lunes, 9 de mayo de 2016

HOMBRES DE CIENCIA: Thomas MORGAN


Los Estados Unidos de la América del Norte obtuvieron en el siglo XVIII su independencia política; en el siglo XX su independencia científica. Tal vez sea esto una afirmación demasiado categórica. Lo que en realidad es que el siglo XX los Estados Unidos y la Europa Occidental estuvieron unidos científicamente.

Thomas Hunt Morgan, catedrático de biología durante muchos años del Instituto tecnológico de California, nació en el año 1866, hijo de un exoficial del ejército confederado norteamericano. Se hizo primero naturalista y después, por gustarle la disciplina, se hizo biólogo. Estuvo entre los más prominentes exponentes de las teorías modernas sobre genética y herencia.

 En 1895, después de muchos años de estudio, Morgan se fue a Italia para trabajar en un laboratorio zoológico. Fue allí donde comenzó sus grandes labores. Comenzó por estudiar un hecho que anteriormente había sido notado por otros investigadores: la aparición, aparentemente fortuita, de variaciones o mutaciones entre las nuevas generaciones de seres vivientes.

 Morgan dijo que estas mutaciones jugaban papel importante en la evolución y que el viejo concepto de que ésta había ocurrido en tiempos prehistóricos era un desatino.

 La evolución sigue constantemente, mientras haya seres vivientes que nacen. Esta fue su trascendental conclusión.
 Es cosa muy corriente hoy en día la cría de animales y plantas en laboratorios donde sus mutaciones pueden ser observadas, catalogadas y analizadas.


 Fue idea de Morgan valerse de un tipo muy especial de animales para tales observaciones y experimentos. Su especialidad consiste en que pasan por muchas generaciones en corto espacio de tiempo.

 Observar tan siquiera una sola mutación en una oveja, por ejemplo, puede ser cuestión de muchos años, a menos que se tenga suerte extraordinaria.

 Lo que necesitaba era un animal que naciera, se desarrollara y muriera en unos cuantos días y pasara así, en cuestión de semanas o meses, por muchas generaciones. Debía ser, también, adecuado al estudio y experimentos en laboratorios.

 Morgan dio con la llamada “mosca de la fruta” (Drosophila malanogaster) que, como resultado, se convirtió en uno de los animales más famosos del mundo. La “mosca de la fruta” completa el ciclo de su vida  --desde el huevo hasta la muerte—en algo más de una semana.

 A lo largo de los años, Morgan logró muchas variedades de moscas  --o bien observó y catalogó muchas mutaciones—inclusive las que en vez de alas rojas las tienen blancas, o más largas o más cortas que lo normal, y muchas más. Eventualmente pudo encontrar y determinar, a través del microscopio, la disposición de los “genes” que hacen que un tipo difiera del siguiente y que hace que estas características pasen de una generación a otra.

 Morgan obtuvo el Premio Nobel en 1933. Murió en 1945.

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