viernes, 26 de agosto de 2016

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"


Oración de la secretaria

Señor, tú que conoces bien mi trabajo,
cartas, papeles, archivos, números,
quiero ser entre mis compañeros 
una persona responsable y amable.

Que yo sea la presencia alegre,
atenta, discreta, colaboradora, eficiente y
fiel en el ambiente de la oficina.

Que mi corazón sienta, en cada letra,
en cada signo, en cada hoja de papel,
la vida que palpita más allá de mi máquina
y de mi trabajo.

Gracias, Señor por mi trabajo,
por mis compañeros,
por el ambiente en que me has puesto.
Porque me permites realizar mi profesión con alegría
y competencia.

Protégeme, Dios mío, aquí y en todas partes.
                                                       Anónimo.



DOM. XXII DEL TIEMPO ORDINARIO

“Al notar cómo los invitados buscaban los primeros lugares, les dio esta lección: ‘Si alguien te invita a una comida de bodas, no ocupes el primer lugar. Porque puede ser que haya sido invitado alguien más importante que tú. Entonces el que los invitó a los dos vendrá a decirte: deja tu lugar a esta persona. Y tú, rojo de vergüenza, tendrás que ir a ocupar el último asiento. Al contrario…”. Lucas 14, 1.7-14


Los primeros asientos

Amigo, sube más arriba.
Invita a los que no pueden pagarte.

Por el contrario, al que se fue humildemente más abajo, el dueño le dirá estas palabras y todos alabarán a este hombre feliz que goza del favor de aquel a quien el dueño lo llamó “amigo” y lo exaltó “porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido”.

Después de esta buena lección Jesús nos enseña a todos por dónde va su Evangelio: “cuando des una comida o una cena no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote y quedarás pagado”.

Te pagarán cuando resuciten los muertos

Aquí hay una doble lección.

La primera, “cuando invites a pobres, lisiados, cojos y ciegos, que no pueden pagarte, serás feliz; recibirás tu paga cuando resuciten los justos”.

La segunda, porque existe la resurrección de los muertos y hay que creer que ésta es nuestra fe por más que este mundo en que vivimos quiera convencernos de que todo acaba con la muerte, en la reencarnación o en el panteísmo.
Cargar con mi yugo

Es buen motivo de alegría para el verso aleluyático porque cargar el yugo con Jesús y “aprender de Él que es manso y humilde de corazón” es una gran noticia, porque llegando al término de arar la tierra, resucitaremos con Él.

Preparaste casa para los pobres

Me encantó este versículo del salmo responsorial. Dios es bueno y no olvida a los pobres. Les preparó una casa y la casa es la de Dios, “Padre de huérfanos, protector de viudas… que prepara casa a los desvalidos y enriquece a los cautivos”.

El gozo del justo en la casa del Señor

No hay duda: es una buena noticia.

El gozo y la alegría son fruto del Espíritu Santo y los justos los poseen para toda la eternidad.

“Los justos se alegran, gozan en la presencia de Dios rebosando de alegría”. De ahí la invitación a “tocar y cantar” a Dios…
“Entonces habrán llegado los justos” - como dice la Carta a los Hebreos - “al monte de Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a millares de ángeles, a la asamblea de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios… y al mediador de la nueva alianza, Jesús”.

Dios revela sus secretos a los humildes

Por eso, el Eclesiástico nos ha aconsejado: “en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios”.

¡Qué hermoso es esto! Vale la pena meditarlo.

Y la razón de todo ello nos la da el mismo Eclesiástico: “porque es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes”.
Es brote de mala planta
Por el contrario, el mismo Eclesiástico nos dice que es inútil pretender “sanar a los cínicos”, porque: “el cínico no tiene cura, es brote de mala planta”. Lo cual indica claramente que si su naturaleza es de mala planta no podrá cambiar.

Créeme amigo, no vale la pena ser cínico, orgulloso, creído…

Ahora te puedo decir que yo escogí este título pues me ilusiona que Jesús me pueda decir: “Amigo, sube más arriba”.

José Ignacio Alemany Grau, obispo

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