DE: "LAS MÁS BELLAS"ORACIONES DEL MUNDO
A la hora de acostarme
te pido, Señor, que cuides
de tu hijo;
que tu amor me guarde por la
noche
y me despierte en la luz de
la mañana.
Anónimo Oración Nocturna.
DOM. XIV DEL TIEMPO
ORDINARIO
“Después de esto, el Señor eligió a
otros setenta y dos discípulos y los envió de dos en dos, delante de él, a
todas las ciudades y lugares a donde él debía ir. Les dijo: ‘Hay mucho que
cosechar, pero los obreros son pocos; por eso, rueguen al dueño de la cosecha
que envíe obreros a su cosecha…" Lucas 10, 1-12. 17-20.
ALEGRÉMONOS CON EL SEÑOR
Sabemos que la alegría
cristiana brota de la gozosa relación con los hombres y sobre todo con nuestro
Dios.
Brota del Espíritu Santo y
se convierte en uno de los frutos del mismo Espíritu.
Benedicto XVI, y últimamente
Francisco, nos han hablado mucho de la alegría que brota de vivir y conocer y
dar a conocer el Evangelio:
“No podemos guardar para
nosotros la alegría de la fe: debemos transmitirla”.
Esta alegría brota de la paz
y de los consuelos y ternura de Dios. Muchas veces lo olvidamos:
“Como a un niño a quien su
madre consuela, así os consolaré yo… al verlo se alegrará vuestro corazón… la
mano de Dios se manifestará a sus siervos”.
El Evangelio nos advierte
dónde encontrar la verdadera alegría, pero antes meditemos algunos detalles:
- Elección y envío:
Jesús llama a setenta y dos,
número simbólico que indica todas las naciones, lo que indica que todos estamos
llamados a evangelizar.
Los envía de dos en dos, ya
que según la Escritura: “el testimonio de dos es válido”.
- Jesús sabe que el mundo
que debe recibir la noticia del Evangelio es rebelde y con una malicia
insospechada. Lo compara con la fiereza del lobo frente a la oveja indefensa…
pero los envió, y nos envía también hoy a nosotros: el Evangelio de la
salvación debe llegar a todos.
- Antes había pocos
evangelizadores. Hoy también. Las vocaciones no las fabricamos los hombres con
nuestra propaganda. Sólo las da Dios. Nuestro deber es “rogar al dueño de la
mies que mande obreros a su mies”.
Y es que el dueño es quien
escoge obreros para su chacra y Dios no ha renunciado a ello.
Nosotros no somos dueños ni
de la mies ni de los segadores. Debemos ser gente dispuesta que, a imitación de
los setenta y dos, trabajan con amor en la mies.
- Jesús da buenos consejos a
los apóstoles para que lleven su mensaje.
¿Cuál es el mensaje que
llevan los discípulos de ayer y de hoy? El reino de Dios:
“El reino de Dios está cerca
de vosotros”. Y Jesús quiere que no sólo esté cerca sino que entre dentro, como
decía a los suyos: “el reino está dentro de vosotros”.
- Los consejos están llenos
de sabiduría.
Léelos con paz. Aquí
algunos:
Ante todo dice “¡pónganse en
camino!”. Ésta es la primera disposición.
El envío es: como “corderos
entre lobos”.
El envío es: pobres “sin
talega, ni alforja, ni sandalias…”
El envío es: presurosos. “No
os detengáis a saludar a nadie por el camino” para que no olvidemos el servicio
que nos puso en movimiento. Esto, además, hace alusión a la costumbre oriental de
detenerse siempre que se saluda a una persona y por lo mismo el saludo se hacía
interminable.
El envío es: para dejar un
mensaje: “Está cerca de vosotros el reino de Dios”.
El envío es: para lleva la
paz de Jesús.
- El regreso de los setenta
y dos está lleno de alegría: “volvieron muy contentos” por la tarea realizada.
Pero Jesús les advierte:
“No estéis alegres porque se
os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos
en el cielo”.
La conclusión, para ayer y
para hoy, es “pónganse en camino”. Es lo que Jesús nos pide a todos.
Es preciso que se conozca
que el reino de Dios Padre es para todos los hombres. Sólo así encontrarán la
felicidad, la verdadera alegría.
Si nos cuesta, recordemos
que la recompensa será abundante.
José Ignacio Alemany Grau,
obispo
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