miércoles, 10 de junio de 2015

DÍA DEL PADRE / PARALITURGIA




I.              AMBIENTACIÓN

“NACIMOS DEL VIENTRE DE NUESTRA MADRE Y LA TERNURA DE NUESTRO PADRE,
PROGENITORES AMBOS,
CON LA ILUSIÓN PRIMERA DE SOSTENER Y ACUNAR ENTRE SUS JÓVENES BRAZOS
EL FRUTO VIVO DE SU SAGRADO AMOR”.

CREO QUE ERES, TÚ,  PADRE, EL SER QUE MÁS ADMIRO Y RESPETO;
Y POR ESO, TE PIDO CON VEHEMENCIA Y CARIÑO,
SEAS SIEMPRE MI CONFIDENTE, Y MI MEJOR MAESTRO.

II.            LECTURA DEL EVANGELIO

Jesús resucita a la hija de Jairo: Mc. 5, 21-43.

“Jesús, pues, atravesó el lago en la barca y de nuevo se juntó mucha gente alrededor de él en la orilla. Llegó entonces uno de los jefes de la sinagoga, que se llamaba Jairo y, cuando vio a Jesús, se postró a sus pies. Le rogaba: “Mi hija está agonizando; ven, pon tus manos sobre ella para que sane y viva”. Jesús se fue con Jairo en medio de un gentío que lo apretaba… (curación de una mujer con hemorragia, doce años).
 
Jesús estaba todavía hablando, cuando se acercaron algunos de la casa del jefe de la sinagoga, diciendo: “Tu hija ya murió, ¿para qué molestas ahora al Maestro?”. Jesús se hizo el desentendido y dijo al jefe de la sinagoga: “No tengas miedo, solamente ten fe”. Pero no dejó que lo acompañaran más que Pedro, Santiago y Juan, hermano de Santiago.

Cuando llegaron a la casa del jefe de la sinagoga, había una gran bulla: unos gritaban, otros lloraban. Jesús dijo: ¿Por qué esta bulla?, la niña no ha muerto, sino que duerme”. Ellos se burlaban de él. Pero Jesús los hizo salir a todos y entró donde estaba la niña con el padre, la madre y los que venían con él. Tomándole la mamo le dijo: “Talitá kum” que quiere decir: “Niña, a ti te lo digo, levántate”.  Y ella se levantó al instante y empezó a corretear, pues tenía unos doce años. Había que ver el estupor que esto produjo. Pero Jesús les ordenó severamente que no lo contaran a nadie, y además mandó que dieran de comer a la niña. (Palabra del Señor / Te alabamos Señor).

Todo comenzó con la plegaria del padre: “…Ven, para que viva”. Mientras caminaban presurosos hacia la casa, llega la triste noticia: “Tu hija ha muerto”. El cuadro es desolador. Todos lloran; la esperanza ha muerto con la niña. Pero para Jesús y para la fe de Jairo, la niña duerme. Jesús la tomó de la mano, pronunció la palabra resucitadora “levántate, y el cuerpecito de la niña entró de nuevo en calor, sus mejillas tomaron color y se levantó y comenzó a caminar. Es el mismo gesto del Dios Creador que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina: tomando de la mano a Adán empezó la vida, empezó la humanidad. Cariñoso poder de Dios, cariñoso poder de Jesús que conmovido por la tristeza y sufrimiento de los necesitados atiende sus oraciones hechas con confianza y fe, como la súplica de Jairo.

III.           REFLEXIÓN

En este día es conveniente una REFLEXIÓN hacia su papel  y la misión en el mundo.
Podemos afirmar que su figura real es poco menos que desconocida en algunos de sus aspectos fundamentales y, como tal, se convierte en un ser desfigurado, convertido muchas veces en una “máquina que produce el dinero”. Esta incomprensión alcanza con gran frecuencia a los mismos hombres que encabezan familias, y que no tienen ideas claras sobre su propia posición.

No todo hombre que procreó un hijo puede ser llamado padre, pues con frecuencia lo hizo por irresponsabilidad, por simple satisfacción de su instinto, por demostración de “machismo”, tan generalizado entre nosotros. El hombre no es verdaderamente padre hasta que no ha tomado la iniciativa consciente de llamar a la vida a un ser inmortal. Es allí cuando, asumiendo todas las consecuencias y responsabilidades consiguientes, un hombre hace profesión de “Hombre”.

En esto el padre representa a Dios. Lo representa en que es co-autor de la creación, en el hecho de comunicar la vida y modelar nuevos seres: en lo físico, dándoles sus propias características hereditarias; en lo espiritual, llenando a ese ser un alma, a la que debe modelar.

La paternidad es una misión difícil y ardua, para la que pocos hombres están preparados.

La paternidad consciente, la del que ama a su hijo, la del que “quiere el bien del otro”, exige la propia educación, el propio progreso interior, a fin de poder brindarle la mejor enseñanza que pueda darse, que es el ejemplo. Y el llevar al hijo al bien significa llevarlo a Dios. De este modo, la paternidad, que proviene de Dios, lleva de retorno hacia Él.

La profesión de padre exige mucho. Es una misión de sacrificio diario y por toda la vida, en la cual no hay retiro ni sustitución posible. Su presencia en el hogar es indispensable, pues da al hijo la sensación de seguridad, representa la fuerza y el poder, y da la tónica espiritual.

IV.          PLEGARIA UNIVERSAL

Oremos, hermanos, a Dios omnipotente, para que escuche nuestras súplicas y nos conceda aquello que le pedimos con fe:

1.    Para que el Señor, que quiso participar de la vida de familia en el hogar de María y José, sostenga en él a todas las familias cristianas. Roguemos al Señor. Te lo pedimos Señor.

2.    Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los que atraviesan por momentos de enfermedad. Roguemos al Señor.

3.    Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros familiares, superando con bondad, comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas diferencias. Roguemos…

4.    Para que los miembros difuntos de nuestras familias alcancen un día el gozo de vivir en la casa del Padre. R…

5.    Para que nuestro hermano, Ronaldo Rojas Moza, que fuera director de esta institución, y se comportara como un verdadero padre –con su trato amical y humano – con los profesores, padres de familia y alumnos, para que alcance el perdón de sus pecados y el gozo de contemplar al Padre Misericordioso. R

SEÑOR, DIOS NUESTRO, ESCUCHA NUESTRAS SÚPLICAS
Y HAZ QUE LOS PADRES DE FAMILIA PARTICIPEN DE LA FECUNDIDAD DE TU AMOR,
Y QUE SUS HIJOS CREZCAN EN SABIDURÍA, ENTENDIMIENTO Y GRACIA  ANTE TI
Y ANTE LOS HOMBRES.  POR JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR.
                                                           AMÉN.

AGRADECIMIENTO: 

Gracias a Jesús conocemos que tenemos un Padre Común y nos enseñó a corresponder ese amor de padre y tratar de imitarlo. El ejemplo más claro es la oración del Padrenuestro. Lo rezamos ahora con más devoción: Padre nuestro que estás en el cielo…

(Con antelación, el esquema ha sido solicitado por la Comisión de la Institución Educativa "Ciro Alegría Bazán" para luego ser Presentado  en la Ceremonia-Homenaje por la Profesora María Y. Hurtado Cuenca el día 19,  para los dos Turnos, 11:00 am. y 4:00 pm.).

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