DEXTER GORDON
Saxo tenor y
soprano (Los Ángeles, California,
27.2.1923)
En el
panorama, bastante amplio, de los saxofonistas de la “edad media” del jazz, el
papel de Dexter Gordon, es sin duda, de primaria importancia, tanto por su
aportación a la elaboración técnica del instrumento como por haber acompañado,
sin detenerse, prácticamente todas las fases evolutivas del lenguaje
jazzístico, desde su debut hasta el momento actual, cuando se le considera aún,
justamente, como uno de los mejores
solistas con los que cuenta esta música. Nacido en la costa californiana, en el
seno de una familia de la media burguesía negra, con un padre médico que tenía
entre sus pacientes a Lionel Hampton y Duke Ellington –y que habría querido que
Dexter continuara la tradición médica familiar -- , el saxofonista reveló desde
su adolescencia su inclinación por la música, y cuando manifestó su intención
de aprender clarinete, su padre le aconsejó estudiar antes teoría musical.
Dexter siguió esta sabia sugerencia y así, en una época en que casi todos los
jazzmen se dedicaban preferentemente a la improvisación, él dominaba
profundamente la teoría armónica y podía seguir la evolución del jazz siguiendo
además fielmente las reglas de la auténtica música. Después de pasar del
clarinete al saxo contralto, debutó en la orquesta de la “Jordan High School” y
de la “Jefferson High School”, dos grupos que contaban en sus filas con
elementos de la talla de Ernie Royal, Buddy Collette y Chico Hamilton; pero su
gran ocasión fue la entrada en la gran orquesta de Lionel Hampton en plena
juventud, en diciembre de 1940, por recomendación de Marshall Royal, hermanmo
de Ernie y músico ya destacado en aquella época.
Dexter permaneció con el vibrafonista cerca
de tres años, atravesando rachas alternativas, pues si por un lado recibía grandes elogios por su
sólida preparación musical, no acostumbrada en un joven de apenas veinte años,
por otra parte su afán de intervenir en solos no encontraba espacio suficiente,
el que necesitaba un muchacho perfectamente consciente de su valía. Insertado
en la sesión de saxos, Dexter tenía
pocas oportunidades de lucirse como solista, en parte por la presencia, en el
grupo hamptoniano, de otro saxofonista muy en auge en aquellos años, Illinois
Jacquet, que precisamente en aquella época gloriosa de la orquesta había
inventado ese “solo” sobre el tema de Flyin’ Home que se
convertiría en una especie de leit-motiv para él mismo y para todo el grupo del
saxofonista. En aquel período, además, la estrella de Coleman Hawkins brillaba
más que nunca con luz propia, y al mismo tiempo iba abriéndose paso
afirmándose el sonido alternativo del
saxofón de Lester Young, que expresaba raíces culturales y humanas muy
distintas y concentraba todo su solismo en la dramática facilidad para
exteriorizar su personalidad difícil y compleja, en la que los grandes temas de
la negritud adquirían una importancia existencia. El duelo a distancia entre
Hawkins Y Young, de moda en aquellos años, iba reflejándose también en la lógica del grupo de Hampton, y no
faltaron los momentos en que Jacquet y Gordon entablaban diálogos musicales
nerviosos y llenos se swing, que el
público de Harlem consideraba no sólo como motivo de entretenimiento, sino más
concretamente como dictado apasionado de una música que configuraba los
momentos cruciales de la relación del
afroamericano con la realidad externa. No es que Jacquet siguiera al pie de la
letra las huellas de Hawkins y Gordon las de Young, pero las diferencias entre
ambos eran considerables sobre todo en
el plano melódico, privilegio que Dexter había heredado precisamente del saxo
de Lester Young, mientras que el growl algo
rudo y macizo de Jacquet encajaba bien en las nuevas instancias que los
afroamericanos más jóvenes exigían en el diálogo generacional. Desde el gheto
de Nueva York, epicentro, en aquellos años, de muchas exhibiciones jazzísticas,
Gordon se trasladó de nuevo a California, una especie de patria interior que el
saxofonista nunca abandonaría del todo, remitiéndose frecuentemente a aquella
temperie cultural incluso en los años en que el Jazz de la West Coast iba
languideciendo. Precisamente en Los Ángeles, tocó con los grupos de Lee Young,
hermano de Lester, y de Jesse Price, antes de entrar en la orquesta de Fletcher
Henderson.
Tras el
definitivo regreso a Nueva York en 1977, Dexter Gordon ha sido acogido como una
especie de “hijo pródigo”, volviendo a su música y a su ambiente. Contratado
por la CBS –la misma casa de Miles Davis—ha grabado varios discos (Sophisticated Giants, Homecoming) donde
aparece en una forma deslumbrante.
THE JAZZ MASTERS 100 AÑOS DE SWING / Publicado por Ediciones Folio, S. A. Muntaner, BARCELONA.
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