Iglesia Latinoamericana
revive con la Teología de la Liberación
"La Teología de la
Liberación es un camino providencial de reflexión querido por Dios"
RyL, 11 de julio de 2016
Juan Luis Hernández:
"La Teología de la Liberación ha impactado en los cambios sociales de
nuestros países"
Gustavo Gutiérrez: "No
se está rehabilitando la Teología de la Liberación, se está rehabilitando el
Evangelio"
El papa hablará de la
teología de la liberación con movimientos sociales en Bolivia
La Teología de la Liberación debe ser
considerada entre las corrientes más significativas de la teología católica del
siglo XX
El Papa es respetuoso con la
práctica de la teología de la liberación.
(José Aldunate, en RyL).- Lo que estamos
afirmando en este artículo se corrobora con cuatro acontecimientos de primera
magnitud. La primera es la declaración de la Sagrada Congregación de la Doctrina
de la Fe a favor de la Teología de la Liberación. El arzobispo, Cardenal
Gerhard Ludwig Müller, encargado de la Congregación, dice que "la Teología
de la Liberación debe ser considerada, a mi parecer, entre las corrientes más
significativas de la teología católica del siglo XX".
Es la primera doctrina
teológica para Latinoamérica llamada a orientar sus destinos. Personalmente,
monseñor Müller es amigo de Gustavo Gutiérrez, iniciador de la Teología de la
Liberación y ha estado varias veces en América Latina con él e interesado en
nuestros problemas.
Su declaración difiere con
las que ha hecho hasta ahora la misma Congregación de la Doctrina de la Fe bajo
el director anterior, entonces cardenal Ratzinger y después Papa Benedicto XVI.
Entonces estaba bajo la sospecha de estar influenciada por el marxismo, ahora
puede y debe desplegarse para animar una renovación continental de la Iglesia.
El segundo acontecer que
abre el camino para el despliegue de la Teología de la Liberación (T. L.) es el
mismo nombramiento del nuevo Papa Francisco, un Papa latinoamericano que ha
asumido y sigue asumiendo el lema fundamental de la Teología de la Liberación,
"la opción preferencial por el pobre".
Por esto precisamente
escogió como nombre papal Francisco. Y ha dicho "¡Cómo quisiera que
nuestra Iglesia fuera pobre!". Tuvo un destacado papel en la última
conferencia episcopal latinoamericana, de Aparecida que, a pesar de ciertas
oposiciones acogió fundamentalmente la Teología de la Liberación.
La tercera coyuntura
positiva para la Teología de la Liberación es el movimiento eclesial animado
sin duda por el Espíritu que busca actualizar el Concilio Vaticano II. Estamos
viviendo el quincuagésimo aniversario de la celebración del Concilio y se busca
actualizar este acontecimiento después de un período de regresión.
El mismo Papa Benedicto XVI
tenía sus reparos sobre el Concilio, pero estos están siendo superados por la
teología y la eclesiología actual. Una reflexión actualizada afirma que la
Conferencia de Medellín es la traducción del Concilio Vaticano II para
Latinoamérica y una corriente afirma más: la T. L. es la conclusión más válida
para todo el mundo de lo que el Concilio afirma definitivamente.
Una cuarta coyuntura que va
al encuentro de lo afirmado anteriormente es la renovación de la misma T.L.
Jorge Costadoat, teólogo de la liberación nos habla recientemente sobre esta
renovación (en Reflexión y Liberación de mayo-junio 2013). Toda reflexión
teológica, dice él, que quiera estar bajo los signos de los tiempos y trazar caminos
de futuro debe estar dispuesta a renovarse.
Una teología de la
liberación debe renovar su praxis liberadora y esta renovación tiene el aporte
de las ciencias todas, las que presiden el conocimiento y la acción. Si el
proyecto de Dios abarca todo lo humano, todo lo humano ha de ponerse en juego
para dilucidar y realizar los caminos de Dios.
De aquí se fundamenta la
aplicación de las ciencias humanas para encontrar los caminos de hoy y del
futuro que han de liberar al pobre y excluido. Esta aplicación es lo que pide
Jorge Costadoat en la reflexión citada.
Se ha definido la Teología
de la Liberación como "la teoría de una praxis liberadora". Si hay
que ir dilucidando cuál pueda ser una praxis liberadora para los pobres de hoy
y de mañana en un mundo en camino de globalización, el cristiano tiene que ser
el primero en este ejercicio de dilucidación y ejecución de la praxis. En este
ejercicio de amor y entrega podrá el teólogo descubrir los designios de Dios,
es decir hacer teología.
La Iglesia en el Concilio
Vaticano II optó por renovarse en la línea pastoral. No desconocía ni miraba en
menos otras líneas teológicas que se habían desplegado con provecho en la
reflexión católica pero ya había sonado la hora de una renovación pastoral, es
decir, abierta al mundo de hoy en diálogo con la Iglesia y actuando en ella
buscando juntos el bien de la humanidad.
En esta línea decimos que la
Teología de la Liberación es un camino providencial de reflexión querido por
Dios.
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