domingo, 18 de mayo de 2014

EL POEMA MAYO DE CÉSAR VALLEJO / Danilo SÁNCHEZ LIHÓN

              1.    Sabor a rastrojo

   César Vallejo escribió el poema que lleva por título Mayo, mes en que realizamos el Encuentro Internacional Capulí, Vallejo y su Tierra, en donde retrata hasta con una virtud que adorna a las emociones sinceras, como es la ingenuidad, la vida ejemplar, el amor y el trabajo; la cotidianeidad simbolizada en el humo saliendo por el tejado de las cocinas de la aldea nativa, como evocando el atardecer sombrío pero también la aurora radiante.
   Mayo es el poema que muestra el amor, la idealización que César Vallejo tenía por el mundo campestre, donde se cumplen dos ensoñaciones: un idilio pastoril y el trabajo enaltecedor. Sirve tanto para conocer mejor su tierra como para conocer a César Vallejo mismo, cuáles eran sus preferencias y sus gustos más sentidos. Habla por ejemplo de una mujer casi con cualidades de santa, de una Ruth sagrada que allí ha de encontrarse. Y es que, a imaginar esto se presta una naturaleza paradisíaca y magnificente como la del mes de mayo en ese paraje andino, poema es el mural de todo un día, desde la alborada hasta el anochecer, pasando por el cardinal mediodía. 
2. El último lucero fugitivo
    Y empieza así:
MAYO
Vierte el humo doméstico en la aurora
su sabor a rastrojo;
y canta, haciendo leña, la pastora un salvaje aleluya!
Sepia y rojo.
Donde sentimos la honda cadencia de una melodía sutil recogida en el verso, y la visión idílica, matinal, paisajística de cromaticidad intensa, cual una pintura flagrante donde resalta la naturaleza profusa y el humo que se eleva bajo la luz solar del día en el rayar del alba:
Humo de la cocina, aperitivo
de gesta en este bravo amanecer.
El último lucero fugitivo lo bebe, y, ebrio ya de su dulzor,
¡oh celeste zagal trasnochador!
se duerme entre un jirón de rosicler.
El lucero se duerme como si hubiera velado ex profeso toda la noche hasta anunciarse el sol. Y recién se duerme cual un muchacho ebrio que ha bebido todo el dulzor de esa honda dulzura matinal. 
3. Unción de los trigales
Mitología de lo geográfico y cósmico inmersa en el poema; ámbito de la naturaleza y del orbe que él recrea atribuyéndole acciones humanas para celebrar la vida y consagrar el amor.
 Pero luego hay una unión paradójica con el mundo de la cocina y de los juegos de los niños, cuando dice:
Hay ciertas ganas lindas de almorzar,
y beber del arroyo, y chivatear!
Cuando ya es el mediodía, y hay esa referencia tan suelta e íntima de las ganas lindas de almorzar, como si este acto no fuera solamente alimenticio sino de comunión con la naturaleza y con los demás, pero que se eleva, que sube a lo alto y se sublima. Que distinta esta alusión a cuando se queja de hambre, y es porque se trata del mes de mayo donde él traza una suerte de utopía:
Aletear con el humo allá, en la altura; o entregarse a los vientos otoñales en pos de alguna Ruth sagrada, pura, que nos brinde una espiga de ternura bajo la hebraica unción de los trigales!
4. Un mundo armónico
Donde reconocemos convicto el anhelo de encontrar allí la arcadia representada en la mujer ideal, vinculada al mundo evangélico y a la vez campestre, lleno de cariño, de inocencia y de honestidades graficadas en la espiga y en la consumación del amor en una alfombra, entre unos muros y en un lecho de trigales. Y, en seguida, como complemento al amor, en un cuadro arquetípico, el himno al trabajo en el símbolo de un joven labrador con la hoz al hombro camino a Irichugo, que es el lugar en donde la familia Vallejo tenía alguna parcela de terreno en Santiago de Chuco:
Hoz al hombro calmoso,
acre el gesto brioso,
va un joven labrador a Irichugo.
Canto al trabajo y devoción a esta práctica que siempre él exaltó y fue ejemplo de ello; y que ubica en el marco de un mundo armónico de afinidad con la naturaleza y sumado a los sentimientos de amor pleno de bondades, constituye una suerte de arcadia, de ideario y utopía vallejiana.
5. El sudor que honra
Y en cada brazo que parece yugo
se encrespa el férreo jugo palpitante
que en creador esfuerzo cuotidiano
chispea, como trágico diamante,
a través de los poros de la mano
que no ha bizantinado aún el guante.
He aquí el sudor que honra, que da méritos, que dignifica al hombre. He aquí el anuncio ya del poeta de Trilce, de Los poemas humanos y de España, aparta de mí este cáliz.
He aquí donde se valoran funciones del cuerpo por ser noblemente humanas, que resultan dignificadas, como puede ser toser, sudar y hasta el polvo del que estamos hechos.
Materia a la cual él dedica hasta un Padre Nuestro, en España aparta de mí este cáliz, porque al igual que sudor el hombre es polvo.
6. Por la cuesta bravía
Bajo un arco que forma verde aliso,
¡oh cruzada fecunda del andrajo!
Y encontramos aquí otra reivindicación que abre una puerta a la consideración que desarrolla después de que la revolución social será encabezada y hecha heroísmo por los desarrapados y mendigos del mundo.
La zagala que llora
su yaraví a la aurora,
recoge ¡oh Venus pobre!
frescos leños fragantes
en sus desnudos brazos arrogantes
esculpidos en cobre.
Y no han de faltar en este cuadro eglógico incluso los animales, integrados al mundo vegetal y humano:
En tanto que un becerro,
perseguido del perro,
por la cuesta bravía
corre, ofrendando al floreciente día
un himno de Virgilio en su cencerro!
7. Tal es mayo
Clarísimo se advierte el anuncio de la utopía plasmada después en Telúrica y magnética de los Poemas humanos, el mundo por el cual luchamos y llegamos en el mes de mayo hasta esta bandera flameante que es Santiago de Chuco.
Delante de la choza
el indio abuelo fuma;
y el serrano crepúsculo de rosa,
el ara primitiva se sahúma
en el gas del tabaco.
Para luego verlo todo ello representado en un vestigio de nuestra cultura que convertiremos otra vez en realidad cualquier día:
Tal surge de la entraña fabulosa
de epopéyico huaco,
mítico aroma de broncíneos lotos,
el hilo azul de los alientos rotos!
Tal es mayo, el hilo azul de los alientos rotos, en Santiago de Chuco y en la poesía de César Vallejo.
8. No ocultar esencias
Allí estaremos muy pronto entre los días 23 y 25 de mayo del año 2014 conociendo cada muro, ventana y la campiña de este pueblo, fecha en la cual ingresará a el puquial el Capulí 15 Vallejo y su Tierra. Pero también estaremos con nuestros pasos definiendo aún más nuestro compromiso de consagrar la vida a construir y avivar la utopía andina avizorada por el poeta de la solidaridad humana nacido entre nosotros.
Porque César Vallejo acertó meridianamente de no ponerle reparos al candor ni a la ingenuidad, potestades que las vive y las siente, y con las cuales, además, escribe. Y a la inocencia de la cual se nutre y con la cual se inviste, para captar un mundo que no solo no se ofrece de otro modo, como es el mundo andino, sino que con ello erige palpitante toda la esencia y la manera de ser y actuar del alma andina. Y es que en esto él también es un ave rara por la fortaleza y además la sabiduría de no ocultar nada de estas esencias.
A estar juntos en su pueblo, en su casa y con su gente va para ti la invitación infinita de compartir todas estas entelequias que yacen en la esencia del poema Mayo.

FOLIOS DE LA UTOPÍA.

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