posteriores, sobre todo Tristán e Isolda (1858), que tiene muy pocos. Más tarde otros compositores hicieron uso extensivo de la figura, como es el caso de Richard Strauss (Salomé, 1905 ; Elektra, 1908) y Berg ; su ópera Wozzeck (1921) comienza con un leitmotiv identificado con el capitán, y algo más tarde oímos un motivo cantado con las palabras “pobres de nosotros” que describe con precisión el estado lamentable de Wozzeck .
Debussy menospreció los leitmotivs de Wagner llamándoles “tarjetas de visita”, a pesar de que le gustaba la música del Anillo y que ésta tuvo influencia sobre él, pero también utiliza una buena cantidad de ellos en su única ópera completa, Pelléas et Mélisande (1902).
En su poema sinfónico del mismo tema, Pelleas und Melisande (1903), Schoenberg demostró la extensión en la que el leitmotiv podía introducirse en la escena orquesta : la primera parte de la obra contiene  una larga procesión de leitmotivs, inconfundibles, que describen los caracteres.
Los leitmotivs siguen apareciendo en las óperas (Gawain de Britwistle, 1991, por ejemplo), a veces como eslabón clave de la cadena musical, en otras ocasiones como música adicional para uso discrecional, pero pocos compositores los han utilizado con tanta profusión, imaginación y detalle como Wagner.
AUDIOCLÁSICA.

domingo, 18 de noviembre de 2012

"LA INTRODUCCIÓN" EN "VERSOS POR ESPIGAR"


                                                          INTRODUCCIÓN
   Por la variedad de versos en el plan recopilador, se impone la necesidad de establecer los Ciclos Temáticos predominantes, (Secciones), para lograr una mayor comprensión de los mismos.  Pues, se observa al autor, más preocupado  por su pensamiento más que los preceptos de la poética tradicional. Por eso utiliza el verso libre. Se aleja de todo preciosismo y adecua su estilo al tema que trata : conciso en los poemas filosóficos pero sin renunciar a los giros populares y al tono desenvuelto.  
   Lo encontramos dispuesto a hablarnos de todo aquello que le obsesiona, no sólo a  él sino a la mayoría de los hombres : el amor, la naturaleza,  el mundo del hogar, y también la muerte. 
   El conjunto de la realidad creada, el mundo, crece en y por las personas. Existe, pues, una confluencia entre ellos y los Valores  y No valores.  
   Los Ciclos Temáticos considerados  facilitan la elaboración y comprensión  de varias poesías en atención a la madurez encontrada en ellas.

   Se inicia “VERSOS POR ESPIGAR” con los versos referentes al AMOR, que corresponden biológicamente al primer ciclo de la vida humana. El despertar a una nueva realidad ; lo que siente uno en ésta, es el ansia de amar y  el de ser amado, ser  correspondido. Todo joven se siente poeta ; canta al amor.

   El joven acucioso, admira a la NATURALEZA y se compenetra con  ella, como también el mundo del HOGAR ; pero descubre la amenaza constante de la destrucción y de la MUERTE en ellos.
   Por ser joven y buen explorador, escala el Cerro dominante ; siente que su entorno natural, -- la Naturaleza --  la sonríe insistentemente y le concede una  fuerza arrebatadora, como si alguien llegara para agitar todo lo que tiene en el corazón, la cabeza y las entrañas y de tanto en tanto él lanza una mirada hacia los cielos luminosos, las laderas, los caminos, como si se estuviera deleitando con el paisaje y sintiendo el viento en el rostro. Sigue hechizado el vuelo del halcón, que desciende en hermosos círculos sobre él para luego alejarse y escruta con su ayuda el arco completo del horizonte, hasta la puesta del sol, (“el postrimer saludo del sol al valle escondido”, Gerok) fenómeno singular en ese suelo, que hasta el polvo que pisa puede convertírsele en silbidos encantadores. A veces, allí, en el barrio Mansiche, (Salpo), desde la última hora de la tarde, basta presionar la cara contra la hierba y, forzando la vista al máximo, se intenta contar las parpadeantes luces de Trujillo, sin antes  haber tenido perdida la mirada en el lejano horizonte del caserío (casas) costeño y deslumbrado por la belleza de los jardines de la familia Vereau Rengifo y Julia Minchola, respectivamente, para luego prendarse de los altivos eucaliptos de El Escalón, de don Justino Sánchez, ya en el propio Cogón.
   Después de descender del Ragach... se siente la sensación y efecto que produce un buen baño, y es que "el baño siempre la da la naturaleza abierta a cielo abierto y a la rosa de los vientos", según Unamuno.
   Extasiado por la contemplación, bajo la influencia refleja del panorama, exclama espontáneamente : ¡ Asombroso !, y luego con resolución se dice a sí mismo : de hoy  en adelante y durante el resto de mi vida / prometo mirar el  mundo, siempre, con  asombro, añadimos.
   Se deslizan por primera vez, suavemente, las reflexiones sobre el pueblo, sobre las casas de plomo y rojo (calamina y teja) en las estrechas callejas brillando a la luz del sol y las repisas de los salientes rocosos de los cerros.
   Nacen, como elegías particulares, dentro de aquellas reflexiones, las canciones de añoranza por la tierra pura de la infancia que ya no existe y que quizá, en realidad, nunca existió.
   Pero urge recordarla con el alma alborozada en gozo.  Porque el pasado se abre paso a zarpazos ; no es posible enterrarlo, como dicen algunos. 
                 
   LA MUERTE forma parte de lo que hay de más estremecedor en la vida del hombre. No en vano caracteriza la Escritura la situación del hombre diciendo que yace en la tiniebla y en las sombras de la muerte (Luc. 1, 79).
   Pero no queremos soportar pasivamente la muerte alrededor de nosotros y en nosotros con una sórdida resignación ; por el contrario, queremos enfrentarnos con nuestro destino de muerte con corazón alerta y ojos que ven.

   Por último, lucha,  en su madurez,  por la creación o sostenimiento de los VALORES en un mundo SIN VALORES, recorriendo un camino en el que se intentará reconstruir entre las ruinas de un mundo que se desmorona. Se preocupa por el mundo y el devenir de éste, porque todo se mueve solamente por la fuerza y por el miedo. Se trata de acudir con las herramientas de la misma vida : el amor, el honor, la culpa, el miedo y la redención. Es preciso que esos ideales cobren vida en las acciones de los hombres. "Hacer que esos valores vivan".

    Hasta el 5 de octubre del 2011 sólo se conocían 17 poesías, que al parecer son las preferidas  del autor que merecieron un obligado comentario  de mi parte / en mi Blog, después de haberlas publicado gradualmente, y en calidad de primicias en dicho medio.                    
   Este hecho motivó el envío del resto de creaciones,  las cuales ayudaron a establecer  con naturalidad los Ciclos Temáticos ; pues faltaban las de Amor, que son las más logradas. Merece señalar este paso :
   Felipe Javier tuvo la gentileza de mostrarme los primeros borradores de sus poesías. Siguen siendo borradores : cada día permite escalar la pendiente de ese arte, la de transmitir delicadamente las emociones en determinado tiempo. Nos sentimos capaces de corregir hasta el momento de su impresión.
             El comentario:                   
¿Qué nos ha narrado Felipe Javier ?
Nos ha hablado del Ragach, (el Apu), del testimonio, la infamia, la protesta ; de la luminiscencia,  la trascendencia, el “mea culpa” ; del presentimiento, la nostalgia ; del dulce hogar, de la alucinación, la inquietud y  las añoranzas ; de su escuela y de sus vivencias. Vale decir : de las excelencias y carencias ; de los  logros y las frustraciones, de lo que es unión intrínseca del hombre.                                    
   Quiero sellar mi apreciación con las palabras de Ernesto Sábato que las encuentro muy a propósito por este ejercicio :
“… No hay una felicidad absoluta. Apenas se nos da en fugaces y frágiles momentos, y el arte es una manera de eternizar (de querer eternizar) esos instantes de amor o de éxtasis ; y porque todas nuestras esperanzas se convierten tarde o temprano en torpes realidades ; porque todos somos frustrados de alguna manera, y si triunfamos en algo fracasamos en otra cosa, por ser la frustración el inevitable destino de todo ser que ha nacido para morir ; y porque todos estamos solos o terminamos solos algún día : los amantes sin el amado, el padre sin sus hijos o los hijos sin sus padres, y el revolucionario puro ante la triste materialización de aquellos ideales que años atrás defendió con su sufrimiento en medio de atroces torturas ; y porque toda la vida es un perpetuo desencuentro, y alguien que encontramos en nuestro camino no lo queremos cuando él nos quiere, o después de muerto, cuando nuestro amor es ya inútil ; y porque nada de lo que fue vuelve a ser, y las cosas y los hombres y los niños no son lo que fueron un día, y nuestra casa de infancia ya no es más que la que escondió nuestros tesoros y secretos, y el padre se muere sin habernos comunicado palabras tal vez fundamentales, y cuando lo entendemos ya no está más entre nosotros y no podemos curar sus antiguas tristezas y los viejos desencuentros, y porque el pueblo se ha transformado, y la escuela donde aprendimos a leer ya no tiene aquellas láminas que nos hacían soñar, y los circos han sido desplazados por la televisión, y no hay organitos, y la plaza de infancia es ridículamente pequeña cuando la volvemos a encontrar…
… Porque no hay poesía festiva, alguien había dicho, que quizá sólo del tiempo y de lo irreparable puede hablar. Y también alguna vez se dijo [pero, ¿ quién, cuándo ?] que todo un día será pasado y olvidado y borrado : hasta los formidables muros y el gran foso que rodeaba a la inexpugnable fortaleza”. BIBLIOTECA DE ORO.
 Las setenta y siete (77)  evocaciones impresas nos introducen, pues, al mundo poético del artífice. A nosotros, los lectores, nos  corresponde develar el secreto.

                                                         Alejandro Pereda Calderón.
PRÓXIMA PUBLICACIÓN
TÍTULO: "VERSOS POR ESPIGAR"
AUTOR : JAVIER CALDERÓN ÁVILA