DE HIPONA
HASTA SÁO FELIX
La vida de
Agustín
me acoge como
un poyo
al borde del
camino contestado.
Hay huellas
por la arena solitaria,
de Hipona
hasta Sáo Felix.
La Iglesia
viene antigua
diversa,
caminante.
¡No faltarán
los elegidos bárbaros
que doblen el
Imperio, hermanos de provincias!
Con rostro
palestino y al viento de la historia,
Dios marcha
en caravana con nosotros.
¡Las dos
ciudades irán siendo una!
DECIRLO ASÍ
Decir la
marcha y su sentido,
lo porvenir y
lo vivido,
decir la voz
y la canción,
decir las
cosas como son,
el Tiempo
oscuro y redimido…
¡no por
oficio, por pasión!
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