martes, 12 de julio de 2016

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: “LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO”

Oración familiar

Padre Santo y querido,
aquí estamos reunidos,
somos la familia de tu amor,
somos tus hijos.

Sabemos que nos miras con el cariño y predilección
y que de noche velas nuestro sueño,
por eso nos sentimos seguros y felices.

En tus manos depositamos nuestros pasos y nuestros días,
no permitas que la tristeza entre en nuestra casa,
aleja de nosotros la discordia, la enfermedad y la murmuración.

Que cada mañana descienda tu bendición
como rocío sobre este hogar
y cúbrenos cada noche
con el manto de tu paz.

Padre querido,
también nosotros  queremos mirar el mundo llenos de amor
y ser para los demás lo que Tú eres para nosotros,
procuraremos ser pacientes, benignos y comprensivos unos para otros
y nos esforzaremos por llenar el mundo de tu santa paz, así sea.
                            Ignacio Larrañaga.


DOM. XVI DEL TIEMPO ORDINARIO

“Yendo de camino, entró Jesús en un pueblo y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Tenía ésta una hermana de nombre María, que se sentó a los pies del Señor para escuchar su palabra”… Lucas 10, 38-42

A los pies del Señor


«Sentada a los pies del Señor, escuchaba su palabra». Esta actitud de María resume perfectamente la postura de todo discípulo de Jesús. «A los pies del Señor», es decir, humildemente, en obediencia, en sometimiento a Cristo, consciente de que él es el Señor, no como quien dispone la Palabra, sino como quien se deja instruir dócilmente, más aún, se deja modelar por la palabra de Cristo. Y ello en atención permanente al Maestro, en una escucha amorosa y continua, pendiente de sus labios, como quien vive «de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4,4).

«Sólo una cosa es necesaria». Son palabras para todos, no sólo para las monjas de clausura. Si sólo una cosa es necesaria, quiere decir que las demás no lo son. Pero, por desgracia, ¡nos enredamos en tantas cosas que nos hacen olvidarnos de la única necesaria y nos tienen inquietos y nerviosos! Y lo peor es que, como en el caso de Marta, muchas veces se trata de cosas buenas. Las palabras de Jesús sugieren que nada debe inquietarnos ni distraernos de su presencia y que en medio de las tareas que Dios mismo nos encomienda hemos de permanecer a sus pies, atentos a él y pendientes de su palabra.

Esta actitud de María, la hermana de Marta, se realiza admirablemente en la otra María, la Madre de Jesús. Ella es la perfecta discípula de Jesús, siempre pendiente de los labios de su Maestro, totalmente dócil a su palabra, flechada hacia lo único necesario.

                                       Julio Alonso Ampuero.

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