El día 21 de
junio concluyó su peregrinación terrena en Río de Janeiro una de las mujeres
brasileras más significativas del siglo XX: Rose Marie Muraro (1930-2014). Nació
casi ciega, pero hizo de esta deficiencia el gran desafío de su vida. Intuyó
pronto que solo lo imposible abre lo nuevo; sólo lo imposible crea. Es lo que
dice en su libro Memorias de una mujer imposible (1999,35). Con
escasísima visión estudió física y economía. Pero enseguida descubrió su
vocación intelectual de pensadora de la condición humana, especialmente de la
condición femenina. A finales de los años 60 del siglo pasado suscitó la
polémica cuestión de género. No se limitó a las relaciones desiguales de poder
entre hombres y mujeres sino que denunció relaciones de opresión en la cultura,
en las ciencias, en las corrientes filosóficas, en las instituciones, en el
Estado y en el sistema económico. En fin, se dio cuenta de que es en el
patriarcado donde reside la raíz principal de este sistema que deshumaniza a
mujeres y también a hombres.
Realizó en sí
misma un impresionante proceso de liberación, narrado en el libro Los seis
meses en que fui hombre (1990, 6ª edición). Pero quizá la obra más
importante de Rose Marie Muraro haya sido Sexualidad de la Mujer Brasilera:
cuerpo y clase social en Brasil (1996). Se trata de un investigación de
campo en varios Estados de la federación, analizando como se vivencia la
sexualidad, teniendo en cuenta la situación de clase de las mujeres, cosa
ausente en los padres fundadores del discurso psicoanalítico. En este campo Rose
innovó, creando una cuadrícula teórica que nos hace entender la vivencia de la
sexualidad y del cuerpo según las clases sociales. ¿Qué tipo de proceso de
individuación puede realizar una mujer famélica que para no dejar morir a su
hijito le da sangre de su propio pecho?
Trabajé con
Rose 17 años como editores de la Editorial Vozes: ella responsable de la parte
científica y yo de la parte religiosa. Incluso bajo el estricto control de los
órganos de represión militar, Rose tenía el valor de publicar a los entonces
autores malditos como Darcy Ribeiro, Fernando Henrique Cardoso, Paulo Freire,
los cuadernos del CEBRAP y otros. Después de años de larga discusión y estudio
en conjunto reunimos nuestras convergencias en un libro que considero germinal
Femenino & Masculino: una nueva conciencia para el encuentro de las
diferencias (2010). Destaco apenas una frase suya: «educar a un hombre es
educar a un individuo, pero educar a una mujer es educar a una sociedad».
Sin abandonar
nunca la cuestión de lo femenino (en el hombre y en la mujer) pronto dirigió su
atención hacia los retos de la ciencia y de la técnica moderna. Ya en 1969
lanzaba Autonomación y el futuro del hombre donde preveía la
precarización del mundo del trabajo.
La crisis
económico-financiera de 2008 la llevó a plantear la cuestión del capital/dinero
con el libro Reinventando el capital/dinero (2012), donde enfatiza la
relevancia de las monedas sociales y complementarias y las redes de intercambio
solidarias que permiten a los más pobres garantizar su subsistencia a
contracorriente de la economía capitalista dominante.
Otra obra
importante, realmente rica en conocimientos, datos y reflexiones culturales se
titula Los avances tecnológicos y el futuro de la humanidad: ¿queriendo ser
Dios? (2009). En este texto se confronta con la ciencia puntera, con la
nanotecnología, la robótica, la ingeniería genética y la biología sintética. Ve
ventajas en esos frentes, pues no es oscurantista, pero por el hecho de vivir en
una sociedad que hace mercancía de todo, inclusive de la vida, percibía el grave
riesgo de que los científicos presumieran de poderes divinos y usaran los
conocimientos para rediseñar la especie humana. De ahí el subtítulo:
¿Queriendo ser Dios? Esa es la ingenua ilusión de los científicos. Lo que
nos salvará no es esa nueva Revolución Tecnológica sino que, como dice Rose, la
«Revolución de la Sostenibilidad es la única que podrá salvar a la especie
humana de la destrucción… pues de continuar como está, no estaremos en un juego
de gana-pierde sino en un terrible juego de pierde-pierde que significará la
destrucción de nuestra especie, en la cual todos perderemos» (Reinventando el
capital/dinero, 238).
Rose poseía un
sentimiento del mundo agudísimo: sufría con los dramas globales y celebraba los
pocos avances. En los últimos tiempos veía nubes sombrías sobre todo el planeta,
poniendo en peligro nuestro futuro. Murió preocupada por la búsqueda de
alternativas salvadoras. Mujer de profunda fe y espiritualidad, soñaba con las
capacidades humanas de transformar la tragedia anunciada en una crisis
purificadora que señale el camino a una sociedad para que se reconcilie con la
naturaleza y la Madre Tierra. Concluye su libro Los avances tecnológicos
con esta sabia frase: «cuando desistamos de ser dioses podremos ser plenamente
humanos, que aún no sabemos que es, pero que intuimos desde siempre» (p. 354).
Proclamada
oficialmente Patrona del Feminismo Brasilero, por el presidente el 30 de
diciembre de 2005, con la creación de la Fundación Cultural Rose Marie Muraro en
2009 dejará un legado de fecundo humanismo para las futuras generaciones. Rose
Marie Muraro mostró en su saga personal que lo imposible no es un límite sino un
desafío. Ella se inscribe en el linaje de las grandes mujeres arquetípicas que
ayudan a la humanidad a mantener viva la lamparilla sagrada del cuidado de todo
lo que existe y vive. En este afán ella se volvió inmortal.
-Leonardo BOFF/27-junio-14
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