Para el observador ocasional, la relación que existe entre las cosas vivientes parecer ser obra del azar. Sin embargo, bajo la aparente confusión existe un sistema de equilibrio y compensación, menos en los casos en que el hombre o las circunstancias lo han alterado temporalmente.
La base de la organización de las cosas vivientes es el proceso conocido como “fotosíntesis”, palabra derivada de los fonemas griegos que significan luz y reunión.
Fotosíntesis es el proceso fundamental de la
vida en virtud del cual las plantas verdes convierten elementos químicos
simples inorgánicos en substancias complicadas e inestables que son el origen
de todos los alimentos, tanto vegetales como animales.
Es una “jungla” científica de realidades, solamente unas cuantas de las cuales son conocidas aún hoy día. Los científicos están todavía tratando de resolver los misterios de fotosíntesis que quedan por despejar.
Jan
Ingen-Housz (1730-1799) fue otro de esos grandes aficionados a las ciencias que
durante los siglos XVIII y XIX desempeñaron papeles tan predominantes en el
desenvolvimiento de las ciencias modernas.
Estudió medicina en varias de las más
prominentes escuelas de medicina del mundo, inclusive la de Edimburgo, y se
convirtió en experto –o especialista como se diría hoy día—en vacunas contra
las viruelas. Fue designado médico de la corte de la familia real de Austria,
los Hapsburgo, familia que padeció mucho más que la mayoría de la temida
enfermedad.
Ingen-Housz con frecuencia suspendía
temporalmente su práctica de medicina y parte del año 1778 lo pasó en
Inglaterra, realizando más de 200 experimentos que son hoy fuente y razón de su
fama y renombre.
Con esos experimentos demostró, según
palabras de él mismo, que las plantas verdes o “vegetales” tienen el poder de
“purificar a la luz del sol el aire corriente” y de “perjudicar” el aire en
ausencia de luz.
Su notable ensayo fue en gran parte ignorado
por sus contemporáneos pero hoy las ciencias comprenden que Ingen-Housz fue el
verdadero creador del estudio de la fotosíntesis.
Demostró con sus experimentos que las
plantas verdes despiden oxígeno a la luz del sol y anhídrido carbónico por la
noche o a la sombra; en realidad, observó la clorofila, que es la substancia
que da a las plantas su color verde.
He aquí uno de los experimentos de
Ingen-Housz, tan sencillo que cualquier persona puede hacerlo: “Se coloca una
ramita de hierbabuena dentro de una vasija llena de aire que ha sido viciado
por respiración de forma que apaga una vela; se expone luego la vasija a la luz
del sol, que en tres horas “corrige” el aire de manera que la vela puede
nuevamente permanecer encendida dentro de ella”.
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