jueves, 11 de agosto de 2016

EL FILM. "LA MUERTE DE DANTÓN"



Die  Deuschen Kammerspiele representó el drama de “Dantons Tod” (la muerte de Dantón) de Georg Buchner.

Antes de cumplir los 24 años (1813-1837) una tifoidea, segó la vida del joven escritor, filósofo y científico de brillante talento. En el año 1835 editó clandestinamente un boletín revolucionario “Hessischer Landbote” bajo el lema de la revolución francesa “Paz a las chozas, guerra a los palacios”. En el mismo año escribió el drama “Dantons tod” intentando reproducir fielmente los hechos de la revolución francesa usando verbalmente algunos discursos históricos de las figuras revolucionarias. El drama no se ocupa del sangriento Dantón del régimen de terror de 1792, sino del Dantón desengañado y saciado de sangre. En breves cuadros se suceden los acontecimientos de los últimos días de la vida de Dantón y sus amigos. Se entabla la lucha entre Dantón y sus aliados del partido moderado contra el intransigente extremista Robespierre.

   Gerd Kubel encarnó logradamente un Dantón fatalista, cansado de todo, incluyendo con angustia la fuerza fatal que arrastrará a él y a todos a la catástrofe. Sin embargo no nos transmite, en el parlamento la defensa ante la acusación de Robespierre y St. Just, la fuerza interior que toma una vez más posesión del revolucionario Dantón. Klaus Wilhem interpretó su Camille con altibajos, pues si bien es un hombre que dejó atrás los intereses de la revolución, se expresa con cierta resignación cínica y no con afectado nerviosismo.
Wilfried Heyn (Lacroix); Raimund Harmstorf (Philipeau) Frits Kost (Herault) hicieron una correcta interpretación de sus papeles. Reinhold Olszewski no convenció siempre como Robespierre. Los importantes monólogos fueron pronunciados sin ningún fuego interior ni fanatismo. Sin embargo, llega a transmitirse en el monólogo en que Robespierre pronuncia su trágica autocrítica y se despide de su ausente amigo Camille que será sacrificado a su idea de la revolución. Una de las mejores escenas es la de Rudolf Geske como St. Just, hombre frío y sin sentimientos, en su discurso ante la plebe. Correcto es su aparición Lothar Siebmann (Barére) y Bert Oberdorfer (Fouquier).

   Fritz Nydegger encarna bien el papel de Simón, hombre primitivo y sin valor positivo para la sociedad. Wiltrud Tschudi hace con muy buen oficio la mujer de Simón, vulgar y sin escrúpulos. Las esposas de Dantón y Camille, mujeres de revolucionarios e irremediablemente ligadas al destino de ellos, son encarnadas por Michaela Klarwein (Julie) que hace una buena escena apaciguando los sueños torturados de Dantón. Sin embargo, le falta fuerza en la escena de su voluntaria muerte. Catharina Herberg (Lucile) transmite por momentos la emoción de la mujer que enloquece bajo el peso de su destino. Ute Meinhart como Marión cumple decorosamente. Ute Herz y Katharina Gerberg, acertados como Rosalie y  y Adelaide.

   La puesta en escena de Olszewski no venció siempre las dificultades de una obra como “Dantons tod”, que carece de una trayectoria dramática unitaria, sino que se compone de cuadros con situaciones dramáticas independientes y cada una de las cuales exigen un distinto clímax. Menos en el primer cuadro, la escenografía de Heinz Ludwig resultó sugestiva. El vestuario de Julia Bertotto bien logrado.
G. S. B.

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