martes, 21 de marzo de 2017

"EL REINO AHORA": Cap. 33 CASI LUNA LLENA / Tony PEREDA



  En la Iglesia La Madre de Todos, el Duque levanta la mano y dice al Capitán Vitelli que los traidores deben ser eliminados. Columbio, de manera desesperada, se acerca al Capitán Vitelli y le dice que deben ser llevados ante la justicia. El Duque sonríe y dice que el General Riot fue muy específico con sus órdenes. Arturo dice al Capitán Vitelli que su hermano nunca permitiría algo como esto.
 El Capitán Vitelli mira al Duque, confundido. El Duque dice a Vitelli que el General Riot sabe que ellos representan una gran amenaza para Frezzia. Flere dice a Vitelli que Janice y Alysse son mujeres y ellas no merecen nada de esto. El Duque dice que ambas son igualmente culpables. Milun se ríe y dice a todos que el Duque jamás dejaría pasar una oportunidad de poder disfrutar del sufrimiento de una mujer. El Duque fija su mirada en Milun y le dice que por fin, recibirá lo que se merece por todo lo que le ha causado.
 Alysse dice al Duque que él puede matarlos a todos, pero ella sabe que la Reina lo pondrá tras las rejas  para siempre. El Duque ordena al Capitán Vitelli dispararles. El Capitán Vitelli mira al Duque y dice que deben ser llevados al Palacio. El Duque mira a Vitelli con mala cara y le dice que él no se irá hasta que todos ellos se arrastren en su propia sangre.
 Milun deja caer su espada.
   “Yo soy a quién quiere”.
   “Cuántas ganas tengo de verte sangrar hasta morir”, dice el Duque.
   “¿No te das cuenta de que el Duque y Milun tienen problemas personales?”, Columbio pregunta a Vitelli.
   “Eres tú quien empezó todo esto”. El Duque mira a Columbio.
   “Eres culpable de la muerte de muchos hombres y niños inocentes. Es tiempo de pagar por tus fechorías”.
 El Duque desenvaina su espada y se acerca a Columbio. Milun recoge su espada y se coloca frente al Duque.
   “Si intentas matar a alguien, tendrás que pasar por mí”, dice Milun.
 El Capitán Vitelli ordena a Milun soltar su espada. El Duque sonríe.
   “Tu muerte a cambio de la vida de tus amigos”.
 Milun baja la mirada. Los ojos de Alysse se ensanchan.
   “¿Acaso le crees?”, pregunta Alysse.
 Milun mira fijamente los ojos del Duque.
   “Sabes muy bien que no es de fiar”, añade Alysse.
   “Yo soy el amo de este hombre y eso me hace responsable de sus actos”, suplica Columbio.
 El Duque frunce el ceño.
   “Deja de escuchar sus mentiras”, grita el Duque.
 El Capitán Vitelli asiente con la cabeza.
   “Suelta tu espada o disparo”.
 Arturo se coloca delante de Milun.
   “No permitiré ningún derramamiento de sangre en mi iglesia”, dice él.
 Milun cierra los ojos y deja caer su espada. Alysse agacha la cabeza.
 El Duque sonríe.
   “¡Arréstenlos!”, grita él.
 Los soldados se acercan a Arturo y sostienen sus brazos. Columbio niega con la cabeza.
   “Cometerán un grave error si nos lastiman”.
 Columbio, Papier, Flere, Pedro y Roger  son capturados.
 El Duque se acerca a Milun y golpea su rostro con el mango de su espada. Alysse grita y dos soldados sostienen sus brazos.
 La sangre corre por el rostro de Milun, pero Milun mantiene dirigida su intensa mirada en el Duque.
   “Ahora, serás testigo de la muerte de tus amigos”, dice el Duque.
 El Duque da una señal  con la mano, pero Vitelli baja su rifle.
   “Su Gracia, yo…yo no puedo…”
   “¡Dispárales, o te convertirás en su cómplice”, grita el Duque.
   “¡Basta! ¡Basta ya!”, ellos escuchan.
 Broderick, muy exhausto, ingresa en la nave.
    “En el nombre del Rey, detengan este inaudito error”, dice él.
 El Duque mira a Broderick, sorprendido.
   “El General Riot no ha autorizado nada de esto”, añade Broderick.
 Arturo sonríe, feliz de ver a su hermano.

   En el Monasterio de San Mirador, Donés dice al Monsñor que ha subestimado la osadía de Arturo. El Monseñor dice que Arturo no sabe en lo que se está involucrando. Donés dice que debe ser él, quien robó el libro de su habitación. El Monseñor asiente y dice que ya es hora de lidiar personalmente con Arturo. Donés sonríe.

   En el Palacio, la Señorita Pía camina en círculos, esperando saber de Milun y los otros. Daugherty se acerca y pide a la Señorita Pía que esté tranquila. La Señorita Pía dice a Daugherty  que este no es el momento adecuado, pero él debe saber que ella siente algo por Milun. Daugherty la mira, sorprendido.

   En la Iglesia, el Duque dice al Capitán Vitelli que Broderick debe ser detenido por mostrar su apoyo hacia los traidores. Broderick niega con la cabeza, sorprendido, y dice al Duque que él prometió que nadie saldría herido. El Duque dice a Broderick que sabe que está tratando de proteger a su hermano, pero Arturo debe ser considerado responsable de todo esto. Broderick dice al Duque que esta no es la manera  correcta de lidiar con los traidores. El Capitán Vitelli asiente y dice que no procederá a menos que pueda verificarlo con Riot. Columbio sonríe.
 El Duque lleno de ira, dice a Broderick que él gana. Broderick dice al Duque que las autoridades se harán cargo de ellos. El Duque se acerca a Broderick y le dice que tiene  razón. Broderick asiente. El Duque sonríe, levanta su espada y la entierra en el pecho de Broderick.
 Todos se quedan horrorizados al ver lo sucedido. Arturo grita y los soldados sostienen  sus brazos con fuerza. El Duque retira su espada del pecho de Broderick, y Broderick cae. Columbio grita a Vitelli que detenga al Duque, pero Vitelli permanece  paralizado. Milun, furioso, toma su espada y dice al Duque que espera haya escrito su testamento. El Duque sonríe y dice a Milun que él será el siguiente en morir. El Duque empuja a los soldados y corre. Milun lo sigue. El Duque ingresa en un estrecho pasillo y cierra la puerta. Milun intenta derribar la puerta, pero no le es posible. Él decide tomar un atajo.
 Columbio dice al Capitán Vitelli que debe dejarlos ir, antes de que el Duque intente asesinar al Rey. Vitelli asiente y ordena a los soldados liberarlos. Arturo se acerca a Broderick y le dice que nada malo le ocurrirá, ya que él es un hombre muy fuerte. Broderick observa a Arturo por un largo momento y dice que lo perdona por lo que hizo. Arturo agacha la cabeza y llora. Columbio manda a Pedro a traer un doctor. Alysse dice que Milun necesita ayuda para luchar contra el Duque. Columbio dice que Milun sabe cómo cuidar de sí mismo. Papier dice que deben asegurarse de que el Rey y la Reina estén a salvo. Columbio pide a Flere que permanezca con Arturo y con los demás.  Columbio y Papier se  marchan. Flere abraza a Roger y le dice que el Duque pagará por esto. Janice llora mientras observa a Broderick en el piso.

   En el Palacio, de pie junto a una de las columnas, Daugherty observa la lluvia, cautivado por su sonido. Sharize se acerca a Daugherty y le dice que lo andaba buscando. Daugherty dice que ha decidido esperar a los demás. Sharize sonríe y le desea una buena noche. Daugherty dice a Sharize que ella heredó la sonrisa de su madre. Sharize asiente y se marcha.

      Sobre su caballo, el Duque se dirige de vuelta al Palacio. El sonido del galope hace que el Duque recuerde las desagradables imágenes de su pasado. Entre ellas, Nidia diciéndole que está enamorada de alguien más, Nidia amenazándolo con un cuchillo, Columbio acusándole de criminal, Alysse llamándole cobarde,  La Reina Beatriz diciéndole que Alysse tiene su apoyo incondicional, el Rey Aidan remarcándole que él confía en Columbio, Arturo protegiendo al Rey con su cuerpo, y finalmente, Milun diciéndole que nadie lo amará nunca. El Duque abre los ojos y observa cómo la lluvia limpia la sangre de su mano. El Duque dice que la muerte es la única solución para sus enemigos.

   En los apartamentos del Rey, el Rey Aidan alcanza a la Reina un pequeño libro.
   “Citas de amor. Es mi favorito”, dice él.
 La Reina sonríe y mira a su alrededor.
   “No puedo recordar la última vez que estuve aquí”, dice ella.
   “Puedes quedarte todo el tiempo que gustes. Quiero que te sientas completamente segura a mi lado”.
   “Ahora me doy cuenta que como reina he desperdiciado mucho tiempo en ropa, joyas…y diversión”.
 El Rey se acera a ella.
   “Alguna vez tuve tu edad. Así que te entiendo perfectamente”.
 La Reina observa al Rey por un largo momento.
   “Prometo ser una mejor Reina”.
   “Eres la mejor”.
 Ellos se besan apasionadamente.

   En uno de los pasillos, la Señorita Pía observa al patio inferior, esperando por Milun y los otros. El Monseñor, completamente empapado por la lluvia, se acerca. La Señorita Pía dice al Monseñor  que le traerá unas mantas para que se cubra. El Monseñor niega con la cabeza y dice que la lluvia le permitirá dormir plácidamente. La Señorita Pía dice que se irá a dormir pronto.

   En la Iglesia La Madre de Todos, un médico examina la herida de Broderick, y dice que afortunadamente, la herida no fue lo suficientemente profunda como para afectar a un órgano vital. Arturo lleno de felicidad, abraza a Janice. Pedro dice que Broderick ha perdido mucha sangre y necesita ser llevado a una enfermería. Elisa ingresa y se queda asombrada al encontrar a un hombre herido en el piso. Flere se acerca a Elisa y le dice que no hay nada de qué preocuparse. Elisa dice que vio a varios soldados ingresar en la Iglesia y decidió esperar. Flere dice a Elisa que sólo ocurrió un gran malentendido. Alysse, preocupada, dice que espera que Milun haya podido detener al Duque. Roger mira a Alysse.

   El Duque se acerca a la barbacana y los guardias le permiten el paso. El Capitán Jasper se acerca y pregunta al Duque qué ha ocurrido. El Duque dice a Jasper que este no es el momento indicado para preguntas. El Duque desenvaina  su espada y dice a Jasper que nadie debe ingresar o salir del Palacio. Jasper afirma con la cabeza.
 En uno de los salones, la Señorita Pía mira por la ventana y observa al Duque ingresar por el patio inferior con una espada en la mano. La Señorita Pía, sorprendida, dice que el Duque se dirige hacia los aposentos reales. La Señorita Pía recuerda las palabras de Milun pidiéndole que proteja al Rey y a la Reina.

   La Señorita Pía  ingresa en el pasillo que conduce a los apartamentos del Rey, cierra la puerta y asegura el pestillo de la puerta. El Duque se acerca y observa que la puerta está cerrada y asegurada.
 El Duque, fuera de control, golpea la puerta con fuerza.
   “Traigo un mensaje urgente para el Rey”, grita él.
 La Señorita Pía, asustada, jala la manija hacia abajo, y protege la puerta con su cuerpo.
 En la habitación del Rey, la Reina Beatriz despierta de golpe y pregunta al Rey si él también escuchó el fuerte sonido. El Rey bosteza y dice que deben haber sido los guardias en el patio inferior.
 La Reina asiente y regresa a la cama.
 El Duque, furioso,  levanta su espada y dice que derribará la puerta. Daugherty se acerca y pregunta al Duque si puede ayudarlo. El Duque, sorprendido, dice a Daugherty que trae un mensaje importante para el Rey acerca de unos traidores en el Palacio. Daugherty dice al Duque que su espada está llena de sangre. El Duque se acerca a Daugherty y le dice que nadie interferirá en sus planes. Daugherty desenvaina su espada y pide al Duque rendirse. El Duque levanta su espada y se lanza contra él.

   Sobre un caballo, Milun se acerca a la barbacana y observa a muchos soldados protegiendo la entrada con sus rifles. Milun dice que no tiene tiempo para esto. Milun observa las prominentes murallas del Palacio y toma una soga del asiento del caballo.
 La Señorita Pía escucha el choque de las espadas procedentes del pasillo. Daugherty y el Duque unen sus espadas para nuevamente contra atacar. El Duque sacude su espada y dice que este es el comienzo de una nueva era para Frezzia. Daugherty avanza lentamente hacia él y le dice que nunca lo permitirá.
   Columbio, Papier, el Capitán Vitelli y sus soldados llegan al Palacio. En la barbacana, los soldados del Palacio apuntan sus rifles hacia ellos. El Capitán Vitelli dice a los soldados que se trata de una emergencia. Uno de los soldados dice que el Capitán Jasper les ha ordenado no ingresar a nadie. Columbio dice a Vitelli que el Duque lo tiene todo planeado. El Capitán Vitelli dice a los soldados que él está a cargo del ejército de Frezzia y bajo circunstancias especiales tiene más autoridad que cualquier otro capitán. Los soldados miran a Vitelli, confundidos. Columbio dice a Papier que al parecer Milun ha encontrado otra manera de ingresar.

   Débil por el cansancio, el Duque recibe una herida en el hombro. El Duque cae de espaldas. Aturdido, observa que su espada está fuera de su alcance. Daugherty levanta su espada y la apunta a la garganta del Duque. El Duque, asustado, siente la afilada punta del arma. Daugherty dice al Duque que está bajo arresto. Detrás de Daugherty, el Capitán Jasper se acerca e introduce su espada en la espalda de Daugherty. Daugherty  mira fijamente al Duque y cae inconsciente. El Duque suelta una carcajada y agradece a Jasper por su ayuda. Jasper asiente y retira su espada de la espalda de Daugherty. El Duque pide a Jasper que traiga al Monseñor. Jasper se marcha.
El Duque recoge su espada y se aproxima a la puerta. La Señorita Pía, asustada, empuja la puerta con su cuerpo. Milun se acerca y encuentra a Daugherty tirado, confirmando de esta manera su lamentable deceso. Milun mira al Duque, dispuesto a todo,  y le dice que es hora de averiguar si realmente lleva corazón. Milun desenvaina su espada y ataca. El Duque esquiva el ataque de Milun y dice a Milun que matará a sus amigos uno por uno. Milun lleno de ira,  lanza al Duque contra una pared. El Duque cae y Milun trata de acabar con él en ese momento. El Duque rueda alejándose del ataque de Milun, y consigue levantarse. Ambos escuchan  numerosas pisadas acercarse, y el Duque corre. Milun lo sigue por el pasillo.
 Columbio, Papier, el Capitán Vitelli y los soldados observan el cuerpo inerte de Daugherty en el piso.  Columbio cierra los ojos y dice que han llegado demasiado tarde. El Capitán Vitelli se acerca a la puerta y dice que el pasillo que conduce a los aposentos reales está asegurado. Columbio se acerca y golpea a la puerta. Columbio grita al Rey y a la Reina que se protejan del Duque. La Señorita Pía abre la puerta y mira a Columbio, sorprendida. Columbio pregunta a la Señorita Pía dónde se encuentran el Rey  y la Reina. La Señorita Pía, asustada, dice que oyó ruidos y decidió asegurar la puerta. Columbio, aliviado, dice a la Señorita Pía que ha evitado una tragedia de gran magnitud. La Señorita Pía, atónita, observa a Daugherty en el piso. Columbio dice que Daugherty es un héroe. La Señorita Pía llora descontrolada y apoya su cabeza sobre el pecho de Columbio.

   El Duque se sube a una de las Torres y se esconde detrás de un cañón. Milun se acerca y pide al Duque que deje de comportarse como un cobarde. El Duque retira un cuchillo de su cinturón y lo esconde debajo de la manga.  El Duque levanta sus manos y dice a Milun que ha decidido rendirse. Milun dice al Duque que por más que desea verlo muerto, él prefiere verlo entre rejas. El Duque camina hacia Milun y toma el cuchillo de su muñeca. El Duque levanta el cuchillo de manera amenazante, pero Milun sujeta al Duque por el cuello, y golpea su cabeza contra el borde de la torre. Milun dice al Duque que su juego ya ha terminado. El Duque se ríe y dice que al matarlo no cambiará el pasado. Milun dice que él le arrebató a Nidia, y es tiempo de vengar su muerte. El Duque mira fijamente a Milun.
   “¿Su muerte?”, pregunta el Duque.
   “No lo niegues. Ella murió en el mar por vuestra culpa”.
 El Duque sonríe.
   “Traté de salvarla, pero no lo logré”, añade Milun.
   “¿Acaso viste el cuerpo de Nidia después?”, pregunta el Duque.
 Milun, confundido, mira fijamente al Duque.
   “¿Qué estás tratando de decir?”
 El Monseñor se acerca y golpea la cabeza de Milun con una piedra.
 Milun cae inconsciente y el Duque observa al Monseñor.

   En el Gran Vestíbulo, el Rey Aidan, la Reina Beatriz, Emilio, Riot y Laura son acompañados por el Capitán Vitelli y sus soldados hacia un lugar más seguro. El Rey se acerca a Vitelli.
   “¿Se trata de un ataque?”, grita el Rey, “¡Contéstame!”
   “Espero exista una buena razón para todo esto”, dice Riot.
 La Reina observa a la Señorita Pía y a Columbio en el pasillo.
   “¡Es Columbio…!”, grita la Reina.
   “¿Qué hace Columbio aquí?”, pregunta el Rey.
 Columbio con lágrimas en los ojos, mira fijamente al Rey.
 La Reina Beatriz se da cuenta que Daugherty yace en el piso sin vida y cubre sus ojos.
   “¡Oh, Oh!”
   “¡Daugherty! ¿Está él?”, balbucea  el Rey.
   “El Duque de la Motte cometió una traición”, responde Vitelli.
   “¿Gian…?”, aturdido, mira incrédulo a Vitelli.

   En la Torre, el Duque se pone de pie y observa a Milun tendido en el suelo.
   “Él estuvo a punto…”, dice el Duque.
 El Monseñor mira fijamente al Duque.
   “Pensé que seguirías mis órdenes”, dice el Monseñor, enfurecido.
 El Duque tose.
   “Las cosas marchaban bien, hasta que llegó Broderick y…”
   “Deberás pagar el precio de tus fracasos”.
 El Monseñor agacha la cabeza y toma la espada de Milun.
   “Yo no tengo culpa alguna en esto”, grita el Duque.
 El Monseñor afirma con la cabeza.
   “Shhh… cálmese, Su Gracia. Continuaremos con nuestro plan”.
   “Ya me estaba preocupando…”
 El Duque sonríe, pero para su sorpresa, el Monseñor Blanco le entierra la espada en el pecho.
   “Tu muerte contribuirá … de manera significativa”.
 El Monseñor toma al Duque por el cuello y lo levanta en el aire. El Duque intenta hablar, pero no le es posible pronunciar bien. Su mente no logra comprender la sorprendente fuerza del Monseñor.
   “Irás directo al infierno”, dice el Monseñor.
 El Duque, ya resignado, se limita a observarlo.
 En el patio inferior, el Capitán Vitelli informa al Rey Aidan que todas las áreas fueron inspeccionadas y no hay ningún rastro del Duque.
   “Exijo un completo informe del ataque”, grita el Rey.
 Columbio mira al Rey.
 Desde la Torre, el Duque cae en el patio inferior, produciendo un sonido estrepitoso y una nube de arena que poco a poco se aclara. El Rey, al presenciar la muerte de su primo, cae de rodillas.
   “¿Por qué…?” Llora el Rey.
 Columbio observa el cuerpo y se siente aliviado al comprobar que la amenaza del Duque ha terminado.

 En la Torre, Milun despierta y observa que es casi la hora de la luna llena. Con un gran esfuerzo, Milun logra ponerse de pie y se acerca al borde de la Torre. Milun descubre para su sorpresa que el cuerpo inerte del Duque yace en el patio inferior. A medida que la fuerte lluvia golpea el rostro de Milun, varias preguntas y dudas invaden su mente.
 FINAL.

DE MI ÁLBUM


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