Gustavo Gutiérrez: "El
compromiso con el pobre no puede evitar la denuncia de las causas de la
pobreza"
Juan Carlos Scannone: "Francisco
quiere que los pobres sean “no sólo protagonistas, sino también artesanos y
hacedores de historia”
José Manuel Vidal, 08 de febrero de 2017
(José M. Vidal, Boston).- Juan Carlos Scannone
(Buenos Aires, 1931) y Gustavo Gutiérrez (Lima, 1928) son los dos grandes
patriarcas de los más de 50 teólogos reunidos en el I Encuentro Iberoamericano,
que se está celebrando en el Boston College. El primero, es el líder de la
Teología del Pueblo, la que dicen que sigue el Papa Francisco. El segundo, es
el reconocido 'padre' de la Teología de la Liberación. Los dos son los
inspiradores teóricos de las reformas de Bergoglio.
Por la mañana intervino el
teólogo peruano, y había expectación por escucharlo. Por su pasado y por su
presente. Porque sigue teniendo ideas geniales, expuestas de una forma directa
y sencilla. Y con mucho sentido del humor, que le lleva a reírse incluso de sí
mismo. "Me gustaría hablar de pie, pero ya sé que no hay mucha diferencia
entre que lo haga de pie o sentado", comenzó diciendo, en alusión a su
corta estatura física.
Su charla, titulada 'La
interpretación del pobre en un mundo globalizado a los 50 años del Concilio',
comenzó abordando el tema de la pobreza, que surge en los años 60, con la
irrupción del pobre en la Teología y el interés de la reflexión teológica por
abordar no sólo la pobreza, sino también sus causas.
A su juicio, con Pío X y Pío
XII, "los pobres tenían que ser humildes, para recibir ayuda; y los ricos,
generosos, para ayudar a los pobres". Sólo con Juan XXIII se comenzó a
hablar "de las causas de la pobreza".
Gutiérrez sentó así las
bases de su pensamiento: "La pobreza nunca es buena, nunca, porque siempre
es muerte temprana e injusta" y "el compromiso con el pobre no puede
evitar la denuncia de las causas de la pobreza". Porque, el "pobre es
una 'no persona', un no considerado persona, un insignificante". O como
dice Hanna Arendt, "el pobre es aquel que no tiene derecho a tener
derechos". Por eso, la pobreza es un
"asunto teológico, que expresa la fractura de la creación".
El proceso teológico de la
Teología de la Liberación se basó, según Gutiérrez, en dos grandes temas: la
salvación universal y la relación naturaleza-sobrenaturaleza. Porque,
"para hacer teología hay que estar en contacto con la realidad".
Y para explicarlo, Gutiérrez
acudió a esta metáfora: "El mensaje cristiano es como carne congelada. Ahí
está todo, pero no se puede comer. Hay que descongelarlo, es decir situarlo en
la realidad actual". Como el Papa, "que se sitúa a este nivel básico,
en la frescura del Evangelio".
Una teología asentada en la
praxis. Y citó, para corroborarlo, a Simone Weil, "si quieres saber si una
persona cree en Dios, no te fijes en lo que dice de Él, sino en lo que dice del
mundo".
Y una teología profundamente
espiritual. "La espiritualidad es fundamental en el proceso teológico,
porque es un estilo de vida y una manera de ser", explicó. Por eso, la TL
nunca va a morir, aunque los medios de comunicación "la mataron al año de
nacer y la siguen matando a cada rato". De ahí que, cuando a Gutiérrez le
preguntan por la muerte de la TL, siempre dice: "A mí no me invitaron a su
funeral y creo que tenía derecho a estar en él".
En este proceso, fue el
Vaticano II el que "abrió puertas, para seguir descongelando", al
igual que hizo la Conferencia de Medellín.
La TL lleva aparejado, según
Gutiérrez, el martirio. Unas veces, físico, como el de Enrique Pereira Neto. Y
otras, también físico, pero alargado en el tiempo, "haciendo la vida
imposible a los teólogos de la liberación". Por eso, "hubo mártires
por Dios, por la Iglesia y por su pueblo".
Una teología, la de la
liberación, que lleva a la praxis y a plantearse, desde la realidad, "cómo
decirle al pobre que Dios le ama, cuando su vida misma es la negación del
amor". Quizás, la única vía sea "ser solidarios con los pobres"
y sobre todo, "ayudarles a ser sujetos de su destino".
Por eso a Gutiérrez no le
gustan los que se proclaman 'la voz de los sin voz', porque "nuestra meta
es que los que no tienen voz la tengan". De ahí el componente de "la pastoral de la amistad" que tiene que haber en la reflexión teológica.
"No hay auténtico compromiso con los pobres, si no somos sus amigos".
Y es que, como dijo en el turno de preguntas, "la teología no solo hay que
estudiarla, sino y sobre todo, vivirla".
"Una teología
atravesada por la misericordia".
A continuación, intervino el
economista peruano Umberto Ortiz, que demostró con datos, cifras y estadísticas
que "el 29,2% de la población de Latinoamérica (175 millones) está por
debajo del umbral de la pobreza, a lo que hay que sumarle los 70 millones que
viven en la indigencia".
Además, "Latinoamérica
sigue siendo la región más desigual del mundo" y "los pobres son los
más afectados por el cambio climático", explicó el profesor.
La teóloga colombiana, Olga
Consuelo Vélez, sacudió al auditorio con su ponencia, titulada 'Las periferias
geográficas y existenciales, desafíos para la Teología'. Tras denunciar
"la persecución abierta a la teología de la liberación por algunos
sectores de la institución eclesial", reconoció que, a eso se unió, en los
últimos años, "el desánimo y el cansancio de algunos teólogos y teólogas".
Hasta que "vino un Papa
del 'fin del mundo', cuyos gestos y palabras nos hicieron volver la mirada de
nuevo hacia los pobres", porque Francisco "coloca la opción
preferencial por los pobres como categoría teológica y no meramente cultural".
Se trata, según la teóloga
de la Universidad Javeriana de Bogotá, de "desinstalarse, para salir a las
periferias geográficas y existenciales", lo cual exige una
"conversión pastoral". Y, para ello, los teólogos tienen que revisar
el "'desde dónde' respondemos a las necesidades concretas que nos
interpelan" y preguntarse: "¿Están los pobres del mundo en el centro
de nuestra reflexión teológica?"
Para conseguirlo, Olga
Consuelo Vélez apuesta por "una teología atravesada por la
misericordia" y "una teología con sabor de actualidad". Para
concluir con esta afirmación: "Tal vez lo más importante de esta reflexión
es preguntarnos si en este movimiento eclesial que estamos viviendo hoy con
Francisco nos sentimos comprometidos y dispuestos a cambiar".
En ese sentido, destacó que,
por ejemplo, "la teología de género es todavía un anexo en muchos centros
universitarios, que siguen marcados por una cultura patriarcal y
clerical".
Por su parte, el teólogo
jesuita también colombiano, Guillermo Sarasa abordó el tema de 'Hablar de Dios
en tiempos de globalización', asegurando que la globalización ofrece
oportunidades pero también riesgos, al tiempo que abogaba por el anuncio
explícito de Cristo en los centros universitarios católicos.
Los pobres, protagonistas y poetas
El primer ponente en
intervenir por la tarde fue el jesuita Juan Carlos Scannone, uno de los 'gurús'
de la Teología del Pueblo, que definió "como una corriente de la Teología
de la Liberación", y que centró su intervención en 'La colaboración
teológica con la pastoral del Papa Francisco'.
A su juicio, es evidente que
el Papa no quiere una "teología de despacho", sino una teología
basada en la misericordia, en la opción por los pobres y en el discernimiento.
Desde la misericordia, "Francisco da importantes pasos adelante con
respecto a sus dos predecesores, continuando la línea de la Iglesia y la
teología latinoamericanas de Medellín a Aparecida".
Según Scannone, que fue
profesor de Bergoglio en Argentina, Francisco quiere "una Iglesia pobre,
de los pobres y para los pobres". Es decir que, como dice Pedro Trigo,
"Los pobres no se sientan sólo en la Iglesia 'como en su casa', sino que
estén en el 'corazón de la Iglesia'".
Por eso Francisco quiere que
los pobres sean "no sólo protagonistas, sino también 'poetas sociales',
artesanos y hacedores de historia". Especialmente, a través de los
movimientos populares, a los que el papa "reconoce una imprescindible
función social".
En cuanto al discernimiento
según el Papa, debe pasar por el "discernimiento de los signos de los
tiempos". Con cuatro principios básicos: La realidad siempre prevalece
sobre la idea; vale más iniciar procesos que ocupar espacios de poder; la
unidad es superior al conflicto, y el todo es superior a las partes y a su mera
suma.
Es "el modelo del
poliedro o de la orquesta". Y Scannone concluye: "Hoy la teología
está llamada a acompañar -con el Papa Francisco- a los pueblos, a los pobres de
los pueblos y a sus movimientos populares, en el discernimiento eficaz de su
pasión y acción históricas Así, estaría practicando la opción evangélica por
una Iglesia pobre, con, de y para los pobres, con temple de misericordia, en
cuanto la teología es y debe ser 'intellectus amoris et misericordiae'".
En las comunicaciones de la
tarde, intervinieron la teóloga argentina Emilce Cuda, el chileno Carlos
Schikendantz y el venezolano Rafael Luciani. La profesora Cuda abordó el tema
de la 'teología política en América Latina hoy' y señaló que "hay
modalidades políticas que son sacralizadas, ante las que la función del teólogo
consiste en destronar a los falsos dioses".
El padre Schikendantz
explicó 'La reforma de la Iglesia en el actual pontificado a la luz del
Vaticano II', que, a su juicio, pasa por "la recuperación del
Concilio" y por la puesta en marcha de "una agenda compleja y
articulada".
En este sentido, el teólogo
chileno aseguró que "la reforma clave de la reforma de la Iglesia es la
reforma del papado, teniendo en cuenta que sólo el papa puede reformarse a sí
mismo". Y es que hay que tener en cuenta que "la reforma de la
Iglesia pasa por la disminución del papado para que crezcan las otras
instituciones eclesiales". Una reforma que, a su juicio, se encuentra con
una oportunidad de oro y un momento favorable, porque "coinciden las
reformas desde abajo y desde arriba".
Por último, intervino Rafael
Luciani, para hablar de la 'Geopolítica pastoral', que consiste en "la
parresía apostólica al servicio de los pueblos pobres y sus culturas",
porque la Iglesia "quiere ser mediadora y facilitadora de procesos de paz
en medio de los dramas que otros descartan".
Tras hacer un recorrido por
"las fracturas locales con repercusiones globales" que muestran que
"lo que está mal no es un simple modelo de gestión, sino el sistema u
ordenamiento mundial actual". Entre otras cosas, "porque es un modelo
que, aún cuando ha logrado producir mayor riqueza a nivel global, lo ha hecho
generando los niveles más alto de inequidad económica y exclusión social en la
historia de la Humanidad. Y es que pobre no es solo el que no tiene, sino el
que no tiene cómo tener".
Precisamente por eso, el
modelo geopolítico de Francisco busca apoyarse en la "interculturalidad,
como camino para la habilitación humana como sujetos". O dicho de otra
forma, "la visión de Francisco entraña un cambio en el modo como
interactuamos y nos posicionamos socioculturalmente. Es un modelo alternativo
que se basa en la praxis del encuentro, de la cooperación y de la
interdependencia". Porque "la fraternidad global es el camino para
llegar a ser sujetos en esta época mundializada, a fin de que todos gocemos de
la posibilidad de tener posibilidades".
DE MI ÁLBUM
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