miércoles, 24 de junio de 2015

DÍA DEL MAESTRO / PARALITURGIA .


        AMBIENTACIÓN

“NO HAY EN NUESTRA CIVILIZACIÓN, EXCEPTUANDO A LOS SACERDOTES,
NADIE CON UNA MISIÓN QUE CUMPLIR
TAN INTERESANTE COMO LA DEL MAESTRO”.

LA IGLESIA Y LA PATRIA ESPERAN
QUE ELLOS SEAN LOS INSIGNES OBREROS
QUE ECHEN EN EL ALMA DE LOS NIÑOS
LOS CIMIENTOS DE LA CIUDAD DE DIOS.

             EVANGELIO DE SAN MATEO: 18, 1-5.

“En ese  momento, los discípulos  se acercaron a Jesús para preguntarle: 
-- ¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?
Entonces Jesús llama  a un niñito, lo coloca  en medio de los discípulos, y dice:
--Les aseguro que  si no cambian y vuelven a ser  como niños, no podrán entrar al Reino de los Cielos. El que se hace pequeño como este niño, ése es el más grande en el Reino de los Cielos, y el que recibe en mi nombre a un niño como éste, a mí me recibe”.
PALABRA DE DIOS / TE ALABAMOS SEÑOR.

La advertencia de Cristo de que acojamos el reino “como niños”, está colocada después del consejo a la virginidad y antes del de la pobreza.

Pero si virginidad y pobreza representan unas condiciones privilegiadas para ver a Dios, la de “como niños” constituye una “condición indispensable” para entrar en el reino.

Ve y vende cuanto tienes, le dijo Jesús al joven rico. Y ahora parece que dice – ¡y esto es más difícil, ya que supone un desapego más doloroso!

“Ve y vende lo que eres”.

Vende tus complicaciones intelectualísticas. Tus estructuras mentales. Tus compromisos. Tu sentido común. Tu prudencia. Tus vacilaciones. Tu experiencia.

Vende tu cristianismo “prefabricado”.
Vende lo que eres.

Y volverás a encontrarte con tu infancia.

Solamente cuando te hagas como un niño, podrás hacerte perdonar tus cabellos grises.

El único primer puesto que importa a los ojos de Cristo es el de la infancia.

Y abrazaba a los niños y los bendecía imponiendo las manos sobre ellos.

Es una escena que más vale no estropear con nuestros comentarios, nos dice Alessandro Pronzato.

 REFLEXIÓN

   Hay que desear con amor verdaderamente sincero que los maestros sean sólidamente formados.

   Hace falta no sólo la ayuda estatal, sino la ayuda personal de todos, en la calle y en la escuela, en una actuación que ha de comprender desde la frecuente visita a las escuelas para estimular a los maestros y darles a entender que estamos al tanto de su labor, de sus sacrificios y de sus triunfos…

   El padre, en el hogar moderno, por causa de la complicación de la vida, no puede, ni medianamente siquiera cumplir sus deberes de educadores…

   Que haya muchos y ejemplares maestros para poner en salvo el porvenir de las familias y de la Patria.

   El Papa Pío XII habló cordialmente a los maestros italianos y desarrolló estos tres pensamientos: Lo que el maestro debe ser, lo que el maestro debe saber y lo que el maestro debe hacer.

   En primer lugar debe ser maestro, y esta palabra la prefiero a enseñante, porque maestro es el que enseña y forja las almas de sus alumnos, que precisamente eso quiere decir alumno, el que se nutre o alimenta íntegramente como hombre, como patriota y como religioso. La escuela laica es una escuela mutilada y lo mismo será el maestro laico un maestro mutilado. La escuela laica, y lo mismo se diga del maestro laico, es una indigna mutilación del entendimiento humano en lo que tiene de más ideal y excelso, es una extirpación brutal de los gérmenes de verdad y de vida que laten en el fondo de toda alma para que la educación las fecunde. En que el alma del hombre es naturalmente religiosa. Los otros dos conceptos, lo que debe saber y hacer el maestro, ya son un corolario de lo afirmado, siguiendo a Don Marcelino Menéndez y Pelayo, expuestos con precisión por Hugo Almanza Durand, en su carta que lleva por título Mi última lección.

MI ÚLTIMA LECCIÓN

Querido alumno:

    Para ser feliz no importa lo que el mundo te ofrezca, sino lo que tú puedas ofrecer; porque todo lo que se da regresa, y ante los ojos del Señor sólo valen las buenas obras.

   Al final no te llevarás lo que has guardado; sólo se irá contigo lo que has hecho en favor de los demás.

   Nunca te quejes, la vida no es fácil, camino sin piedra no es camino.

   No te compares con nadie, mídete contigo mismo, es la única manera segura de avanzar.

   Ningún ser es infalible, acepta los errores, los ajenos no justifican los tuyos.

   Pide que te disculpen y corrígete.

   La humildad es una virtud maravillosa, casi inalcanzable; pero no imposible.

   Con los años aprenderás que son los atajos los que alargan el camino, que la ruta más rápida y segura es la que ya conoces.

   Que nada es gratis en la vida. Que todo debes ganártelo o merecerlo, que ser útil es mejor que ser importante.

   Aprende a dominar tus iras. Sé tolerante, cuántas veces lo serán contigo. Jamás agredas, no olvides lo que dijo el poeta: “El golpe daña más al que lo da que al que lo recibe”. Estira la mano sólo para dar o ayudar.

   Quiere a tus parientes y amigos con todos sus defectos o correrás el riesgo de quedarte solo porque el ser perfecto no existe.

   Y acostúmbrate a escuchar; los consejos no se discuten, se agradecen.

   Recuerda que la belleza es fugaz, que el poder es circunstancial y que la riqueza es ajena. Que a fin de cuentas sólo es tuyo lo que consumes. Que por más dinero que tengas no serás mejor, no sabrás más, ni serás más bueno. Ni siquiera podrás comer o dormir más que cualquier mendigo.

  En todos los actos de tu vida trata de ser justo, piensa en los demás; deja que tu corazón cumpla con su deber; su destino es querer, para eso lo hizo Dios, por lo menos eso pensamos los maestros.

   Aprende a valorar lo que te dan, siendo poco, tal vez sea lo máximo que puedan ofrecerte. No todos tenemos la misma capacidad de sentir y de dar. Dichoso tú, si puedes hacer feliz al ser que amas. Cada vez que sientas ternura por los tuyos no te contengas. Todos tenemos una necesidad increíble de cariño. Sea cual fuere tu edad, ten tus cosas en orden; el Señor puede llamarte en cualquier momento.

   Enseña a vivir con amor a tu familia, si están alejados o resentidos, perdónense, nunca es tarde. La vida es corta. Quiéranse mucho, ahora que pueden hacerlo, que están presentes, que es físicamente posible. Recuerda hijo, que mañana si no los aparta la vida, lo hará la muerte.

   Ojalá que estas líneas te ayuden a vivir mejor.
   Hasta siempre…
   Tu maestro.  

 PETICIONES

-       Pidamos por todos los maestros y maestras… para que sigan inculcando sin desmayo aquello que para ser feliz importa lo que podemos ofrecer: las buenas obras y lo que se hace por los demás, lo que es agradable al Señor.
Roguemos al Señor…

-       Por los maestros y maestras, con gratitud por su labor abnegada, que a tiempo nos hacen descubrir que la vida no es fácil y si hay que compararnos / es midiéndonos a nosotros mismos, la única manera de avanzar. R…

-       Por los maestros y maestras que siempre están dispuestos a enseñarnos que mejor es ser útiles  (que importantes)  en la sociedad y en la Iglesia, y nos presentan a ellas  /con un perfil de una ecología integral humana, es decir, como verdaderos ciudadanos. R…

-       Por los maestros y maestras para que no declinen en su “primera y última voluntad”, según las últimas líneas de la carta de nuestro compatriota Almanza: nos ayuden a vivir mejor, mostrándonos sus métodos: los de ver, juzgar, actuar y celebrar en las metas alcanzadas y por alcanzar. R…

-       Finalmente, como culmen de los deseos de los maestros y maestras, que nuestros corazones cumplan con su deber, esto es, querer, sea el mayor logro de toda una vida, para así vivir el equilibrio ecológico: el interior/ consigo mismo, el solidario /con los otros, el natural con todos los seres vivos y el espiritual con Dios. R.

AHORA, SEÑOR,
proseguiré en tu nombre
el trabajo diario, resuelto
a conocerte a Ti
en todo cuanto piense,
hable o haga.

Que pueda cumplir
alegremente la tarea
por tu sabiduría asignada,
que en todos mis trabajos
tu presencia encuentre,
y confirme tu voluntad
buena y perfecta.

             (Charles Wesley)

No hay comentarios:

Publicar un comentario