Al día siguiente, en las
recámaras de la Reina, Alysse sirve el desayuno a la Reina Beatriz.
“Debo pedirte
algo muy importante”, dice la Reina.
“Estaré
encantada en ayudarla”, responde Alysse, moviendo la cabeza.
“Desde la visita
inesperada de Flere a la aldea, mi imaginación no se detiene…”
“¿Gusta que le
consiga algunos libros?”
“Creo que la
única manera de estar satisfecha es visitar personalmente la aldea”, dice la
Reina con determinación.
Alysse y Janice se
miran sorprendidas.
En el barco de
Milun, “La Rosa”, Milun alza la vela preparándose para marcharse de Frezzia.
Erasmo se acerca.
“Maldito
bastardo. Te haré pagar por lo que hiciste a mi hija”.
Milun observa a
Erasmo, confundido.
“Pero ¿qué estás
diciendo?, ¿dónde está Nidia?”
“No mientas. Tú
fuiste el criminal que la atacó”.
Milun queda
petrificado por la noticia.
Columbio y un
grupo de soldados azules cabalgan hacia la aldea de Latsia. Al llegar, Columbio
observa que las viviendas de los campesinos fueron devoradas por un incendio.
Algunos de los sobrevivientes tratan de rescatar sus pertenencias, mientras que
otros lamentan su desgracia. Una mujer llora incontrolablemente.
“No es posible,
mi marido, mi hijo…”
Columbio se le
acerca y le entrega un pañuelo. La mujer se lo lanza.
“Ellos confiaban
en su ayuda. Usted no es más que un mercenario del Rey”.
Columbio baja la
mirada. Se da cuenta de que este acto criminal fue planeado por el Duque.
En las recámaras
de la Reina, Alysse dice a la Reina que la idea de visitar la aldea puede
representar un peligro para ella. Janice dice a la Reina que el Rey jamás
permitirá su pedido.
“Estoy segura
que juntas lograremos persuadirlo”.
Flere ingresa.
Janice dice a Flere que todo es culpa suya. Él las mira sorprendido. La Reina
le dice: que ha decidido hacer una visita a la aldea de Chandler. Flere sonríe
diciendo: “que no sería una mala idea, después de todo”.
Milun llega a la
Enfermería y observa a Nidia acostada en una cama. Observa los moretones por
todo su rostro. Nidia despierta y le sonríe a Milun.
“Continúa descansando.
Estoy aquí y nadie te hará daño”.
Milun toma la mano
de Nidia. Erasmo ingresa.
“He rezado toda
la noche. Sabía que Dios no me iba a defraudar”.
Milun ignora las palabras de Erasmo y susurra en el oído
de Nidia.
“Quien te haya
hecho esto recibirá su merecido. No tendré piedad con esos criminales”,
exclama.
Nidia mira
fijamente a los ojos de su padre.
“Fue el Duque”.
Erasmo queda
sorprendido.
“Pero, no puede
ser posible…”
“Le cortaré los
brazos por atreverse a lastimarte”, dice Milun lleno de rabia.
Nidia niega con la
cabeza.
“No vale la
pena. Es mejor dejar todo así”.
Erasmo mira a
Nidia, aún algo incrédulo.
“Debe haber una
explicación para su comportamiento. Estoy seguro que éste tuvo algo que ver”.
Milun lo mira
disgustado.
“A pesar de lo
que le hizo a Nidia, ¿cree aún que este cobarde merece la mano de ella? Tendré
que actuar por mi cuenta”.
“No lo hagas”,
grita Nidia.
Milun sale de la
habitación.
Arturo visita la
aldea de Latsia y brinda consuelo a las familias afectadas. Después de que los
pocos habitantes de la aldea se marchan con algunas pertenencias, Arturo baja
la mirada muy apenado.
“Todo está a
punto de comenzar”, dice él preocupado.
Al mismo tiempo
en el Monasterio, el Monseñor Blanco se reúne con Donés en una habitación.
“Todo está a
punto de empezar”, dice el Monseñor.
El Monseñor se
levanta de su asiento y entrega a Donés un pesado libro de cubierta labrada en
oro. Donés esconde el libro en una bóveda secreta en el interior de la pared. Después
de cerrarla bajo llave coloca una pintura sobre ella y coloca la llave en su
cuello.
En la cocina,
Miccael dice a Alysse que ella luce muy hermosa hoy. Ella agradece y al mismo
tiempo le dice que necesita de su ayuda. Desea
saber más sobre la aldea de Chandler, ya que los primos de la Reina le hacen
preguntas al respecto. Miccael contesta: “No soy la persona adecuada para eso”.
La Señorita Pía se acerca y los observa.
Milun llega al
Palacio Real y se acerca a la reja principal. Dos guardias con uniforme azul lo
miran fijamente.
“Exijo ver al
Duque de la Motte inmediatamente”, grita.
Los guardias ríen.
“Es imposible
ver al Duque sin una cita”.
“Soy un soldado.
Tengo noticias de su prometida”, responde Milun
Los guardias se
miran.
“Sin algún
permiso oficial por escrito, no hay manera que se te permita el ingreso”.
“Están
cometiendo un grave error. Necesito ver al Duque, ahora”, agrega.
Uno de los
guardias se acerca a Milun
“Baja la voz o
te enviaré a los calabozos”.
Milun lo mira con
rabia.
En la cocina, la
Señorita Pía se acerca a Alysse y le pregunta cuántas veces más ella necesita
decirle que la Reina necesita de su servicio en todo momento. Alysse le pide
disculpas. Miccael se retira. La Señorita Pía dice a Alysse que es obvio que
Miccael no ha cambiado en absoluto. Alysse le pregunta a qué se refiere. La
Señorita Pía contesta que Miccael siempre está cortejando a todas las criadas y
no se detiene hasta que consigue la que quiere. Alysse sonríe y le dice: que
ella conoce a Miccael desde hace mucho tiempo y sabe que él es un buen
muchacho. La Señorita Pía la mira desafiante.
El Monseñor
ingresa a sus apartamentos y encuentra a Columbio esperándolo.
“Debo informar
del incendio producido en Latsia que causó muerte y destrucción. Un acto
realmente inhumano”, habla fuertemente.
El Monseñor lo
mira sorprendido.
“Esta es una
clara evidencia para demostrar los crímenes del Duque”, añade Columbio.
“Pero, ¿cómo
puedes acusar de esta forma? Accidentes ocurren”.
“Da la casualidad que las familias más
afectadas fueron los campesinos que nos atacaron. El Duque sabía de mis planes:
traerlos a una audiencia”.
“Entiendo tu preocupación. Pero no hay
pruebas de que él sea el responsable”.
El Duque entra. Columbio lo mira con
desprecio.
En la Enfermería, Arturo ayuda a los
heridos. Milun ingresa y Arturo lo reconoce. Erasmo se acerca a Milun y le pide
que deje en paz a Nidia.
Milun dice a Erasmo que no se detendrá hasta
que el Duque sea llevado a las autoridades. Erasmo dice que su hija y él no
necesitan de su ayuda, y lo acusa de ser el responsable del estado de Nidia.
Milun se retira furioso. Arturo se acerca a Erasmo y lo calma.
Columbio le grita al Duque, tildándole de
criminal. El Duque sorprendido, mira al Monseñor. Columbio empuja al Duque y le
dice que es un cínico. El Monseñor pide a Columbio que controle su ira. El
Duque desenvaina su espada y dice a Columbio que no va a tolerar más sus
insultos. El Capitán Jasper entra y el Monseñor ordena separarlos. Columbio
dice al Duque que la muerte de esos campesinos no quedará impune. El Duque
guarda su espada y se retira con el Capitán Jasper. Riot ingresa y dice a
Columbio que ésta no es la manera correcta de actuar. Columbio ríe y pregunta
al Monseñor cuántas familias más tendrán que morir antes de que el Duque sea
investigado. Luego se marcha. Riot dice al Monseñor que estos continuos
altercados le causan preocupación. El Monseñor dice que Columbio necesita
tiempo para pensar con claridad.
Alysse entra a las recámaras de la Reina e
informa a la Reina que logró obtener algo de información sobre la aldea de
Chandler. La Reina sonríe muy emocionada y dice a Alysse que ella es nuevamente
la mujer que conoce. Alysse sonríe. La Reina dice que sólo espera poder
convencer al Rey.
En la Enfermería, Nidia despierta y le pide
a Erasmo ver a Milun. Erasmo dice que Milun se ha marchado, y es mejor para
ella que no lo vuelva a ver. Nidia declara a Erasmo que ella ama a Milun.
Erasmo baja la mirada.
En su habitación, Columbio bebe una copa de
vino. Janice ingresa y le pregunta si éste es un buen momento para platicar.
Columbio responde: “hablar con ella es siempre un buen momento”. Janice dice a
Columbio que Flere les contó de su visita a la taberna. Columbio sonríe. Janice
dice que la Reina está fascinada por la historia y en estos momentos debe estar
con el Rey tratando de convencerlo para visitar la aldea. Columbio se queda
boquiabierto.
La Reina Beatriz ingresa a los apartamentos
del Rey. El Rey la recibe con una amplia sonrisa.
“Qué agradable sorpresa”, dice el Rey.
“Estoy aquí para pedirte algo que es
realmente importante para mí”.
“Adelante”.
“Cuando era una niña, me contaron bellas
historias y mágicas leyendas sobre Frezzia. Desde entonces siempre he querido
conocer esos lugares en persona”.
El Rey ríe.
“Me alegra saber de tu interés por Frezzia”.
“He oído que la aldea de Chandler conserva
su típica arquitectura”.
“A pesar de los años algunas construcciones
aún permanecen”.
“Pido a Su Majestad me conceda la
oportunidad de visitar esa hermosa aldea”.
El Rey baja la mirada.
“Pienso que es una buena idea, pero podría
comunicarle al General Riot y así planificar una visita formal”.
La Reina niega con la cabeza.
“No
tiene que ser formal”.
El Rey la mira sorprendido.
“Es mejor ir sin ser reconocidos. De esa
manera tendríamos la libertad de ir a donde nos guste”.
El Rey sonríe.
“La Corte Real jamás lo permitiría”.
La Reina se acerca al Rey. “Quizás no sea necesario
comunicarlos nuestro plan”.
“No podemos salir de esa manera sin
decírselo a nadie”.
“Sé que el Amo Columbio estaría dispuesto a
ayudarnos”.
El Rey Aidan ahora sí demuestra estar
confundido.
Alguien llama a la puerta y es el Monseñor
Blanco.
“Majestades”, dice el Monseñor.
“Su Excelencia. Permítame retirarme”.
La Reina sale de la habitación. El Monseñor
dice al Rey que lamenta molestarlo; pero es su deber informarle que uno de los
miembros de la Corte no está actuando correctamente. El Rey le pregunta por la
identidad de esa persona. El Monseñor dice al Rey que es preferible no
preocuparse por eso aún; pero su consejo, como fiel amigo, y como solución a
todos los problemas en Frezzia, es la pronta llegada de un hijo, futuro
heredero del trono. El Rey lo observa sorprendido.
Ya de noche, en la Enfermería, Arturo cubre con una manta a uno de los heridos y
luego se acerca a la cama donde descansa Nidia. Arturo dice a Nidia, eres una
muchacha muy bella. Nidia le sonríe. Arturo le informa que hace rato vio a un
Caballero afuera y que parece estar muy enamorado de ti. Nidia le dice que ella
también está enamorada de ese Caballero, pero su padre jamás permitirá el amor
de nosotros. Arturo agrega, cuando el amor es verdadero no importan los
obstáculos. Nidia sonríe.
El Rey Aidan entra a las recámaras de la
Reina. El Rey comunica a la Reina que estuvo pensando en su petición y ha
decidido pedirle al Amo Columbio que organice la visita a la aldea con el
Capitán Daugherty. La Reina lo mira muy emocionada. Aidan confiesa que cree que
ha llegado el momento de tener un hijo. La Reina lo mira muy confundida. El Rey
la besa apasionadamente y la lleva a la cama.
Al día siguiente, Milun permanece en la
cubierta de su barco. Viste su uniforme, dispuesto a pedir una audiencia para
informar sobre el Duque.
En las recámaras de la Reina, la Reina
comunica a Alysse, Janice y Flere que el Rey ha aceptado su petición de visitar
la aldea y que pedirá al Amo Columbio que se haga cargo de ellos. Janice parece
estar un poco preocupada. Flere dice a Janice que tendrán la oportunidad de
divertirse juntos. Alysse les desea disfrutar de la salida. La Reina dice a
Alysse que ella también los acompañará. Ella la mira sorprendida.
En los apartamentos del Rey, el Rey se reúne
con Columbio. El Rey anuncia que la Reina está muy emocionada de poder visitar
la aldea. Columbio asiente con la cabeza. El Rey agrega que debido una reunión
de última hora no podrá ir con ellos. Columbio dice al Rey que seguramente la
Reina entenderá. El Rey pide a Columbio que de todos modos acompañe a la Reina
y haga que Daugherty le asigne la seguridad que sea necesaria. Columbio
agradece al Rey por confiar en él.
Milun llega al Ayuntamiento y dice al oficial
a cargo que él ha venido a informar de
un abuso. El oficial pide a Milun más detalles de su acusación. Milun dice que
él desea presentar cargos en contra del Duque de la Motte. El oficial ríe y le pregunta si está bromeando.
Milun afirma que el Duque atacó a una dama y debe ser arrestado. El oficial
pide a Milun que se retire antes de que alguien más lo escuche. Milun dice que
todo el mundo debe saber que el Duque es un criminal. El oficial advierte a
Milun que él podría ser arrestado por traición. Milun menea la cabeza, molesto.
En el Palacio, Alysse y Miccael caminan por
los jardines. Alysse dice a Miccael que la Reina le pidió la acompañe a una
visita secreta a la aldea esta noche. Miccael, sorprendido, le dice que puede
ser peligroso para ellas. Alysse dice que el Amo Columbio estará a cargo y se
le ha asignado varios guardias para la protección de todos. Miccael dice que
espera que todo salga bien. Alysse dice a Miccael que le gustaría que él pueda
ir con ellos. Miccael se acerca y besa sus labios y le declara que él se siente
muy atraído por ella. Alysse sonríe. Desde su balcón, el Duque los observa.
En las recámaras de la Reina, la Reina y
Janice se prueban sus capas. La Señorita Pía ingresa y se sorprende al verlas
vestidas así. Janice le dice que practicar drama es una tradición de su reino.
La Señorita Pía no le cree.
Milun llega a la Enfermería y toma la mano
de Nidia. Nidia le sonríe.
“Espero que no te hayas metido en
problemas”.
Milun niega con la cabeza.
“El Duque es un hombre muy poderoso. Tenemos
que escapar de Frezzia”.
Nidia mira a Milun, sorprendida.
“Es mejor dejar las cosas así. Deseo
continuar con mi vida”.
“Estoy seguro que le temes y respeto tu
decisión. Pero debes saber que estamos a tiempo de escapar”.
Nidia frunce el ceño y niega con la cabeza.
“Mi padre regresará pronto. Es preferible
que te marches”.
Milun la mira con enfado y se retira.
En uno de los pasillos, el Duque se acerca a
Alysse. El Duque le dice que el “cocinero” no le puede ofrecer un buen futuro,
y lo que ella necesita es alguien de poder. A Alysse le parece atrevido el
comentario y le dice que la vida de ella no le concierne. El Duque ríe y dice
que ella es una traviesa “Bordana”. Alysse se siente ofendida y se retira. El Duque
furioso, la observa marcharse.
En la Enfermería, Milun apoya su cabeza
contra la puerta. Arturo se le acerca.
“Deja de preocuparte, hijo”.
Milun lo mira de reojo.
“Esa muchacha de adentro tiene fe en ti”,
añade Arturo.
Milun ríe.
“¿Y qué sabe usted de mujeres? ¡Qué
irónico!”.
Arturo mira hacia abajo.
“Sería casi imposible de explicarte. Alguna
vez sentí el amor más puro que pudieras imaginar. Pero ahora, gozo de un amor
verdaderamente poderoso, casi divino”.
Milun se aleja. Arturo mira hacia el cielo.
El Amo Columbio ingresa a las recámaras de
la Reina y le comunica que está a su orden. La Reina sonríe y agradece a
Columbio por su ayuda. Ella pide a Flere que muestre a Columbio el atuendo para
esta noche. Flere entrega a Columbio una capa negra. Columbio sonríe.
Flere se disculpa con Columbio por contarle a
la Reina acerca de la salida de ellos el otro día. Columbio pide a Flere que no
se preocupe; gracias a él, se ha ganado la confianza del Rey. La Señorita Pía
los observa y sospecha que están planeando algo más.
Cerca del Palacio Real, en una extensa
finca, se encuentra ubicado un Castillo, el hogar del General Riot y su esposa
Laura. En la sala de estar, Riot informa a Laura que esta noche acompañará al
Rey a una importante reunión. Uno de los criados se acerca y les anuncia la
llegada de un visitante. Arturo ingresa. Riot y Laura lo miran sorprendidos.
La Señorita Pía se acerca a Alysse y le
pregunta si conoce el motivo de la conmoción entre la Reina, sus primos y el Amo
Columbio. Alysse niega con la cabeza. La Señorita Pía dice a Alysse que ella no
es estúpida, y necesita saber si ellos están planeando salir del Palacio en
secreto. Alysse asegura no saber nada de eso y se aleja. La Señorita Pía permanece incrédula.
Arturo
saluda a Laura y a Riot. Riot abraza fuertemente a su hermano. Laura sonríe y
dice a Arturo que su visita es en verdad una sorpresa. Arturo asiente con la
cabeza. Laura les pide permiso y dice
que irá a descansar. Arturo observa que Laura está esperando un hijo. Riot dice
que Laura dará a luz muy pronto. Arturo felicita a Riot y se disculpa por no
visitarlos muy a menudo. Riot le pide que no se preocupe, y le confiesa que aún
le sorprende verlo convertido en todo un sacerdote. Arturo sonríe.
La Señorita Pía entra a las recámaras de la
Reina y dice a la Reina que ella no desea interferir en sus planes, pero ella
sabe que la influencia de Alysse podría ponerla en peligro. La Reina
sorprendida, observa con mirada fulminante a la Señorita Pía y dice que nadie
está influyendo en sus decisiones. Después de un largo suspiro, la Reina le
informa que fue ella quien tuvo la idea de visitar la aldea sin ser reconocida.
La Señorita Pía ensancha sus ojos y dice que no es apropiado que ella salga de
Palacio de esa manera. La Reina le dice que el Rey le concedió el permiso, a
menos que ella quiera contradecir la palabra del Rey. La Señorita Pía le
sonríe, intentando tragar sus palabras.
Milun ingresa a la taberna y una mesera,
Tiara, le dice que ella está contenta de volver a verlo. Milun le pregunta si
ellos se conocen. Tiara sonríe y le dice que el otro día estaba algo irritado.
Milun se disculpa por su comportamiento y le dice que ella es muy hermosa.
Tiara sonríe y le pregunta si logró solucionar sus problemas con la mujer que
ama. Milun baja la mirada.
Columbio, la Reina Beatriz, Alysse, Janice y
Flere, vestidos con sus respectivas túnicas con capucha, abandonan el Palacio
en un carruaje acompañados por seis guardias. El Capitán Jasper los observa
salir.
En uno de los pasillos, la Señorita Pía se encuentra
con el Monseñor Blanco. El Monseñor le pregunta si todo está bien. La Señorita
asiente con la cabeza. El Monseñor le dice que el Rey está muy feliz de tenerla
a cargo del Palacio. La Señorita Pía sonríe. El Monseñor le dice que está
seguro que la Reina también aprecia su delicado servicio. La Señorita Pía se
mantiene callada.
En la aldea de Chandler, la Reina, Alysse y
los otros corren en la calle como niños. La Reina se apoya en una farola.
“¡Qué maravilla poder estar aquí!”, dice.
Janice ingresa emocionada a una tienda de
artesanía. Se prueban algunas de las máscaras. La Reina trata de salir con la
máscara en sus manos, pero Columbio la detiene.
“Hay que pagar, primero”, dice Columbio.
“¿Pagar?”, pregunta la Reina.
“Yo tengo algo de dinero”, comenta Alysse.
“Dense prisa, vengan a ver a los artistas”,
grita Flere.
Después de comprar las máscaras, observan la
presentación de los artistas en la calle y comen golosinas.
“¡Qué delicia! Y no se pegan en las manos”,
dice Janice.
Los artistas se quitan el sombrero y Flere les
arroja unas monedas.
Ellos escuchan una agradable melodía
proveniente de una casona.
“Me parece que tienen una mascarada”, dice
Columbio.
La Reina sonríe muy entusiasmada y propone ir.
Todos ellos se quitan las capas en el interior del carruaje, y luego ingresan a
la fiesta llevando puestas sus máscaras. Se sienten fascinados por estar en una
verdadera mascarada. Adentro, toda la gente viste máscaras y sombreros
elegantes. Flere pide a Elysse ir a bailar. Columbio le pregunta a la Reina si
ella desea bailar con él. La Reina dice que todos deben bailar. Ella toma el
brazo de Janice y el de Columbio. Los tres bailan, libres de todas las
formalidades del Palacio.
Un Caballero alto, de largo cabello rubio, en una
máscara de felino, se acerca a la Reina y le pide bailar con él. La Reina
asiente con la cabeza y camina con el Caballero a la pista de baile. Columbio y
Janice se miran sorprendidos.
El Caballero dice a la Reina que no recuerda
haberla visto antes por aquí. La Reina sonríe. El Caballero dice, que la forma
en que ella se mueve es única. La Reina suspira sorprendida. Él le pregunta si
está de visita en Frezzia. La Reina no le responde.
Las campanas suenan y Columbio le dice a Flere
que pronto será la hora de quitarse las máscaras, y es mejor marcharse antes de
eso.
Flere se acerca a la Reina y le susurra que es
el momento de marcharse. La Reina hace reverencia al Caballero y se aleja de
él. El Caballero la sigue con la mirada.
Ellos salen de la fiesta y ven que todas las
tiendas en la aldea están cerradas. Alysse pregunta a la Reina si disfrutó
de la mascarada. La Reina responde que
éste es el día más feliz de su vida. Ingresan al carruaje y visten las capas
nuevamente. La Reina agradece a todos ellos por hacer realidad su sueño. Flere
mira por la ventana y dice que la taberna sigue abierta. Janice dice que sería
mejor que regresaran al Palacio. La Reina pregunta a Columbio si podrían ir a
la taberna por un momento. Columbio está de acuerdo. Se bajan del carruaje.
Columbio se acerca a los guardias diciendo.
“Regresamos en un momento”.
Los guardias afirman con la cabeza.
En la taberna, Milun está sentado a solas en
una mesa. Termina su bebida y golpea el vaso sobre la mesa.
La Reina, Alysse y los otros ingresan y
observan con atención las pinturas y las rústicas decoraciones del lugar. Los
borrachos los observan.
“Esto es realmente como lo imaginé”, dice la
Reina.
Columbio les dice que les traerá algunas
bebidas y así lograrán probar la cerveza local.
La Reina pregunta a Alysse si ella está
disfrutando de todo esto. Alysse le
confiesa que ella jamás se ha divertido tanto como esta noche. La Reina le
pregunta si ella aún está viendo al Caballero del otro día. Alysse le responde
que Miccael es un viejo amigo y parece muy interesado en ella.
En su habitación, Yllia se unta una crema en
sus manos. Alguien llama a la puerta, y parece ser que ella lo esperaba.
“Adelante”.
Miccael ingresa.
“Sabía que vendrías por más”. Yllia sonríe.
Miccael cierra la puerta.
Desde la puerta de su habitación, la Señorita
Pía lo observa.
Columbio trae unas jarras de cerveza y las
reparte entre ellos. La Reina Beatriz, muy emocionada, observa a la bebida
sudando de frío. Flere propone un brindis, y sugiere, se repita una salida como
ésta.
La Reina toma un sorbo y tose.
“Ya verá que pronto se acostumbrará al
sabor”, dice Columbio.
Un grupo de hombres encapuchados entran a la
taberna y desenvainan sus espadas. Su capitán patea una de las mesas.
“Nadie se mueva”, grita.
Un hombre intenta escapar y los misteriosos
encapuchados lo apuñalan por la espalda. Tiara grita.
Milun, quien espera por otro trago, mira con
rabia a los encapuchados.
Alysse, la Reina y los demás se
miran los unos a los otros, asustados.
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