sábado, 23 de septiembre de 2017

"EL REINO AHORA: CAOS" Cap. 8 / Tony PEREDA



UN DUELO ENTRE CABALLEROS

   En la Cámara del Consejo Real, sentado en el estrado, el Rey Aidan dirige su mirada hacia el centro de la sala con expresión de enojo.
   “Espero habéis entendido mi rechazo a toda acción de combate”/ dice el Rey con determinación.
 En el centro Milun y Casey permanecen con la cabeza gacha.
   “Sí, Su Majestad”/ responden ambos a la par.
 A su alrededor, se encuentra ubicados los miembros de la Corte Real, incluyendo a Donés.
   “No son unos salvajes. Deberán resolver sus diferencias pacíficamente. Si se realizara un duelo, me vería forzado a tomar medidas drásticas”/ opina el Rey.
 Milun y Casey asienten.
   “Doy por concluida esta reunión. Podéis ir en paz”.
 El Rey abandona la habitación. Milun y Casey comparten una mirada desafiante.
 Columbio se acerca a Milun.
   “Vamos”.
 Milun y Columbio caminan juntos. Casey aprieta los puños.
   “Es una lástima que el Rey esté en desacuerdo”/ dice Riot.
 Casey se acerca a él.
   “Con las ganas que tenía de darle su merecido”/ responde Casey.
   “A menos que…”
 Casey luce intrigado.
   “…Se tome en cuenta el código de honor, el cual estipula que ninguna ley puede prohibir el duelo entre caballeros”/ agrega Riot.
   “¿Estás seguro de eso?”
   “Completamente”.
 Casey sonríe.
   “Entonces se lo propondré a Milun”.
   “Debes tener cuidado. No me gustaría estar en tu pellejo si el Rey se enterara”.
 Casey asiente.

   En su habitación, Alysse ya acostada sobre su cama. Sentada en el filo, Janice acaricia su cabello.
   “Ya verás que todo se arreglará”/ dice Janice.
   “Lo dudo. Milun debe odiarme por contarle a la Reina del duelo”
 Janice niega con la cabeza.
   “De ninguna manera. Él sabe de tu preocupación”.
   “Todo este tiempo olvidé lo terco que era”.
 En eso Flere ingresa.
   “Les traigo buenas noticias”.
 Alysse y Janice vuelven sus ojos hacia él.
   “El Rey ha prohibido el duelo”.
   “Lo sabía”/ dice Janice.
 Alysse sonríe.
   “Ya ves. La Reina hizo su parte”/ agrega Janice.
   “Gracias a Dios se ha evitado una tragedia”/ comenta Alysse.

   En las recámaras de la Reina, Papier abre los brazos y se arrodilla frente a la Reina Beatriz.
   “Y dijo el sol…
   No soy héroe ni villano
   Ando solo en el verano.
   Es usted a quien elijo.
   Bajo su sombra, me cobijo”.
 La Reina aplaude efusivamente.
   “¡Divino!”
 Papier hace una venia.
   “Me alegra os guste, Su Majestad”.
 Rebeca ingresa. Lleva el rostro empolvado.
   “¿Alguna novedad?”/ pregunta la Reina.
   “Su Majestad, el Rey ha determinado que no se realizará ningún duelo”.
   “¡Magnífico!”
   “Parece que nos perderemos un gran evento”/ observa Papier.
 La Reina sonríe.
   “No diga eso. Alguien pudo salir herido”.
 Papier se vuelve hacia Rebeca.
   “Señorita Rebeca”.
   “Conde”/ responde ella.
 Ambos comparten una sonrisa.

   En el despacho de Columbio, Milun golpea con sus puños el escritorio.
   “Ya tenían que entrometerse en mis asuntos”.
   “Debes dejar así las cosas”/ responde Columbio. “Evita encontrarte con Casey en lo posible”.
 Milun niega con la cabeza.
   “Desde que vi a ese tipo supe que no marcharían bien las cosas, a menos que uno de nosotros abandone el Palacio”.
   “Estás advertido. Esta situación no parece gustarle para nada al Rey”.
   “Alysse jamás debió abrir la boca…”
 Alguien llama a la puerta.
   “¡Adelante!”/ grita Columbio.
 Casey ingresa y hace una venia. Milun observa, sorprendido.
   “¿Cómo te atreves?”/ dice Milun.
 Columbio coloca su mano sobre el hombro de Milun.
   “Deja que hable”.
 Casey avanza hacia Milun.
   “Lamento interrumpir. Es necesario que escuches mis palabras”.
   “Será mejor que los deje solos”.
 Columbio abandona la habitación.
   “Date prisa. No puedo perder mi tiempo escuchando sandeces”.
  Casey sonríe.
   “Sólo vine para informarte que aún me mantengo firme a vuestra propuesta”.
 Milun luce sorprendido.
   “De acuerdo al código de honor, nada, ni nadie, tiene la potestad de detener una contienda ya estipulada”/ agrega Casey.
   “Me sorprende tu persistencia. ¿Pero acaso no sientes temor a la reacción del Rey?”
   “Una vez hecho, asumiría mi castigo con gusto”.
 Milun asiente.
   “Valentía. Es ahí donde te diferencias de tu hermano”.
   “¿Entonces?”
 Milun permanece en silencio.
   “Ya sabía yo que el héroe nacional no es más que un cobarde”.
   “Se hará como usted diga”/ dice Milun con determinación.
 Casey asiente.
   “Mañana, en la glorieta, a la primera luz del sol. No olvides asignar a vuestro padrino. Alguien deberá cargar con vuestro cuerpo”.
   “Confío en que hará llegar mis saludos a vuestro querido hermano”.
 Milun y Casey intercambian una mirada desafiante.

   Alysse y Janice entran en las recámaras de la Reina. Rebeca se acerca.
   “Adelante, Señoritas”.
 Alysse y Janice levantan las cejas al ver el cambio en el rostro de Rebeca. Desde el sofá, la Reina Beatriz les sonríe.
   “Su Majestad, debo agradecerle por vuestra ayuda”/ dice Alysse.
   “Querida, haría todo por alguien de mi familia”.
 Rebeca se acerca a Alysse.
   “Permítanme ofrecerles unas bebidas”.
 Rebeca sale. Janice suelta una carcajada.
   “Parece un payaso con tanto maquillaje”.
   “Exageras”/ dice Alysse.
   “A propósito, he notado que Rebeca actúa raro últimamente”/ comenta la Reina. ¿Sabes algo al respecto?”
   “No, Su Majestad”.
 La Reina observa a Alysse detenidamente.
   “Vamos, Alysse, sé que ocultas algo”.
 Alysse baja la mirada.
   “Su Majestad, yo…”
   “Dinos, que me muero de la curiosidad”/ comenta Janice.
   “Bueno…hace unos días vi a Rebeca y al Conde de Papier juntos. Prometí no decir nada al respecto”.
 Janice y la Reina sonríen.
   “¡Vaya, sorpresa!”/ exclama la Reina.
   “Al parecer no es nada oficial, pero será mejor que ellos lo anuncien”.
 La Reina asiente.
   “¿Quién diría que Papier, caería en las redes de una criada?/ opina con duda Janice.
 Detrás de la puerta, Rebeca tira de su cabello, enfurecida.

   En sus apartamentos, Donés observa a Casey, sorprendido.
   “¿Acaso piensas desobedecer la voluntad de Su Majestad?/ pregunta él.
   “Me tiene sin cuidado. Es por eso que te necesito como padrino”.
 Donés niega con la cabeza.
    “No me será posible involucrarme”.
 Casey sonríe.
   “Ya veo. Después de todo no sos más que un cobarde”.
   “No es cómo crees…”/ responde Donés.
 Casey abandona la habitación y cierra la puerta de golpe.
 Donés toma asiento y junta las manos.
   “Así que el duelo se realizará de todas formas…”
 Los ojos de Donés brillan.

   Milun camina con prisa por el pasillo principal y la Señorita Pía le da el encuentro.
   “Por fortuna esa tontería del duelo no se llevará a cabo”/ dice ella.
 Milun gira los ojos.
   “Esta situación no me complace, créame”.
 La Señorita Pía baja la mirada.
   “Quizás tenga mucho que ver vuestro alejamiento con Alysse”.
   “Es ella la única culpable”/ dice Milun con determinación.
   “No lo creo. Tan solo se preocupa por ti”.
   “¡Alysse debió mantener la boca cerrada!”/ grita Milun.

   En su  habitación, Papier toma a Rebeca de las caderas y la besa apasionadamente.
   “¡Alysse debió mantener la boca cerrada!”/ exclama ella.
   “No hay de qué preocuparse. Nadie nos encontrará aquí”.
   “Jamás debí confiarle nada”
 Papier besa el cuello de Rebeca y desabrocha su vestido”.
   “¡Detente!”/ grita ella.
   “¿Pero qué sucede?”
   “No contamos con la aprobación de la Reina”
   “¿Y qué importa? ¿Somos tan jóvenes? . Nadie sabe qué destino nos aguarda el mañana”.
 Rebeca lo aparta.
   “No seré tuya hasta que estemos comprometidos”.
 Papier se paraliza.
 Alguien llama a la puerta. Rebeca entra en el armario.
   “¡Adelante!”/ grita Papier.
 Milun ingresa.
   “¿Qué dice, mi caballero?”/ exclama Papier.
   “Necesito de vuestra discreción. En la mañana se realizará el duelo entre Casey y yo”.
 Papier eleva las cejas.
   “Por tanto, solicito que seas mi padrino”/ agrega Milun.
 Papier asiente con la cabeza repetidamente.
   “¡Lo que se armará…!”
   “Vendré por ti en la mañana”/ responde Milun.

   Momentos después, en el comedor, el Rey Aidan y la Reina Beatriz disfrutan de sus alimentos. Rebeca atiende a la Reina. Alysse, Columbio, Janice, Flere y Papier los acompañan en la mesa.
   “Mi querido Conde, estoy muy complacido por lograr que la Reina abandone su habitación”/ dice el Rey.
   “Su Majestad, la Reina goza de un ánimo impresionante. Dudo mucho que mis visitas tengan algo que ver“.
 La Reina sonríe.
   “Es verdad, Conde, gracias a Usted, he aprendido de las virtudes que nos rodean”.
   “¡Qué sorpresa!”/ exclama Flere. “Mi amigo convertido en todo un maestro”.
   “Dichosa la dama que esté a su lado”/ comenta Janice.
 Las manos de Rebeca tiemblan. Alysse la observa, preocupada.
   “Son muchas las afortunadas. Ninguna la adecuada…”/ opina Flere.
   “No sabemos. Quizás exista y no la vemos”/ responde Janice.
 Janice y Flere sueltan una carcajada.
   “Iré por más bebida. Su Majestad”/ dice Rebeca, entrecerrando los ojos.
 Rebeca se marcha. Alysse niega con la cabeza.

   En su habitación, Milun limpia su revólver.
   “Ha llegado el momento de dar fin a todo esto”.
 Y en la suya, Casey observa el retrato del Duque.
   “Finalmente vengaré tu muerte”.

   Momentos después, los primeros rayos de sol rompen el manto de oscuridad, prometiendo ser un bello día.
 En su habitación, Rebeca se coloca su vestido de servicio. Alguien llama a la puerta.
   “¡Qué extraño!”/ exclama ella.
 Al abrir, se encuentra con su persona menos favorita, Alysse.
   “Permíteme hablar contigo”.
 Rebeca la hace pasar.
   “Decidí venir cuanto antes. Debo disculparme por no guardar silencio”/ agrega Alysse.
 Rebeca baja la mirada.
   “Lo hecho, hecho está”.
   “Te equivocas si piensas que en algún momento he disfrutado de todo esto. Por más que traté, no pude mentir a la Reina”.
 Rebeca asiente.
   “Lo entiendo. Tarde o temprano llegaría a sus oídos”.
 Alysse toma sus manos.
   “No te culpo por pensar de esa manera. Pero debes saber que cuentas conmigo para todo”.
 Rebeca dibuja una pequeña sonrisa en su rostro.
   “Te demostraré que no soy una muchacha que mete su nariz en todo. Juntas, saldremos adelante”.
   “Gracias, Alysse”.
 Rebeca y Alysse se abrazan.
   “Debo marcharme, antes que la Señorita Pía nos regañe”/ dice Alysse.
 Alysse se acerca a la puerta.
   “Espera, creo que es conveniente informarte que Milun ha pedido a Papier ser su padrino en el duelo”/dice Rebeca con prisa.
   “Pero eso ya se suspendió”.
   “Al parecer, se llevará a cabo de todos modos”.
 Alysse permanece boquiabierta.
   “¿Cuándo?”
   “Por lo que escuché, sería en la madrugada de hoy”.
 Alysse se paraliza.

   Milun ingresa a la habitación de Papier. Lleva en su mano una nota.
   “Deberás hacer llegar esta carta a Arturo, en caso que…”
   “¡Entiendo!”/ exclama Papier.
 Papier recibe la nota y la coloca sobre su mesa.
   “Te agradezco por guardar silencio con los otros”.
 Papier se coloca su sombrero y voltea hacia Milun.
   “Probablemente es lo más egoísta que he escuchado. Pero te aseguro, cualquiera sea el resultado, debes dar por terminada nuestra amistad”.
 Milun asiente.

   En su habitación, Janice, con el cabello recogido se lleva las manos a la boca. Alysse da vueltas en la habitación.
   “Lo sabía. Milun no dejaría pasar esta oportunidad para acabar con Casey”.
   “¡Dios mío! Milun está loco”/ exclama Janice.
 Alysse se detiene.
   “¿Crees que Columbio pueda quitarle esa idea de la cabeza?”
 Janice asiente.
   “Debemos ir con él”.

   Milun y Papier caminan por el pasillo sin dirigirse la palabra. En el otro extremo, Alysse y Janice ingresan a la habitación de Columbio.
   “¿Pero qué ocurre?”/ exclama Columbio.
   “Es Milun…decidió seguir con el duelo”/ responde Janice.
 Columbio luce sorprendido.
 Milun y Papier llegan a la glorieta. Frente a ellos, Casey y el Capitán Jasper.
   “Me sorprende tu puntualidad”/ observa Casey.
   “Ya veo lo ansioso que estás por reunirte con vuestro hermano”/ responde Milun.
 Alysse, Columbio y Janice ingresan a la habitación de Milun y ven que se ha marchado.
   “¡No es posible!”/ exclama Alysse.
   “Quizás Flere y los otros sepan algo”/ opina Janice.
   “No debemos perder tiempo”/ observa Columbio.
 Janice y Columbio salen. Alysse se acerca a la cama de Milun y acaricia la sábana. Lágrimas corren por su mejilla.
   “Todo es culpa mía”.

   En la glorieta, el Capitán Jasper se pronuncia.
   “Ya que las reglas tradicionales de un duelo no se aplican, cada caballero podrá usar su correspondiente revólver. A la cuenta de diez, los participantes está libres de disparar las veces que gusten”.
 Milun y Casey asienten.
   “¡Que gane el mejor!”/ exclama Jasper.

   En la habitación de Papier se encuentran reunidos Columbio, Janice, Flere y Pedro. Este último, con el cabello desaliñado, lee la nota para Arturo.
   “Ya me escuchará ese cretino”/ exclama Pedro.
   “¿Y ahora?”/ pregunta Janice.
   “Creo que es muy tarde”/ responde Columbio.

   La Señorita Pía ingresa en la habitación de Milun y observa a Alysse descansando su cabeza sobre la almohada.
   “¿Qué estás haciendo aquí?”
 Alysse se pone de pie.
   “Es Milun…acudió a su enfrentamiento con Casey”.
 La Señorita Pía luce sorprendida.

   En la glorieta, Milun y Casey, con sus respectivas armas, se dan la espalda. Papier y el Capitán Jasper retroceden.
   “Es un buen momento para que recites tus plegarias”/ dice Casey
   “No será necesario”/ responde Milun.

   Alysse se reúne con los otros en el pasillo principal.
   “No podemos permanecer con las manos cruzadas”/ exclama ella.
   “Si tan solo hubieran dejado una pista”/ responde Columbio.
 Flere se acerca a Alysse.
   “Debes recordar si Milun hizo referencia a algún lugar”/ observa Flere.
 Alysse cierra los ojos.
   “Ya recuerdo. Cuando Milun propuso el duelo, mencionó la glorieta”.
   “¡Excelente!” Deberás permanecer aquí”/ opina Columbio.
 Alysse asiente. Columbio, Flere y Pedro se marchan.
   “Todo saldrá bien”/ exclama Janice.
 Alysse y Janice se abrazan.

   La Señorita Pía ingresa a los apartamentos del Rey. El Rey Aidan, muy sorprendido, dirige su mirada hacia ella.
   “Su Majestad, perdone mi atrevimiento. Pero en necesario informarle de algo muy vergonzoso”.

   En la glorieta, el Capitán Jasper comienza el conteo.
   “¡Uno!”
 Milun y Casey dan un paso adelante.
   “¡Dos!”
 Milun observa el sol naciente.
   “¡Tres!”
 Casey respira hondo.
   “¡Cuatro!”
 Papier niega con la cabeza.

   Alysse ingresa en la capilla y se arrodilla frente al altar.
   “Te lo suplico. Protege a Milun”.

   En la glorieta, el conteo continúa.
   “¡Nueve!”
 Milun cierra los ojos y los rostros de Alysse, Columbio, Janice, Flere, Pedro, Papier, la Señorita Pía, el Rey, la Reina y Arturo corren por su mente.
   “¡Diez!”/ grita Jasper.
 Escondido entre los arbustos, Donés dispara hacia Milun. Milun intenta voltear pero recibe el disparo en la pierna, derribándolo.
 Papier observa hacia los arbustos.
   “¡Es una trampa!”/ grita él.
 Casey, sorprendido al ver a Milun herido, baja el arma. Para su mala suerte, recibe un disparo en la espalda y cae.
 Jasper se tira al suelo y dispara hacia los arbustos. Donés huye.
 Papier corre hacia Milun y ve la herida en su pierna.
   “Has tenido suerte”
   “Sucios traidores”/ responde Milun.
 Columbio, Flere y Pedro llega a toda prisa.
   “¿Pero qué demonios…?/ exclama Columbio.
 Jasper intenta levantar a Casey.
   “Su vida peligra. Necesita atención de inmediato…”
   “¿Y Milun?”/ pregunta Pedro.
   “Nada grave, por lo que veo”/ responde Papier.
   “¡Déjenme en paz!”/ grita Milun. Casey no se saldrá con la suya”.
 Columbio se acerca a Milun, y le tira un puñete, desmayándolo.
   “Era necesario”/ dice él.
 En eso el Rey Aidan y diez guardias se aproximan.
   “¡Oh, no!”/ exclama Flere.
 Jasper inclina la cabeza.
   “Su Majestad”.
 El Rey se sorprende al ver a Casey en el suelo, ensangrentado.
   “¿Pero qué diablos…?”
 Columbio se acerca.
   “Calma, Su Majestad. Ignoramos lo acontecido”.
 El Rey observa a Milun, también caído.
   “Veo que no existe respeto alguno hacia mi autoridad”.
   “Os suplico los perdone”/ responde Columbio.
   “¡Llévenselos!”/ grita el Rey. “Ya habrá tiempo de asignarles su castigo”.
 Los soldados levantan a Milun y Casey.
 Papier se acerca al Rey.
   “Su Majestad, debo informarle que…”
   “¡Ahora no!”/ dice el Rey con determinación.
 El Rey y sus soldados se marchan
 Columbio, Flere y Pedro se acercan a Papier.
   “¿Qué tenéis qué decir? / pregunta Columbio.
   “El duelo jamás se realizó. Ambos fueron atacados desde los arbustos”.
 Columbio y los demás permanecen sorprendidos.

   Momentos después, en su habitación, Milun yace acostado con la pierna vendada. Columbio no puede ocultar su expresión de disgusto.
   “Vamos, dime lo que piensas”/ dice Milun.
   “Has tenido suerte. La herida de Casey no alcanzó ningún órgano vital”.
   “Ese maldito, no es más que un cobarde”.
   “¡Cierra la boca!”/ grita Columbio. “Debes estar contento ahora que el Rey te ha expulsado de Palacio”.
 Milun baja la mirada.
   “Se hará como Su Majestad diga”.
 Columbio niega con la cabeza.
   “Qué desperdicio”.
 Alysse se detiene en la puerta. Milun la mira con enfado. Columbio abandona la habitación.
   “Sólo vine a ver cómo estabas”/ dice Alysse.
 Milun sonríe.
   “Estoy en perfectas condiciones, como verás”.
   “Me alegra”.
   “Sé que lo estás. Gracias a ti has logrado que se me suspenda”/ dice Milun, irritado.
   “Traté de evitar que algo malo te suceda”.
   “Y claro…decidiste mandar al Rey hacia mí”.
 Alysse luce sorprendida.
   “¿Qué estás diciendo?”
   “¿Cómo habéis atrevido a llegar tan lejos?”/ pregunta Milun.
 La Señorita Pía ingresa.
   “Mi conversación con Alysse ha terminado”/ dice Milun con determinación.
 Alysse respira hondo y se marcha.
   “Será mejor volver en otro  momento”/ dice la Señorita Pía.
   “Debes aprovechar. Pronto abandonaré este lugar”.
   “Lo siento, yo…”
   “¡Acércate!”/ ordena Milun.
 La Señorita Pía da unos pasos hacia la cama. Milun la toma del brazo y la besa a la fuerza. La Señorita Pía logra zafarse.
   “Has perdido la razón”/ dice ella.
   “Vamos, no te hagas. ¿Acaso no es lo que deseas?”
 La Señorita Pía guarda silencio.
 Nuevamente, Milun une sus labios con los de ella. Lentamente, la puerta se cierra por sí misma.

En este episodio el autor se dedica a la Ley, dígase, ordenanza o simple mandato que se vincula con la autoridad en favor del bien común. Si bien la autoridad custodia la Ley, siempre hay una salida para dejar de cumplirla en toda su extensión. Los políticos dicen: “Hecha la ley, hecha la trampa”. Los moralistas escolásticos en un tono más solemne recomiendan hacer uso de la epiqueya para no caer en la desobediencia.

La epiqueya es un acto o hábito moral que permite al hombre eximirse de la observancia literal (externa) de una ley de Derecho Positivo, con el fin de ser fiel a su sentido o espíritu auténtico.
El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, define la epiqueya como “interpretación moderada y prudente de la ley según las circunstancias de tiempo, lugar y persona”.

 Los caballeros luchaban “por su honor y por su dama”. Vale decir, por su palabra bien o mal dada, pero a través del duelo y con la espada. El revólver pertenece a la acción desproporcionada en la que entra en juego un sinnúmero de circunstancias para ganar el duelo con la eliminación del otro.

En la competencia sobresale la supremacía del ego de cada uno de los contendientes y se hace a un lado la ley o la palabra cargada de afecto o benevolencia. Los dos fueron aceptados vivir en familia dentro del Palacio. Veamos el esquema.

El Rey dice: “Espero haber entendido el rechazo a toda acción de combate”.
Ante la norma, echan mano al código de honor, el cual estipula que “ninguna ley puede prohibir el duelo entre caballeros”.

A la cuenta de ¡Diez! Los dos son heridos por Donés que está escondido en los arbustos.

La reprimenda del Rey: “Veo que no existe respeto alguno hacia mi autoridad”.

La responsabilidad: Milun escucha - “Debes estar contento ahora que el Rey te ha expulsado del Palacio”.

Compromete en la causa a otros: “Gracias a ti, dirigiéndose a Alysse, que se me suspenda”, dice Milun, irritado. “Y claro…decidiste mandar al Rey hacia mí”.

El pesar: “Pronto abandonaré este lugar”.

DE MI ÁLBUM
(Jordanien)





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