TIERRA donde nacimos, te
daremos nosotros
todos nuestros esfuerzos,
todos nuestros amores,
cuando hayamos crecido y el
lugar ocupemos
como hombres y mujeres en los
de nuestra raza.
¡Oh, padre de los cielos, que
toda cosa amas,
escucha el llamamiento que tus
hijos te hacen,
que crecentar podrían a través
de los tiempos
la inmaculada herencia!
Haz que el yugo sepamos llevar
siendo muy jóvenes
con el fervor más puro y la
lealtad más firme;
y luego haz que tu Gracia nos
entregue más tarde
la constancia que impulsa a
vivir las naciones.
Muéstranos cómo el hombre se
gobierna a sí mismo,
en constante dominio y en
pureza constante;
que nosotros podamos hacer, si
es necesario,
solamente los dignos y eternos
sacrificios.
Haz que todos veamos en todos
nuestros fines
a Ti, en todos los juicios, y
no a nuestros amigos;
que a tu lado vayamos todos
sin miedo alguno
reverentes, guardados en medio
de la masa.
Haz Tú que nuestra fuerza no
tenga ni siquiera
que ser solicitada por quienes
la precisan;
que bajo Tu mirada nosotros
poseamos
para los afligidos la fuerza
del consuelo.
Muéstranos el encanto de las
cosas más simples,
y la alegría limpia de
amargura en las cosas;
el olvido de todas las
injurias concédenos
y el amor hacia todos los
hombres de la tierra.
Tierra donde nacimos, nuestra
Fe y nuestro Orgullo
por cuyo amor murieron
nuestros padres un día;
¡Oh tierra, madre, todos te
entregamos con nuestro
corazón, la cabeza, las manos,
el espíritu!
DE MI ÁLBUM
(Jordanien)
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