La Misa
de Honras, expresión predominante del luto observado por la familia Hurtado
Sánchez, en el Templo “Medalla Milagrosa”, [Urbanización San Andrés de Trujillo],
al mes del fallecimiento de su señor padre José
Manuel Hurtado Torres, el 10 de mayo del presente, me permite recoger algunas
de las impresiones espléndidas de toda la ceremonia-homenaje, situando la
visita y participando en ella ¡desde ya!
Pensaba que me iba a sentir tremendamente
solo y vacío. Sin embargo, no estaba solo y desamparado, pues, me sentí acompañado por la familia
circundante, cuya presencia me envolvía. Comprendí que soy parte de esa
familia, partícipe de su santidad y hasta dónde llega su comunidad. La sentí
como una emoción intensa y deliciosa porque se recordaba los atributos de un
padre que son semejantes a los de la mayoría de los padres, y especialmente al
mío.
Inmediatamente me di cuenta de que esa
travesía dolorosa de la familia, la vivencia del luto, treinta días, es
superada positivamente con la “aceptación”, (el paso final), una especie de
negociación con el dolor. El luto posee una exigencia intrínseca: exige ser
sufrido, atravesado. Si algo de ti murió con él, ese algo tiene que ser
resucitado. Por eso tiene que ser meticulosamente cuidado para estar [quedar]
francamente recuperado.
Las palabras finales del celebrante: “¡Pueden
ir en paz; la Misa ha terminado!”, parece ser el inicio de una nueva vida,
pues, ésta debe continuar. Es entonces, que el hijo mayor, del mismo nombre,
José Manuel, con mucha parsimonia y prestancia, en el Salón Parroquial, al
terminar el desayuno, al mismo tiempo que agradecía [a los invitados] nos da a
conocer los manantiales de la vida en casa, la experiencia sentida en ella,
refiriéndose, sin duda, a la vida hogareña, serena [de muchos años] en la tierra
de Cajamarca. Enseguida, el cuadro, con la fotografía ampliada del extinto, expuesto
en los dos ambientes, [templo y salón] es entregada solemnemente a la señora
que fue su segunda esposa y madre de otros hijos. Luego, nos lee el legado
personal e intelectual maravilloso de Sark, [que es distribuido, según parece,
a los “cabezas” de las nuevas generaciones, y a ciertos conocidos, cultivando a
la familia], en el cual se encuentran grabadas las virtudes de los verdaderos
padres, quebrándosele la voz, en la parte central, y es su hija quien se acerca
y le pone la mano en el hombro y lo reconforta, consiguiendo la emoción vital requerida.
Dicho de otra forma, sosegado y con una mayor filosofía, continúa: “Aquí no ha
pasado nada” / en los ámbitos de nuestra vida.
Mi propósito es describir lo que encuentro digno
de encomio a mi paso, lo que hay que poner de relieve desde el primer momento, a
fin de editarlo con su propio objetivo. No he hurgado más. Lo esencial se ve
con el corazón. Me basta saber que los cinco hermanos, del primer matrimonio,
son profesionales: Catedrático, Abogado, Fiscal, y Enfermeras, en los lugares
donde viven. Ellos son José Manuel, Fredy, Roger, Rosa y Teresa.
Viví por adelantado el homenaje al padre, 15
de junio, por segunda vez en el año, [seguidos] y fue porque fui invitado por
razón del parentesco con la familia Hurtado Cuenca a la que pertenezco y en
representación de Flor Marina, quien vino para conmemorar honrosamente el
Primer Aniversario del fallecimiento de su padre / Fernando Hurtado Ulloa, el 16 de abril, en
la Parroquia “Cristo Resucitado, regresándose a Italia, el 2 de mayo. De casa, “El Bosque”, asistimos: Genara Jesús, María
Yolanda, Marina del Rosario Barboza Hurtado, Flor Lourdes Hurtado Salas y yo, Alejandro
Pereda, esposo de Yolanda.
Allí nos confirmaron que don José Manuel
fallece por accidente, trasladándose en su cabalgadura de un lugar a otro, es
decir, en plena actividad comarcana, dejando a todos [sus conocidos] sumidos en
el dolor y en la consternación ante la muerte violenta, una ruptura mayor que
quiebra el fluir natural de la familia. Hay un sentido de Dios en todos los
eventos humanos. Es importante descubrirlo. Sólo en la fe podemos sospechar ese
sentido.
Después del desayuno, suculento, por cierto,
a base de productos de la añorada tierra y el reparto de recuerdos alusivos al
homenaje, y la toma de muchas fotografías en conjunto, se emprende la Romería
al Cementerio de Miraflores para colocar las flores en el Nicho y darle el
último adiós a través de las oraciones a cargo de la hija, Rosa, a petición del
hermano que preside la ceremonia, y que no
esconde su orgullo por la labor encomendada.
También hubo un eco de lo escuchado minutos
antes: “¡La ceremonia ha terminado; podemos irnos en paz!”, “en pie y en
marcha” /en palabras del hermano mayor; y entre abrazos de reencuentro y despedida… lentamente se va disolviendo la
comitiva. Cada uno a constituirse en su propio trabajo.
A
decir verdad, no pude asistir al cementerio porque a esa hora tenía que
despedir a mi hermano Francisco que retornaba a México, lugar en el cual reside
y trabaja.
EL LEGADO:
EL PADRE Y AMIGO / UN
HOMBRE
Hay un hombre en la
vida, cuyo nombre y retrato debes guardar en tu alma junto al del otro ser tan
querido para ti. Ese hombre es tu padre.
Puedes contar con él, más que contigo mismo.
No habrá consejo mejor inspirado ni amparo más sólido que el suyo. Rico o
pobre, sabio o ignorante, todo cuanto sepa o posea será tuyo, como tuya es su
sangre y su vida si la necesitas.
Mientras eres niño, sabrá compartir tus
juegos, tus asombros, tus deslumbramientos.
Cuando llegues a la madurez, también
necesitarás de su hombro, de su pañuelo o de su mano; lo necesitarás hasta
cuando creas que puedes prescindir de él…
En tus hijos comprenderás la razón de un
lejano rigor, de alguna dureza que no apreciaste a su debido tiempo. Medirás
entonces la magnitud de su tolerancia, la índole de sus sacrificios.
En tus hijos te verás retratado y recordarás
más de un sinsabor, más de una amargura que le diste a tu padre, y le
perdonarás como él te perdonó a ti…
Mientras viva recurre a él, busca siempre su
apoyo. Cuando te falte hónralo con el recuerdo perenne, trata de ser digno de
llevar su nombre, y que tus hijos te recuerden algún día con el fervor que tú
pones en la memoria de tu padre.
A. Sark.
Buenísimo,
¿no? Sin lugar a dudas.
Resultado:
una “Ceremonia esplendorosa”.
Se rezó con el corazón por el eterno descanso de su alma en
la parte inicial y principal, como es, la Misa; una experiencia directa de
comunicación gratuita con Dios y los asistentes. Una reunión en su nombre.
Se celebró con alegría, consiguiendo la fortaleza, el
consuelo y la promesa a través del Agasajo y la Romería, definiendo aún más el compromiso de
consagrar la vida a construir el proyecto de nuestros mayores.
El acto, como
no podía ser de otra manera, concluyó con el rezo del Padrenuestro.
El que
podamos dirigirnos a Dios y llamarlo
Padre no es cosa común y corriente sino un privilegio muy grande.
El
Padrenuestro nos enseña cómo dirigirnos a Dios, [paradigma de todos los padres]
como hijos confiados y bien educados, que suelen pedir el pan y dar gracias por
él. Establece un orden en lo que debemos pedir al Padre.
Jesús compuso
el Padrenuestro en forma muy estudiada, como hacían los maestros de su tiempo
para que fuera más fácil de memorizar. En el idioma de Jesús las iniciales de
los primeros versos formaban la palabra venir, la cual es la palabra clave de
esta oración. Aparece 3 veces: Venga
tu Reino, nuestro pan por venir, no
hagas venir en la prueba. Así pues,
rezarlo…/ es pedir que venga el Reino de Dios.
Es, pues, una
plegaria válida para el Día del Padre por el deseo vivo que expresa: que estas
realidades se hagan presentes, desde luego, con la participación activa /en el destino de la vida.
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