martes, 31 de diciembre de 2013

EN MEDIO DEL MALESTAR MUNDIAL HAY LUGAR PARA LA ALEGRÍA / Leonardo BOFF

En medio del innegable malestar mundial irrumpió sorprendentemente este año una figura que nos devolvió esperanza, alegría y gusto por la belleza: el Papa Francisco. Su primer texto oficial lleva como título Exhortación Apostólica Alegría del Evangelio. Un texto entreverado de alegría, de las categorías del encuentro, de la proximidad, de la misericordia, del lugar central de los pobres, de la belleza, de la “revolución de la ternura” y de la “mística del vivir juntos”.

   Tal mensaje es un contrapunto a la decepción y al fracaso ante las promesas del proyecto de la modernidad de traer bienestar y felicidad para todos. En realidad está poniendo en peligro el futuro de la especie por el asalto avasallador que sigue haciendo sobre los bienes y servicios escasos de la Madre Tierra. Bien dice el Papa Francisco: «la sociedad tecnológica ha logrado multiplicar las posibilidades de placer pero encuentra muy difícil engendrar la alegría» (Exhortación, nº7). El placer es cosa de los sentidos. La alegría es cosa del corazón. Y nuestro modo de ser es sin corazón.

   No es una alegría de bobos alegres que lo son sin saber por qué. Brota de un encuentro con una Persona concreta que le suscitó entusiasmo, lo elevó y simplemente lo fascinó. Fue la figura de Jesús de Nazaret. No se trata de aquel Cristo cubierto de títulos de pompa y gloria que la teología posterior le confirió. Es el Jesús del pueblo sencillo y pobre, de las carreteras polvorientas de Palestina que traía palabras de frescor y de fascinación. El Papa Francisco da testimonio del encuentro con esa Persona. Fue tan arrebatador que cambió su vida y le creó una fuente inagotable de alegría y de belleza. Para él evangelizar es rehacer esta experiencia, y la misión de la Iglesia es recuperar el frescor y la fascinación por la figura de Jesús. Evita la expresión ya oficial de “nueva evangelización”. Prefiere “conversión pastoral” hecha de alegría, belleza, fascinación, proximidad, encuentro, ternura, amor y misericordia.

   Qué diferencia con sus predecesores de siglos anteriores que presentaban un cristianismo como doctrina, dogma y norma moral. Se exigía adhesión inquebrantable y sin el menor asomo de duda, pues gozaba de las características de la infalibilidad.

   El Papa Francisco entiende el cristianismo en otra clave. No como una doctrina, sino como un encuentro personal con una Persona, con su causa, con su lucha, con su capacidad para afrontar las dificultades sin huir de ellas.
  
   Agradan sobremanera las palabras contenidas en la Epístola a los Hebreos donde se dice que Jesús “pasó por las mismas pruebas que nosotros… que experimentó todas las flaquezas… que entre gritos y lágrimas suplicó a aquel que podía salvarlo de la muerte y que no fue atendido en su angustia”, según los estudios de dos grandes sabios de las Escrituras, A. Harnack y R. Bultmann, que dan esta versión en lugar de la que está en la Epístola: “y fue escuchado en atención a su piedad” (eusebeia en griego puede significar, además de piedad, también angustia) “y aprendió a obedecer mediante el sufrimiento”(Hebreos 4,15; 5,2.7-8).

   En la evangelización tradicional todo pasaba por la inteligencia intelectual (intellectus fidei), expresada por el credo y por el catecismo. En la Exhortación, el Papa Francisco llega a decir que «hemos aprisionado a Cristo en esquemas aburridos… privando así al cristianismo de su creatividad» (nº 11). En su versión, la evangelización pasa por la inteligencia cordial (intellectus cordis) porque ahí tiene su sede el amor, la misericordia, la ternura y el frescor de la Persona de Jesús. Ella se expresa por la proximidad, por el encuentro, por el diálogo y por el amor. Es un cristianismo-casa-abierta para todos, «sin fiscales de doctrina», no una fortaleza cerrada que intimida.

   Ese es, pues, el cristianismo que necesitamos, capaz de producir alegría, pues todo lo que nace verdaderamente de un encuentro profundo y verdadero genera una alegría que nadie puede quitar. Es como la alegría de los sudafricanos en el entierro de Mandela: nacía del fondo de corazón y movía todo el cuerpo.

   En nuestra cultura mediática e internética nos falta ese espacio de encuentro, de ojos en los ojos, cara a cara, piel a piel. Para eso tenemos que realizar “salidas”, palabra que repite siempre el Papa. “Salida” de nosotros mismos hacia el otro, “salida” a las periferias existenciales (las soledades y los abandonos) “salida” hacia el universo de los pobres. Esa “salida” es un verdadero “Éxodo” que trajo alegría a los hebreos libres del yugo del faraón.

   Nada mejor que recordar el testimonio de F. Dostoievski al “salir” de la Casa de los Muertos en Siberia: «A veces Dios me envía instantes de paz; en esos instantes, amo y siento que soy amado; en uno de esos momentos compuse para mí mismo un credo, donde todo es claro y sagrado. Ese credo es muy sencillo. Es éste: creo que no existe nada más bello, más profundo, más simpático, más humano, más perfecto que Cristo; y me lo digo a mi mismo con un amor celoso, que no existe ni puede existir. Y más que eso: si alguien me probara que Cristo no está en la verdad y que ésta no se encuentra en él, prefiero quedarme con Cristo a quedarme con la verdad».


   El Papa Francisco haría suyas estas palabras de Dostoievski. No es una verdad abstracta que llena la vida, sino el encuentro vivo con una Persona, con Jesús, el Nazareno. A partir de él la verdad se hace verdad. Si el 2014 nos trae un poco de ese encuentro (llámenlo Cristo, lo Profundo, el Misterio en nosotros, lo Sagrado de todo ser), entonces habremos cavado una fuente de donde brota una alegría que es infinitamente mejor que cualquier placer inducido por el consumo. 

-Leonardo BOFF / 31-diciembre-13

sábado, 28 de diciembre de 2013

EL MATERIALISMO DE PAPÁ NOEL Y LA ESPIRITUALIDAD DEL NIÑO JESÚS / Leoanrdo BOFF

    Un buen día, el Hijo de Dios quiso saber cómo andaban los niños y las niñas, a los que en otro tiempo, cuando estuvo entre nosotros, “tocaba y bendecía”, y de los había dicho: “dejad que los niños vengan a mí porque de ellos es el Reino de Dios” (Lucas 18, 15-16).

    Como en los mitos antiguos, montó en un rayo celeste y llegó a la Tierra unas semanas antes de Navidad. Asumió la forma de un barrendero que limpiaba las calles. Así podía ver mejor a la gente que pasaba, las tiendas todas iluminadas y llenas de cosas envueltas para regalo y especialmente a sus hermanas y hermanos más pequeños que andaban por ahí, mal vestidos y muchos con hambre, pidiendo limosna. Se entristeció sobremanera porque se dio cuenta de que casi nadie seguía estas palabras que él había dicho: “quien recibe a uno de estos niños en mi nombre a mí me recibe” (Marcos 9,37).

    Vio también que ya nadie hablaba del Niño Jesús que venía, escondido, en la noche de Navidad a traer regalos a todos los niños. Su lugar había sido ocupado por un vejete bonachón, vestido de rojo, con largas barbas y un saco a la espalda, que gritaba tontamente a todas horas: “Oh, Oh, Oh, Papá Noel está aquí”. Sí, en las calles y dentro de los grandes almacenes estaba él, abrazando a los niños y sacando de su saco regalos que los padres habían comprado y puesto dentro. Se dice que vino de lejos, de Finlandia, montado en un trineo tirado por renos. La gente había ido olvidando a otro viejito, este sí realmente bueno: San Nicolás. De familia rica, por Navidad hacía regalos a los niños pobres diciendo que era el Niño Jesús quien se los enviaba. De todo esto nadie hablaba. Sólo se hablaba de Papá Noel, inventado hace poco más de cien años.

    Tan triste como ver a niños abandonados en las calles, era ver como se embobaban, seducidos por las luces y por el brillo de los regalos, de los juguetes y por mil cosas que los padres y madres suelen comprar para regalar con ocasión de la cena de Nochebuena.

    Los reclamos publicitarios, muchos de ellos engañosos, se gritan en voz alta, suscitando el deseo de los pequeños que luego corren hacia sus padres pidiéndoles que les compren lo que han visto. El Niño Jesús, travestido de barrendero, se dio cuenta de que aquello que los ángeles cantaron de noche por los campos de Belén “os anuncio una alegría, que lo será también para todo el pueblo porque hoy os ha nacido un Salvador… Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a la gente de buena voluntad” (Lucas 2, 10-14) ya no significaba nada. El amor había sido sustituido por los objetos y la jovialidad de Dios, que se hizo niño, había desaparecido en nombre del placer de consumir.

    Triste, montó en otro rayo celeste, pero antes de volver al cielo, dejó escrita una cartita para los niños y las niñas. La encontraron debajo de las puertas de las casas y, especialmente, de las chabolas de los montes de la ciudad, llamadas favelas. La carta decía así:

    Queridos hermanitos y hermanitas:
Si al mirar el portal y ver allí al Niño Jesús, junto a José y María, os llenáis de fe en que Dios se hizo niño, un niño como cualquiera de vosotros, y que es el Dios-hermano que está siempre con nosotros.
Si conseguís ver en los demás niños y niñas, especialmente en los más pobres, la presencia escondida del niño Jesús naciendo dentro de ellos.
Si sois capaces de hacer renacer el niño escondido en vuestros padres y en las otras personas mayores que conocéis, para que surja en ellas el amor, la ternura, el cuidado y la amistad en lugar de muchos regalos.
Si al mirar el pesebre y ver a Jesús pobremente vestido, casi desnudo, os acordáis de tantos niños igualmente mal vestidos, y os duele en el fondo del corazón esta situación inhumana, y quisierais compartir lo que tenéis, y deseáis desde ahora cambiar estas cosas cuando seáis mayores para que no haya nunca más niños y niñas que lloran de hambre y de frío.
Si al descubrir a los tres Reyes Magos que llevan regalos al Niño Jesús pensáis que hasta los reyes, los jefes de estado y otras personas importantes de la humanidad vienen de todas partes del mundo para contemplar la grandeza escondida de ese pequeño Niño que llora sobre unas pajas.
Si al ver en el nacimiento la vaca, el burrito, las ovejas, las cabritinas, los perros, los camellos y el elefante, pensáis que todo el universo está también iluminado por el divino Niño y que todos, estrellas, soles, galaxias, piedras, árboles, peces, animales y nosotros, los seres humanos, formamos la Gran Casa de Dios.
Si miráis al cielo y veis la estrella con su cola luminosa y recordáis que siempre hay una Estrella como la de Belén sobre vosotros, que os acompaña, os ilumina, y os muestra los mejores caminos.
Si aguzáis bien los oídos y escucháis a través de los sentidos interiores una música suave y celestial como la de los ángeles en los campos de Belén, que anunciaban paz en la Tierra.
Sabed entonces que yo, el Niño Jesús, estoy naciendo de nuevo y renovando la Navidad. Estaré siempre cerca, caminando con vosotros, llorando con vosotros y jugando con vosotros, hasta el día en que todos, humanidad y universo, lleguemos a la Casa de Dios, que es Padre y Madre de infinita bondad, para ser juntos eternamente felices como una gran familia reunida.

Firmado: Niño Jesús.
Belén, 25 de diciembre del año 1. 

- Leonardo  BOFF/ 25-diciembre-13

domingo, 22 de diciembre de 2013

EL PADRENUESTRO, TAL COMO FUE RECITADO EN ARAMEO / Francisco PEREDA, Colaborador

Esta versión original (en arameo) del Padrenuestro, al leerse detenidamente, otorga un largo vértigo espiritual. Tiene la fuerza que cada frase es una teoría (theoros, teo = Dios, ria = visión, visión de Dios).

Buscamos que dé lugar a consideraciones (con-siderare, con el espacio sideral o pensar con las estrellas). Se dice que es la traducción más cercana a la versión que recitó JESÚS.

                 OH, Tú, el soplo, la luz de todo:
           permite que esta luz cree un altar
                       dentro del corazón.

                    Y que tu consejo gobierne 
               hasta que la unidad guíe a todos.

    Tu único deseo actúa entonces con el nuestro,
                         así como en la luz,
                     así como en las formas.

                  Danos nuestras necesidades
                de cada día en pan y en visión
                               interior.

               Afloja las amarras de los errores
                           que nos atan.

                 Así como nosotros soltamos
                  las cuerdas que sujetamos
                    de los errores de otros.

           No dejes que las cosas superficiales
                         nos engañen.
               Y manténnos libres de actos
                           inmaduros.

           A Tí pertenece la mente soberana,
            la vida que puede actuar y hacer
             el canto que lo embellece todo.

                De era en era se renueva.
             En fe me comprometo a entrar
                         en la verdad.

JESÚS, HIJO DE GALILEA / Jorge COSTADOAT


NAVIDAD nos saca del alma los mejores sentimientos. Tal vez el más grande de ellos –sentimiento y actitud ante la vida-, es la esperanza. No obstante lo ocurrido en los últimos meses, volvemos a creer en el ser humano. Las derrotas del año, entre Pascua y Año nuevo, ocuparán el lugar que les corresponde. La vida no tiene derecho a humillarnos. Las humillaciones sufridas no debieran nublarnos el porvenir. La Navidad nos recuerda la inmortalidad de nuestra dignidad. La memoria de una mujer humilde, su familia modesta, reaviva en nosotros anhelos de amor y de paz, alienta nuestra esperanza.

María de Galilea, subrayo Galilea, explica la humildad de Jesús. No fue fácil para ella ser humilde. Tampoco lo fue para Jesús. Y, sin embargo, la calidad de la esperanza cristiana depende de la sencillez de una familia de carpinteros. Los “mansos heredarán la tierra”, proclamará Jesús, después de haber discernido en su corazón cómo ser humilde, y después de haber desechado otras posibilidades. La Galilea de entonces fue una zona especialmente humillada. A todo Israel, los romanos le pusieron la bota encima. Pero la Galilea era especialmente pobre, la más oprimida de las provincias.

¿Qué pudo cultivarse en el corazón de los galileos de la época? ¿En el de María y José? La humillación es una experiencia histórica constante. La sagrada familia fue una familia humillada como los fueron los vecinos de Nazaret, de Cafarnaum o de Caná. La humillación, cuando se da, se da. Es un hecho, un daño, una herida que deja cicatriz. Otro asunto es cómo se procesa. Las superaciones de la humillación han podido ser cinco.

La rebelión contra los opresores. Los zelotas tomaron las armas contra los romanos. La violencia revolucionaria es una constante en la historia humana. La reacción contra la opresión si no es justa, es comprensible. Fue en Galilea donde fraguó la resistencia violenta contra Roma.

• Otra salida es la simulación, la identificación con el agresor, la internalización de las ideas y costumbres del imperio de turno por temor a sus soldados o por abrirse un camino de sobrevivencia arribista. Seguramente hubo judíos que cedieron al encanto de la Pax romana. Lo habían hecho ya con la cultura griega.

• Algo así hicieron los saduceos. Pero en su caso la sumisión no les fue miserable. Las familias aristocráticas y ricas de Jerusalén encontraron la manera de acomodarse a la dominación romana. Sacaron ventaja social y económica a este arreglo. Estuvieron, por cierto, prontas a crucificar a un inocente, si diera señales de ser el mesías. No tolerarían una amenaza a la tranquilidad de Palestina. La acomodación, el arreglo con los poderosos en todas las épocas ha parecido conveniente.

• Otra posibilidad ha sido tragarse la humillación. Los pueblos oprimidos, con conciencia de tales, han solido interiorizar la violencia y dejar que el odio los mate. El odio pudre y mata. Los oprimidos de entonces, y de todas las épocas, han podido somatizar el miedo y la amargura, doblarse y aceptar resignados el futuro como una fatalidad.


La quinta salida de la humillación es cristiana. Los cristianos en Navidad celebran la humildad. Creen que María, la galilea, inculcó en Jesús esta virtud. Así lo dan a entender claramente los textos bíblicos. María ha debido liberar a su hijo de la vergüenza de ser pobre. La madre debió recordarle una y otra vez que nació en un pesebre. José, su padre, debió enseñarle a manejar con orgullo las herramientas. El niño sacó de ambos la convicción de su dignidad: él supo que no vino al mundo a pedir permiso ni a pedir perdón. Debió aprender lo uno y lo otro, pero no como un encorvado incapaz de mirar a los principales a los ojos. Tampoco como un amargado. Este hombre encaró un día la muerte, no como un cordero llevado al matadero, sino como un joven bendecido por el cielo y las estrellas, un señor al servicio de los miserables y de la reivindicación el honor de su pueblo.

La humillación sigue su curso por siglos. Ejemplos: la mujer traicionada por el marido, y viceversa; los habitantes de Alepo sitiados a fuego y estruendos; los sacerdotes en tiempos catastróficos para su credibilidad. Para ellos, y otros, el Cristo que viene al mundo esta Navidad, al igual que la galilea de Nazaret, debió procesar interiormente la humillación de sus compatriotas: adoró al Dios que levanta a los humildes y abominó a los “dioses” que pisotean al ser humano. Su madre le contagió su amor a los pobres, lo corrigió talvez para que no mirara nunca a nadie hacia arriba ni hacia abajo. Ella hizo de su hijo un hermano; un hombre que, por haber compartido el miedo y el desprecio de los galileos, por haber cosechado en esta región de Palestina la humildad, supo comprender las penosas excursiones de la opresión y perdonarlas; como un samaritano, que sin pretensión alguna de superioridad, devuelve al prójimo la esperanza en la altura exacta de su menosprecio, de su abandono, de su desesperanza o de su desesperación.

viernes, 20 de diciembre de 2013

PRESENTACIÓN DEL LIBRO "VERSOS POR ESPIGAR" de Javier CALDERÓN ÁVILA


En el "Auditorio Principal de la Parroquia 'Cristo Resucitado' de Santo Dominguito-Trujillo", ayer, 19 de diciembre, a las 5:30 pm., a los 14 meses exactos (19/10/12) en el que se anunciaba que se alistaba otro libro,  de Editores Calderón & Pereda, se dio a conocer al público el libro poético, "VERSOS POR ESPIGAR", de reciente creación, y esperado familiarmente, de Javier Calderón. 

   Superando todas las dificultades (tiempo, lugar, personas, salud y espacio) se hizo la PRESENTACIÓN, cuasi improvisada, por Alejandro Pereda Calderón, quien tenía que ser coherente, con lo que él decía y de él decían, con letras de molde en el nuevo libro, respecto a la Muerte y Entusiasmo, que tienen que ser abordados /con serenidad / cuando se presenten: "Es la enfermedad la ocasión más propicia y magnífica en el que se puede demostrar la fortaleza de ánimo, y las energías con que cuenta para elevarse sobre los dolores y las privaciones que le cercan. No hay más remedio que soportar lo que no puede evitarse, pero no a la fuerza y regañadientes, sino con gran paciencia y serenidad..."
   "Agradezco de una manera especial, a los Editores Calderón & Pereda..., a mi primo Alejandro Rómulo, a quien siento un gran cariño, mezclado con algo así como respeto y admiración, por su optimismo y entusiasmo contagioso, como de hecho se dio, poniéndonos a trabajar incansablemente, para conocer de cerca, y entre manos, la obra compartida..."


   La coherencia lleva a una feliz consecuencia: lograr el objetivo; llegar hasta el final. Con otras palabras: "Misión cumplida"


   Lo único de novedoso fue presentar la plantilla (matriz) y analizar si  la obra cumple o no,  los requisitos de aproximación de lo que es la verdadera poesía.


Recordemos que cada poeta es una aproximación a lo que es la poesía.
Las preferencias están en relación con la sensibilidad, la cultura, el gusto   estético, las vivencias o experiencias personales. Y ello merece nuestro respeto:
Ternura de tristeza, ternura de protesta, ternura de soledad, ternura de ausencia.
El tema de la infancia, con la madre, se impregna en el ser del poeta.
El poeta se muestra ontológico, hermenéutico y heurístico.
El poeta se muestra como un creador; se convierte en un navegante de amor y cuando se torna jubiloso, el beso se convierte en melodía. Al anidarse en el corazón de la amada, el amor se ilumina y arde con intensa pasión.
No falta en el poeta la alusión a la muerte y la visión del retorno. Abrazado de nuevo a la vida, su humanismo se desborda como un ala quebrada, lacerada y triste ante el mundo.
La soledad turba la existencia del poeta y en una visión cósmica el silencio le duele porque se torna en soledad; pero el hombre se eleva para ungirse de humanidad.

   De cada sección del libro se leyeron: Romance prohibido, Estampa salpina, Vivencias salpinas, Presagio mortal y Deterioro humano, con las cuales se demostró que la obra cumple con eficiencia los requisitos, como lo expresara, también, el profesor Víctor Haro Segura, "Maestro de ceremonia", al hacer el brindis...

Al hacer el análisis de la obra se observó fuertemente que carecía de los datos necesarios del autor que se consignan generalmente en las solapas del libro y tengan sentido las poesías Dulce hogar y Alma Mater, en donde se especifican "modesto y hermoso fue mi hogar primerizo" y "Mi escuela 255 era un antro especial, floreciente estrella andina", por los que se sabría que el autor es salpino; de allí su entusiasmo y gratitud. 
Conclusión: mala labor del corrector, que suprimió lo que estaba hecho.
Asimismo, exigí la corrección de la parte final de la página 35, en la que aparece que Darío Neyra puso letra a dos canciones, siendo el autor Manuel Jesús Calvo. Debe decir: Por su parte, Manuel Jesús Calvo... según Darío Neyra.
La confusión sobreviene porque se anuncia la Presentación del libro de Ricardo Zavaleta Alfaro que propugnaba investigación exhaustiva sobre Gonzáles Cueva. 
Al respecto, hemos tenido una conversación con don Ricardo, como consta en el Apartado: "Lo que se dijo y no se dijo en el Sétimo Libro", bajo el título: Libros publicados / Biblioteca familiar, 13-set.'11 y se abordó también el tema de las obras en conjunto, según la Verdad en relieve, de Augusto Calderón,  17 de febrero del '14.

martes, 17 de diciembre de 2013

CARTA DE UN SACERDOTE CATÓLICO AL NEW YORK TIMES / Martín LASARTE sdb

Querido hermano periodista:

Soy un simple sacerdote católico. Me siento feliz y orgulloso de mi vocación. Hace 20 años que vivo en Angola como misionero.

   Veo muchos medios de información, sobre todo en vuestro periódico, la ampliación del tema en forma morbosa, investigando en detalles la vida de algún sacerdote pedófilo. Así aparece uno de una ciudad de USA, de la década del 70, otro en Australia de los años 80 y así de frente, otros casos recientes... !Ciertamente todo condenable!

   Se ven algunas presentaciones periodísticas ponderadas y equilibradas, otras amplificadas, llenas de pre-conceptos y hasta odio.

   Me da un gran dolor por el profundo mal que personas, que deberían de ser señales del amor de Dios, sean un puñal en la vida de inocentes.

   No hay palabra que justifique tales actos. No hay duda que la Iglesia no pueda estar, sino del lado de los débiles, de los más indefensos.

   Por lo tanto, todas las medidas que sean tomadas para la protección, prevención de la dignidad de los niños será siempre una prioridad absoluta.

  Pero, 
        !Es curiosa la poca noticia y desinterés por miles y miles de sacerdotes que se consumen por millones de niños, por los adolescentes y los más desfavorecidos en los cuatro ángulos del mundo!

   Pienso que a vuestro medio de información no le interesa que yo haya tenido que transportar, por caminos minados en el año 2002, a muchos niños desnutridos desde Cangumbe a Lwena (Angola), pues ni el gobierno se disponía y las ONG' s no estaban autorizadas; que haya tenido que enterrar decenas de pequeños fallecidos entre los desplazados de guerra y los que han retornado;

   Que le hayamos salvado la vida a miles de personas en México mediante el único puesto médico en 90.000 km2, así como en la distribución de alimentos y semillas;

  Que hayamos dado la oportunidad de educación en estos 10 años y escuelas a más de 110.000 niños.

   No es de interés que con otros sacerdotes hayamos tenido que socorrer la crisis humanitaria de cerca de 15.000 personas en los acuartelamientos de la guerrilla, después de su rendición, porque no llegaban los alimentos del Gobierno y la ONU.

   No es noticia que un sacerdote de 75 años, el P. Roberto, por las noches recorra la ciudad de Luanda curando a los chicos de la calle, llevándolos a una casa de acogida, para que se desintoxiquen de la gasolina que aspiran ganándose la vida como lanzallamas.

   Que alfabeticen cientos de presos.

  Que otros sacerdotes, como el P.Stefano, tengan casas de pasaje para los chicos que son golpeados, maltratados y hasta violentados y buscan un refugio.

 Tampoco que Fray Maiato con sus 80 años, pase casa por casa confortando los enfermos y desesperados.

   No es noticia que más de 60.000 de los 400.000 sacerdotes y religiosos hayan dejado su tierra y su familia para servir a sus hermanos en un leprosorio, en hospitales, campos de refugiados, orfanatos para niños acusados de hechiceros o huérfanos de padres que fallecieron con Sida, en escuelas para los más pobres, en centros de formación profesional en centros de atención a seropositivos...o sobre todo, en parroquias y misiones dando motivaciones a la gente para vivir y amar.

   No es noticia que mi amigo, el P. Marcos Aurelio, por salvar a unos jóvenes durante la guerra en Angola, los haya transportado de Kalulo a Dondo y volviendo a su misión haya sido ametrallado en el camino;

   Que el hermano Francisco, con 5 señoritas catequistas, por ir a ayudar a las áreas rurales más recónditas hayan muerto en un accidente en la calle;

  Que decenas de misioneros en Angola hayan muerto por falta de socorro sanitario, por una simple malaria; que otros hayan saltado por los aires a causa de una mina, visitando a su gente.

   En el cementerio de kalulo están las tumbas de los primeros sacerdotes que llegaron a la región...Ninguno pasa los 40 años.

   No es noticia acompañar la vida de un sacerdote "normal" en su día a día, en sus dificultades y alegrías consumiendo sin ruido su vida a favor de la comunidad que sirve.

   La verdad es que no procuramos ser noticia, sino simplemente llevar la Buena Noticia, esa noticia que sin ruido comenzó en la noche de Pascua.

   Hace más ruido un árbol que cae que mil árboles que crecen. Se hace mucho más escándalo por un sacerdote que falla que por miles que dan su vida por los necesitados.

   No pretendo hacer una apología de la Iglesia y de los sacerdotes.

   El sacerdote no es ni un héroe ni un neurótico. Es un simple hombre, que con su humanidad busca seguir a Jesús y servir a sus hermanos. Hay miserias, pobrezas y fragilidades como en cada ser humano y también belleza y bondad como en cada criatura...

   Insistir en forma obsesionada y persecutoria en un tema perdiendo la visión de conjunto crea verdaderamente caricaturas ofensivas del sacerdocio católico en la cual me siento ofendido.

   Sólo le pido amigo periodista, busque la Verdad, el Bien y la Belleza.

   Eso lo hará noble en su profesión.   
   En Cristo, 
   P. Martín Lasarte sdb

   "Mi pasado Señor, lo confío a tu Misericordia;
     Mi presente a tu Amor;
     Mi futuro a tu Providencia". 

lunes, 16 de diciembre de 2013

¿POR QUÉ EN MEDIO DEL DOLOR LOS NEGROS CANTAN, RÍEN Y BAILAN? / Leonardo BOFF

MILES DE de personas en toda Sudáfrica mezclaron el llanto con la danza, la fiesta con los lamentos por la muerte de Nelson Mandela. Es la forma como realizan culturalmente el rito de paso de la vida de este lado a la vida del otro lado, donde están los ancianos, los sabios y los guardianes del pueblo, de sus ritos y de sus normas éticas. Allí está ahora Mandela de forma invisible pero plenamente presente, acompañando al pueblo que él tanto ayudó a liberar.

 Momentos como éstos nos hacen acordarnos de nuestra más alta ancestralidad humana. Todos tenemos nuestras raíces en África, aunque la gran mayoría no lo sepa o no le dé importancia. Pero es decisivo que volvamos a apropiarnos de nuestros orígenes, que, de un modo u otro, están inscritos en nuestro código genético y espiritual.

   Voy a referirme aquí a aspectos de un texto que escribí hace tiempo con el título: “Todos somos africanos”, actualizado teniendo en cuenta la situación mundial, que ha cambiado.

   De entrada, es importante denunciar la tragedia africana: es el continente más olvidado y vandalizado por las políticas mundiales. Solamente cuentan sus tierras. Las compran grandes consorcios mundiales y China para organizar inmensas plantaciones de granos con el fin de asegurar la alimentación, no de África, sino de sus países, o para negociarlos en el mercado especulativo. Las famosas “land grabbing”, juntas tienen la extensión de Francia entera. Hoy África es una especie de espejo retrovisor de cómo nosotros los humanos pudimos en el pasado, y todavía hoy podemos, ser inhumanos y terribles. La actual neocolonización es más perversa que la de siglos pasados.

   Sin olvidar esta tragedia, concentrémonos en la herencia africana que se esconde en nosotros. Hoy en día hay consenso entre los paleontólogos y antropólogos acerca de que la aventura de la hominización se inició en África hace unos siete millones de años. Y luego se aceleró pasando por el homo habilis, erectus, neanderthal... hasta llegar al homo sapiens hace unos noventa mil años. Después de estar 4,4 millones de años en suelo africano, se trasladó a Asia, hace sesenta mil años; a Europa, hace cuarenta mil años; y a las Américas hace treinta mil años. Es decir, gran parte de la vida humana ha sido vivida en África, hoy olvidada y despreciada.

   África no es solamente el lugar geográfico de nuestros orígenes. Es el arquetipo primitivo, el conjunto de marcas impresas en el alma del ser humano. Fue en África donde el ser humano elaboró sus primeras sensaciones, donde se articularon sus crecientes conexiones neuronales (cerebralización), brillaron los primeros pensamientos, irrumpió la creatividad y emergió la complejidad social que permitió el surgimiento del lenguaje y de la cultura. El espíritu de África está presente en todos nosotros.

   Veo tres ejes principales del espíritu de África que pueden ayudarnos a superar la crisis sistémica global que nos asola.

   El primero es la Madre Tierra, la Mamá África. Al extenderse por los vastos espacios africanos, nuestros antepasados entraron en profunda comunión con la Tierra, sintiendo la conexión que todas las cosas guardan entre sí: las aguas, las montañas, los animales, los bosques y selvas, y las energías cósmicas. Necesitamos volver a apropiarnos de este espíritu de la Tierra para salvar a Gaia, nuestra Madre y única Casa Común.

El segundo eje es la matriz relacional (relational matrix, al decir de los antropólogos). Los africanos usan la palabra ubuntu que significa: “yo soy lo que soy porque pertenezco a la comunidad” o “yo soy lo que soy a través de ti y tú eres tú a través de mí”. Todos necesitamos unos de otros; somos interdependientes. Lo que la física cuántica y la nueva cosmología enseñan acerca de la interdependencia de todos con todos es una evidencia para el espíritu africano.

   A esa comunidad pertenecen también los muertos como Mandela. Ellos no «van» al cielo, pues el cielo no es un lugar geográfico, sino un modo de ser de este mundo nuestro. Ellos se quedan en medio del pueblo como consejeros y guardianes de las tradiciones sagradas.

   El tercer eje son los ritos y las celebraciones. Nos admira que se dedique un día entero a rezar por Mandela con misas y oraciones. Los africanos sienten a Dios en la piel, los occidentales en la cabeza. Por eso, bailan y mueven todo el cuerpo, mientras que nosotros permanecemos fríos y rígidos como un palo de escoba.

   Las experiencias importantes de la vida personal, social y estacional se celebran con ritos, danzas, músicas y presentaciones de máscaras. Éstas representan energías que pueden ser benéficas o maléficas. Es en los rituales donde las fuerzas negativas y positivas se equilibran y se festeja la primacía del sentido sobre el absurdo. Si reincorporamos el espíritu de África, la crisis no tendrá que ser una tragedia.

   Sabemos que a través de las fiestas y los ritos la sociedad rehace sus relaciones y se refuerza la cohesión social. Además no todo es trabajo y lucha. Está también la celebración de la vida, el rescate de las memorias colectivas y el recuerdo de las victorias sobre las amenazas vividas.

   Me complace presentar el testimonio personal de uno de nuestros más brillantes periodistas, Washington Novaes: «Hace algunos años, en Sudáfrica, me impresionó ver que bastaba que se reuniesen tres o cuatro negros para empezar a cantar y a bailar con una amplia sonrisa. Un día, le comenté a un joven taxista: “Su pueblo sufrió y todavía sufre mucho. Pero basta que se reúnan unas pocas personas y ustedes ya están bailando, cantando y riendo. ¿De dónde viene tanta fuerza?” Y él me contestó: “Con el sufrimiento, aprendemos que nuestra alegría no puede depender de nada fuera de nosotros. Tiene que ser sólo nuestra, estar dentro de nosotros”».

   Nuestra población afrodescendiente nos da esa misma muestra de alegría, que ningún capitalismo ni consumismo puede ofrecer. 

-Leonardo BOFF/ 17 -diciembre - 13       

                                                      
 
                                                          

viernes, 13 de diciembre de 2013

EL CUIDADO DEL CUERPO versus CULTO DEL CUERPO / Leonardo BOFF

Entender la existencia humana a partir de la teoría de la complejidad es enriquecedor. Somos seres complejos, vale decir, en los que se da la convergencia de un sinnúmero de factores, materiales, biológicos, energéticos, espirituales, terrenales y cósmicos. Poseemos una exterioridad con la cual nos hacemos presentes unos a otros y pertenecemos al universo de los cuerpos. Y tenemos una interioridad, habitada por vigorosas energías positivas y negativas que forman nuestra individualidad psíquica. Somos portadores de la dimensión de lo profundo por donde rondan las preguntas más significativas del sentido de nuestro paso por este mundo. Estas dimensiones conviven e interactúan permanentemente influenciándose unas a otras y moldean eso que llamamos el ser humano.

Todo en nosotros tiene que ser cuidado, si no, perdemos el equilibrio de las fuerzas que nos construyen y nos deshumanizamos. Al abordar el tema del cuidado del cuerpo es menester oponerse conscientemente a los dualismos que la cultura persiste en mantener: por un lado el «cuerpo», desvinculado del espíritu y por otro el «espíritu» desmaterializado de su cuerpo. Y así perdemos la unidad de la vida humana.

La propaganda comercial explota esta dualidad, presentando el cuerpo no como la totalidad de lo humano, sino parcializándolo, sus músculos, sus manos, sus pies, en fin, sus distintas partes. Las principales víctimas de esta fragmentación son las mujeres, pues la visión machista se refugió en el mundo mediático del marketing usando partes de la mujer, sus pechos, su sexo y otras partes, para seguir haciendo de la mujer un «objeto» de consumo de hombres machistas. Debemos oponernos firmemente a esta deformación cultural.

También es importante rechazar el «culto al cuerpo» promovido por la infinidad de gimnasios y otras formas de trabajo sobre la dimensión física, como si el hombre/mujer-cuerpo fuese una máquina desposeída de espíritu que busca desarrollos musculares cada vez mayores. Con esto no queremos de ninguna manera desmerecer los distintos tipos de ejercicios de gimnasia al servicio de la salud y de una mayor integración cuerpo-mente, los masajes que renuevan el vigor del cuerpo y hacen fluir las energías vitales, en particular las disciplinas orientales como el yoga, que favorece tanto una postura meditativa de la vida, o el incentivo a una alimentación equilibrada, incluyendo también el ayuno, bien como ascesis voluntaria o como forma de armonizar mejor las energías vitales.

El vestuario merece una consideración especial. No sólo tiene una función utilitaria para protegernos de las intemperies. También tiene que ver con el cuidado del cuerpo, pues el vestuario representa un lenguaje, una forma de revelarse en el teatro de la vida. Es importante cuidar de que el vestuario sea expresión de un modo de ser y que muestre el perfil humano y estético de la persona. Es especialmente significativo en la mujer, pues ella tiene una relación más íntima con su propio cuerpo y con su apariencia.

Nada más ridículo y demostrativo de anemia de espíritu que las bellezas construidas a base de botox y de cirugías plásticas innecesarias. Sobre este embellecimiento artificial hay montada toda una industria de cosméticos y de prácticas de adelgazamiento en clínicas y spas que difícilmente sirven a una dimensión más integradora del cuerpo. Esto no quiere decir que haya que invalidar los masajes y los cosméticos importantes para la piel y para el justo embellecimiento de las personas. Pero hay una belleza propia de cada edad, un encanto que nace del trabajo de la vida y del espíritu en la expresión corporal del ser humano. No hay photoshop que sustituya la ruda belleza del rostro de un trabajador tallado por la dureza de la vida, los rasgos faciales modelados por el sufrimiento. La lucha de tantas mujeres trabajadoras en el campo, en las ciudades y en las fábricas dejó en sus cuerpos otro tipo de belleza, frecuentemente con una expresión de gran fuerza y energía. Hablan de la vida real y no de la vida artificial y construida. Por el contrario, las fotos trabajadas de los iconos de la belleza convencional, casi todos moldeados por tipos de belleza a la moda, mal disfrazan la artificialidad de la figura y la vanidad frívola que ahí se revela.

Tales personas son víctimas de una cultura que no cultiva el cuidado propio de cada fase de la vida, con su belleza y luminosidad, y también con las marcas de una vida vivida que dejó estampada en el rostro y en el cuerpo las luchas, los sufrimientos, las superaciones. Tales marcas crean una belleza singular y una luminosidad específica, en vez de fijar a las personas en un tipo de perfil de un pasado ya vivido.

Cuidamos positivamente del cuerpo regresando a la naturaleza y a la Tierra, de las cuales nos habíamos exiliado hace siglos, con una actitud de sinergia y de comunión con todas las cosas. Esto significa establecer una relación de biofilia, de amor y de sensibilización hacia los animales, las flores, las plantas, los climas, los paisajes y la Tierra. Cuando nos la muestran desde el espacio exterior –esas preciosas imágenes del globo terrestre trasmitidas por los telescopios o por las naves espaciales–, irrumpe en nosotros un sentido de reverencia, de respeto y de amor por nuestra Gran Madre, de cuyo útero venimos todos. Ella es pequeña, cosmológicamente ya envejecida, pero radiante y llena de vida.

Tal vez el mayor desafío para el ser humano-cuerpo consiste en lograr un equilibrio entre la autoafirmación sin caer en la arrogancia y el menosprecio de los otros, y la integración en un todo mayor, la familia, la comunidad, el grupo de trabajo y la sociedad, sin dejarse masificar y caer en una adhesión acrítica. La búsqueda de este equilibrio no se resuelve de una vez por todas, debe de ser trabajada diariamente, pues se nos pide en cada momento. Hay que encontrar el balance adecuado entre las dos fuerzas que nos pueden desgarrar o integrar.

El cuidado de nuestro estar-en-el-mundo incluye también nuestra dieta: lo que comemos y bebemos. Hacer del comer más que un acto de nutrición, un rito de celebración y de comunión con los otros comensales y con los frutos de la generosidad de la Tierra. Saber escoger los productos orgánicos o los menos quimicalizados. De ahí resulta una vida sana que asume el principio de precaución contra eventuales enfermedades que nos pueden sobrevenir por el ambiente degradado.

De esta manera el ser humano-cuerpo deja transparentar su armonía interior y exterior, como miembro de la gran comunidad de vida.

- Leonardo BOFF/ 13-diciembre-13         




                                                     
                                                                                                                        

jueves, 12 de diciembre de 2013

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"

SEÑOR, el más generoso
e ingenioso, yo imploro
que tu voluntad  haga
que este pueblo disfrute
los bienes y riquezas que
Tú naturalmente concedes,
que surgen espontáneamente
de Ti, que son agradables
y sabrosos,
que deleitan y confortan,
aunque su duración
es tan breve que desaparecen
como en un sueño.

-Tradición Azteca.

CITAS CITABLES

CUANDO ENCONTRAMOS a alguien que es hosco con los demás, podemos estar seguros de que no se lleva bien consigo mismo; la cantidad de dolor que infligimos al prójimo está en proporción directa al que nosotros mismos sufrimos interiormente.
- S.J.H.

LA SABIDURÍA viene con la edad, pero no beneficia mucho a nadie, pues la humildad tiende a llegar por esa misma época.
-B.V.

TODOS ANHELAMOS tener la reputación de generosos, y todos quisiéramos adquirirla con el mínimo costo.

-Mignon McLauglin

miércoles, 11 de diciembre de 2013

LA MISIÓN DE LA IGLESIA EN AMÉRICA LATINA / Manuel CALDERÓN ÁVILA

(Archivo: ADVENIAT)

LA ACCIÓN ANUAL DE ADVENIAT.

Todos los años durante el tiempo de Adviento y a través de su campaña anual, Adveniat informa a los cristianos de Alemania sobre la situación en América Latina y el Caribe recogiendo ayuda para dichos países. Estos donativos se incrementan sobre todo en la colecta de Navidad que se realiza en todas las parroquias católicas de Alemania. Las colectas de los días 24 y 25 de diciembre está destinada única y exclusivamente a la ayuda de América Latina y el Caribe a través de Adveniat.

En el marco de esta acción, cada año se presentan  un tema y un país latinoamericano. El país elegido expone a su vez la temática de la acción y el trabajo de la Iglesia en América Latina y el Caribe.

Adveniat invita durante este período a personas provenientes de este país que, en parroquias y escuelas de Alemania, así como en contacto con la prensa, dan muestra de la situación que viven y del trabajo de la Iglesia en su lugar de origen.

El trabajo de Adveniat es incentivar al pueblo a ser solidarios con América Latina y el Caribe.

A nivel nacional se realizan aproximadamente 100 actividades -conciertos benéficos, exposiciones, foros de discusión y conferencias-.
Adveniat invita también a personas notables del interior del país y del extranjero.

A este propósito es invitado el párroco de Kassel, que para entonces era peruano, y se mencionan los barrios de Nueva Esperanza, Montoría y Kolumbión.

La temática:

Es un hecho, el pueblo latinoamericano es creyente y explotado.

La Iglesia está llamada a ser expresión de este pueblo creyente reafirmando su misión evangelizadora a partir de las condiciones histórico-sociales concretas.

Evangelizar es proclamar la fe vivida en una realidad que niega o ignora al Dios de la vida.

Evangelizar es orientar a los niños y a los jóvenes latinoamericanos para que tomen conciencia de su condición de marginados y explotados por una sociedad que tolera condiciones de inhumana pobreza.

Evangelizar es anunciar la Buena Nueva, la cual no es un mero acontecimiento del pasado, sino un acontecimiento liberador que tiene una relación con las necesidades y aspiraciones de los jóvenes y de los niños.

La situación de extrema pobreza generalizada, adquiere en la vida real rostros muy concretos en los que los cristianos deberíamos reconocer los rostros sufrientes de Cristo: rostros de jóvenes desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad; frustrados, sobre todo, en las zonas rurales y urbanas marginadas por falta de oportunidades de capacitación y ocupación.

La Iglesia, en su rol de formadora, fiel a su vocación de construir el Reino de Dios, debe contribuir a la instauración de un orden secular justo, una sociedad que respete la vida, la convivencia social y fraterna en donde se fomente el respeto de los derechos humanos más elementales, porque los derechos humanos son los derechos de Dios y quien atenta contra ellos, atenta contra Dios.


Párroco de Horz Jesu Kassel (1994-2007).