“… La piedra,
no es tentada por la soledad
ni herida por el olvido…
Por eso no se inquieta en presencia de
la luz,
no teme a la sombra,
no aspira alas para alcanzar al astro
y sumergirse
en la infinitud que no le produce
ninguna angustia”.
“Lo inmortal, en la piedra,
ha de ser el equilibrio entre forma y
esencia;
en tanto que el hombre
su forma, su materia,
prisión es de la luz esencial que el
hombre debe libertar
para así consagrar su eternidad
eterna”.
“Yo la contemplo y la palpo,
simplemente,
con la ilusión de que alguna vez ha de
decirme,
en idioma que nadie ha ejercido,
si la eternidad es la suprema verdad
de la Vida
o si la Eternidad es Vida de la
Muerte”.
“ Y digo lo que digo,
Porque subido en ella (la piedra)
pude saber que el horizonte en que
nací,
era más ancho de lo que me aseguraban
mis ojos;
porque subido en ella sentí que me
crecía el corazón
hasta rozar la bóveda del cielo…”
“El sueño de la piedra
quizá será su estarse despierta para
sí,
mientras que el sueño del hombre
es el ensayo de dejarse a sí mismo,
más allá de sus sentidos…”
“Yo tengo devoción por la piedra
porque ella me enseña a liberarme cada
día que pasa
sin encontrarme muerto…”
***
“La piedra en esta América nuestra
no es la piedra que se quedó guardando
signos del hombre que murió para
siempre;
en ella, está balbuceante, día a día,
en procura de idiomas siderales,
nuestra alma primigenia que supervive
a toda muerte,
más de horizonte cada vez…”
(Continúa> Domingo)
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