CONSUMIENDO mi ser, dentro
del alma
hay algo que se extingue o
que despierta;
sombra que nace o chispa que
se apaga.
ALGO que no es temor, que no
es memoria
que no es presentimiento ni
esperanza;
que como el beso de pasión,
primero seduce
a la vez que acobarda.
ALGO que tiene del placer,
la espina;
algo que tiene del dolor, la
calma;
algo que no es la paz y que
consuela,
y que no es la conciencia y
amenaza;
que alza el rumor del aura
entre tumbas;
que lágrimas gotea dentro
del alma.
¿QUÉ es este peso que mi
frente inclina,
sombra tenaz que por do
vago, vaga?
ESTE gemido que por doquier
escucho,
este trémulo y quedo que me
habla:
¿es amor de un edén y de
otro amor nostalgia?
¿ES que le falta al corazón
la vida
cuando le falta la virtud al
alma?
INSECTO que dentro moras,
y a la mesa y en lecho,
y en todas partes mi pecho
con lento roer devoras;
bruma que anublas las horas,
para otras almas de encanto;
gota helada que el quebranto
en cada idea desliza;
placer que no tienes risa,
dolor que no tienes llanto.
¿QUIÉN eres? ¿Por qué, oh
tristeza,
cuando eleva el sol su
frente
y palpita sonriente
la madre naturaleza;
y el ave a trinar empieza,
y hay bullicio en las
cabañas,
y se visten en las montañas
con la púrpura del día,
tú, deidad muda y sombría,
todo lo enlutas y empañas?
Y cuando en el oro hirviente
del mar, inmenso crisol,
apaga su lumbre el sol,
y alza la luna su frente;
y en túnica transparente
envuelve el diáfano azul,
y en el espeso abedul
cantan las aves dichosas,
siento tus alas medrosas
y a mi lado gimes tú.
¿ERES pecado? ¿Eres duelo
que Dios, en su amor
profundo
pone cual pena en el mundo
al que se aleja del cielo?
¿TE sufren los que en su
afán
los que hoy en la gloria
están?
¿TE sufren los que en su
afán
pisan espinas y abrojos,
a do las plegarias van?
MARÍA el dolor apuró
cual nadie entre los
humanos;
de sus ojos soberanos
llanto de esclavos corrió;
de horror el mundo tembló;
se conmovió la natura;
mas en aquella alma pura,
para ti no hallaste un
punto,
tristeza ¡do cupo juntó
todo el mar de la amargura!
TRISTEZA que no sintieron
jamás,
ni el niño ni el justo
que nunca el semblante
adusto
del pecado conocieron;
DICHOSOS los que pudieron
en la frágil juventud
o en la débil senectud
desterrarte de su lado!
¿QUÉ eres, tristeza, el
pecado
como alegría, la
virtud?
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