(Julio '17/ elpais.es)
Madrid. En el principio fue
la palabra. La palabra escrita. Antes que con la voz, con la radio, con la
imagen televisiva, el deporte se contaba con palabras que despertaban la
imaginación y el deseo de quien no podía verlo allí donde se competía. Los
enviados especiales de los periódicos, sus escritores más talentosos y de
imaginación más libre, contaban la acción reinventándola de acuerdo solo con su
mirada soberana. Ellos tomaron prestada de Homero la épica para convertirla en
un elemento inherente a la narración deportiva. Y la gozaron sus lectores que
al día siguiente y hasta meses y años después la recreaban en su interior, y se
seguían emocionando.
Tan difícil en España es ver
a un deportista leyendo un libro como a un escritor creyendo que el deporte
puede ser materia de literatura.
Alérgicos, casi repitiéndose
unos a otros, la literatura y el deporte han crecido en mundos paralelos. El
deporte como espectáculo (y sus protagonistas) se ven como el terreno de las
bajas pasiones, de los sentimientos más simples, casi obscenos, de las masas;
la literatura, y todas las bellas artes, encarnan, sin embargo, el reino de lo
refinado, el entendimiento, el placer de la razón, la metáfora y la
imaginación.
Y los aficionados al deporte
más allá de la capa superficial y deseosos de conocer sus historias, las vidas
de sus ídolos, la cultura de la que surgieron, sus tradiciones, sus raíces, la
metáfora de la vida humana reflejada en un corredor de fondo, siempre solo,
debían buscar en sus viajes al extranjero alimento para su espíritu hambriento,
siempre que supieran leer en otros idiomas, francés, inglés o italiano. Hasta
hace nada, la literatura deportiva sobrevivía en las catacumbas.
El fútbol es fuente
inagotable de historias
Dos futbolistas de renombre
recrean nuestra imaginación: Diego Godín, el jugador uruguayo y jugador de
Atlético de Madrid y Paolo Guerrero, jugador peruano y jugador de Flamengo de
Brasil. Los dos preparados para sus partidos nacionales e internacionales y con
ligeras diferencias en edad, peso y altura.
Godín destaca garra de
Uruguay. El central colchonero es referente en la defensa.
Guerrero destaca garra y
lucha en la delantera de Perú. En cierto sentido es irremplazable en el lugar
que ocupa como definidor de un partido.
Parte de esta historia
futbolística se ha escrito ya en las Jornadas 6 y 14 de la Fase de
Clasificación en las Eliminatorias al Mundial Rusia 2018 en la que tuvieron un duelo personal,
aunque no anunciado. Diego Godín desde junio del 2012 dice: “Perú, hoy tuvo
mucha rebeldía”. El atacante también elogió al delantero peruano, Paolo
Guerrero, pues –según agregó- fue un dolor de cabeza para la defensa “charrúa”.
Del 12 al 17 se ha ido consolidando el poder ofensivo que le caracteriza.
Para mí en este último partido,
el 28 de marzo del 17, fue el gol más destacado de Paolo. Por alto sobrepasa la
pelota a ambos jugadores y Paolo aprovecha el rebote y su carrera hacia adelante y logra poner el cuerpo para
neutralizar a Godín e inmediatamente patea al arco dejando sin reacciones al
portero y al propio Godín quien trata de agarrarlo o tumbarlo. Parece que él es el más
sorprendido por lograrlo. El resultado 2-1
El otro Diego, Lugano,
también debe recordarlo muy bien a Guerrero.
Mucho se puede esperar de
Paolo cuando se trata de tiro libre y a distancia y es lo último que está
aprendiendo.
Un estadio en Puno llevará
su nombre en señal de reconocimiento, logrando el placer de la razón…
Ayer lo vimos a Godín como capitán de su escuadra contra Argentina.
Paolo Guerrero también es capitán de la peruana.
Desde temprano (ayer) las televisoras reproducían "Hoy, todos ganamos". Y efectivamente, en la noche vimos el partido más difícil contra Bolivia, según el entrenador, por la presión y la falta de Guerrero. A él lo vemos rezar, sin saber a qué dios encomienda y luego observar y compartir las emociones que conlleva este deporte en la que muchos son los protagonistas: muchachones con sus bombos, otros con las camisetas y atuendos, saltando y gritando. Se dice comúnmente que se va a alentar a los jugadores.
Para lograr esa metáfora humana se asiste a un estadio con capacidad para 65,000 personas, E l M o n u m e n t a l, con entradas desde 50 a 550 soles en un horario aparentemente incómodo, 9:15 de la noche.
Completan la imaginación la salida de 50 buses de la Federación y Movistar para los hinchas desde las 4 de la tarde. Tres rutas para llegar a tiempo.
Se tiene en la retina los goles de Flores y Cueva quienes escriben otra historia personal y colectiva.
El jugador boliviano al meter su gol levanta su camiseta y muestra su mensaje: Dios es justo.
Qué más hay en torno de esto?
Conocí a un propietario de una gasolinera que trabajaba para asistir a los Mundiales y ya eran cinco a los que había ido por entonces.
Conocí a un propietario de una gasolinera que trabajaba para asistir a los Mundiales y ya eran cinco a los que había ido por entonces.
DE MI ÁLBUM
(Jordanien)
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