martes, 14 de julio de 2015

DEXTER GORDON


DEXTER GORDON
Saxo tenor y soprano (Los  Ángeles, California, 27.2.1923)

   En el panorama, bastante amplio, de los saxofonistas de la “edad media” del jazz, el papel de Dexter Gordon, es sin duda, de primaria importancia, tanto por su aportación a la elaboración técnica del instrumento como por haber acompañado, sin detenerse, prácticamente todas las fases evolutivas del lenguaje jazzístico, desde su debut hasta el momento actual, cuando se le considera aún, justamente,  como uno de los mejores solistas con los que cuenta esta música. Nacido en la costa californiana, en el seno de una familia de la media burguesía negra, con un padre médico que tenía entre sus pacientes a Lionel Hampton y Duke Ellington –y que habría querido que Dexter continuara la tradición médica familiar -- , el saxofonista reveló desde su adolescencia su inclinación por la música, y cuando manifestó su intención de aprender clarinete, su padre le aconsejó estudiar antes teoría musical. Dexter siguió esta sabia sugerencia y así, en una época en que casi todos los jazzmen se dedicaban preferentemente a la improvisación, él dominaba profundamente la teoría armónica y podía seguir la evolución del jazz siguiendo además fielmente las reglas de la auténtica música. Después de pasar del clarinete al saxo contralto, debutó en la orquesta de la “Jordan High School” y de la “Jefferson High School”, dos grupos que contaban en sus filas con elementos de la talla de Ernie Royal, Buddy Collette y Chico Hamilton; pero su gran ocasión fue la entrada en la gran orquesta de Lionel Hampton en plena juventud, en diciembre de 1940, por recomendación de Marshall Royal, hermanmo de Ernie y músico ya destacado en aquella época.

   Dexter permaneció con el vibrafonista cerca de tres años, atravesando rachas alternativas, pues  si por un lado recibía grandes elogios por su sólida preparación musical, no acostumbrada en un joven de apenas veinte años, por otra parte su afán de intervenir en solos no encontraba espacio suficiente, el que necesitaba un muchacho perfectamente consciente de su valía. Insertado en la sesión de saxos, Dexter  tenía pocas oportunidades de lucirse como solista, en parte por la presencia, en el grupo hamptoniano, de otro saxofonista muy en auge en aquellos años, Illinois Jacquet, que precisamente en aquella época gloriosa de la orquesta había inventado ese  “solo”  sobre el tema de Flyin Home que se convertiría en una especie de leit-motiv para él mismo y para todo el grupo del saxofonista. En aquel período, además, la estrella de Coleman Hawkins brillaba más que nunca con luz propia, y al mismo tiempo iba abriéndose paso afirmándose  el sonido alternativo del saxofón de Lester Young, que expresaba raíces culturales y humanas muy distintas y concentraba todo su solismo en la dramática facilidad para exteriorizar su personalidad difícil y compleja, en la que los grandes temas de la negritud adquirían una importancia existencia. El duelo a distancia entre Hawkins Y Young, de moda en aquellos años, iba reflejándose también  en la lógica del grupo de Hampton, y no faltaron los momentos en que Jacquet y Gordon entablaban diálogos musicales nerviosos y llenos se swing, que el público de Harlem consideraba no sólo como motivo de entretenimiento, sino más concretamente como dictado apasionado de una música que configuraba los momentos cruciales de la relación  del afroamericano con la realidad externa. No es que Jacquet siguiera al pie de la letra las huellas de Hawkins y Gordon las de Young, pero las diferencias entre ambos  eran considerables sobre todo en el plano melódico, privilegio que Dexter había heredado precisamente del saxo de Lester Young, mientras que el growl algo rudo y macizo de Jacquet encajaba bien en las nuevas instancias que los afroamericanos más jóvenes exigían en el diálogo generacional. Desde el gheto de Nueva York, epicentro, en aquellos años, de muchas exhibiciones jazzísticas, Gordon se trasladó de nuevo a California, una especie de patria interior que el saxofonista nunca abandonaría del todo, remitiéndose frecuentemente a aquella temperie cultural incluso en los años en que el Jazz de la West Coast iba languideciendo. Precisamente en Los Ángeles, tocó con los grupos de Lee Young, hermano de Lester, y de Jesse Price, antes de entrar en la orquesta de Fletcher Henderson.

   Tras el definitivo regreso a Nueva York en 1977, Dexter Gordon ha sido acogido como una especie de “hijo pródigo”, volviendo a su música y a su ambiente. Contratado por la CBS –la misma casa de Miles Davis—ha grabado varios discos (Sophisticated Giants, Homecoming) donde aparece en una forma deslumbrante.

THE JAZZ MASTERS 100 AÑOS DE SWING / Publicado por Ediciones Folio, S. A. Muntaner, BARCELONA.

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