domingo, 4 de mayo de 2014

CANTO A LA PIEDRA / GARRIDO MALAVER, Editado por Antenor ORREGO.

“En la piedra de América,
está esculpiendo nuestra ansiedad de vuelo
quizá más que la imagen de nuestro mejor sueño,
quizá si hasta la única imagen de la luz
y hasta la creadora y cósmica soledad de Dios…”

“Los Andes nos articulan en un sueño de grandeza
nunca antes soñado por el hombre…”
“Nuestras montañas se nievan para que en ellas
se contemplen los cielos”.
“y para que la noche caiga a sus pies y se rompa
hasta la última osatura de su sombra…”
“…porque los Andes
quizá en su profunda de raíz de equilibrio
a más de sus imágenes ya eternas,
contienen las imágenes de nuestra Historia
que no se ha realizado todavía,
pero que alguna vez alcanzará su exacta plenitud
que bien podrá ser la plenitud del hombre y de la Vida”.

“Yo creo que en cada piedra americana,
a más de su propia perfección y grandeza,
a más de su actitud de eternidad
a más de su presencia que no admite todavía negaciones absolutas
mora un alma en laboreo cotidiano de su esperanza y de su luz
y hasta las alas múltiples
que no redondearon la plenitud de vuelos infinitos…”

“Cuando todo se destruye
es que volvemos a la piedra
para encontrar la huella de lo que fuimos
en un tiempo ya muerto;
volvemos a buscarnos
y nos sorprendemos y nos deslumbramos
de saber que en el pasado no hemos hecho más cosa que perdernos
y legarle a la piedra la misión de propalar con su duro silencio
irrebatible,
la imagen de lo que pudimos ser y no hemos sido…”

“Allá, la quietud de la piedra
hace a la luz del día, arrodillarse a sus raíces
y pedirle que hable
que dialogue con ella sobre lo que es el Tiempo Verdadero…”
                                     ***
“Si no fuera por la piedra
que me mantiene fuertemente a mí adherido,
ya mi corazón habría salido de mi pecho
para buscarte por el mundo…”

“Y de tanto buscarte,
quien sabe si se hubiera ahogado de caminos,
de soledades, de silencios, de olvidos
o habría anclado en una estrella,
“Porque no sé si mi corazón que llevo y que me lleva
será capaz de ir a pie
hasta el manantial de mis alas que es tu ternura…”
“Porque no sé, si acosta de la piedra,
mi corazón podrá crecerte hasta los ojos…”
“Ya me habría vertido hasta lo último, como un reloj de arena,
para quedar en mí, como la última cáscara del vacío…”

“Todo nos dejará cuando dejemos de latir
en la parte del ser que tenemos para dejarlo”.

“Para siempre juntos, tú y yo nos estamos yendo
en el fluido camino del río que nos llevó aquel día,
después que descubrimos que tu sangre y mi sangre
eran rojas y eran cálidas
porque florecimos hasta no descubrirnos ya con nuestros ojos…”

“Tú y yo sabemos que la piedra,
no ha cavado abismo entre tu luz
y mi horizonte encadenado…”

“Amada,
Hoy le hablo a la piedra
para que ablande sus costados
y yo pueda entender su verdad esencial
que yo podría tomar
para todas las muertes que nos falta morir…
para jamás morir…”
“Y este amor de amarte, hasta perder, como he perdido
para siempre toda noción de fin…”

“Bien sabes que la piedra es dura
por lo blanda que es la vida para la muerte fácil…”
“Asciendo a cada uno de los días caídos,
en las hojas del árbol
que creció en vecindad con el abismo…”

“Amada,
en el tumulto de los días,
de las cosas,
están las ruinas de la Vida
y en las falsas efigies de la Muerte…
que una vez más aunque la nombre,
no existe…”

“Amada, hoy sé
que la piedra…
se abrirá como puerto libre
para que juntos, Tú y yo navegando
nos hagamos dueños absolutos de nosotros…”

“Yo sé…
lo inútil que resulta para el hombre
el no salirse de sí mismo,
aunque sea simplemente para romperse contra toda sombra
que le salga al paso…”

“…Te diré únicamente y te daré
toda la transparencia y el azul que he salvado
de las ruinas del Tiempo y de las mías propias…”
Y me salgo de mí,
“… no a buscarte desde la luz
Hacia la piedra entonación de mi alma…
salvada mi alma, como la última órbita,
salvada por todas las definitivas claridades…”
“con la piedra subida hasta mi sueño
con la piedra clavada hasta mis pies,
con la piedra interpuesta      
entre el cielo y tu sonrisa…”

“Monologo en la piedra y Dios me oye;
Y tú Amada me oyes;
y ya el cielo está más cerca de los hombres.
Y ha vuelto Dios a renovar sus ojos…”
-8 de agosto de 1955 (Orrego)



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