Intérpretes: Jean Claude Brialy, Francie Berge, Maia Dubois, Jane Fonda.
Dirección: Roger Vadim.
Jean Claude Brialy
Jane Fonda
Roger Vadim
Entre las cualidades de cineasta que distinguen a Roger Vadim habrá que reconocerle lo muy envidiable de su pupila para los descubrimientos, tanto en de lo que se refiere a los "descubrimientos" o desnudamientos de sus enumerables ejemplares como a la feminidad de las mismas en lo que parece palpar instintivamente la concentración óptima de lo "sexy".
Hacen ya número las hijas privilegiadas de Venus que ha perpetuado en el cine, pero que si hubiera de escoger que confirme categóricamente esta facultad vadimniana bastaría señalar a Brigiti Bardot, a la que ciertamente supo conquistar mejor para el sétimo arte que para sí mismo.
"La Ronda del Amor" ratifica sin duda el olfato de Roger Vadim para la búsqueda y el hallazgo de lo femenino, pero por esta vez en otro terreno, más complejo, más trascendente y significativo que el de la pura morfología, pues la pesquiza apunta en esta ocasión a lo femenino subjetivo o sicológico, bien que sin prescindencia de lo corporal. Su película intenta explorar la fenomenología del amor mismo y de sus resortes anímicos, y, como en este caso no bastan la pupila ni el tacto sino la certera facultad de la reflexión basada en la experiencia de lo amoroso, echa mano de los más dotados para hacerlo y ninguno más eficaz que su paisano Stendhal, prácticamente el creador de la novela psicológica en la Francia del pasado siglo y autor, con su "Psicología del Amor" , de uno de los documentos más acuciosos sobre el alma femenina y sus siempre sorprendentes reacciones.
La dificultad de su tarea fuerza a Roger Vadim a ambientar su película en la atmósfera de la "Belle Epoque" o en la inmediata posterior a ella, y así sus personajes, un poco anacrónicos en su atuendo, resultan igualmente trasnochados en lo anímico, pero no por ello menos interesantes y atrayentes. Con la virtuosísima cámara de Henri Decae nos brinda un cuadro o más bien una sucesión de cuadros realmete fastuosos, brillantes y sugestivos desde el punto de vista plástico. Y en cuanto al balance sicológico de su experiencia parece llegar a la conclusión de que, mientra el hombre en el amor fluctúa entre el eufórico incentivo de la seducción y el desinterés y el hastío de la satisfacción, la mujer tiene como hitos extremos el inicial anhelo del amor y el crudo pragmatismo que ocasiona la decepción.
La labor histriónica es en general convincente y pareja y es una de las valiosas aportaciones al éxito del Film.
P. G.
DE MI ÁLBUM
(Jordanien)
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