lunes, 25 de abril de 2016

VENTANA AL MUNDO: ALBANIA

                                                                                               Durres
Nombre oficial:
República de Albania.
Capital:
Tirana (f. en el siglo III adC
Fiesta Nacional:
28 de noviembre. Día de la Independencia/ Día de la Bandera.
Ciudades  importantes:
Butrinto
Tirana.
Durrés
Butrinto ha sido habitado desde tiempos prehistóricos. Fue colonia griega, ciudad romana e incluso un obispado. Es patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1992.
Turismo:

                                  Vista panorámica de Tirana desde el monte Dajti

                                   Estatua de Skanderbeg en la Plaza Skanderbeg
                                                         Madre Albania
La mayoría de los lugares interesantes a conocer en Tirana, se encuentran alrededor de la plaza Skanderbeg, un gran espacio abierto en pleno corazón de la ciudad, que recibe su nombre el héroe nacional albanés homónimo:
Museo Nacional de Historia: Al norte de la plaza. Construido en 1981. El mosaico de su fachada se llama "Los Albaneses".
El Palacio de la Cultura (Pallati i Kulturës), que reúne el Teatro de la Ópera y Ballet Nacional y la Biblioteca Nacional, fue completado en 1963 en el lugar donde estaba el antiguo mercado de Tirana. La primera piedra fue colocada por Nikita Khrushev en 1959.



El monumento a Skanderberg, alzado en 1968, es obra de Odhise Paskali junto a Andrea Mana y Janaq Paço. Conmemora los 500 años de la muerte del héroe nacional.
Mezquita de Et’hem Bey: En la esquina suroeste de la plaza. Comenzada en en 1789 por Molla Bey y terminada en 1821 por su hijo, Haxhi Et'hem Bej, bisnieto de Sulejman Pasha.
La Torre del reloj ("Kulla e Sahatit"), cercana a la mezquita de Et'hem Bey. Fue comenzada por Haxhi Et'hem Bej alrededor de 1821-1822 y concluida con la contribución de las familias más ricas de Tirana. Su instalación fue obra de la familia "Tufina". En 1928 el estado albanés compró un moderno reloj alemán y la torre alcanzó los 35 metros de altura. El reloj fue dañado durante la Segunda Guerra Mundial y reparado en julio de 1946.
Otros edificios como los administrativos, las academias y la Universidad de Tirana son también de gran interés arquitectónico.



                                                               Calles de Tirana
Otros puntos de interés son:
El castillo de Tirana (Kalaja e Tiranës), el corazón histórico de la capital.
La sede de la orden sufí Bektashi en el extremo oriental de la ciudad.
La iglesia católica de San Pablo: Terminada en 2001, es la iglesia más grande de la ciudad.
La iglesia ortodoxa de San Procopio, construida en 1780.
La iglesia católica de Santa María, construida en 1865, pagada por el Emperador de Austria Francisco José I.
Los puentes Tabakëve y Terzive (respectivamente en frente del Parlamento y en la calle Elbasani), de principios del siglo XX.
La mezquita y tumba de Kapllan Hysa, cerca del monumento al soldado desconocido ("Ushtari i Panjohur"), construida en 1816.
La fortaleza o castillo de Petrela, a 12 kilómetros de Tirana, del siglo IV. Tomó su aspecto actual en el siglo XIII, bajo el mando de Topiaj, para pasar posteriormente a ser propiedad de Kastrioti.
El monumento a la Madre Albania, de 12 metros de alto, inaugurado en el cementerio Dëshmoret e Kombit en 1971.
La antigua tumba de Enver Hoxha, ahora con una placa en recuerdo de militantes anticomunistas muertos en un atentado contra la embajada soviética en 1954, en el cementerio Dëshmoret e Kombit.
El edificio de la Academia de Ciencias, terminado en abril de 1972.
La Galería de Artes Figurativas, creada en 1976, incluye cerca de 3.200 piezas de artistas albaneses y extranjeros.
El Centro de Cultura Internacional, antiguo Museo Enver Hoxha, inaugurado en 1982 y conocido popularmente como "la pirámide" fue diseñado por un grupo de arquitectos bajo la dirección de la hija del dictador, Pranvera Hoxha y su marido Klement Kolaneci.
El palacio presidencial de Tirana, también conocido como el Palacio de las Brigadas, fue construido por el rey Zog como su residencia en los años 1930.


                                       Allí pidió el Papa confianza mutua...

El mausoleo de Enver Hoxha, construido tras su muerte, situado en el centro de la ciudad y con una construcción vanguardista en forma de pirámide. Actualmente está abandonado y ocupado por indigentes.


Cultura:
Para una lista detallada de los lugares de interés histórico y cultural ver la sección posterior Lugares de Interés.
Las principales instituciones culturales y artísticas de Tirana son el Teatro Nacional, el Teatro de la Ópera y Ballet Nacional, la Galería Nacional de Arte (Galeria Kombëtare e Arteve), y el Centro de Música y Danza Folclóricas. Otros actos culturales incluyen interpretaciones por la Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión Albanesa de obras de compositores de renombre mundial. La ciudad es también la sede de la Bienal de Tirana y el Festival de Jazz de Tirana.

Tirana tiene 8 bibliotecas públicas, una de ellas la Biblioteca Nacional de Albania (Biblioteka Kombëtare), 5 museos y 56 monumentos culturales.

Personajes:
Aquí sigue una lista de algunos de los personajes más importantes nacidos en Tirana:
Edvin Murati - jugador de fútbol
Breanne Benson Actríz
Elsa Lila - cantante
Erjon Bogdani - jugador de fútbol
Essad Pasha - político
Fatos Nano - antiguo Primer Ministro de Albania
Inva Mula - cantante de ópera
Leka, Principe Coronado Albania - heredero del rey Zog I
Masiela Lusha - actriz/poetisa
Rexhep Meidani - antiguo Presidente de Albania
Saimir Kumbaro - director de cine.


                                                                      Kumbaro

Albania, cuna de la madre Teresa:

                                                       ... a los 18 años.

LA CRISIS BRASILEÑA Y LA GEOPOLÍTICA MUNDIAL/ Leonardo BOFF


Sería erróneo pensar la crisis de Brasil sólo desde Brasil. Este está dentro del equilibrio de fuerzas mundiales en el ámbito de la llamada nueva guerra fría que involucra principalmente a Estados Unidos y a China. 
El espionaje norteamericano, como reveló Snowden, llegó hasta Petrobras, a las reservas del pre-sal (el segundo mayor yacimiento de gas y petróleo del mundo) y hasta a la presidenta Dilma. Forma parte de la estrategia del Pentágono de cubrir todos los espacios bajo el lema: «un solo mundo y un solo imperio». Veamos algunos puntos que nos ayudan a reflexionar.

En el contexto global hay una ascensión visible de la derecha en todo el mundo, comenzando por los mismos Estados Unidos y Europa. En América Latina se está cerrando un ciclo de gobiernos progresistas que elevaron el nivel social de los más pobres y afirmaron la democracia. Ahora están siendo asolados por una ola derechista que ha triunfado ya en Argentina y está presionando a todos los países suramericanos. Hablan, como en Brasil, de democracia, pero en realidad quieren volverla insignificante, para dar paso al mercado y a la internacionalización de la economía.

Brasil es el principal objetivo y el impeachment de la presidenta Dilma es sólo un capítulo de una estrategia global, especialmente de las grandes corporaciones y del sistema financiero articulado con los gobiernos centrales. Los grandes empresarios nacionales quieren volver a las ganancias que tenían con las políticas neoliberales anteriores a Lula. La oposición a Dilma y el apoyo a su impeachment tienen un sesgo patronal. Fiesp con Skaf, Firjan, las Federaciones del Comercio de São Paulo, la Asociación Brasilera de la Industria Electrónica y Electrodomésticos (Abinee), entidades empresariales del Paraná, de Espírito Santo, de Pará y muchas redes empresariales están ya en campaña abierta a favor del impeachment y del fin del tipo de democracia social implantada por Lula-Dilma.

La estrategia ensayada contra la “Primavera árabe”, aplicada en Oriente Medio y ahora en Brasil y en América Latina en general, consiste en desestabilizar los gobiernos progresistas y alinearlos con las estrategias globales como socios agregados. Es sintomático que en marzo de 2014 Emy Shayo, analista del JB Morgan, coordinó una mesa redonda con publicitarios brasileros ligados a la macroeconomía neoliberal con el tema: «cómo desestabilizar el gobierno Dilma». Armínio Fraga, probable ministro de hacienda en un eventual gobierno pos-Dilma, viene del JB Morgan (cf. blog de Juárez Guimarães: “Por qué los patrones quieren el golpe”).

Noam Chomsky, Moniz Bandeira y otros, advirtieron que Estados Unidos no tolera que en el Atlántico Sur una potencia como Brasil tenga un proyecto de autonomía vinculado a los BRICS. Causa gran preocupación a la política exterior norteamericana la presencia creciente de China, su principal competidor, en varios países de América Latina, especialmente en Brasil. Hacer frente a otro antipoder que significan los BRICS implica atacar y debilitar a Brasil, uno de sus miembros con una riqueza ecológica sin igual.

Tal vez nuestro mejor analista de la política internacional, Luiz Alberto Moniz Bandeira, autor de La segunda Guerra Fría – geopolítica y dimensión estratégica de los Estados Unidos (Civilização Brasileira 2013) y el libro de este año El desorden internacional (de la misma editorial), nos ayude a entender los hechos. Él da detalles de cómo actúa Estados Unidos: «No es sólo la CIA… especialmente las ONGs financiadas con dinero oficial y semioficial –como la USAID, la National Endwoment for Democracy–, actúan comprando periodistas y entrenando activistas». “The Pentagon´s New Map for War & Peace” enuncia las formas de desestabilización económica y social a través de los medios de comunicación, periódicos, redes sociales, empresarios y de la infiltración de activistas. Moniz Bandeira llega a afirmar: «no tengo duda de que en Brasil los periódicos están siendo subvencionados… ni de que hay periodistas en la lista de pagos de los órganos citados más arriba, y que muchos policías y comisarios reciben dinero de la CIA directamente en sus cuentas» (cf. Jornal GGN de Luis Nassif de 09/03/2016). Podemos imaginar cuáles serían esos periódicos, así como los nombres de algunos periodistas, totalmente alineados con la ideología desestabilizadora de sus patrones.

Especialmente el Pre-sal, está en el punto de mira de los intereses globales. El sociólogo Adalberto Cardoso de la UERJ en una entrevista a la Folha de São Paulo (26/04/2015) fue explícito: «Sería ingenuidad imaginar que no hay intereses internacionales y geopolíticos de norteamericanos, rusos, venezolanos, árabes. Sólo habría cambio en la Petrobras si hubiese una nueva elección y el PSDB ganase de nuevo. En ese caso, se acabaría el monopolio de explotación, las reglas cambiarían. El impeachment interesa a las fuerzas que quieren cambios en la empresa estatal de petróleo, Petrobras: grandes compañías de petróleo, agentes internacionales que ganan con la salida de la Petrobras de la explotación de petróleo. Parte de esos agentes quieren sacar a Dilma».

Estamos ante un pensamiento conspiratorio, pues ya sabemos cómo actuaron los norteamericanos en el golpe militar de 1964, infiltrados en los movimientos sociales y políticos. No sin razón la cuarta flota norteamericana del Atlántico Sur está cerca de nuestras aguas.

Debemos concienciarnos de nuestra importancia en el escenario mundial, resistir y buscar el fortalecimiento de nuestra democracia, que represente menos los intereses de las empresas, y represente más las demandas tan olvidadas de nuestro pueblo, y la construcción de nuestro propio camino rumbo al futuro. 

Leonardo BOFF/ 22-abril-16 

LOS 100 MEJORES CANTANTES DEL SIGLO: GEDDA


NICOLAI GEDDA
Tenor sueco, n. 1925


Nicolai Gedda fue uno de los tenores más versátiles de los cincuenta y sesenta, abarcando desde el barroco y la ópera italiana hasta Mozart, Berlioz e incluso el Wagner más ligero (Lohengrin).                                                                              

   Su voz tenía la claridad típica escandinava, y su técnica, impecable, desenvuelta y elegante, le hicieron igualmente válido para Mozart y la opereta.                                           

HOMBRES DE CIENCIA: Rudolf DIESEL


En nuestros tiempos se considera que la estrecha vinculación que existe entre las ciencias y las industrias, entre profesores y hombres de negocios, es un producto de la edad moderna. No hay tal: la historia es testigo de muchos casos de profesores que concibieron teorías e ideas que pudieron más tarde explotar comercialmente.

 Pero la conexión entre aulas, laboratorios y fábricas, jamás ha sido tan estrecha como en los días en que vivimos.

 El sistema fue por vez primera aplicado en Alemania. Entre los casos, anteriores a la Segunda Guerra Mundial, de hombres de ciencia convertidos en industriales figuran los Karl von Linde y Rudolf Diesel.

 Von Linde fue famoso profesor y precursor de la refrigeración por medios mecánicos. Fue uno de los cerebros más grandes del mundo en el campo de la dinámica del calor.

 Diesel (1858-1913)  fue uno de los alumnos de Linde. Fue más aún, el mejor alumno de Linde y se graduó con los más altos honores académicos.

Durante la disertación de von Linde el joven Diesel se impresionó tanto, que determinó dedicar su vida al mejoramiento de la máquina o aparatos productores de energía o fuerza.

 Von Linde decía que tales máquinas o motores de su tiempo eran muy ineficientes, si se tenía en cuenta el tipo y la cantidad de energía que, teóricamente, era posible producir.
 Cuando Diesel terminó sus estudios ingresó como ingeniero en la empresa Linde Macine Co. Con el tiempo llegó a ser administrador de la compañía pero no permitió que sus obligaciones como tal, le impidieran seguir trabajando en problemas científicos y de ingeniería.

 Un día, cuando observaba los comprensores de amoníaco en una fábrica de hielo, se quedó absorto ante la cantidad de calor que generaba el proceso de comprensión. El resultado fue la creación y producción del “Motor Diesel”.

 Su idea consistió en comprimir el aire a un dieciseisavo de su volumen, lo que elevaba su temperatura a unos 538 grados centígrados. Inyectó luego combustible dentro de la cámara d aire comprimido con el resultado de que la altísima temperatura incendió automáticamente el combustible sin necesidad de chispas.

 No fue necesario, así, el “sistema de encendido”” y la alta comprensión contribuyó a rescatar parte de la eficiencia que se perdía en los motores corrientes de combustión interna.

 Aunque la publicación de sus ideas en 1893 sólo produjo muestras de escepticismo, Diesel obtuvo de la inmensamente rica familia de los Krupp y en 1898 causó sensación mundial al producir un “motor diesel” que trabajaba exactamente como él lo había dicho. Diesel se hizo fabulosamente rico y sus motores se usan cada vez más, en nuestros días, en todas partes del mundo.

 Murió en 1913, en circunstancias misteriosas. Desapareció la noche del 29 al 30 de setiembre del barco en que viajaba de Amberes a Londres, suponiéndose  que cayó al mar. Se ha dicho también que fue asesinado, pero la verdad nunca ha sido establecida.

sábado, 23 de abril de 2016

EL JORDÁN. HAMBRE SAGRADA / Ipandro ICAICO


EL JORDÁN

¡Cuántas veces crucé, rumbo al desierto,
tus aguas, ora claras o amarillas,
en dromedarios o árabes barquillas,
de helado fango o trasudor cubierto!

En las arenas de tu vado incierto
¡Cuántas veces he hincado las rodillas!
¡Cuántas he recorrido tus orillas
desde Genezaret hasta el Mar Muerto!

Quisiera una vez más en tu corriente
refrigerarme: en el venero mismo
en que bañó a Jesús Juan obediente.

Mas ¡ay! tal vez de sangre es el bautismo
que nos prepara la inhumana gente,
y en vez del cielo se abrirá el abismo…
                                   

HAMBRE SAGRADA

Si me volvió, postrado y moribundo,
el Óleo Santo la salud perdida,
¿no me dará vigor el Pan de Vida,
fuerza la Sangre salvación del mundo?

La sed y el hambre en que doliente abundo
queréis saciar con infantil bebida;
vedarme toda mesa bien servida
os miro, ni envidioso ni iracundo.

Pero no me alejéis del matutino
altar en que once lustros y tres años
consagré, sin faltar,  el pan y el vino.

A insignes santos, sin dolor ni daños
sostuvo solo este manjar divino
a otro alimento terrenal extraños.


viernes, 22 de abril de 2016

LA NATURALEZA, EL ARTE Y DIOS / Peter LIPPERT




(DE LO FINITO A LO INFINITO)

Las tres realidades, que están patentes en nuestra vida, pueden designarse con estas tres palabras: naturaleza, arte y Dios. Son tres reinos, tres esferas y espacios, tres dimensiones, tres formas distintas de existencia, en las que podemos tener alguna participación. Son tres corrientes por las que fluye todo ser que entra en contacto con nosotros.

   La naturaleza es lo que fluye hacia nosotros. Es la cuenca inmensa, dilatada, enorme, más aún, realmente ilimitada, de la que viene a nosotros el Ello. ¡Ello! El misterio, lo lejano y extraño, lo distinto, lo que queda en el más allá. Viene a nosotros como experiencia, como vivencia, como color, forma y espacio, como fenómeno y ley, como destino y calamidad, como voluntad ajena, como dicha indecible y como sufrimiento insondable. Cuando oímos hablar de la naturaleza, el pensamiento se nos va, ante todo, a las montañas y a los mares, a las flores y a los animales, a los amaneceres y ocasos, a las inmensas latitudes y a las noches estrelladas. Sí, la naturaleza es todo eso: pero no es toda la naturaleza, no es la naturaleza completa. La naturaleza no se nos ha dado nunca en su totalidad, sino siempre como algo que está fluyendo sin cesar, que estamos recibiendo continuamente en nosotros, y, sin embargo, queda inextinguible allá afuera, como algo que viene sin cesar y que, no obstante, jamás llega en su totalidad. Con la naturaleza nunca se termina; jamás se termina con el eterno variar de impresiones, conocimientos, tareas de aprendizaje y azares del destino.


   ¿Y el arte? Es lo que fluye de otra manera, hacia otra región del cielo. En el arte, Ello fluye de nosotros, de nuestra alma, del manantial misterioso de nuestro interior, como decimos, para contraponerlo a aquel “afuera” de donde nos viene la naturaleza. Cuando el hombre primitivo dio forma por vez primera al pobre y tosco utensilio, que había sacado de la dura naturaleza de la época glacial, cuando hizo un contorno, un adorno y un hueco, o tan sólo una curva o flexión caprichosa, una oscilación de la silueta, cuando por primera vez dio forma a los sonidos que salían de su boca para que sonaran como una canción, como un tono vibrante que resonaba de una forma extrañamente conmovedora en las paredes de la caverna, cuando comenzó a agrupar de manera inteligente los sonidos para formar el lenguaje, cuando convirtió los movimientos de su cuerpo de meras contracciones utilitarias de los músculos en gestos intencionados; entonces acaeció el gran prodigio…, tan grande como la aparición del reino de la naturaleza: comenzó a fluir la segunda gran corriente del ser, la corriente que va desde el alma humana al mundo. Comenzó la realidad del arte. Entonces nació algo que el hombre había creado, que había dotado de ser, y, por tanto, de necesidad, es decir, de justificación interna de su ser.

   Mientras el hombre se limitaba a coger un tronco de árbol, tal como el bosque se lo ofrecía, y lo utilizaba para golpear o para cualquier otro menester, hasta entonces no había más que naturaleza: lo que fluye hacia el hombre. Mas cuando comenzó a convertir una rama en bastón, cuando lo hizo obra suya, dándole forma o colorido o un ritmo de vibración, tal como su alma se lo inspiraba, siendo, al mismo tiempo, cosa objetiva, válida y quiescente en sí; entonces creó la primera obra de arte, iniciando con ello un nuevo cosmos, una corriente que partía de la existencia y que se movía en un sentido completamente nuevo y característico: en dirección del sujeto, del alma, del interior hacia lo que cae afuera.

   Dios es la tercera clase del ser; es de nuevo otra dirección distinta en la que marcha el ser, otro espacio en el que hay algo; más aún, Dios es simplemente “el ser distinto”, considerado desde nuestro punto de vista. Dios es lo circundante, en lo cual tienen su sede última la naturaleza y el arte, y ambos juntamente; de Él parten la naturaleza y el arte para afluir a nosotros y fluir desde nosotros. Dios es un infinito espacio-almacén, del cual se aprovisionan la naturaleza y el arte, y en el cual vuelven a desembocar. Dios no es ni naturaleza ni arte, pero los contiene a ambos en sí mismo: es la fuente manantial y el sosegado océano, salida y entrada, patria y puerta de todo ser. Dios es la meta de todas las direcciones, aun de las opuestas: la naturaleza y el arte, que en nosotros corren en sentido opuesto, e encaminan los dos armónicamente hacia Dios, a pesar de su dirección opuesta.

   A las tres direcciones de lo real les corresponden tres actitudes distintas en nuestra alma: el experimentar, el configurar y el orar. A la naturaleza que fluye hacia nosotros nos abrimos de buena gana, con receptibilidad y ansia, y así, la naturaleza se convierte para nosotros en incansable estimuladora de nuestras vivencias. Aunque esas vivencias sean un embriagador sorber de los sentidos, o un escuchar reflexivo, o un contemplar pensativo, o la actividad sumamente dinámica de la investigación y conocimiento científico, siempre contienen la misma actitud espiritual del que observa y recibe, la postura de la psique que aguarda esperanzada la fecundación. Es una actitud de respeto, de dejar pasar, de sumisión y entrega, más aún: la postura del “padecer” (en el sentido de experimentar) y del ansia de ese padecer.

   A la realidad del arte, que fluye de nuestra alma, corresponde la actitud del configurar, del tesón creador, varonil y soberano. Toda disposición y actitud artística tiene algo de tesón y propia voluntad, y, por tanto, algo de individual y subjetivo. A una cosa, a una palabra, a un sonido, le imprime el sello de necesidad, y esta necesidad tiene su última razón suficiente en la voluntad creadora del artista, el cual dice “Fiat. ¡Quiero que sea, y que sea así!”. Este fiat del mandato artístico no tiene nada de arbitrariedad, ¿cómo podría dar verdadera necesidad a la obra? Sino que procede de la necesidad de la forma interna que hay en el artista mismo y toma, por tanto, su razón suprema del ser  y de la esencia íntima de éste. Cuanto más válido e incondicionado es éste ser del artista, cuanto más intensos son los valores y contenidos internos de que consta, tanto más válida  e indiscutible es también su orden creadora, y la obra que surge por ese mandato.

   La tercera esfera de lo real, Dios, es el “ser totalmente distinto”; es una dimensión totalmente diversa. Pues precisamente por abarcar en sí las dos primeras direcciones, no puede ordenarse en el mismo nivel de ellas, no se le puede designar propiamente por medio de un número ordinal. Porque no pertenece a ningún orden que de alguna manera admitiese clasificación. Dios es el absolutamente único. Pero en Él se contienen todos los órdenes y números ordinales. Y así la actitud espiritual, que corresponde a la divina, tiene que tener algo de esa manera de ser totalmente propia y única.

   Las actitudes del experimentar y del configurar son siempre monísticas en su raíz más honda. De dos, más aún, de innumerables muchos, de la pluralidad misma, hacen una sola cosa. En la vivencia absorbemos en nosotros lo que se nos da, lo que nos circunda; lo convertimos en propiedad nuestra,  nos posesionamos de ello, nos hacemos partícipes de la existencia y esencia de la naturaleza; y a este unificarse lo llamamos verdad. En el configurar, hacemos que nuestra propia objetividad fluya soberanamente hacia las criaturas de nuestro espíritu, e imprimimos en ellas nuestro mandato y nuestro ser, como si fuera un sello, de suerte que difundimos nuestra existencia y la hacemos surgir fuera de nosotros. El artista, en todo lo que toma entre manos, se crea a sí mismo; su obra no tiene ser propio; pues, en el fondo, no es sino el artista mismo, y le hace omnipresente, le convierte en universal.

   Ahora bien: la actitud frente a lo divino no es monística, sino dualística; pues esta actitud, llamada religiosa, es, por su misma esencia, una relación personal, una relación del yo al tú. Es un tuteo de espíritu a espíritu, y, por tanto, dualístico. Ya que un tú solamente es posible cuando existe otro yo y permanece allí enfrente, es decir, cuando existe dualidad. Sobre esta dualidad se construye  el arco de una actividad completamente especial, característica y única: el tuteo, es decir, el afirmar, el abrazar, el entregarse, pero de manera que persista la dualidad; ésta se exige de manera consciente y fundamental; más aún, esencial. La actitud religiosa es un arco que se tiende sobre dos pilares; requiere que tanto Dios como nuestra alma permanezcan en su propio ser, y con él se pongan frente a frente. Podríamos decir (si no sonara excesivamente a paradoja): la actitud religiosa busca la unidad de dos cosas y la dualidad de una misma cosa.

   De ahí que la mejor manera de designar la actitud religiosa sea diciendo que es un orar, y por orar se entiende la suma y el meollo más íntimo de todo aquello que llamamos religión. En efecto, orar no es más que un tuteo religioso. Orare es el diálogo piadoso entre Dios y el alma, diálogo entre dos, que en su dualidad se aúnan, y, sin embargo, por su misma vinculación quieren seguir siendo dos. Orar es venerar y ensalzar y encumbrar cada vez más al tú divino, y, al mismo tiempo, es ansiar vivamente y abrazar a ese tú. Se desearía asirle y poseerle, y dejarle, al mismo tiempo, que siguiera en su propiedad y unicidad. Se deshace uno en ansias de unión, pero, al mismo tiempo, no se quiere uno mezclar y confundir con el amado, porque entonces casaría la dulce y extensa posibilidad del seguir tuteando.

   Así, pues, en la actitud religiosa retornan todas esas extrañas oposiciones que son propias de la realidad divina. Esta realidad no es ninguna de las otras cosas, y, sin embargo, todas éstas se hallan en ella, proceden de ella y en ella desembocan. Esta realidad divina no es ninguna dirección, mas todas las direcciones, aun las opuestas de la naturaleza y el arte, se encaminan a ella, llegan a la misma como a su meta, y, no obstante, no se confunden, sino que siguen siendo oposiciones. Dios es la suma de toda la naturaleza y de todo el arte, y, sin embargo,  no es ni la naturaleza ni el arte. Dios,  en su unicidad, abarca todas las pluralidades, sin que éstas pierdan su pluralidad. Lo mismísimo ocurre con el orar, como suma y compendio de la actitud religiosa: es la actitud de la dualidad-unidad.

   Estas mismas paradojas pueden expresarse, por tanto, de la siguiente manera: las tres grandes realidades (naturaleza, arte y Dios) son distintas en sí y por toda la eternidad, mas, no obstante, están en cierto modo unidas; se tocan, se condicionan y se impregnan. Y las tres actitudes esenciales el alma humana (experimentar, configurar, y orar) son totalmente distintas por su especie y dirección, y, no obstante, tienen de alguna manera un punto de unidad en el que se encuentran en un punto, sin convertirse en una única dimensión, ni siquiera en el mismo punto en que se encuentran. La vivencia de la naturaleza, el contemplar y escucharla, el conocerla y saberla, el experimentarla e investigarla, se convierte de alguna manera, a gran profundidad, en configuración, en creación artística. Hay científicos geniales, a los que igualmente se podría llamar artistas geniales. Hay un caminar y contemplar y embeberse de las montañas y de los mares, que es tan individual, tan creador y fecundo, tan autónomo y soberano como el modelar, con el cual Miguel Ángel da forma a un bloque ingente de mármol, o Rembrandt sabe asignar sus puestos eternos a las masas de luz y tinieblas. Y, por otra parte, la creación artística, en su genial altura, es también un fenómeno natural de primer rango, inmediatamente comparable con la eclosión de la primavera o con el prodigio de una flor que se abre, o con el renacer de un ser vivo.

   Con más claridad aún vemos en la oración el íntimo contacto, o, mejor dicho, la confluencia de todas las actitudes del alma. En su altura de santidad, la oración es, no sólo una experiencia de grado sumo –la denominamos entonces arrebato y éxtasis místico--, sino también un configurar y crear, y entonces se nos manifiesta como la hazaña del fundador de una religión, más aún, de un redentor y salvador, el cual, con su postura religiosa, ha impreso una nueva forma y ha marcado una dirección nueva al mundo de los hombres, más aún, a la naturaleza entera.

   Así, pues, en las tres actitudes posibles del alma existe cierta tensión, casi contradicción, que las repele, que trata de conservar independiente a cada una de ellas, más aún, que procura aislarla, pero que precisamente por eso revela su interna y profunda vinculación. Con bastante frecuencia se ha advertido ya que el talento y la actividad científica y el talento y la actividad artística corren en direcciones distintas; se ha recalcado que el pensamiento conceptual y el impulso visionario artístico, la investigación de la verdad y la creación de la belleza son dos ejercicios completamente distintos y siguen caminos opuestos. Más contradictoria aún es la oposición que existe entre el experimentar y el configurar, por una parte, y el orar, por otra. Las actitudes que adoptamos con respecto a la naturaleza y al arte son de índole monística; en ellas todo se reduce, ora a la naturaleza, que todo lo abarca: al “universo”, ora al sujeto, que todo lo engendra desde sí mismo, al yo y a sus innumerables reflejos. En cambio, la actitud religiosa es dualística: necesita y busca la dualidad. En un perpetuo monólogo, se secaría y agostaría.

   Y, no obstante, a pesar de estas direcciones e impulsos dispares, las tres actitudes distintas no pueden separarse unas de otras; literalmente no se las puede desligar, porque, de algún modo, a una profundidad infinita, se encuentran, más aún, se vinculan, y con esta vinculación se apoyan y se conservan en la existencia. Su aislamiento radical suprimiría internamente y extinguiría a cada una de ellas. Son, pues, como un lejano trasunto del Dios Trino y Uno, que nos presenta el dogma cristiano: son tres actitudes distintas, más aún, opuestas, y, no obstante, en su aspiración dispar tienden a confluir, y existe un punto en que se aúnan, sin que cesen por eso de ser tres. En aquel punto, el recibir, el embeberse y la plenitud embriagadora, no son sino el arrebato místico por el Dios que nos invade. Y el soberano y deiforme hablar y mandar, con el que el alma obra hacia el exterior por encima de sí misma y crea figuras, se convierte en una representación de la necesidad y validez divinas, que se llama belleza absoluta, y que no es otra cosa sino la manifestación de la bondad divina que se verifica en el hombre. El hombre, en la cumbre de su labor creadora, se hace a sí mismo imagen de Dios. En este punto se hace sinónima la contemplación visionaria del investigador con la producción creadora del artista. Y ya no se sabe si las imágenes y figuras que llenan la mente han venido de fuera sobre ella, o las ha formado desde su interior. Entonces todo saber es como una acción y toda hazaña de la propia libertad es como una gracia recibida, y toda arrebatada embriaguez del alma le proporciona a ésta infinitas claridades.

   Síguese, pues, que el individuo que no quiera poseer plena e íntimamente más que uno de estos tres reinos de la realidad tiene que poseerlos los tres, pues ha de adoptar desde su raíz las tres actitudes del alma, ha de adoptarlas desde el en que son una misma cosa, y, no obstante, comienzan a tener tendencias dispares. Debe tener la universalidad del genio, del hombre sediento de verdad y favorecido con conocimientos, pero ha de tener también el espíritu callado y humilde del santo, que se deja arrebatar por la gracia que le ha sido concedida. Debe recibir y dominar, ha de ser al mismo tiempo imperioso y obediente; ha de tener una ansia incontenible de aprender y poseer, y, al mismo tiempo, una callada y respetuosa renuncia ante todo aquello que permanecerá siempre más allá de su propia vida: ante el tú. Ha de poder vincular la mística y el activismo, el recogimiento y la apertura al mundo, la clausura y la calle; debe ser, al mismo tiempo, sacerdote y sacrificador, hombre y mujer, luchador y sufridor, pero sin mezclar nunca estas cosas opuestas. Ellas han de reunirse en él para que en él también puedan tener aspiraciones dispares. Debe llevar en sí a Dios, el motor inmoble, el que está descansando sin descanso, el deslumbrante, la irradiación de luz que se vuelca sobre las tinieblas, el camino infinitamente lejano y la meta que siempre está igual de cerca y nunca se puede alcanzar. Al Dios que es Yo y Tú al mismo tiempo, en el cual Dios, el Padre y el Hijo, dicen en singular: “Yo soy”; mas precisamente en esta unanimidad hacen proceder de sí un nuevo Tú, que no vuelve a significar tampoco una escisión, sino que es el Espíritu Santo mismo, que es unión de amor. Por consiguiente, siempre que Dios dice: “Yo” se le opone un “Tú”, y mientras Él pronuncia un “Tú” sumamente personal y propio, le encuentra en esta su “Palabra” el propio Yo divino.

   De la misma manera, el hombre universal, que realiza todas sus interiores actitudes y generaciones, ha de ser al mismo tiempo, criatura y creador, Hijo y Pneuma. Y lo será cuando sea hombre orante, es decir, hombre que habla de tú, que ama. Pues sólo en el amor se sitúa el Yo frente al Tú, y se hace uno con él, y, a pesar de esta unidad, no cesan de ser dos. He aquí la razón más honda de que todo verdadero amor que llega hasta las cumbres del carisma presta alas al entendimiento y llene el alma de visiones, las cuales significan, al mismo tiempo, realidad y necesidad, de suerte que, al producirlas, el alma se convierte en artista creadora, por más pobre, vacía y seca que sea en las demás cosas.
He aquí igualmente la razón más honda de que semejante amor haga también piadosos de verdad, en un sentido sumamente profundo y misterioso y casi místico. Las personas que aman son siempre religiosas y son las únicas efectivas. Quiere esto decir que las personas, que son religiosas en lo más interior, son, al mismo tiempo, capaces de un amor que obra prodigios, es decir, de un amor casi divino. Orar y amar son siempre una misma cosa, encontrémoslos donde los encontremos: en la naturaleza, en el arte, en Dios.



EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"

LA IGLESIA DE MIS SUEÑOS

Esta es la iglesia de mis sueños:
La iglesia del corazón ardiente,
de la mente abierta, del espíritu aventurero.

La iglesia que se preocupa, que cura vidas lastimadas,
que consuela a los ancianos, que reta a la juventud.

Que no conoce divisiones de cultura o clase,
ni fronteras geográficas o sociales.
La iglesia que cuestiona y afirma,
que mira hacia adelante y hacia atrás.

La iglesia del Maestro, la iglesia dl pueblo,
alta como las ideas del Señor,
baja como el humano más humilde.

Una iglesia que trabaja, una iglesia que adora,
una iglesia atractiva,
una iglesia que interpreta la verdad en términos de la verdad;
que inspire valor para esta vida
y esperanza para la vida que viene.

¡Una iglesia verdadera!
¡Una iglesia de todos los hombres buenos!
¡Una iglesia del Dios viviente!
                 John Milton Moore

Bendiciendo en la frontera
                                           ... por la separación de sus familias


V DOMINGO DE PASCUA


Cuando Judas salió, Jesús dijo: “Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Y si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará”… Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se amarán unos a otros como yo les he amado. Así reconocerán todos que ustedes son mis discípulos: si se aman unos a otros”. Juan 13, 31-35


Durante su paso por este mundo Jesús realizó muchas señales y pronunció un gran número de palabras. Dentro de sus enseñanzas hay llamados a un comportamiento acorde con nuestra identidad de cristianos. Pero la enseñanza que más nos identifica es aquella del mandamiento del amor: “ámense los unos a los otros como yo les he amado”. En ese mandato Jesús describe la característica del amor que nos identifica; se trata de amarnos con la misma intensidad y la misma manera del amor misericordioso de Jesús que nos amó tanto que dio su vida por nosotros. Sólo si nos amamos a la manera de Cristo, podremos dar testimonio de la resurrección de Jesús.


El verdadero rostro de la Iglesia nos lo da la Iglesia-Caridad, comunión, la Iglesia que realmente ama y se dedica a comunicar amor mediante todos y cada uno de sus hijos. Todos conocemos el canto que dice: "Donde hay caridad y amor, ahí está Dios", frase que podría parafrasearse de otra manera: "Donde hay caridad y amor, ahí está la Iglesia". Esa caridad que en Dios tiene su manantial y en Dios termina su recorrido de amor por las vidas de los hombres. Dios, alfa y omega de la caridad, entre estos dos extremos del vocabulario griego, se hallan todas las demás consonantes y vocales con las cuales expresar de todo corazón nuestro amor al prójimo. No desliguemos jamás la caridad de la fe, del dogma, de la liturgia, de las instituciones, pero que el rostro más bello, genuino y verdadero, que cada uno de nosotros ofrezca a la Iglesia, sea el rostro de la caridad verdadera y del amor sincero. Recordemos lo que san Pablo dice en el himno a la caridad: "Si no tengo caridad, nada soy".

                                                 Un Papa que se deja besar