jueves, 1 de noviembre de 2012

LA EDIFICACIÓN : CONSTRUCCIÓN A PARTIR DE LA ARMAZÓN EXTERNA. Rudolf SCHWARZ.


EN SU límite más externo el espacio de un edificio está bordeado por las paredes. Surgen aquí dificultades, porque la edificación que abarca al todo tiene ella misma dos lados : uno vuelto hacia el mundo, otro hacia el espacio interior ; y entre ambos hay también una masa, y esta masa es ella igualmente un particular “cuerpo de obra” ; y, además, visto desde fuera, el conjunto de toda la estructura es escultórico. Así, los niveles y procesos de la obra se entretejen de ml variados modos. Sería sencillísimo si la edificación circunvalente fuese toda entera no más que una membrana que se extendiese sobre el espacio de la forma interior. Este es el caso del cuerpo estereométrico, en el cual la superficie es la expresión exacta del contenido respecto al espacio y la menor expansión en cuanto a su superficie, y en la que superficie y contenido se corresponden exactamente, significando ambos lo mismo, cada uno a su manera. Si la plena veracidad en la claridad de expresión, entonces la construcción a partir de la armazón externa, es la más auténtica de todas las maneras de edificar, porque esa armazón se adhiere completamente al espacio interior y parece –aunque ninguna de estas cosas pueda probarse- que tal es la condición intrínseca de semejante caparazón, la articulación estática de su trama : el ser “contenida totalmente, sin residuo alguno” en esa “ecuación”. Cuando, por añadidura, la manera de distribuirse y colocarse el pueblo corresponde a la forma del ámbito espacial, obtenemos una obra enteramente “unánime”, en la que toda la estructura es invadida, traspasada, de dentro a fuera por la misma forma. Entonces habremos hecho realidad esa arquitectura integral que es el sueño de nuestro nuevo arte de construir.

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