REFLEXIONES ÍNTIMAS, Libro.febrero, 2012.
DOLOR:
¡EL ESPÍRITU!, cual brioso corcel, el dolor te aguijoneó con su espuela. No te encabrites; enderezando el paso, marcha erguido. Valiente, no has menester de calmarte.
Dolor, tu antídoto es el mismo dolor.
Sin llanto, sin risa; tú sientes infinita piedad por todo lo pasado y todo lo imprevisto.
Corazón, perdona el martirio que te han dado. Necesitas de un amigo fiel: el dolor, con el que llegarás alto y lejos. Tras la llamarada, vendrá la tenue luz de la felicidad.
Alma, no te resistas, es todo por tu bien. Mañana verás claro. Tu aurora será larga y promisoria; el ocaso, corto. Si eres buena, tendrás claridad, vida con vibración. A este crepúsculo, seguirá noche serena.
Aurora, llega pronto. Envuelve el alma en tu mano rosicler. Deléitala con suave arrullo de timbales. Mécela con níveos cúmulos de felicidad.
Claridad, no seas fugaz. Amor, no expires antes de nacer. Amor, tú no eres sino dolor. No importa. Dolor, sin quejas ni contento; seamos indiferentes a todo lo que no seas tú.
Dolor, escalofriante reptil para el cobarde, águila remontada para el fuerte, esperanza de redención para los buenos, camino hacia la purificación.
Dolor, hiere, hiere hondo, para que, abriendo surco en el alma, lo hagas profundo. Así podremos decir siempre, siempre: ¡Dolor, amigo fiel, compañía vivificante!
--María Julia LUNA TIRADO DE CIUDAD.
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