domingo, 29 de enero de 2017

EL POEMA DEL CARNAVAL / Clodomiro GUEVARA VARGAS




EL POEMA DEL CARNAVAL

                        I

¿Qué estrella ordeñaré para mi canto?
¿Qué vientos pondrán música  en mis frondas?
¿Qué redes echaré dentro de mi océano
para pesar en su oleaje un verso?

No sé… pero con todo,
dejemos que los nervios aleteen
y transpiren por mis sienes sin laureles
un sudor de pensamientos y de locas fantasías,
ya que loca fantasía es también el Carnaval…

Carnaval. Carne vale. Carne, adiós.
¿Fiesta báquica? ¿Orgía saturnal?
¿Religiosa emoción? ¿Falsa deidad?
¿Parodia de la vida? ¿Remedo de la muerte?
Aquello y esto puede ser…
Que diga esa careta, que diga ese antifaz…
Que digan las mandíbulas desnudas…
Que digan los gusanos que nos roen,
si hasta la tumba misma no vamos disfrazados
para tornar disfrazados otra vez…

¿Carnaval?
Rebullo, fermento, floración
de aquellos que la carne más anhela
en su afán emocional de eternidad.
Madurez de fresales y hesperidios
para enjugar de lírica alegría
las insípidas bocas de las horas
que regala el desencanto.
Un prisma se diría que se forja
con todas las fuerzas negativas del Destino
y que, en fuga de esperanzas,
espectrosolariza breves ratos nuestras vidas.

¿Carnaval?
Anunciación, pagana anunciación, allá en edad remota
y una eufórica barca que fondea
en la rada azulina de los sueños
de la pobre Humanidad…

Ilusorio miraje, claro.
Gota frágil que se ahoga en la amargura
de la ilusión de hoy, rota mañana.
Absurdo amanecer, pero que alumbra
para cavar la grieta que ha de guardar las lágrimas
que siempre se alzan en triunfal retoño…

Carnaval, Carne vale. Carne, adiós.
Farsa, risa, escena bufa,
donde todo corazón protagoniza
de Pierrot, Arlequín o Colombina,
fijando en sintético diorama
la eterna mascarada de la Vida.

Fantasmagoría de color y de luz
de ardentía de sangre,
de tanteos de almas,
de dardeos de ojos,
de crispación de nervios,
de reventazón de labios,
de pálpitos de carne,
de fuerzas subterráneas que despiertan
en un encendimiento creador…

                        II

Pero por encima de las lindas serpentinas
que se enredan en los cuellos más ebúrneos,
por encima de toda mixtura que florece
en los rizos más sedeños,
por encima del fluído perfumado del éter enervante,
por sobre de la mueca y la farándula
y de todo el aguacero de emociones
que desata de su nube el Carnaval,
busquémosle su auténtico derecho,
busquémosle su flanco más seguro,
busquemos el latido más genésico
que al hombre concitó a divinizarlo.

Si la vida es una cruz
y en cada clavo suyo revienta una ilusión,
claro está que Dios Momo es una yema
de esa cruz de dolor que nos alienta.
Y claro que es gestado por el hombre
en un gran estremecimiento metafísico
de crear otro dios para sus llagas
-en minúsculo paréntesis-
ya que el Dios adorado todo el tiempo
no se muestra capaz de remediarlas…

Tal la fuerza de arranque de este Mito
que nos da la ilusión del dolor roto,
en los días que preceden a las frentes
ungidas por el hueso hecho ceniza,
bajo el eco del bíblico anatema
“memento homo quia pulve es
et in pulvere reverteris”.

Siendo así el Carnaval,
un sentido vital y filosófico
le rescata de su frívola apariencia
y tiene un buen por qué su adoración.

Por eso es que hoy saludo
la fugaz insurgencia del dios Momo
y en volutas melodiosas van mis himnos a su altar.

Porque sé que Momo es gajo –aunque mísero y pequeño-
de esa viña frondosa de ilusiones,
en cuyos frutos hallan:
Ímpetu el corazón, la mente sueños
y el espíritu humano fe y certeza
para obrar en lo increado como Dios…

Siendo así el Carnaval
¡adelante, juventud!
danzad, reíd, cantad,
contagiaos con la cálida tufarada del placer,
poned alborozo dionisíaco
en toda la hilazón del festival.

Pero eso, sí, cuidando
de tener siempre en flor los corazones,
saltando de contento
con la blanca vestidura de Pierrot
y rehusando la careta enhollinada de Arlequín.
Teniendo siempre tenso el amor, tenso y muy tenso,
ese amor que adivina y que comparte
el dolor de los demás,
de suerte que el resorte no se afloje
de la santa voluntad de redimir,
que es el único timón que ha de guiarnos
en la conquista audaz del Porvenir.

DE MI ÁLBUM


sábado, 28 de enero de 2017

"EL REINO AHORA": Cap. 25 NO HAY NADIE EN QUIEN CONFIAR / Tony PEREDA



   Después de la caída de la Reina del caballo, todos en el Palacio se encuentran afuera de las recámaras de la Reina. En los rostros de Milun, Alysse, Flere y Papier hay una chispa de esperanza por la recuperación de la Reina. La Señorita Pía llora y dice que no puede creer que la vida de la Reina esté en peligro. Daugherty se acerca a la Señorita Pía y le dice que debe ser fuerte.
 En la Capilla del Palacio, Janice reza frente al altar. Janice pide perdón por sus acciones, y promete cuidar de su prima si ella sobrevive.
 Afuera de las recámaras de la Reina, Flere se acerca Papier y le pregunta qué realmente sucedió. Papier dice a Flere que todo fue su culpa por permitir que la Reina se suba al caballo. Flere dice a Papier que nadie debe ser culpado debido a un accidente.
 Columbio ingresa y observa a Papier con disgusto. Columbio pregunta a Papier cómo pudo haber expuesto a que la Reina controle por sí misma a un animal salvaje. Papier dice a Columbio que la Reina le rogó subir al caballo. Columbio se acerca a Papier y le dice que nunca piensa en las consecuencias de sus acciones. Flere y Milun se interponen entre Columbio y Papier. Milun les dice que este no es el momento apropiado para discutir sus diferencias. Columbio mira a Papier fijamente.
 Alysse baja la mirada y recuerda los gritos de la Reina. Britta llora y dice que nada de esto hubiera pasado si ella hubiera estado con la Reina. El Duque observa la actuación de Britta y se ríe.
 
  Al día siguiente, la Reina Beatriz abre los ojos y observa al Doctor Batista frente a ella. La Reina dice que le duele la espalda. El Doctor Batista pide a la Reina no moverse, ya que al caer del caballo su cadera casi se rompe. La Reina pregunta dónde están todos. El doctor dice que afuera de la habitación todos esperan por saber de su salud. El Monseñor ingresa y observa que la Reina ha despertado. La Reina observa al Monseñor, sorprendida. El Monseñor pide al doctor que les deje a solas. El doctor dice que todos le preguntarán por el estado de la Reina. El Monseñor dice que esta es la oportunidad de anunciar la triste pérdida del hijo de la Reina. La Reina y el doctor se quedan pasmados ante las palabras del Monseñor.
 Afuera de las recámaras de la Reina, Janice se acerca a Columbio. Janice dice a Columbio que no se preocupe, ya que ella está segura que la Reina se recuperará del accidente. Columbio dice a Janice que ella debe entender que él se encuentra en una situación crítica. Janice mira a Columbio, sorprendida. Columbio dice que el Rey le pidió que velara por la Reina. Janice abraza a Columbio.
 El Monseñor pide al Doctor Batista que no se quede parado y que vaya a informar al resto que la Reina está a salvo, pero que el niño no logró salvarse. El Doctor sale de la habitación. La Reina Beatriz, sorprendida, pregunta al Monseñor qué ocurrirá después de esto. El Monseñor dice a la Reina que todo el mundo derramará lágrimas y vendrán a ella a expresar su apoyo. La Reina dice que ella no puede hacerles eso.  El Monseñor dice que espera que haya aprendido algo de actuación por parte de la Ópera. La Reina dice que ella jamás se comprometió a todo esto. El Monseñor le pide que no se preocupe, ya que nunca nadie sabrá de su secreto. El Monseñor se marcha y la Reina llora.
 El Doctor Batista sale de las recámaras de la Reina y todos clavan la mirada en él, preocupados. Columbio pregunta al Doctor si la Reina ha despertado. El Doctor asiente con la cabeza y dice que la Reina se mejorará en un par de semanas. Janice sonríe y dice que es un milagro. El Doctor Batista les dice que la caída provocó contusiones sin ninguna gravedad, y por desgracia, el niño no sobrevivió. Columbio, Janice, Alysse, Flere, Papier, Daugherty, la Señorita Pía y Milun se paralizan con la noticia. Britta y el Duque se miran entre sí, con una gran sonrisa en sus rostros.
 Milun agacha la cabeza. Janice abraza a Columbio y dice que la Reina debe estar devastada. Papier niega con la cabeza y se marcha. Alysse dice que no es el final, ya que la Reina es una mujer fuerte y podrá tener más hijos. Flere pregunta al Doctor si puede ver a la Reina. El Monseñor se acerca y dice que en este momento la Reina sólo desea ver al Rey. Columbio observa al Monseñor, preocupado.

   En las recámaras de la Reina, la Reina Beatriz llora sin parar. Ella recuerda la felicidad del Rey Aidan cuando ella le anuncia que espera un hijo. La Señorita Pía ingresa.
   “Todos compartimos el dolor de esta gran pérdida”.
 La reina observa a la Señorita Pía por un momento.
   “El Rey merece una mejor reina”.
   “Su Majestad, lo que ocurrió  fue un accidente. Estoy segura que el Rey comprenderá”.
   “Necesito ver a Alysse y a mis primos”.
   “Su Gracia, el Monseñor, ha prohibido todas las visitas hasta que llegue el Rey”.
 La Señorita Pía agacha la cabeza.
 En su habitación Papier toma una hoja de tabaco enrollada de un cajón y la enciende con una vela. Milun ingresa y Papier le dice que uno desea escuchar sus acusaciones. Milun dice que él sólo desea saber qué fue lo que le ocurrió al caballo. Papier dice que el caballo estaba fuera de control, y fue su culpa por soltar las riendas. Milun dice a Papier  que el caballo está muy bien entrenado, y debe haber algo más que causó el accidente. Papier mira a Milun por un largo momento y dice que escuchó el sonido de un disparo. Milun lo mira, sorprendido.
 Afuera de las recámaras de la Reina, Alysse se acerca a Janice y le dice que la Señorita Pía hará saber a la Reina que todos ellos comparten su dolor. Janice dice a Alysse que ella cometió un error, al dejar a la Reina sola. Alysse dice que ella estaba con la Reina, pero todo ocurrió tan rápido. Janice dice que ella estaba en la habitación de Columbio cuando oyó los gritos. Alysse mira a Janice, sorprendida. Janice la abraza y le dice que estuvo a punto de acostarse con Columbio, pero no pudo. Alysse dice que no es culpa de nadie. Janice dice que Columbio teme la reacción del Rey.
 En su Despacho, Columbio bebe una botella de vino. Milun ingresa y dice a Columbio que él cree que el accidente fue causado intencionalmente. Columbio sonríe y dice que él es el único responsable del accidente. Milun dice que Papier escuchó un disparo. Columbio dice a Milun que la Reina ha perdido el bebé, y eso significa que es un completo fracaso. Milun mira a Columbio, disgustado.
 En el patio, Papier observa al caballo blanco. Papier desenvaina su espada y se acerca al caballo con una mirada llena de enojo. Pedro se acerca y le pide a Papier que se detenga. Papier dice que el caballo es el responsable del accidente. Pedro dice que el caballo es un animal inocente, y le ofrece a Papier llevarlo a la aldea. Papier enfunda su espada y se marcha.

   Más tarde, el Rey Aidan y el General Riot regresan al Palacio. Columbio, el Duque, Daugherty y el Monseñor permanecen de pie afuera de las recámaras de la Reina. El Rey, muy nervioso, les pide conocer la situación del accidente. El Monseñor informa al Rey que la Reina ha sobrevivido, y ella necesita verlo. El Rey ingresa en las recámaras de la Reina y observa a la Reina en cama. La Reina se alegra de verlo y extiende su mano hacia él. El Rey se acerca y toma la mano de la Reina. El Rey dice que regresó tan pronto como pudo, y tenía mucho miedo de perderla. La Reina llora y dice que ha perdido el niño. El Rey, paralizado, no deja de mirar a la Reina.
 Afuera de las recámaras, Riot pide a los otros miembros de la Corte que le proporcionen una explicación del accidente. Columbio dice que la Reina decidió montar a caballo. El Duque se ríe y dice que Columbio  no sabe lo que ocurrió ya que estaba muy ocupado en su habitación. Columbio, furioso, dice al Duque que no es más que un cínico. Daugherty pide a Columbio mantener la calma.
 El Rey se acerca llorando y dice que su hijo ha muerto. Riot, sorprendido, mira a Columbio. Columbio respira profundo y dice al Rey que ha sido un trágico accidente, y todos ellos comparten su dolor. El Rey clava su mirada en Columbio y le dice que él le confió la salud de la Reina. Columbio dice al Rey que él no estaba al tanto de la decisión de la Reina de montar a caballo. El Monseñor  dice al Rey que Columbio está muy arrepentido por lo que ha causado. El Rey, fuera de control, aprieta con fuerza el cuello de Columbio. El Rey dice a Columbio que su hijo está muerto por culpa de él.
 Daugherty pide al Rey mantener la calma. El Rey empuja a Columbio y dice que nunca confiará en nadie más. Columbio tose, todavía sorprendido por la reacción del Rey. El Duque y el Monseñor sonríen.

   En la Iglesia La Madre de Todos, Milun y Pedro comunican a Arturo las malas noticias sobre la pérdida del bebé de la Reina. Arturo, preocupado, dice que tuvo un mal presentimiento, pero se negó a creer lo que vio en el libro. Milun dice que está seguro que el accidente fue planeado. Arturo dice que deben tener mucho cuidado. Pedro pregunta a Arturo qué sucederá ahora. Arturo dice que una de las razones por la cual los aldeanos mantenían algo de respeto hacia la Reina, era porque estaba esperando un hijo. Milun dice que esto podría desencadenar una revolución. Arturo agacha la cabeza.

   Columbio ingresa a su habitación y toma una maleta de debajo de su cama. Flere y Janice ingresan y se sorprenden al ver a Columbio recoger sus pertenencias. Janice dice a Columbio que no debe marcharse del Palacio. Columbio dice que es mejor para él irse de una buena vez. Janice llora y dice a Columbio que está cometiendo un gran error. Columbio dice que ya ha cometido muchos errores. Flere dice que él comprende que el Rey fue duro con él hoy, pero en ningún momento le ha pedido que se marche. Columbio dice que no se quedará después de que el Rey declaró que ya no confiará en él. Janice dice que la Reina Beatriz lo convencerá de que él no tuvo nada que ver con el accidente. Columbio se disculpa con Janice y le dice que él ya ha tomado una decisión. Janice baja la mirada.

   En las recámaras de la Reina, la Señorita Pía alcanza al Rey un vaso de agua. El Rey mira por la ventana, profundamente apenado. En su cama, la Reina abre los ojos y observa que el Rey está completamente devastado por la noticia. El Monseñor ingresa y comunica al Rey que la Corte apoya sus decisiones, y harán todo lo posible por ayudarle a pasar por este difícil momento. El Rey dice que no quiere ver a Columbio en las próximas reuniones. La Reina sorprendida, dice que el accidente fue culpa suya. El Rey dice a la Reina que deberá manejar las cosas de una mejor manera después de lo que ha ocurrido. La Reina pide al Rey que perdone a Columbio. El Monseñor la mira, lleno de rabia.

   Milun y Pedro llegan al Palacio y Alysse se les acerca. Alysse les informa que el Rey Aidan ha regresado, y culpa a Columbio del accidente de la Reina. Milun dice que alguien debe convencerlo de que Columbio es inocente. Alysse dice que Columbio ha decidido abandonar el Palacio. Milun queda sorprendido.

   En los apartamentos del Rey, Papier ingresa y comunica al Rey que él es el culpable del accidente de la Reina. El Rey dice a Papier que él sabe que la Reina le rogó montar el caballo, y él  entiende que la Reina puede ser muy persistente. Papier dice que nunca pensó que el caballo la lanzaría al aire. El Rey dice que Columbio estaba a cargo de la Reina, y si él estaba haciendo lo debido, nada de esto hubiese ocurrido. Papier baja la mirada.

   Columbio camina por los pasillos. Dos sirvientes ayudan a Columbio con sus pertenencias. Milun se acerca a Columbio y le dice que marcharse del Palacio no es la solución. Columbio se disculpa con Milun por traerlo al Palacio, y le dice que después de que él se marche, sus servicios ya no son necesarios. Milun, sorprendido, dice a Columbio que él siempre lo ayudó cuando estaba luchando por Nidia. Columbio agacha la cabeza y dice que él no fue de mucha ayuda ya que Nidia murió, y el Duque se encuentra todavía en el Palacio. Milun dice a Columbio que si no fuera por él, muchos otros habrían sido asesinados. Columbio dice que todo el tiempo creyó que el Rey estaba ciego a causa del Duque y del Monseñor, pero después de esto, le demuestra que el Rey no hace nada para quitarse la venda de sus ojos. Columbio y los sirvientes se alejan. Milun baja la mirada y dice que Columbio está equivocado.

   En las recámaras de la Reina, Britta dice a la Reina Beatriz que estaba muy preocupada por ella. Janice y Flere ingresan. Janice informa a la Reina que Columbio se ha marchado del Palacio. La Reina, sorprendida, dice a Janice que no puede ser posible. Janice abraza a la Reina y llora. Flere dice que Columbio estaba muy dolido por las palabras del Rey. La Reina dice que el Rey está muy perturbado por lo ocurrido. Flere dice que es demasiado tarde. Britta sonríe.

   En un carruaje, Columbio observa un puente y pide al cochero que se detenga. Columbio baja del carruaje y se para en el filo del puente. Columbio mira hacia abajo y observa cómo corre el río entre grandes rocas. Columbio cierra los ojos y recuerda las palabras de Arturo diciendo que caerán en la tentación de hacer cosas que no deben. Columbio abre los ojos y dice que nunca dejará de luchar por el Rey.

   En la Cámara del Consejo Real, el Rey Aidan se reúne con los miembros de la Corte. Riot informa que Columbio se ha marchado del Palacio y al parecer su posición está temporalmente vacante. El Duque dice que Columbio debe sentirse muy culpable por sus acciones. Guiness dice que debe haber una manera de realizar una reunión con Columbio y escuchar lo que tiene que decir. El Monseñor dice que hay mejores cosas que deben resolver ahora, como comunicar a los habitantes las malas noticias sobre la pérdida del hijo de la Reina. El Rey dice que todos en Frezzia deben saberlo y sentir el dolor que él siente ahora. Riot baja la mirada y dice que él se hará cargo de eso. El Monseñor sonríe.

   En uno de los salones, Felipe se reúne con Britta. Britta dice a Felipe que este es el mejor momento para que él se quede en el Palacio. Felipe pregunta a Britta qué ha ocurrido. Britta dice que la Reina ha perdido a su hijo. Felipe, sorprendido, dice que será mejor si regresa en otro momento. Britta dice que está segura que la Reina se sentirá mejor después de verlo. Felipe baja la mirada.

   Columbio llega a la Iglesia La madre de Todos, y Arturo se sorprende al verlo. Columbio dice a Arturo que necesita un lugar donde quedarse. Arturo sonríe y dice a Columbio que puede quedarse con él el tiempo que guste. Columbio abraza a Arturo y llora sobre su hombro.

   El día siguiente, las noticias comienzan a propagarse por toda Frezzia. Los aldeanos, sorprendidos, se miran uno a otros. En la Iglesia La Madre de Todos, los feligreses se reúnen, sosteniendo velas en memoria del bebé de la Reina.

   En las recámaras de la Reina, la Señorita Pía comunica a la Reina que los aldeanos comparten su dolor y han enviado flores. La Reina se da cuenta que ha mentido a todo el reino. La Señorita Pía pide a la Reina que descanse. La Reina pregunta a la Señorita Pía si hay alguna noticia de Columbio. La Señorita Pía niega con la cabeza. La Reina agacha la cabeza.

   En uno de los salones, Milun y los demás se reúnen. Flere dice que le parece algo extraño reunirse sin Columbio. Milun dice que Columbio decidió abandonarlos, pero ellos todavía tienen que proteger al Rey y a la Reina. Alysse dice que tienen un compromiso con Arturo. Papier pregunta a Milun qué sucederá con él, ahora que Columbio se ha ido. Milun dice que si es echado del Palacio, él encontrará la manera de reunirse con ellos. Alysse baja la mirada, preocupada.

   Afuera de la Iglesia La Madre de Todos, Columbio corta un árbol. Cerca de él, los aldeanos entablan una conversación. Uno de los aldeanos dice que la Reina perdió a su hijo por asistir a muchas fiestas. El otro aldeano dice que la Reina nunca quiso a su hijo ya que no quería perder su figura. Columbio escucha la conversación de los aldeanos y decide reclamarles. Columbio se acerca a ellos, pero Janice llama su nombre. Columbio da la vuelta y se sorprende al ver a Janice. Janice sonríe y lo abraza. Columbio pregunta a Janice cómo pudo venir sola a la aldea. Janice dice que ella sabía que nunca los abandonaría. Janice y Columbio se besan.

   En la Cámara del Consejo Real, el Rey agradece a los miembros de la Corte por su apoyo. El Monseñor se ofrece a estar a cargo de los deberes de Columbio hasta que encuentren el candidato más adecuado para su posición. El Rey dice que Columbio no merecía el castigo que recibió. El Duque dice que es una buena idea contar con los servicios de alguien nuevo. Riot dice que los aldeanos han tomado la noticia de manera positiva. El Rey dice que irá a ver cómo sigue la Reina. El Rey sale de la habitación.
 El Duque se acerca al Monseñor y le dice que debe autorizar el despido inmediato de Milun del Palacio. El Monseñor ser ríe y dice que tiene un plan mejor para Milun. El Duque lo mira, sorprendido.

   En las recámaras de la Reina, Papier dice a la Reina que está muy apenado por el accidente. La Reina dice a Papier que sólo trataba de divertirse y nunca pensó en las consecuencias. Papier dice que le apena que Columbio se haya marchado del Palacio. Britta ingresa y les informa que Felipe ha llegado al Palacio. La Reina, sorprendida, pide a Britta que la Señorita Pía esté a cargo de su alojamiento. Papier dice que el Monseñor se encuentra en una reunión con todos los sirvientes, por lo tanto, él se encargará de Felipe. Papier sale de la habitación.
 La Reina pregunta a Britta si ella tuvo algo que ver con eso. Britta dice que quiere lo mejor para ella, y ella sabe que la presencia de Felipe la ayudará. La Reina dice que ella tiene razón, ya que tiene muchas ganas de ver a Felipe. Britta dice que Felipe ha solicitado ver a Alysse, primero. La Reina, confundida, mira a Britta.

   Milun ingresa en los apartamentos del Monseñor. El Monseñor observa a Milun por un momento y le comunica que sus servicios como guardia de seguridad ya no son necesarios. Milun asiente con la cabeza y dice al Monseñor que recogerá sus pertenencias y se marchará… el Monseñor sonríe y dice que no le está pidiendo que se marche del Palacio, ya que tiene un trabajo para él. Milun se muestra sorprendido. El Monseñor dice que él sabe que es un hombre muy fuerte, por lo tanto necesita de su ayuda con uno de los pabellones de huéspedes qua ha permanecido deshabitado durante años. Milun dice que con mucho gusto aceptará su propuesta. El Monseñor asiente con la cabeza.
 Afuera de los apartamentos del Monseñor, Alysse se cubre el rostro con las manos. Alysse dice a sí misma que si Milun se va del Palacio, todo será diferente. Felipe se acerca y saluda a Alysse. Alysse, sorprendida, clava su mirada en Felipe. Felipe entrega a Alysse un ramo de girasoles y le dice que ella no necesita de un vestido para mostrar su verdadera belleza. Alysse baja la mirada.

   En las recámaras de la Reina, la Reina dice a Britta que no pueden utilizar a Alysse como excusa para tener a Felipe en el Palacio. Britta dice que a Felipe se le ocurrió una gran idea, y será mejor que continúen con ella por el momento. La Reina dice que Alysse ama a Milun y si Felipe empieza a cortejarla les causará problemas. Britta dice que Felipe no interferirá si Alysse y Milun verdaderamente se aman. La Reina agacha la cabeza.

   Milun sale de los apartamentos del Monseñor y encuentra a Alysse esperándolo. Alysse pregunta a Milun qué ha ocurrido. Milun sonríe y dice que ahora trabaja para el Monseñor. Alysse mira a Milun, sorprendida. Milun pide a Alysse que no se preocupe, ya que de esa manera él podrá vigilarlo y además se le permitirá quedarse en el Palacio. Alysse sonríe y dice a Milun que lo ama. Milun y Alysse se besan.

   Felipe espera afuera de las recámaras de la Reina y Britta le dice que la Reina está lista para verlo. El Duque se acerca y ve a Felipe ingresar en las recámaras de la Reina. El Duque sonríe y pregunta a Britta si su nuevo plan es traer al amante de la Reina al Palacio. Britta sonríe.
 Felipe observa que la Reina Beatriz se encuentra aún en cama. La Reina mira a Felipe y le dice que ella pensó que nunca volvería. Felipe toma la mano de la Reina y le dice que estuvo pensando en ella todo este tiempo.
 Britta dice al Duque que es mejor que no lo sepa todo aún. El Monseñor se acerca y observa a Britta y al Duque hablando. Britta dice que irá a ver a la Reina, al mismo tiempo que ella ingresa en las recámaras de la Reina. El Duque sonríe y niega con la cabeza. El Monseñor pregunta al Duque si hay algo que debería enterarse. El Duque dice que Britta tiene sus propias razones para deshacerse de la Reina. El Monseñor, sorprendido, mira al Duque. El Duque le dice que Britta está al lado de ellos. El Monseñor apunta con su dedo al Duque y le dice que él nunca estuvo de acuerdo en que alguien más interfiriera en sus planes. El Duque respira de golpe y comunica al Monseñor que no tiene por qué preocuparse. El Monseñor dice al Duque que espera haber sido muy claro con él. El Duque mira al Monseñor con rabia.

   En uno de los salones, Janice informa a Alysse, Flere y a Papier que Columbio se está quedando con Arturo en la Iglesia La Madre de Todos. Flere, emocionado, dice que él sabía que podían contar con Columbio. Alysse dice que Milun se alegrará al saberlo.

   En el pabellón de huéspedes, el Monseñor se reúne con la Señorita Pía y Milun. El Monseñor les dice que ha planeado traer algunos de los sacerdotes al Palacio y deberán tener las habitaciones listas lo antes posible. La Señorita Pía asiente con la cabeza y dice al Monseñor que empezarán mañana. Milun permanece observando al Monseñor.

   En uno de los pasillos, Britta se acerca a Alysse y le pregunta si tuvo la oportunidad de ver a Felipe. Alysse dice a Britta que ella sólo tiene ojos para Milun. Britta dice que Milun es un hombre guapo, pero ahora que Columbio se marchó, no es ni siquiera un guardia de seguridad. Alysse dice que aunque Milun se convierta en esclavo, siempre tendrá más dignidad que ella. Alysse se marcha. Britta la queda mirando, llena de enojo.

   En el Castillo de Riot, Riot juega con Sebastián, en la sala. Laura dice que espera puedan encontrar a un nuevo mayordomo muy pronto. Riot dice que es difícil para él aceptar que Columbio se haya marchado. Laura dice que está segura que lograrán encontrar a alguien con mucho talento como su reemplazo. Riot agacha la cabeza y dice a Laura que se le ha ocurrido una idea. Laura observa a Riot.

   Al día siguiente, el Monseñor visita al Monasterio y dice a Donés que lo necesita en el Palacio. Donés dice que no posee ninguna experiencia como mayordomo. El Monseñor se ríe y dice que cualquiera puede reemplazar a Columbio. Donés dice que él todavía debe estar a cargo de lo que han empezado. El Monseñor dice que el Padre Superior es muy ingenuo y nunca descubrirá su plan. Donés se ríe.

   Milun y la Señorita Pía organizan una de las habitaciones del pabellón de huéspedes. La Señorita Pía se encuentra en una escalera limpiando un estante mientras que Milun hace una pila de cajas. La Señorita Pía dice a Milun que le alegra que el Monseñor le haya permitido quedarse. Milun dice que podría regresar a la infantería marina si fuese necesario. La Señorita Pía dice que a Alysse no le gustaría la idea. La escalera se rompe y Milun recibe a la Señorita Pía en sus brazos. La Señorita Pía agradece a Milun. Milun recoge una pintura del suelo y observa el retrato de un bufón que lleva puesto una máscara blanca.
 Milun dice a la Señorita Pía que la pintura es muy extraña. La Señorita Pía observa la pintura y dice que es un retrato de Roger, el viejo bufón. Milun pregunta qué ocurrió con él. La Señorita Pía dice que nadie sabe por qué Roger se marchó del Palacio, ya que un día desapareció. Milun mira  a la pintura  detenidamente y dice que la expresión en la cara de Roger le hace creer que estaba sufriendo.

   En el Castillo de Riot, una criada ingresa en la sala y comunica a Riot que tiene visita. Un joven de contextura atlética, y de mirada seria ingresa. Él lleva puesto una corta capa y un sombrero puntiagudo que cae a su derecha. Riot lo observa con una franca sonrisa. El muchacho mira con detenimiento a una pintura en la pared que muestra la imagen de una mujer de mediana edad rodeada de tres jóvenes.
   “Broderick. Mi querido hermano”.
 Riot abraza a Broderick.
   “Me alegra ver que aceptaste mi invitación”, añade Riot.
 Broderick, muy seco, le clava la mirada.
   “Espero tengas una buena razón para que me traigas aquí”.
 Riot, emocionado, continúa observando a Broderick.

   En uno de los pasillos, Felipe se acerca a Alysse y le entrega un ramo de girasoles. Alysse dice a Felipe que debe dejar de obsequiarle flores. Felipe toma la mano de Alysse y le dice que él sólo quería hacerla sentir algo especial, ya que ella es la mujer más hermosa que ha conocido. Alysse retira su mano. Ella no puede ocultar su sorpresa. Felipe mira profundamente a los ojos de Alysse.

   Milun se acerca y se sorprende al ver a Alysse hablando con un hombre desconocido.

DE MI ÁLBUM


viernes, 27 de enero de 2017

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: ORACIONES SIGLO XX

                Señor: Los hombres dedicados a la enseñanza hemos multiplicado los nombres propios de nuestra labor: doctor, licenciado, catedrático, profesor, maestro… Se nos llena la boca con tales títulos, ya que enseñar significa poseer y repartir la mercancía más noble: la sabiduría.

            Sin embargo, Señor, acabo de leer una frase digna de imprimirse en libro de preces de todos los consagrados al magisterio. Dice así Gabriela Mistral: “Señor, Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe y tome el nombre de maestra”.

            Me ha hecho pensar, Señor, esta corta plegaria, porque, si bien se mira, nadie es digno de tener discípulos. Fuiste Tú, Sabiduría infalible, quien nos exhortaste a rechazar el título de maestros, ya que “uno solo es vuestro Maestro: el Cristo.

            Por otra parte, Señor, Tú mismo consagras la enseñanza como una obra de misericordia espiritual, y en tus parábolas condenas la inoperancia de los talentos recibidos, entre los cuales destaca la ciencia y la sabiduría sagrada y profana, artística y técnica.

            Por eso, Señor, enséñanos a conjugar el deber de dar a otros nuestra ciencia de Ti y de las cosas, con la humildad de sentirnos indignos de adoctrinar a los demás desde la cátedra laica o religiosa.

    “Señor, Tú que enseñaste, perdona que yo enseñe y tome el nombre de maestro”. Amén.

Rafael de Andrés.


DOM. IV DEL TIEMPO ORDINARIO

Las Bienaventuranzas


“Jesús, al ver  a toda esa muchedumbre, subió al cerro. Ahí se sentó y sus discípulos se le acercaron. Comenzó a hablar, y les enseñaba así: ‘Felices los que tienen espíritu de pobre, porque de ellos es el Reino de los Cielos’
‘Felices los que lloran, porque recibirán consuelo’.
‘Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia’.
‘Felices los que tienen hambre y sed de Justicia, porque serán saciados’.
‘Felices los compasivos, porque obtendrán misericordia’.
‘Felices los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios’.
‘Felices los que trabajan por la paz, porque serán reconocidos como hijos de Dios’.
‘Felices los que son perseguidos por causa del bien, porque de ellos es el Reino de los Cielos’.
Dichosos ustedes cuando por causa mía los maldigan, los persigan y les levanten toda clase de calumnias. Alégrense y muéstrense contentos, porque será grande la recompensa que recibirán en el cielo. Pues bien saben que así trataron a los profetas que hubo antes que ustedes”. Mateo 5, 1-12

Desde la cátedra de la montaña, el Señor nos ofrece el proyecto de vida a través de las bienaventuranzas que todos debemos seguir y así conseguir una sociedad nueva desde los lineamientos del Evangelio. Con las bienaventuranzas nos empuja a ser actores fundamentales del proyecto de Dios en los cauces de la historia, pero también para que se presente la cercanía de Dios que impulsa y proyecta la realización humana hasta sus más altas cumbres, la santidad. Por lo tanto las bienaventuranzas son un bello vitral que nos ofrece los caminos de la perfección cristina desde la óptica del reino de los Cielos.

LOS FELICES AÑOS DE NUESTRA VIDA


Viendo Jesús la cantidad de gente que le rodeaba les enseñó algo importante: Bienaventurados los pobres de espíritu... Bienaventurados los que lloran... Bienaventurados los que sufren persecución...  Es fácil imaginar el desconcierto y la sorpresa de todas las personas que le oyeron.

La gente pensaba y sigue pensando que la felicidad está en tener dinero, en tener salud, en sentirse aceptado por los demás... Y Jesús enseña precisamente lo contrario: que la felicidad está en las cosas en las que solemos llamar desgracias, porque son ellas las que ordinariamente nos acercan más a Dios, y nos hacen mejores.

Y, por el contrario, un hombre puede ser infinitamente desgraciado aunque tenga muchas cosas. A veces habría que decir: ¡qué pena esa familia: le ha tocado la lotería: ahora empezarán todos a pelearse!

Por eso, el Señor siguió diciendo en el discurso: ¡Ay de vosotros, los ricos! (...) ¡Ay de vosotros, todos lo que sois aplaudidos por los hombres (…)!

Las Bienaventuranzas señalan el camino para el cielo. Normalmente es un camino difícil en el que hay que confiar en Dios, que saca bien del mal, y de los grandes males, grandes bienes.

Jesús quiere que aprendamos a confiar y abandonarnos en Dios incondicionalmente ante el hambre, la pobreza, los fracasos... porque la realidad no termina ahí: quizás nunca seremos ricos en esta tierra, pero tendremos más felicidad que los ricos en esta vida, y luego en la otra. Pues, como dice San Josemaría: «La felicidad del Cielo es para los que saben ser felices en la tierra»

La Virgen reza: Mi espíritu se alegra en Dios, mi Salvador (...) Colmó de bienes a los hambrientos, y a los ricos los despidió sin nada.

Foro de Homilías.

DE MI ÁLBUM

                                        Caminos del Amazonas

jueves, 26 de enero de 2017

EL FILM: "RASPUTÍN"

Intérpretes: Christopher Lee, Barbara Shelley, Richard Pasco
Dirección: Don Sharp




            La versión inglesa de la historia y la personalidad semilegendarias de Rasputín, que evidentemente cuenta con la acogida del gran público, es seguramente la que nos debe haber merecido la aprobación de Dimitri Pavlovich, el príncipe Yussupov que, con un grupo de aristócratas rusos, dio muerte al temido monje siberiano y que, todavía y residente en París, recauda gruesas sumas de las demandas que entabla a las firmas productoras por las tergiversaciones que, en su opinión, hacen de la verdad histórica de los hechos y de su intervención en ellos.

            Y es que, caprichosa como las anteriores, esta versión acentúa el tono terrorífico del personaje y de sus fechorías, hasta el punto de convertirlo en poco menos que draculianos o frankensteinianos, muy al gusto de la gran clientela de aficionados a este tipo de especulaciones.

            Cierto es que Gregor Efimovith “Rasputín”, hijo de un mujic de Siberia, poseyó excepcionales facultades personales e hizo de ellas uso irrestricto e ilícito. Todo lo contrario de un producto de la educación y la cultura, este personaje encarnó extrañas potencialidades anímicas y físicas que lo erigieron en una manifestación primitiva, espontánea y casi monstruosa de la naturaleza humana. Analfabeto, disoluto y campesino hasta los 33 años de edad, subyugó con su poder hipnótico, su fuerza física y viril a hombres y mujeres que, además  creyeron en sus teorías religiosas y exorcistas y en sus poderes taumatúrgicos para curar a los más graves enfermos.

            Tales facultades le abrieron las puertas de la Iglesia ortodoxa, de la aristocracia y de la corte de Nicolás II y de la emperatriz Alejandra Feudarova en el San Petersburgo de 1907. La curación del pequeño príncipe heredero Alexei le granjeó el favor y la confianza de estos gobernantes, hasta que el grupo de conjurados del príncipe Yussupov logró envenenarlo.

            El film inglés recarga los tintes siniestros del personaje, que tiene, sin embargo en Christopher Lee un vigoroso intérprete.

            P. G.

DE MI ÁLBUM


miércoles, 25 de enero de 2017

LOS 100 MEJORES CANTANTES DEL SIGLO


SUZANNE DANCO
Soprano lírica belga, n. 1911

Suzanne Danco fue la soprano lírica más destacada de la música francesa en el período inmediatamente posterior a la II Guerra Mundial. Fue la heroína en la primera grabación de Ansermet de la ópera Pelléas et Mélisande de Debussy, y también apareció en su grabación del Réquiem de Fauré.


Con una voz flexible, de una claridad maravillosa y una técnica impecable, el repertorio de Danco era muy amplio, abarcando tanto a Mozart como a la Marie de Wozzeck (Berg).

DE MI ÁLBUM


martes, 24 de enero de 2017

VIGENCIA DE LA TEOLOGÍA DE LA LIBERACIÓN / Jorge COSTADOAT, SJ.



"Lo único central es el Evangelio"

"El cristianismo en América Latina está en juego"

Redacción, 22 de enero de 2017

Francisco: “No estoy haciendo ninguna revolución. Estoy tratando de que el Evangelio vaya adelante”

La teología de la liberación sostiene que Dios hoy repudia la violencia de las maras y el femicidio, dos signos de los tiempos tremendos del continente. En Chile podría decir "acojan a los inmigrantes"


(Jorge Costadoat, sj).- "La teología de la liberación fue una cosa positiva en América Latina", afirma el Papa. Responde así a la pregunta del periodista de El País dada en una larga entrevista recién este domingo.

La frase ha debido estremecer a los sectores católicos conservadores iberoamericanos. Dirán que esta es la prueba que faltaba para confirmar que Francisco es comunista. Pero el mismo Papa aclara que la que fue condenada fue la versión de la teología de la liberación que utilizó el marxismo como método de análisis de la realidad. En otras palabras, que no toda la teología de la liberación ha sido marxista. Pero, ¿cuál no lo ha sido?

Si hubo una teología de la liberación marxista, terminado el marxismo, ha perdido toda relevancia. Si hubo una teología de la liberación que no fue marxista, ¿qué queda de ella? El periodista y Francisco dan por acabadas ambas. "Fue cosa positiva", afirma el Papa.

¿"Fue"? ¿Es? ¿Ha quedado algo de ella?

Si la teología de la liberación terminó, felices estarán los sectores católicos responsables en gran medida de la miseria latinoamericana de los años sesenta y de la irreductible desigualdad del tercer milenio. El fracaso de esta teología ha podido satisfacer, además, a obispos como López-Trujillo, Medina y Sodano, entre otros, sus enemigos jurados. Pero la "Iglesia de los pobres" de América Latina habrá perdido su lanza intelectual. Quedará en pie, eso sí, la versión eclesiástica de la Iglesia, la versión que no calienta a nadie.

Sostengo, por mi parte, que la teología de la liberación no ha muerto y, por ende, la Iglesia latinoamericana sí tiene futuro.

Distingo dos aspectos metodológicos de esta teología que difícilmente pueden ser cuestionados. Esta teología postula que el "lugar hermenéutico" para reflexionar sobre la fe en Jesucristo incide decisivamente en la manera de comprenderla y de vivirla. No es lo mismo el "dónde". No puede ser igual la teología de los africanos, de los asiáticos, de los brasileros o de los centroamericanos.

Las iglesias se localizan en la historia y culturas determinadas. Ninguna, ni siquiera la iglesia de Roma, tampoco el Papa, puede decir, bajo todos los respectos y en todas las situaciones, "tengo la única interpretación" del Evangelio. Pero hay otro asunto metodológico -discutido entre los autores- mucho más relevante. Este consiste en postular que aquel "lugar hermenéutico" puede ser también un "lugar teológico".

A saber, que Dios puede "hablar" en los acontecimientos históricos que atañen a una iglesia en particular. No es lo mismo que la revelación contenida en las Escrituras ilumine la realidad actual de una iglesia determinada a que Dios "diga" algo a ella en el presente. La teología de la liberación sostiene que Dios hoy repudia la violencia de las maras y el femicidio, dos signos de los tiempos tremendos del continente. En Chile podría decir "acojan a los inmigrantes".

Pues, además del método -que siempre debe ser revisado-, mientras haya esclavitudes y dependencias de unos seres humanos por otros o de sistemas impersonales de opresión, como el neoliberismo y la robotización que está acelerando la exclusión de las personas, la teología de la liberación será indispensable. Esta teología acude a socorrer a las víctimas de un "pecado social". Mientras este siga destruyendo al ser humano, los teólogos de la liberación tendrán trabajo.

El cristianismo en América Latina está en juego. El catolicismo, en particular, hace agua. En Chile los católicos disminuyen un punto porcentual cada año. ¿Podría la teología de la liberación frenar estas tendencias? Este no es el asunto. Lo único central es el Evangelio. Esta es la apuesta de la única teología auténticamente latinoamericana.

Es más, si lo propio de los adultos es pensar con autonomía, una Iglesia latinoamericana dependiente intelectualmente de Roma es una iglesia infantil. Si sigue operando con teología europea, no tiene futuro. La falta de reflexión sobre la experiencia situada personal y colectivamente de Dios no debe considerarse una posibilidad. Es una condición sin la cual se atenta contra el credo de la misma Iglesia, el cual exige articular fe y razón.

¿Cómo se ve el futuro? Sin teología de la liberación, muy oscuro. Si esta no es enseñada en las facultades y los seminarios latinoamericanos, si en estos no hay autonomía y libertad para pensar, si los seminaristas continúan siendo formados para servir las necesidades misioneras de la Iglesia europea, ¿qué se puede esperar?

Celebro la postura de Francisco. Ojalá no me equivoque con mi propia opinión.

DE MI ÁLBUM

                                                       Río de Janeiro