Hay quienes dicen
que esta celebración tiene su origen en los tiempos de Babilonia, donde a la
reina Semíramis se la consideró una virgen, y a su hijo Tamiz, un Dios.
En los tiempos del Imperio Romano se
celebraba el festival de invierno, donde se hacía regalos y se ponía un árbol
vistosamente adornado en todas las casas. En la Roma cristiana, 345 años después de Cristo, es
que se celebra la Navidad. Un
sacerdote católico llamado Nicolás repartía juguetes a los niños. Hoy es
llamado Santa Claus y el mundo moderno lo llama Papá Noel.
Varios son los
símbolos característicos de esta celebridad, pero se pueden destacar: El árbol,
el nacimiento, los villancicos, la cena, la corona de adviento, los reyes
magos, los pastores, las tarjetas navideñas.
Catolicismo, religión universal que se ve reforzada con esta
celebración que recuerda la venida de Cristo, Dios hecho Hombre, que nace y
crece entre nosotros, para morir a los treinta y tres años crucificado por amor
redentor hacia los que nos consideró siempre sus hermanos, pues estamos hechos
a imagen y semejanza de Dios.
Iglesia, los templos se embellecen, se iluminan al levantar
nacimientos, simulando el de Jesús Niño Manuelito, con un pesebre hecho en
forma artística y representativa, con todos los motivos : el niño, María, José,
los pastores y los animalitos ; los reyes magos : Melchor, montado en su
caballo, representa a Persia ; Gaspar, sobre un camello, representa a India ;
Baltasar, encima de un elefante, representa a África. Apreciamos aquí un
sincretismo de la pleitesía religiosa que se hace en el cristianismo y la
celebración de la Misa
del Gallo o de Media Noche.
La paz es la que
más se aprecia en esta fecha de alegría bulliciosa, que se manifiesta con los
cohetecillos, los villancicos, las maracas, los silbatos, las danzas de los
pastores. También se respeta la paz en los tiempos de guerra, ya que por esta
celebración se suspende toda acción bélica y se declara feriado en todo el
mundo.
La familia es la
favorecida con esta celebración, pues es motivo para que mayores y menores se
reúnan, se acicalen, asistan a misa, esperen el tañer vocinglero de las
campanas y se den el abrazo de hermandad, deseándose felices pascuas. Luego se
sientan a la mesa para compartir el sabroso chocolate y servirse el rico plato
de cena navideña, a base de ensalada, pavo, panteón y vino, al mismo tiempo que
toda la familia que, alegre participa en el intercambio de regalos.
La niñez es la que
espera con mayor alborozo la Navidad. El
niño es el que más expectativas pone en esta fecha, pues piensa en el regalo
que le dispensará Papá Noel y las golosinas o propinas que recibirá con motivo
de la misma. Duele decir, pero es así, que no todos los niños son los
favorecidos, pues muchos carecen de hogar, la familia está disgregada y la
miseria los rodea. En ellos queda la constatación, no sólo de la pobreza o
miseria económica, sino lo más grave, la exclusión social y el abandono
paternal en que la vida los ha dejado, sumidos en el desamparo y azotados por
la indiferencia social.
No se puede dejar
de expresar que la Navidad
tiene un gran tinte mercantilista ; todo gira alrededor de la capacidad
monetaria de las personas, especialmente en las ciudades, donde los comercios
ofrecen infinidad de objetos, juguetes, adornos, ropa color amarillo –que es
símbolo en la fecha- , tarjetas de navidad, línea blanca, pavos, globos de
colores y tamaños diversos, que entusiasman a los más indiferentes. Los
empleados públicos o privados reciben un aguinaldo económico, para unos
pequeños y para otros elevado, siempre y cuando tengan un trabajo regularizado
o estable.
En los tiempos
actuales prima el sentir económico en la celebración navideña, pero eso no es
lo malo, lo malo estriba en que, por lo económico, se ha sacrificado el sentir
religioso y lo bello e inocente de esta celebración, que debe recordarnos :
La tremenda humildad de Cristo Redentor, al nacer en un
pesebre.
Que es una celebración de la navidad religiosa y no pagana.
Que Cristo abominó el adorno y fue grande en su sencillez.
Que el Niño Jesús es símbolo de amor filial, que engendra la
paz, la serenidad y da valor para afrontar la vida, superando la pobreza con el
trabajo, la solidaridad y con alegría, que motiva el nacimiento de Jesús, el
Redentor del mundo.
-María Julia LUNA
TIRADO.
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