REFLEXIONES ÍNTIMAS:
LLANTO.
llORAR, llorar. Llanto, manas de los ojos, pero surges del alma.
Ojos, laguna que captó la imagen del dolor.
Alma, refugio desposeído de la dicha. La angustia en tí se posó.
Llanto, que al descender por las mejillas las horadas. Llanto retenido en la comisura de los labios, resbálate cual trago hasta la boca, que ha de beber de esa sal amarga.
Llorar, sufrir silenciosamente y a escondidas. Luchar entre sonrisas tristes para que no muera la esperanza; aunque creo que ya está muerta.
Llorar, mi ser y mi estar. Llorar porque no mueras tú. Amor, ¡Qué importo yo!
Llanto, no marchites mi amor. Lávalo de todo lo que no sea sólo él. Hazlo limpio y dale resplandor excelso.
Llanto amargo, sordo. Testigo el mar, la playa, el cielo y tú.
Llanto, te vertiste silencioso; silencioso, para no apagar el susurro de las olas a la orilla del mar. Tu sal se mezcló con su sal.
Lloré ante la playa inmensa que una vez nos invitó a soñar. Playa, mar, suave arena, testigos mudos de la fugaz felicidad.
Llanto, llovizna persistente; caes, porque le sueño se esfumó y las saetas infames de la envidia y la calumnia te dieron origen, impidiendo el vivir y el soñar.
Llorar. Sufrir por lejano amor. He aquí el anhelo de este loco corazón, que no quiso ni pudo morir.
Vivir, querer con emoción, vibrar, aunque por ello se tenga que derramar amargo llanto.-
--María Julia LUNA TIRADO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario