El propósito primordial es compartir los mensajes recibidos a fin de formar una opinión o corriente generalizada sobre los acontecimientos y su aplicación a nuestro medio de acuerdo a las circunstancias y situaciones concretas. Compartir el tesoro....
sábado, 1 de noviembre de 2014
LIBERARSE DE LAS OBLIGACIONES / Rafael SANTANDREU
DE: EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA.
Desde muchos años, el abuelo Sanjai vivía con un precioso loro que, ufano, enseñaba a todas sus visitas. En una ocasión, acudió un viejo amigo y charlaron durante horas. Durante toda la tarde, el loro estuvo en su jaula hablando. Decía muy alto:
- /Libertad, libertad, libertad!
El visitante apenas podía concentrarse en la conversación porque le daban lástima las desgarradoras palabras del animal. Decía una y otra vez:
-/Libertad, libertad, libertad!--y al mismo tiempo, metía el pico entre los barrotes de la puerta señalando su ansiada salida.
El amigo de Sanjai se fue al final de la tarde, pero se quedó pensando buena parte de la noche en el desgraciado loro. También pensó que Sanjai se había vuelto desalmado por encerrar a un animal que reclamaba libertad de esa manera.
Ya era muy tarde cuando el hombre decidió que, al día siguiente, liberaría al loro de Sanjai. Al amanecer, salió a la casa de su amigo y se introdujo sigilosamente en la habitación donde se hallaba el animal. El loro lo miró con los ojos muy abiertos.
Silenciosamente, abrió la portezuela de la jaula y dijo:
- Vamos, bonito, sal por la ventana. /Ya eres libre!
Para su sorpresa el animal se fue hasta el extremo opuesto de la jaula y de repente, empezó a chillar:
-/Sanjai, Sanjai! /Socorro! /Quieren robar a tu loro!
La historia de Sanjai y su loro es famosa en Oriente y nos explica cómo los seres humanos se meten, muchas veces, en su propia jaula mental y se niegan a salir cuando tienen la oportunidad.
Las jaulas más corrientes: la de las obligaciones que sólo habitan en nuestra mente. Obligaciones que minan nuestra capacidad de disfrutar y que pueden llegar a robarnos toda la energía.
Estas son: la maldita Cena de Navidad; cuidar de los padres; tanto da tener 2 que 92; nadie puede hacer feliz a nadie.
Hay que hacer las cosas por disfrute, pero no por obligación. La gente que nos rodea no necesita nuestras atenciones. Devolvámosles la fuerza y la responsabilidad sobre su vida para que gocen de sus capacidades.
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