domingo, 12 de octubre de 2014

NOSOTROS LOS MAYORES y LA POESÍA . CENIZAS QUE NO SE APAGAN / Niocolás DE LA CARRERA

 02.10.14
Nos vamos adentrando los mayores en novedoso ciclo de retrasado envejecimiento, porque las limitaciones físicas y psicológicas afortunadamente se van posponiendo a posteriores fechas. Una de las preocupaciones más generalizadas se refiere a ciertos problemas con la memoria (olvido de nombres, dificultad para recordar dónde se han dejado las cosas, conciencia de haber perdido alguna vez el hilo de lo que se viene hablando...). No conviene exagerar, porque probablemente, más que de un serio problema suele tratarse de olvidos benignos acordes con la edad, que no hay por qué sospechar que anticipen mayores desmemorias.

Dedicaremos próximas páginas al tema de la Memoria y el Olvido. Iniciamos hoy nuestra presentación agradeciendo los regalos de la memoria y el recuerdo, que nos ayudan a recrear, en el presente, pasadas experiencias gratificantes, que refuerzan nuestra identidad, acrecientan la autoestima y nos ayudan a descubrir horizontes de sentido en el día a día de nuestra aventura existencial.bblanco
bblanco
zardoya_concha8BRASERO DE MI CASA
Seleccionamos hoy versos de dos poetas: Concha Zardoya y Francisca Aguirre. A sus 84 años se encerró Concha a escribir sus memorias líricas, dando a conocer en el 2000 su poemario “Última Thule”. Seleccionamos “El fuego ardía lento”, íntima reminiscencia del calor familiar en torno al brasero que “arde todavía, / intacto en la memoria, / por siempre en su ceniza.”
bblanco
EL FUEGO ARDÍA LENTO
El fuego ardía lento.
El cisco crepitaba
alguna vez en chispas.
El calor nos unía
en amoroso círculo,
fraternal, amigable.
Lumbre nuestra materna,
regocijo de padre...
El brasero humildísimo
entibiaba las vidas
entre los muros fríos.
Debajo de cenizas
el amor ocultaba
puras ascuas, rescoldo
que apagar no podía
ni la nieve o ventisca.

Brasero de mi casa
presidía el convivio:
sólo la muerte supo
ahogarnos su lumbre.
Mas arde todavía,
intacto en la memoria,
por siempre en su ceniza.
Ahora es cuando podemos comprender y sentir con más intensidad los cuatro únicos versos del siguiente poema:
No se disuelven los días
como sales en el agua:
dejan su huella encendida,
cenizas que no se apagan.
SONATA 29 de BEETHOVEN
Daniel-Baremboim111De la encendida huella en la memoria de creativos escritores, “cenizas que no se apagan”, seguiremos dando noticia en sucesivas entregas. Nos despedimos de Concha Zardoya con un entrañable testimonio de conciencia sensible y viva a sus 85 años (recordemos que fallecería en Madrid cinco años después). La evocación viene sugerida por la audición de la sonata 29 de Beethoven, interpretada al piano por Barenboim:
AÚN VIVAZ
Vivaz aún, el alma
se extasía
con ese adagio íntimo
que tú amabas
en juveniles años.
Aún, aún se anega
en esas vibraciones
que exaltaban en júbilo
inexpresable y hondo,
manantial sin un nombre.
Aún vivaz, el alma
reconoce la música
y vibra silenciosa.
bblancoAMOR, RECUERDO AQUELLAS TARDES...
bblanco
aguirref216

El poema “Cuando Dios quiso”, incluido en su gran antología “Ensayo General” (Calambur, 2000) refleja, con sana nostalgia, la gozosa mirada de la alicantina Francisca Aguirre a su dorado tiempo de juventud y amor. Conoció a Félix con 27 años y con él se casaría pocos años después. “Mi marido y yo –ha declarado– hemos visto cómo amigos escritores que estaban apagados, al enamorarse de nuevo han revivido, han resucitado. Enamorarse hace que rejuvenezcas por dentro. Ya lo decía Machado: “si eres joven por dentro, eres joven por fuera”, y da igual que tengas setenta años."
Pero leamos ya el poema. Evoca con ternura su autora, sobre todo, los felices 60. Confidencia a su amante repetidamente: “recuerdo aquellas tardes...” Y le confiesa la intensidad de su experiencia evocadora: “las veo, casi diría que las toco...” Finalmente, nos hablará de “ángeles guardianes” y de un Dios poderoso... Me pareciera adivinar que, al tiempo que agradece, entre comillas, a Dios la juventud, le recrimina, como segunda dramática lectura, la vejez y la muerte...
bblanco
“CUANDO DIOS QUISO”
Amor, recuerdo aquellas tardes, eran
como el mundo era entonces:
primaverales, únicas, inolvidables, breves.
Tenían la tranquila densidad que se advierte
en las tardes que recordaba don Antonio,
tenían la música que tiene la alegría
y el perfume que reserva el futuro.
Ah sí, recuerdo aquellas tardes:
las veo, casi diría que las toco,
se levantan como ángeles guardianes
para que nunca olvide que una vez,
cuando Dios quiso,
fuimos humanamente jóvenes.
bblanco

No hay comentarios:

Publicar un comentario