domingo, 20 de marzo de 2016

MIS LIBROS MÁS PESADOS: Alejandro PEREDA


En mi afán de dejar en buenas manos mis libros más valiosos (peso pesados) por su tamaño y contenido, (no cubren la palma de la mano siquiera y escritos en forma clara, amena y precisa), por algo son llamados “Los libros más pequeños del Mundo”, encontré a la persona indicada que valora en grado sumo a los libros y mucho más el regalo. Ella de inmediato dijo: “Nunca he recibido un regalo tan grande”. Encantada los recibió. Eran 9 en su debido Estante, como indicando la continuación de la serie de éstos, como también gozar de ellos por ser portátiles e itinerantes. La pequeña relación: Las más bellas oraciones del Mundo, La Santa Biblia, Madre Teresa, El Profeta, El Loco, de Kahlil Gibran, Gandhi, Che Guevara, Almas Gemelas, El café y sus 150 maneras de tomarlo, yTauro.Yo, entre tanto, me ufanaba por el presente, por ser signo de cultura y sabía de cerca la satisfacción de ella. Me estoy refiriendo a Flor Marina Hurtado Cuenca, mi hermana política. En diciembre del año pasado ('15) se hizo la entrega de estos recuerdos.

Me consta que es amante de los libros, ser una buena lectora. Tiene su Biblioteca Particular con muchos libros y muchos en italiano, su segundo idioma por razón de su trabajo en Italia y periódicamente en París. Gracias a ella leí los libros  de Isabel Allende, que nos encargó comprarlos aquí en Trujillo y leerlos a primera mano.

Flor Marina hace sus visitas anualmente y la consideramos como Mamá Noel, si cabe bien el término. Personalmente he sido favorecido con sus presentes… "que viajemos de Alemania a Italia, que vamos a conocer Asís, la cuna de san Francisco, que audífonos, que lentes, que laptop, que televisor, adelantándose a la fecha de mi cumpleaños, este último". 

Muy observadora y fiel a sus criterios, está dispuesta a solucionar radicalmente el problema. Observaría la lentitud de mi Ordenador y la programación anticuada del TV… y me ha puesto los artefactos de la nueva generación reemplazando así a los que lo fueron por entonces. Soy afortunado, pues, en el ámbito familiar presente / llevando una vida discretamente feliz.

Es una nota en el día (20) El Día de la Felicidad, cerrando el mes en curso.

sábado, 19 de marzo de 2016

LOS 100 MEJORES CANTANTES DEL SIGLO: Paul ROBESON

PAUL ROBESON
Bajo norteamericano, 1896-1976


Su trayectoria podía ser polémica, pero nadie medianamente serio puede discutir la calidad de su voz, profunda, resonante, resplandeciente. 

Fuese cantando espirituales, canción folclórica, repertorio clásico o favoritos populares, hizo gala de una sinceridad, honradez y dignidad inconmensurables, para escarnio de los racistas y macarthistas que persiguieron la ruina de su carrera.

HOMBRES DE CIENCIA: Albert MICHELSON


Albert Michelson, el primer científico norteamericano en obtener un premio Nobel, nació en Alemania en 1852. Cuando tenía dos años sus padres lo llevaron a Nueva York dos años después a San Francisco.

 Michelson, criado entre los buscadores de oro en California y entre los mineros de plata en Virginia City, Nevada, tuvo una juventud romántica. Recibió una nominación  especial para la Academia Naval y en 1873 se graduó con el grado de alférez. Como resultado  de su brillante expediente académico, fue designado profesor de física y química en Annapolis, comenzando así su larga carrera de enseñanza.

 Después dio clases en el Instituto Case, la universidad de Chicago y el Instituto de Tecnología de California.

 Estando aún en Annapolis comenzó sus investigaciones sobre la velocidad de la luz, materia a la cual dedicó gran parte de su vida. Cuando murió en California en el año 1931, aún estaba experimentando con la luz.

 Durante siglos, los hombres de ciencia  creyeron que la luz era cosa  instantánea; esto es que cuando, en alguna forma era creada, se esparcía simultáneamente por todo el espacio a que pudiera llegar.

 Esto fue refutado por un físico danés, Romer,  que calculó su velocidad en 300,000 kilómetros por segundo. Romer se valió de un método astronómico, calculando el tiempo durante el cual una de las lunas de Júpiter estaba en eclipse y, por lo tanto, invisible.

 En 1849 un físico francés calculó la velocidad de la luz en 390,000 kilómetros por segundo midiendo el retraso en el tiempo cuando la luz se reflejaba entre dos espejos 8 kilómetros de distancia el uno del otro.

 Michelson se fascinó con el problema principalmente porque, como dijo “tal velocidad está fuera del alcance de concepción del intelecto humano”.

 En 1877 utilizó espejos colocados a 122 metros el uno del otro, uno girando y el otro fijo, y calculó así la velocidad de la luz como 304,100 kilómetros por segundo. Su cálculo final, 303,900, fue el resultado de practicar el mismo experimento pero en el vacío.

 Michelson fue el primer hombre en medir el tamaño de una estrella distante. La estrella es “Betelguese” y Michelson determinó que tenía un diámetro de 150,000 millones de kilómetros, 250 veces mayor que el de nuestro Sol.

 Como resultado de éstos y de otros experimentos se convirtió en el científico más famoso de los Estados Unidos, pero jamás buscó publicidad para sus trabajos. En realidad se hizo famoso por eso precisamente: por despreciar la fama.

 Michelson obtuvo el premio Nobel en 1907 y el mismo año se le otorgó la medalla Copley de la Real Sociedad de Londres, tal vez el más prestigioso de todos los premios científicos.

LA DULCE FORTALEZA y POSESIÓN / Alfonso JUNCO

Alfonso Junco (1896-1974) fue un escritor y académico mexicano. Miembro de la Academia mexicana de la Lengua, ingresó el 25 de octubre de 1950 y ocupó la silla XIV, fue miembro correspondiente de la Academia Colombiana de la Lengua.
Poeta fino y parco, además de ensayista abundante; merecen recordarse los versos de Alfonso Junco, pues desde joven su espíritu se decantó por la poesía de alabanza a Dios.

Tan joven, que para su apasionado libro “El alma estrella” (1920), la premio Nobel Gabriela Mistral dejó escrito: “Alfonso Junco, es el caso, más que de un poeta formado, de un alma perfecta. Lo he leído con respeto religioso. ¡Y es un niño! ¿Cómo no saludar esta alma bellísima y tranquila, si el mundo está bullente de fiebre y fealdades?


LA DULCE FORTALEZA

AMA el carácter, ama la fuerza,
la irrevocable serenidad,
el brío, el nervio del alma incólume
ante las rabias del huracán,
los desamparos de las catástrofes
y las bermejas furias del mal.

Pero sé firme, diáfanamente,
indomeñable, con suavidad:
no la ceñuda playa de rocas,
agria y soberbia, brusca y rival,
sino la playa de arena humilde
en donde muere, vencido, el mar,
no con clamores broncos de guerra
sino con mansos ritmos de paz.

POSESIÓN

TRAS  el ágape místico, vamos por el sendero,
irradia en mis entrañas la presencia de Dios,
y Dios late en el múltiple candor de la mañana,
y, recónditamente, platicamos los dos.

¿Por qué aroman las flores y acechan las espinas?
¿Por qué el alma es un antro de fulgor y de horror?
¿Por qué es suave el cordero y asquerosa la sierpe?
¿Qué es la verdad? ¿Y el cosmos? ¿La vida? ¿Y el dolor?

Y yo voy preguntándole, y Él me lo dice todo,
y va creciendo un ansia de callar y adorar.
Y su palabra agota todos los horizontes.
¡Y ya no tiene el alma nada que preguntar!

       Alfonso Junco

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA: RESURRECCIÓN DEL SEÑOR


DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"

QUE TODO LO QUE DIGO Y LO QUE PIENSO
ESTÉ EN ARMONÍA CONTIGO.
DIOS DENTRO DE MÍ,
DIOS MÁS ALLÁ DE MÍ,
HACEDOR DE LOS ÁRBOLES.

      Tradición Indígena Norteamericana, pueblo Chinook


RESURRECCIÓN DEL SEÑOR

"El primer día de la semana, muy temprano, María Magdalena fue a visitar el sepulcro. Vio que la piedra de entrada estaba removida. Fue corriendo en busca de Simón Pedro y del otro discípulo, el amigo de Jesús, y les dijo: "Han sacado al Señor de la tumba y no sabemos dónde lo han puesto". Juan 20, 1-10

Hay gente que, al leer en el Evangelio que Cristo resucitó después de muerto realmente y rematado de un lanzazo en el corazón, o cuando dicen en el Credo que un día resucitaremos, experimentan una sombra de duda.

 Esa misma gente, cuando lee en su periódico: “Sabios rusos resucitan a un hombre muerto”, se quitan el sombrero y aceptan felices la noticia sin el menor criticismo, entendiéndola inclusive en el sentido de resurrección real y no sólo de “resurrección clínica.

 La resurrección de Cristo es uno de los acontecimientos antiguos más exhaustiva e incontrastablemente probados por la historia. Fue la prueba que Cristo ofreció de su divinidad y, sobre la palabra de Cristo Dios, que afirma nuestra propia resurrección, la afirmamos con plena fe y razón, aunque no tengamos para ella pruebas físicas o bioquímicas.

 El hecho de la resurrección transforma el horizonte humano con una profundidad y trascendencia mayores que el descubrimiento de la rueda, la electricidad, los antibióticos y vacunas, los plásticos o la energía atómica. Por nuestra contextura limitada y presentista, estos acontecimientos, que para cada uno tienen una repercusión solamente de años y sólo en algunos aspectos de la vida, resultan más valorables y apreciables que el hecho remoto de la resurrección. Sin embargo,  en puro realismo, sin olvidar esas realidades temporales, deberíamos tener más vigente en la conciencia el hecho inmenso y sobrehumano de nuestra futura resurrección. Ese acontecimiento que un día se presentará en nuestra vida con consecuencias eternas, junto con la inmortalidad del alma, debería producirnos más sensación de seguridad, confort y poder que todas las conquistas técnicas y científicas temporales.

 La amistad y el amor son vencidos por la separación de la muerte. Todo el calor y la alegría de vivir son derrotadas por el frío de la muerte. Todo el afán humano se extingue en  esa playa última. Pero la inmortalidad y la resurrección son más fuertes que la muerte.. “La vida se cambia, no se quita”.

 Las palabras más poderosas, realistamente altivas, encendidas y trascendentes que pueden pronunciar los labios humanos son “Creo en Dios Padre” y “Creo en la resurrección de la carne y en la vida perdurable”.

El sabor de temporalidad y destrucción que tenemos de nosotros mismos es un sabor inexacto y parcial. Somos temporales, pero también eternos. Somos muerte, pero también resurrección e inmortalidad.

 Canas, arrugas, senilidad, gente que pasa, gente que muere. Es sólo una etapa transitoria. El estado definitivo es la juventud, más allá de todos los sueños frustrados y todos los fracasos y errores bebidos gota a gota. Sea cual sea nuestro gusto dramático, la vida tiene un final feliz para todos los hombres de buena voluntad.

 Cristo rompió el horizonte con su resurrección y lo dejó abierto para nosotros. “Primogénito de los muertos”, lo llama Pablo.

 Hoy es un día de optimismo supremo, de valor imbatible, de seguridad absoluta, de certeza inexpugnable, de sonrisa inmortal más fuerte que la vida y la muerte.

José M. de Romaña.

LA PASIÓN EN LA VIDA DE LOS CRISTIANOS / Sábado Santo de la Sepultura del Señor


“Todos nosotros los que estamos bautizados,
lo hemos sido para participar de la muerte
de Cristo. Hemos sido sepultados con Él
por el bautismo, a fin de que, como Él
resucitó de entre los muertos… así nosotros
vivamos una vida nueva”. Romanos, 6, 3-4

LA VIDA NUEVA

Este texto tiene mucho de qué asombrarnos: la idea de comparar el bautismo con una muerte, con un sepultarse y con una resurrección.

Hasta entonces vivían como hombres y mujeres de este mundo, llevado de las pasiones buenas o malas; ignoraban a Dios. De ahora en adelante pertenecen a Cristo resucitado, y van a vivir para Él.

La fe ilumina su vida. El don del bautismo trasforma su existencia. No creen solamente que Cristo ha muerto y resucitado. Acaban de participar ellos mismos por el bautismo en este misterio de la muerte y de la resurrección. Son nuevos: pertenecen a una humanidad nueva.

Nosotros todos, los que estamos bautizados, pertenecemos a este pueblo nuevo de resucitados que se llama Iglesia. El bautismo nos ha marcado con la señal de la muerte, de la sepultura y de la resurrección.

UNA LUCHA

Al siguiente día de su bautismo, el nuevo cristiano hace un cruel descubrimiento. Constata que sigue siendo un pecador. Las viejas pasiones humanas están siempre presentes en él: el amor al dinero, la dureza de corazón, la impureza, hasta el odio.

El bautismo no ha cambiado todo en nosotros.
Por eso la vida nueva que el bautismo nos aporta nos compromete en una lucha contra nosotros mismos. Nos hace morir a las malas pasiones que están en nosotros. “Hacer morir” es mortificar. La mortificación voluntaria es una de las armas de los cristianos en esta lucha contra las pasiones.

A menudo también, las contrariedades, la fatiga, la enfermedad vienen a “mortificarnos” Hay que tener entonces el coraje de aceptarlas y de unir nuestros sufrimientos a la Pasión de Cristo.
CON CRISTO

Porque no estamos solos en esta lucha contra nosotros mismos. Cristo está con nosotros. De Él es de donde tenemos que sacar la fuerza de vivir, de sufrir, de amar.
El Señor está con nosotros, el que ha sufrido y muerto por nosotros. Cuando sufrimos, comulgamos con su Pasión, nos hallamos en el camino de la resurrección.

El mal, la enfermedad, el sufrimiento, la muerte, la separación, la soledad, la injusticia, la pena moral… ¿es que todo eso tiene un sentido?



1. Es verdad que a nuestros ojos, el sufrimiento es inhumano, injusto, absurdo.
2.    La Pasión de Jesús es el más injusto de todos los sufrimientos, porque alcanza a aquel que no cometió pecado; hace morir al que nos da la vida.
3.    Pero la Pasión de Jesús se acaba en la gloria de la resurrección. Esta muerte es manantial de vida para el mismo Jesús y para todos los hombres.
4.    Además, todo sufrimiento, moral o físico, está iluminado por la Pasión y la Resurrección. Cualquier sufrimiento humano, por injusto que sea, por absurdo, no conduce a la muerte si no es para atravesarla y desembocar en la resurrección. Si sufrís y morís con Cristo, dice San Pablo, resucitaréis con él”.

“Todo cristiano que sufre une su sufrimiento a la Pasión de Cristo y lo ofrece a Dios como una oración: “Yo completo en mi carne lo que falta a las pruebas de Cristo, por la Iglesia”.

FETES ET SAISONS Nº 26, traducida al español por María Teresa Manzano Mendoza.

LA PASIÓN DE JESÚS / Viernes Santo


LA PASIÓN DE JESÚS         ES EL ENCUENTRO DE NUESTRAS PASIONES
                                                  LLENAS DE PECADOS CON LA PASIÓN DE
                                                  DIOS QUE ES EL AFÁN DE SALVARNOS.

Jesús fue condenado a muerte por un tribunal, e incluso por dos tribunales: el de los judíos, el del Sanedrín; y el del poder reinante, el tribunal de Pilatos. Estos dos tribunales pronunciaron la pena de muerte. ¿Por qué?

Ante el Sanedrín. “Los sumos sacerdotes, y todo el Sanedrín buscaban un testimonio contra Jesús para hacerle morir”.

Esto sucede cuando Jesús es ya apresado. Tiene que morir. Queda ahora el encontrar un motivo jurídico.

Estos hombres que van a condenar, por muy jueces que sean, no se conducen como jueces, sino como acusadores; una pasión les arrastra: el odio.

Ante Pilatos
Pilatos no odia a Jesús. Se siente impresionado por este prisionero que se le lleva ante él. Le interroga. Y constata algo evidente: “En cuanto a mí, no hallo en él ningún motivo de condena”. ¿Por qué va, sin embargo, a entregar a Jesús a la muerte en lugar de protegerlo contra el odio de un clan?
Teme a la muchedumbre. Teme a los príncipes de los sacerdotes. Le asusta una revuelta. Su pasión, si se puede decir así, es la cobardía. Tiene el poder de salvar o de condenar. Sabe que este hombre es inocente, que los acusadores se mueven por el odio y sin embargo entrega al inocente a la muerte.

Los pensamientos de los corazones
El doble proceso de Jesús ha tenido lugar únicamente porque hace tiempo y mucho, ya los hombres querían condenarle a muerte. ¿Por qué?

Hay un extraño contraste entre la enseñanza de Jesús que predica la caridad, y el odio que le va a condenar; entre los milagros que ha hecho para devolver la vida, la salud y la dicha, y la cruz en que va a morir.

¿Quién, pues, ha podido concebir el odio contra Él? Los escribas, los fariseos, los sumos sacerdotes se sienten inquietos, por la influencia de Jesús, están animados por los celos, por la envidia. Temen que el poder que ellos conservan se les escape. Celos, envidia, gusto del poder, tantas otras pasiones que van a dar en la más terrible de todas: el odio.

Otras pasiones están en juego: Jesús ha expulsado a los vendedores del templo. Los que tienen la pasión del dinero no están contentos. Y es otra vez la pasión del dinero la que conducirá a Judas a traicionar a su maestro.

Herodes ante quien Jesús ha sido conducido durante el proceso habría podido tomar a Jesús bajo su protección. Pero Herodes ya había encarcelado antes a Juan Bautista porque le reprochaba su adulterio. ¿Cómo iba ahora a interesarse por salvar a Jesús que también condena el adulterio?

Todas las pasiones humanas se ligan contra Jesús.


Ante nuestras pasiones 
Cuando leemos el relato doloroso de la Pasión de Jesús hay algo que vale más que entretenernos en señalar las pasiones de los que le han condenado.

Porque ¿quién de nosotros puede certificar que habría sido más valeroso que Pilatos? El mismo Pedro, que sin embargo amaba a Jesús, fue incapaz de desafiar la opinión de una criada. Negó a su maestro. Al mirar a Pedro comprendemos nuestra flaqueza.

Nuestras pasiones no son quizás las del Pontífice o de Herodes o de Pilatos o de Judas o de los soldados. Pero son pasiones que nos apartan del camino de la santidad. Él muere a causa de las pasiones de todos los hombres.

La profecía de Caifás. El sumo sacerdote Caifás tratando de justificar la condenación de Jesús había dicho: “Vale más que un solo hombre muera por el pueblo y que no perezca la nación entera”. Trayéndonos de nuevo estas palabras, San Juan dice que, sin saberlo, Caifás profetizó: “Profetizó que Jesús debía morir por la nación, y no solamente por la nación, sino aún más por congregar en la unidad a los hijos de Dios dispersos”.

La pasión de Jesús es la primera consecuencia de nuestras pasiones, pero tiene una meta que no sospechan los hombres: va a obtener el perdón de nuestras faltas y la curación de esas pasiones.

No faltan grandes procesos que hayan desencadenado las pasiones. El de Jesús ha trastornado el curso de la historia.

                           Expolio (despojado de sus vestiduras) , por El Greco. Toledo.
Cristo a la Columna por Pedro de Bolduque, Catedral de Segovia.

ESTE DRAMA ÚNICO EN LA HISTORIA DEL MUNDO LA BIBLIA LO HABÍA ANUNCIADO

Después de su resurrección, Jesús dijo varias veces que su Pasión y su Resurrección estaban anunciadas por la Biblia: “Era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, los Profetas, y los Salmos”.

La Ley de Moisés

En el conjunto de libros que se designan bajo este término (de les llama también Pentateuco) se encuentra el relato de la Pascua, la descripción del banquete pascual, la conclusión de una alianza.

Los Profetas

Cantaron el amor de Dios para con su pueblo. Explicaron los sufrimientos de los enviados de Dios. Reproducimos el texto profético más conmovedor, la descripción  del “Siervo de Dios”. Se ha llamado a este texto: el quinto evangelio.

Los Salmos

Muchos salmos han hablado del sufrimiento del Justo. El más conmovedor es el 21. Jesús recitó las primeras palabras de él en la cruz: “Dios mío, Dios mío ¿por qué me has abandonado?”.

Seis siglos antes de Cristo, Isaías anuncia la Pasión

Por cuatro veces, el libro de Isaías describe un misterioso Siervo de Dios en quien los Apóstoles y toda la Iglesia han reconocido a Jesucristo.

Lejos de ser descrito y ser anunciado como un rey poderoso y vencedor, a la manera de David y del descendiente que Dios le ha prometido, el siervo aparece como un inocente perseguido y matado, pero que, por esta muerte dolorosa, llega a ser el Salvador que el Pueblo esperaba. Se le promete la gloria, pero después de su sufrimiento y a causa de este sufrimiento aceptado y ofrecido:


Él no tenía ni el resplandor ni la belleza.
No hay en él parecer, no hay hermosura para que le miremos
ni apariencia para que en él nos complazcamos.
Despreciado y abandonado de los hombres,
varón de dolores y familiarizado con el sufrimiento
y como uno ante el cual se oculta el rostro,
menospreciado sin que le tengamos en cuenta.

Pero fue él ciertamente quien soportó nuestros sufrimientos
y cargó con nuestros dolores,
mientras que nosotros le tuvimos por castigado,
herido por Dios y abatido.
Fue traspasado por nuestras iniquidades
y molido por nuestros pecados.
El castigo de nuestra paz fue sobre él.
Y en sus llagas hemos sido curados.

Todos nosotros andábamos errantes como ovejas,
siguiendo cada uno su camino,
y Dios cargó sobre él la iniquidad de todos nosotros.
Maltratado, mas él se sometió,
no abrió su boca,
como cordero llevado al matadero como oveja muda ante los trasquiladores.

Fue arrebatado por un juez inicuo
sin que nadie defendiera su causa,
pues fue arrancado de la tierra de los vivientes
y herido de muerte por el crimen de su pueblo.
Dispuesta estaba entre los impíos su sepultura,
y fue en la muerte igualado en los malhechores,
 a pesar de no haber cometido maldad
ni haber mentira en su boca.

Quiso el Señor quebrantarle con padecimientos,
ofreciendo su vida en sacrificio por el pecado, verá descendencia
que prolongará sus días.
Y el deseo del Señor prosperará en sus manos.
El justo, mi siervo, justificará a muchos y cargará con las iniquidades de ellos.

Por eso yo lo daré por parte suya muchedumbres…
por haberse entregado a la muerte
y haber sido contado entre los pecadores
llevando sobre sí los pecados de muchos
e intercediendo por ellos.

     Isaías, 53

MUERTO EN UNA CRUZ ¿POR QUÉ? Jueves Santo


LA  VIDA DE LOS HOMBRES ESTÁ LLENA DE PASIONES



La pasión.

Esta palabra debería hacernos reflexionar…
Nosotros decimos: pasar, paciente, apasionante, apasionado.

Pasar: La moda pasa, el tiempo pasa, nosotros pasamos de una edad a otra, pasamos de un mundo a otro.
Paciente: Pacientes o impacientes, nosotros sufrimos. No hay ninguno de nosotros que no sufra alguna injusticia o alguna pena. Lo mismo que el “paciente” echado sobre la mesa de operaciones del cirujano, nosotros somos “pacientes” bajo el escalpelo del mal.
Apasionante: Hemos leído novelas y hemos visto películas apasionantes.
Apasionado: Seres apasionados, los conocemos, nosotros lo somos, quizá. O soñamos con serlo ¿Qué mujer no ha soñado, al menos una vez en su vida, con ser amada apasionadamente?
Las pasiones. Pero eso evoca también lo que se llama “las pasiones”, en plural, nuestras pasiones.

Las hay excelentes:
. La pasión por la justicia.
. La pasión de la paz.
. La pasión de dar gusto, de ser útil, de hacer favores.

Las hay terribles:
El dinero; el vino, el sexo; el juego; el poder; la sangre; la envidia; la pereza; la vanidad; la venganza.

Se les llama las pasiones del mundo…Nosotros las encontramos todos los días, en los otros, y también en nosotros. Los periódicos están llenos de ellas. Las pasiones desgarran el mundo. Arrastran consigo la violencia, el odio, la decadencia de los hombres y de las mujeres. Son semilla de discordia y de guerra, conducen a la muerte. El hombre que está animado por una de estas pasiones violentas pierde poco a poco las cualidades, que hacen de él un hombre. Está dominado por la pasión, poseído por ella. Ya no es él mismo. Está “enajenado”, es decir, “fuera de sí”. 

Ahora bien mirad: nosotros estamos todos más o menos en grados diversos, animados de pasiones. Estas pasiones no son todas buenas, ni mucho menos. Todos estamos dominados por pasiones malas, todos estamos encadenados por pasiones.

PORQUE ÉRAMOS ESCLAVOS DE NUESTRAS PASIONES POR ESO EXISTE LA PASIÓN DE JESÚS

Para la pasión de Jesús podríamos volver a tomar las palabras que hemos enumerado.

Por su Pasión, ha pasado de este mundo al de su padre. De ahí viene el nombre  de “Pascua” (“tránsito”).

. Dios Todopoderoso y sin embargo torturado en la Cruz, ha mostrado más paciencia que la que nunca tendrá ninguno de nosotros.
. Ha hecho eso por pasión, porque es apasionado por nuestra verdadera felicidad.
. Y lo que Él ha hecho es digno de apasionarnos más que cualquier película o novela.
. Esta historia verdadera ha apasionado a más de uno antes que a nosotros; ha sido vivida por cada uno de nosotros; y sin embargo no nos acordamos de volver los ojos a ella.

LA PASIÓN DE DIOS ES EL AMOR

El amor es una palabra tan empleada, tan usada, tan envilecida, que uno se pregunta si se puede usar todavía para hablar de Dios… Cuando Dios mismo nos habla de ella por los profetas, dice “caridad”. Pero nosotros hemos usado de igual modo la palabra caridad. La hemos achicado, reducido a decir limosna, el don de una moneda o billete.

¡El amor de Dios es otra cosa!
Lo que sabemos de Él nos viene del mismo Dios.
Nos lo dijo por los profetas que precedieron a Cristo.
Nos lo dijo, luego y sobre todo, por su Hijo Jesucristo.



Dios ama como un padre

Ama mejor que cualquier padre sea cual fuere el que conozcamos. ¿Qué quiere decir eso?
Principalmente esto: ama el primero incluso antes de que nosotros seamos amables. Es siempre Él quien inventa, quien toma la iniciativa, referente a lo que Él hace por nosotros. Ama gratuitamente y es su amor el que le hace bueno. Por amor crea, por amor salva.

Dios ama como un pastor

Un pastor, es una imagen un poco pálida para nosotros: ya no hay muchos pastores. Pero Dios ha dado esta comparación a hombres que tenían rebaños; como un pastor que conduce su rebaño de pasto en pasto, proveyendo los puntos de agua y dejando a la hierba el tiempo de volver a crecer, así Dios sabe a dónde nos conduce, vela por cada uno de nosotros, se ocupa de todos. Su amor por nosotros es previsor: Es providencia.

Dios ama como un amigo

¿Quién se hubiese atrevido a decir que Dios puede ser un amigo para el hombre?
¡Hay tanta distancia de Él a los hombres! Pero mirad: a Abraham se le llamó “el amigo de Dios”. La Biblia nos dice de Moisés que hablaba con Dios “como un amigo con su amigo”. Y cuando Jesús vino a vivir a la tierra participó de las comidas de los hombres, como se hace con los amigos. Entonces es cuando dijo: “No os llamo ya sirvientes, pues el sirviente ignora lo que hace su amor; os llamo amigos porque lo que yo he aprendido de mi padre, os lo he hecho conocer”. Tal es la amistad de Jesús para con nosotros; nos comunica sus secretos. ¡Qué grande es la amistad de Jesús con nosotros! Nos introduce en su vida divina.

Dios ama como un prometido

El amor alcanza su cima en el amor de un prometido por su prometida, y de un esposo a su esposa. Este amor sobrepasa a los otros porque es más gratuito que todos los demás. Dios mismo lo ha proclamado cuando ha dicho: “El hombre abandonará a su padre y a su madre para unirse a su esposa”. Este amor implica libertad porque viene de una elección. El corazón tiene sus razones. Por lo tanto es así como Dios ha querido amarnos. Nunca nos hubiésemos atrevido a apuntar tal comparación si el mismo Dios no la hubiera hecho repetidas veces. A su pueblo es a quien se dirige cuando dice: “Yo te desposaré para siempre. Yo te desposaré en la ternura y amor”.

En el Evangelio, Jesús dice que Él es el prometido, el esposo; San Pablo dice que Jesús ha amado a la Iglesia como un esposo ama a su esposa. Para Dios cada uno de nosotros es algo único, irreemplazable, que Él ama con verdadero amor.

El amor de Dios es un amor personal

La multitud de los hombres es tan innumerable que pensando en ella nos quedamos estupefactos; ¿cómo Dios podrá amar a cada uno personalmente, diferentemente de los otros, como si fuera el único?

¡Mezquinos de nosotros! ¿medimos entonces quién es Dios? Sí, Dios conoce y ama a cada uno personalmente por su fondo mismo. “Personalmente”, eso quiere decir que va más allá de la apariencia, del rostro, de las palabras. Lo que Él ama es a cada uno del todo, con su pasado y su porvenir, con sus miserias y su felicidad por llegar, con su libertad, su desarrollo, sus gustos, sus relaciones con los otros. Y establece con él un diálogo de amor que es diferente para cada uno.

El amor de Dios es un amor salvador

Más que todo el resto, eso es lo que Dios ha pretendido hacernos comprender. Su pasión es salvar. Lo ha mostrado a lo largo de la historia del pueblo judío. Lo ha dicho y repetido por la voz de los profetas, y lo ha hecho en Jesucristo, por cada uno de nosotros. Jesús ha inventado inolvidables parábolas para describir este amor que perdona, que rehabilita, que devuelve todo lo que se había perdido; ha multiplicado las curaciones, ha tratado a los pecadores de su tiempo como amigos, ha estado a favor de los pobres. Antes de Él el pecado y la muerte estaban lejos de Dios; de ahora en adelante existen todavía los sufrimientos y la muerte, pero se transforman en resurrección y en vida con Dios para siempre.

ESTA PASIÓN DE DIOS: EL AMOR------- EXPLICA LA PASIÓN DE JESÚS