viernes, 14 de marzo de 2014

LA VOLUNTAD / Antenor ORREGO

La voluntad, como el agua, necesita de un cauce para ejercitarse.
   El agua ciega y dispersa, que no sabe a dónde va, fecunda cardos y cizaña.
   El talento del cultivador de la tierra es saber dirigir sus canales hacia los campos fértiles y hacia la gleba preparada y apta para el fruto.
   El agua canalizada y conducida, sazona la simiente, produce fuerza, se condensa en la luz, impulsa motores y maquinarias.  
- El discernimiento traza los canales de la voluntad, pero, sólo ésta, como fuerza cósmica suprema, actúa de adentro hacia afuera.
   Hace surgir desde la intimidad del ser las nuevas realidades del mundo.   
- Literalmente, transporta montañas y literalmente crea mundos.
   El genio, radiante encarnación de ella, no es sino persistencia, una firme voluntad de crear.
   -El Espíritu dijo: aquí existe la posibilidad de un nuevo mundo.

   La inteligencia dijo: ese mundo debe ser así. La voluntad dijo: está hecho y vive ya. 

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