Intérpretes: Audrey Hepburn, Peter O’Toole, Eli Wallach, Hugh Griffith.
Dirección: William Wyler.
No es de extrañar que un
director tan versátil como es el realizador de “Ben Hur”, “Rosa de Abolengo”,
“Cumbres Borrascosas”, “La Antesala del Infierno”, “Lo mejor de nuestra vida” y
“El Coleccionista”, sea también el conductor de esta “pintoresca” y elegante
sátira y haya acoplado en los roles estelares a la protagonista de “My Fair
Lady” y “La Princesa que quería vivir” y al serio y característico de “Lawrence
de Arabia” y “Beckett”, si bien considerando las dotes cómicas que demostró en
“Pussvcat”.
“Cómo Robar un Millón”…para
encubrir el robo sistemático de muchos millones de dólares es la paradójica
historia de la honesta hija de un falsificador de grandes obras de arte, que
convence nada menos que a un detective
especializado precisamente en esta clase de estafas y encargado de investigar al
estafador, para que “robe” una “Venus de Benvenutto Cellini” que, en peligro de
ser identificada por los peritos, hubiera “desprestigiado” definitivamente al
exquisito pillo.
Tras estos prolegómenos que se ambientan en el
alto mundo artístico parisino de las famosas colecciones privadas, los museos y
las millonarias subastas de obras maestras de los impresionistas franceses, y
que resultan propicios al enamoramiento de estos personajes, el film se ciñe a
relatarnos los ingeniosos y riesgosísimos planes que ponen en práctica para
sustraer del museo en que se exhibe, protegida por un infalible sistema
fotoeléctrico de alarma, la “Célebre escultura”.
Ingenio refifí, suspenso y
comicidad son los elementos que alternan en el desarrollo de este
bienintencionado robo.
Lo demás lo hacen el
sugerente marco parisino y el oficio de duchos actores como Hugh Griffith, Eli
Wallach, Charles Boyer y Fernand Gravey, que asignan indudable categoría
histriónica a la cinta.
P. G.
Los hijos de la luz se durmieron otra vez, y entretanto los hijos del mal sembraron cizaña de tinieblas en la misma luz: El cine, maravilla de luz, síntesis de las Bellas Artes, solaz de muchos millones de hombres, difusor de ideas y de cultura el más colosal que han conquistado los hijos de los hombres.
Pero luego se durmieron, y el cine se llenó de tinieblas, y el espectador se hundió en el caos de la impersonalidad, de la pasividad, del mero instinto sensitivo.
"No podemos pensar en el cine sin acordarnos siempre de los millones no solamente de adultos, sino también de jóvenes, jovencitos y adolescentes, niños y niñas, que tantas veces encuentran en el cine un verdadero insulto a todo lo bello, lo puro, lo más honorable de sus almas ..." (Pío XI).
Lanzado el grito, despiertan los hijos de la luz, para salvar, como modernos Prometeos, el encanto, noble y constructivo, del Séptimo Arte.
"Se impone con más urgencia aún la necesidad de una acción positiva y concorde, a fin de hacer del cinematógrafo un instrumento de educación sana...
Un grito más en esa Reconquista de Luz, quiere ser "CINEFÓRUM": para que el cine sea formativo.
Enseñar a los espectadores, ávidos y asiduos de esos salones de la luz maravillosa, el modo de rechazar la oscuridad, el mal, y la bajeza: y descubrir, en medio de las tinieblas muchas veces, el bien, la bondad, la belleza, amables resplandores terrestres del Bien, la Bondad y la Belleza absolutos: de Dios.(José Luis Micó Buchón).
DE MI ÁLBUM
(Jordanien)
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