LA GRANADA ABIERTA
Abriré el corazón rotundamente
igual que una
granada.
para que se
lo lleven, grano a grano,
los pájaros
del cielo,
las almas de
los hombres.
Tú cuídame, Señor, que esté maduro:
que no me
caiga a tierra,
inútil, ni
una sola
de sus
talladas margaritas rojas…
Las palabras no son
más que un
eco,
muerto,
casi no mío
ya.
La voz es el
silencio.
Apenas son el viento
de este pinar
oscuro de la carne…
La palabra
del alma es el silencio.
Con tiento el corazón,
alma: con
mucho tiento,
que lleva
vino de Consagración…
COPLA
Río abajo se va al mar.
Y a la fuente
río arriba.
Tú, bajando
hacia tu mar,
subes a tu
fuente, Vida.
Tu vestido de alegría
me engaña a
veces, Señor.
No me ha
engañado nunca todavía
tu vestido de
dolor.
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