sábado, 25 de octubre de 2014

GANAR TOLERANCIA A LA FRUSTRACIÓN / Rafael SANTANDREU


DE "EL ARTE DE NO AMARGARSE LA VIDA" / 15ª edición

El atardecer estaba dejando paso a la noche en las inmensas llanuras centrales de la India. Un tren surcaba el territorio como una gran serpiente quejumbrosa. En el interior del tren, cuatro hombres compartían un coche cama. Los cuatro eran desconocidos entre sí.
   Como ya era tarde, los hombres se metieron debajo de las sábanas y empezaron a dormir. Al cabo de unos diez minutos empezaron a oír:
   --¡Qué sed que tengo! ¡Pero qué sed que tengo!
   La voz pertenecía a uno de los cuatro viajeros. Los restantes se despertaron molestos por las quejas, pero intentaron conciliar el sueño. Transcurrió una hora y la voz no callaba. Cada pocos minutos, arreciaba:
   --¡Pero qué sed que tengo! ¡Qué sed que tengo!
   Uno de los viajeros, cansado del quejica, se levantó, caminó hasta el lavabo del tren y llenó un vaso de agua. Sin decir palabra, se lo entregó al viajero sediento, que se lo bebió de golpe. Al cabo de media hora, cuando todos ya habían conciliado, esta vez, un buen sueño, una voz los despertó de nuevo:
   --¡Pero qué sed tenía! ¡Qué sed tenía!

Como ilustra el cuento, a veces los seres humanos podemos convertirnos en campeones de la queja. De hecho, todo el tema de la salud mental trata de un solo asunto: aprender a combatir las ¡quejas!

   La tolerancia a la frustración nos permite disfrutar más de la vida, ya que no perdemos el tiempo amargándonos por las cosas que no funcionan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario