Francisco Carranza Romero
Universidad Dankook (Corea), Universidad Nacional Agraria
La Molina (Perú)
1 de junio
El caballito de totora aún existe
Mientras
unos peruanos, productos de la educación eurocentrista, buscan la explicación
de su realidad cultural sólo con datos de afuera como si la historia peruana
hubiera comenzado recién con la captura (1532) y ejecución del inca Atahualpa
(1533); otros, por suerte nuestra, hacen investigación y reflexión partiendo
desde el Perú donde han nacido.
El
libro “Mar y olas. Rito y deporte”
(Universidad Nacional Agraria La Molina –UNALM-, Lima, 2015) de Enrique Amayo Zevallos. Por este libro
sabemos que la revolución agrícola en la antigüedad se dio en cinco áreas:
Sudeste de Asia (Medio Oriente y sur de Asia), China, región oriental de
Estados Unidos, Mesoamérica (incluyendo México) y la región andina de América
del Sur. Y de los 7 productos que han ayudado a mejorar la alimentación de
nuestro planeta, 4 son de América (papa, maíz, yuca, cuy), 3 son de Asia (cebada, arroz y trigo). Y el
aporte americano podría aumentar si incluimos camote, tomate, chocolate, coca,
etc…
Enrique
Amayo (egresado de UNALM, Ph. D. por la Universidad de Londres) es docente de
la Universidad del Estado de Sao Paulo, Brasil. Pero esta lejanía de la patria
no ha sido obstáculo para seguir investigando la navegación en el antiguo Perú.
Después de muchos años de investigación bibliográfica, datos vivenciales
(andino cajamarquino que visitó la costa peruana desde su infancia), visitas a
los museos, entrevistas a los pobladores de Huanchaco (La Libertad) y Pimentel
(Lambayeque) que aún fabrican y montan el caballito de totora o tup en lengua mochica demuestra que el
surf o tabla hawaiana se originó en la costa peruana.
Huanchaco
Cerámica de un navegante chimú en caballito de totora
Caballito de totora/Museo Larco-Lima
¿Qué es el tup?
“El
TUP es una balsa unipersonal con 3500 años de historia comprobada, y
probablemente 5000, que ha sobrevivido hasta hoy” (Amayo p. 21). En el siglo
XVI el cronista español José de Acosta
(“Historia natural y moral de las
Indias”) describe la balsa, su fabricación con la planta juncia o junco o
espadaña, más conocida en Perú como totora, el transporte de la balsa hasta el
mar y su uso como un caballo, y su utilidad en la vida peruana. “Hacen unos
como manojos de juncia o espadañas secas bien atadas, que allá llaman balsas, y
llévanlas a cuestas hasta la mar, donde arrojándolas con presteza, suben en
ellas, y así caballeros se entran la mar adentro, y bogando con unos canaletes
de un lado y de otro se van una y dos leguas en alta mar a pescar” p.117. Y el
jesuita Acosta expresa su emoción al ver cómo muchos pescadores desafían las
grandes olas y los compara con Tritón y Neptuno, dioses de la mitología griega:
“Cierto verlos ir a pescar en el Callao de Lima, era para mí cosa de gran
recreación, porque eran muchos y cada uno en su balsilla caballero, o sentado a
porfía cortando las olas del mar, que es bravo allí donde pescan, parecían lo
tritones o neptunos, que pintan sobre el agua” p. 117. Por esta crónica sabemos
que el tup era usado en la costa del
Perú.
La
historiadora peruana María Rostworowski
escribe sobre este tema en el siglo XX: “En la cerámica Mochica y Chimú existen
numerosas ilustraciones de individuos y de dioses pescando o navegando en estas
embarcaciones. Los españoles las llamaron de ‘caballitos’ porque los naturales
montaban en ellos con los pies en el mar” p. 106.
Fuera
de las crónicas, los restos arqueológicos (cerámicas y pinturas) también muestran
a los antiguos navegantes peruanos sobre la balsa más grande de totora y de palo
de balsa, plantas oriundas de Perú. Esta embarcación es wampu en quechua.
Tupe, caballito de totora para
distracción y competencia
El
tup especial (de totora o de caña
bambú o de palo de balsa o de piel de lobo marino), al que Amayo llama TUPE no era para pescar sino para una actividad
lúdica, deportiva y religiosa. La competencia consistía en surcar las olas demostrando
destreza y valentía. Era un rito según el calendario religioso. El ganador del
certamen era considerado Hombre-Dios-Pájaro. “El objetivo del TUPE era para
divertirse surcando las olas del mar o surfar. Por eso en él estaría el origen
directo del surf” (Amayo p 34). Y, como
un acto iniciático estaría relacionado con el consumo del cactus wachuma o achuma o San Pedro (Trichocereus Pachanoi, de propiedades
sicotrópicas activas). Este deporte y rito fue prohibido por los conquistadores
cristianos porque estaba relacionado con la danza, el erotismo y las creencias
paganas. Dentro de la política de la extirpación de las idolatrías todo era
válido, lo importante era borrar la cultura de los pueblos no cristianos. Extra eclesiam nula salus (Fuera de la
iglesia no hay salvación), era el principio que regía entonces y hasta ahora en
algunos lugares.
Actualmente, sólo en las playas del norte
peruano (Pimentel y Huanchaco) se ve a
bronceados hombres del mar desafiando las olas sentados en un caballito de
totora. Reman hacia el mar adentro y salen de allí portando el producto de la
pesca. Son los descendientes de los antiguos mochicas, quienes aún conservan el
legado ancestral a pesar de la política de borrar la cultura indígena desde la
época de la colonia. Sin embargo, Perú tiene campeones mundiales del surf.
Felipe Pomar Rospigliosi, campeón mundial de competencia oficial de surf, 1965, opina
en el preámbulo del libro de Amayo: “Nuestra Tabla, la Tabla Peruana, tiene
3,000 años comprobados y probablemente 5,000 años de historia y tradición.
Huanchaco, playa de Trujillo, como preservadora de esta tradición, es la cuna
mundial de los deportes en ola… Sus ancestros (de los huanchaqueros) fueron
excelentes navegantes que transportaron sus tradiciones, costumbres y plantas
por el Océano Pacífico hasta las remotas islas de Oceanía” pp. 18-19. Este campeón
peruano donó varios ejemplares de tup
al Surfing Heritage Cultural Center de San Clemente, California, Estados
Unidos.
Sofía Mulanovich es campeona mundial de surf (2004).
La
propuesta del doctor Amayo es también de todos los que valoramos las culturas
indígenas del Perú: “Obtener el reconocimiento del Perú como origen del surf
debería ser un objetivo nacional del Estado Peruano” p. 39. Y este
reconocimiento debe realizarse con la
construcción en Huanchaco y Pimentel del Museo de Hombre y Mar, y emitir leyes
de protección de los totorales, palos de balsa y lobos marinos. Estas medidas
ayudarán a los pescadores tradicionales para que sobrevivan mostrando sus
culturas ancestrales a los visitantes nacionales y extranjeros.
Relación antigua de Perú y Oceanía
La
relación del Perú con la Oceanía es desde la antigüedad. Se sabe que el inca Tupac Yupanqui, partiendo del antiguo
Perú en 1465, llegó a las islas oceánicas de Auachumbi y Ninachumbi. Ese viaje
había durado muchos meses o quizás años. Desde entonces ya se compartían
algunos productos como el camote (voz náhuatl) que en quechua es kumar o apichu,
una especie de junco que en quechua se llama totora o ututu. “Pero, exceptuando el viaje de Tupac Yupanqui, el más
extraordinario fue el comandado por Álvaro de Medaña en 1567 quien salió del
Callao, siguiendo lo que aquí se denomina como la Ruta del Inca, y terminó
llegando a las Islas Salomón, parte del Continente Oceánico” (Amayo p. 60).
En
el siglo XX el noruego Thor Heyerdahl
construyó una balsa, wampu en
quechua, a base de palo de balsa y totora. El 28 de abril de 1947 salió del
puerto de Callao (Perú) hacia el occidente. Después de 97 días y casi 8000
kilómetros de recorrido llegó al arrecife Raroia, parte de las islasTuamotu en
Polinesia. “Culturas altamente marítimas dominaron la costa del Perú antes que
existiese cualquier reino marítimo en las costas del Atlántico de Europa.
Siglos antes que los vikingos de Noruega comenzasen a navegar por mar abierta,
los navegantes en balsa provenientes del valle de Lambayeque habían comenzado a
navegar por el Pacífico abierto” (Heyerdahl, 1996) p. 14. Y Amayo valora la
proeza y la opinión de Heyerdahl, y refuta a los que sin conocer las corrientes
marinas ni las culturas indígenas andinas,
dudan del viaje de los andinos hacia Oceanía; les responde con datos, porque
para recuperar la memoria histórica de las culturas indígenas hay que recoger
datos y no ofender ni menospreciar a otros con prejuicios. “Entre 1947 y 1995
fueron realizados 14 viajes intercontinentales en balsa saliendo del Perú y Ecuador actuales: dos llegaron a las Islas
Galápagos, 12 a islas de la Polinesia y de ellas 5 llegaron hasta Melanesia y
cuatro hasta Australia” (Amayo p. 117).
Todo
peruano debe leer y comentar el libro “Mar
y olas. Rito y deporte”.
Bibliografía
Acosta
de, José: 1985, Historia natural y moral
de las Indias. FCE, México DF.
Amayo
Zevallos, Enrique: 2015, Mar y olas rito
y deporte. Universidad Nacional
Agraria La Molina, Lima.
Heyerdahl,
Thor: 1996, La navegación marítima en el
antiguo Perú. Instituto de
Estudios Histórico-Marítimos del Perú,
Lima.
Rostworowski
de Díez Canseco, María: 1981, Recursos
naturales renovables y pesca.
Siglos XVI y XVII. Instituto de Estudios
Peruanos, Lima.
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