AMBIENTACIÓN
“NO HAY EN NUESTRA
CIVILIZACIÓN, EXCEPTUANDO A LOS SACERDOTES,
NADIE CON UNA MISIÓN QUE
CUMPLIR
TAN INTERESANTE COMO LA DEL
MAESTRO”.
LA IGLESIA Y LA PATRIA
ESPERAN
QUE ELLOS SEAN LOS INSIGNES
OBREROS
QUE ECHEN EN EL ALMA DE LOS
NIÑOS
LOS CIMIENTOS DE LA CIUDAD
DE DIOS.
EVANGELIO
DE SAN MATEO: 18, 1-5.
“En ese momento, los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle:
-- ¿Quién es el más grande en el Reino
de los Cielos?
Entonces Jesús llama a un niñito, lo coloca en medio de los discípulos, y dice:
--Les aseguro que si no cambian y vuelven a ser como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos. El
que se hace pequeño como este niño, ése es el más grande
en el Reino de los Cielos, y el que recibe en mi nombre a un niño
como éste, a mí me recibe”.
PALABRA DE DIOS / TE ALABAMOS SEÑOR.
La
advertencia de Cristo de que acojamos el reino “como niños”, está colocada
después del consejo a la virginidad y antes del de la pobreza.
Pero
si virginidad y pobreza representan unas condiciones privilegiadas para ver a
Dios, la de “como niños” constituye una “condición indispensable” para entrar
en el reino.
Ve y vende cuanto tienes, le dijo Jesús al joven
rico. Y ahora parece que dice – ¡y esto es más difícil, ya que supone un
desapego más doloroso!
“Ve
y vende lo que eres”.
Vende
tus complicaciones intelectualísticas. Tus estructuras mentales. Tus
compromisos. Tu sentido común. Tu prudencia. Tus vacilaciones. Tu experiencia.
Vende
tu cristianismo “prefabricado”.
Vende
lo que eres.
Y
volverás a encontrarte con tu infancia.
Solamente
cuando te hagas como un niño, podrás hacerte perdonar tus cabellos grises.
El
único primer puesto que importa a los ojos de Cristo es el de la infancia.
Y abrazaba a los niños y los
bendecía imponiendo las manos sobre ellos.
Es
una escena que más vale no estropear con nuestros comentarios, nos dice
Alessandro Pronzato.
REFLEXIÓN
Hay que
desear con amor verdaderamente sincero que los maestros sean sólidamente
formados.
Hace falta no
sólo la ayuda estatal, sino la ayuda personal de todos, en la calle y en la
escuela, en una actuación que ha de comprender desde la frecuente visita a las
escuelas para estimular a los maestros y darles a entender que estamos al tanto
de su labor, de sus sacrificios y de sus triunfos…
El padre, en
el hogar moderno, por causa de la complicación de la vida, no puede, ni
medianamente siquiera cumplir sus deberes de educadores…
Que haya
muchos y ejemplares maestros para poner en salvo el porvenir de las familias y
de la Patria.
El Papa Pío
XII habló cordialmente a los maestros italianos y desarrolló estos tres
pensamientos: Lo que el maestro debe ser,
lo que el maestro debe saber y lo
que el maestro debe hacer.
En primer
lugar debe ser maestro, y esta
palabra la prefiero a enseñante, porque maestro es el que enseña y forja las
almas de sus alumnos, que precisamente eso quiere decir alumno, el que se nutre
o alimenta íntegramente como hombre, como patriota y como religioso. La escuela
laica es una escuela mutilada y lo mismo será el maestro laico un maestro
mutilado. La escuela laica, y lo mismo se diga del maestro laico, es una
indigna mutilación del entendimiento humano en lo que tiene de más ideal y
excelso, es una extirpación brutal de los gérmenes de verdad y de vida que
laten en el fondo de toda alma para que la educación las fecunde. En que el
alma del hombre es naturalmente religiosa. Los otros dos conceptos, lo que debe
saber y hacer el maestro, ya son un corolario de lo afirmado, siguiendo a Don
Marcelino Menéndez y Pelayo, expuestos con precisión por Hugo Almanza Durand, en
su carta que lleva por título Mi última lección.
MI ÚLTIMA LECCIÓN
Querido alumno:
Para ser feliz no importa lo que el mundo te ofrezca, sino lo que tú
puedas ofrecer; porque todo lo que se da regresa, y ante los ojos del Señor
sólo valen las buenas obras.
Al final no te llevarás lo que has guardado; sólo se irá contigo lo que
has hecho en favor de los demás.
Nunca
te quejes, la vida no es fácil, camino sin piedra no es camino.
No te compares con nadie, mídete contigo mismo, es la única manera
segura de avanzar.
Ningún ser es infalible, acepta los errores, los ajenos no justifican
los tuyos.
Pide que te disculpen y corrígete.
La humildad es una virtud maravillosa, casi inalcanzable; pero no
imposible.
Con los años aprenderás que son los atajos los que alargan el camino,
que la ruta más rápida y segura es la que ya conoces.
Que nada es gratis en la vida. Que todo debes ganártelo o merecerlo, que
ser útil es mejor que ser importante.
Aprende a dominar tus iras. Sé tolerante, cuántas veces lo serán
contigo. Jamás agredas, no olvides lo que dijo el poeta: “El golpe daña más
al que lo da que al que lo recibe”. Estira la mano sólo para dar o ayudar.
Quiere a tus parientes y amigos con todos sus defectos o correrás el
riesgo de quedarte solo porque el ser perfecto no existe.
Y acostúmbrate a escuchar; los consejos no se discuten, se agradecen.
Recuerda que la belleza es fugaz, que el poder es circunstancial y que
la riqueza es ajena. Que a fin de cuentas sólo es tuyo lo que consumes. Que por
más dinero que tengas no serás mejor, no sabrás más, ni serás más bueno. Ni siquiera
podrás comer o dormir más que cualquier mendigo.
En todos los actos de tu vida trata de ser justo, piensa en los demás;
deja que tu corazón cumpla con su deber; su destino es querer, para eso lo hizo
Dios, por lo menos eso pensamos los maestros.
Aprende a valorar lo que te dan, siendo poco, tal vez sea lo máximo que
puedan ofrecerte. No todos tenemos la misma capacidad de sentir y de dar.
Dichoso tú, si puedes hacer feliz al ser que amas. Cada vez que sientas ternura
por los tuyos no te contengas. Todos tenemos una necesidad increíble de cariño.
Sea cual fuere tu edad, ten tus cosas en orden; el Señor puede llamarte en
cualquier momento.
Enseña a vivir con amor a tu familia, si están alejados o resentidos,
perdónense, nunca es tarde. La vida es corta. Quiéranse mucho, ahora que pueden
hacerlo, que están presentes, que es físicamente posible. Recuerda hijo, que
mañana si no los aparta la vida, lo hará la muerte.
Ojalá que estas líneas te ayuden a vivir mejor.
Hasta siempre…
Tu maestro.
PETICIONES
-
Pidamos
por todos los maestros y maestras… para que sigan inculcando sin desmayo aquello que
para ser feliz importa lo que podemos ofrecer: las buenas obras y lo que se
hace por los demás, lo que es agradable
al Señor.
Roguemos al Señor…
-
Por
los maestros y maestras, con gratitud por su labor abnegada, que a tiempo nos
hacen descubrir que la vida no es fácil y si hay que compararnos / es midiéndonos a nosotros mismos, la única manera de avanzar. R…
-
Por
los maestros y maestras que siempre están dispuestos a enseñarnos que mejor es ser útiles (que importantes) en la sociedad y en la Iglesia, y nos
presentan a ellas /con un perfil de una
ecología integral humana, es decir, como verdaderos ciudadanos. R…
-
Por
los maestros y maestras para que no declinen en su “primera y última voluntad”,
según las últimas líneas de la carta de nuestro compatriota Almanza: nos ayuden a vivir mejor, mostrándonos sus métodos: los de ver, juzgar, actuar y
celebrar en las metas alcanzadas y por alcanzar. R…
-
Finalmente,
como culmen de los deseos de los maestros y maestras, que nuestros corazones
cumplan con su deber, esto es, querer,
sea el mayor logro de toda una vida, para así vivir el equilibrio ecológico: el
interior/ consigo mismo, el solidario /con los otros, el natural con todos los
seres vivos y el espiritual con Dios. R.
AHORA,
SEÑOR,
proseguiré
en tu nombre
el
trabajo diario, resuelto
a
conocerte a Ti
en
todo cuanto piense,
hable
o haga.
Que
pueda cumplir
alegremente
la tarea
por
tu sabiduría asignada,
que
en todos mis trabajos
tu
presencia encuentre,
y
confirme tu voluntad
buena
y perfecta.
(Charles Wesley)
No hay comentarios:
Publicar un comentario