Intérpretes: George Scott,
Michael Parks,
Ulla
Bergryd,
Richard Harris,
John Huston,
Stephen Boyd,
Ava Gardner,
Peter O’Toole.
Dirección: John Huston
La filmación de toda la Biblia, cuya proyección duraría
un mínimum de 25 horas, quedó reducida por el productor Dino De Laurentis, el
guionista Christopher Fry y el director John Huston a la primera mitad del
Génesis que, sin embargo, incluye la creación del mundo, Adán y Eva en el
Paraíso, Caín y Abel, el Arca de Noé en el Diluvio, la Torre de Babel, la
historia de Abraham y Sara, incluyendo la destrucción de Sodoma y el casi
sacrificio de Isaac, con una duración de tres horas y a un costo de 18 millones
de dólares.
Razonablemente Huston propuso (aunque no se aceptó) que
el título del film fuera “La Biblia en el Principio”. Y fue así como la
historia de que “en el principio fue el Verbo” arrancó al oírse la orden
hustoniana de acción”. Director, actor (en el rol de Noé) y relator (cuya voz
es nada menos que la de Dios), John Huston ha realizado un empresa que, comparada con las casi cien versiones
precedentes de tema bíblico, mantiene cierta discreción dentro de su
espectacularidad. Ha evitado que el pasaje de Adán y Eva fuera una especulación
romancesca o erótica; que el fratricidio de Caín en perjuicio de Abel recordara
los sangrientos usos del Oeste norteamericano; que el arca diluviana no
sugiriera a “Moby Dick”; que la Torre de Babel no se pareciera al primer rascacielos del mundo; y que la
batalla del rescate de Lot por Abraham, en lugar de los habituales duelos a
fierrazos, se redujera a una pugna de fantásticas antorchas en la noche. Hay
incluso en la secuencia de la creación del mundo (lograda llevando el negativo
en lugar del positivo a la pantalla) innegable sugestión poética que justifica
la opinión de Huston de que se obtuvo “lo más cercano a lo que probablemente
fue nuestro planeta en el principio”. Y es sorprendente su “dirección” de los numerosos y variados
animales del arca, en la que lo asesoran nada menos que domadores de los
zoológicos, una sorprendente expansión
total de Berlín y Roma.
Carente, en cambio, de un más riguroso sentido de
síntesis, no ha eludido caer en la sociología, en la enciclopedia y desde luego
en la antología filmográfica, con motivos de películas propias y ajenas,
sometidas a una técnica de grandes litografías en movimiento.
Sorprendente es también la colección de escenarios, que
ha logrado con la eficientísima colaboración de Ernst Haas. Roma, Cerdeña, Sicilia,
África del Norte, Egipto, las islas Galápagos, Islandia y hasta Ecuador han
prestado escenarios o simples aspectos geográficos.
Corresponde al propio John Huston (como Noé) y a George
Scott (como Abraham) los mejores desempeños histriónicos.
P. G.
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