DE "EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA"
Santandreu, en la actualidad, dedica buena parte de su tiempo a la formación de médicos y psicólogos, y a la divulgación a través de medios de comunicación como la revista Mente Sana, de la que ha sido redactor.
Un hombre viajó a Chelm
a fin de pedir consejo al rabino Ben Kaddish, el más sabio de todos los rabinos
del siglo XIX.
-
Rabino
– preguntó el hombre-, ¿dónde puedo encontrar la paz?
El
religioso lo miró y dijo:
-
¡Rápido,
mira detrás de ti!
El
hombre dio media vuelta y el rabino Ben Kaddish le dio en la nuca con un
candelabro.
-
¿Te
parece suficiente paz? – le dijo ajustándose su yarmulke [casquete].
En esta
parábola se hace una pregunta absurda. No sólo es absurda la pregunta, sino
también el hombre que viajó a Chelm para hacerla. ¿Por qué fue a molestar al
rabino? ¿Acaso el rabino no tenía suficientes problemas?
La moraleja
de este cuento es que este hombre no tiene mejor que hacer que vagabundear y
poner nerviosa a la gente. Por ello el rabino le golpea en la cabeza, algo que,
según la Torah, es uno de los métodos más sutiles de demostrar interés.
En una
versión similar de este cuento, el rabino salta encima del hombre en un estado
de frenesí y le graba la historia de Ruth en la nariz con un estilete. Este
cuento fue escrito por un joven Woody
Allen en la década de 1960 y fue publicado en la revista The New Yorker. En él emplea como
mecanismo humorístico el surrealismo, al estilo de los hermanos Marx.
Tanto el
humor como el surrealismo son dos herramientas magníficas para combatir las
neuras de los demás… porque estamos tan neuróticos que cada vez más es más
importante saber convivir con las “neuras” ajenas, sin contagiarse de ellas.
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