LAS DOCE PIEDRAS DEL
PARAÍSO- CENÁCULO DA VINCI
El mensaje oculto del cuadro…
¿Por qué las personas
ven cosas diferentes en esto?
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Leonardo da Vinci plasmaba
en sus obras mensajes ocultos, como el de las piedras preciosas en los ropajes
de los protagonistas de La última cena, en las que reparó una historiadora que
ha dedicado un libro a explicar el enigmático simbolismo que quiso comunicar el
genio renacentista.
Leonardo e le dodici pietre
del Paradiso ('Leonardo y las doce piedras del paraíso'), de la historiadora
Elisabetta Sangalli, es un estudio inédito sobre un aspecto nunca antes
analizado de una de las obras más radiografiadas del mundo: La última cena, o
El Cenáculo, de Leonardo da Vinci, que se encuentra en el convento de Santa
María delle Grazie, en Milán (norte de Italia).
" Me di cuenta de la
existencia de las piedras preciosas de El Cenáculo mientras preparaba una
lección sobre la obra. Observando bien los detalles, me fijé en el broche
pintado por Leonardo a la altura del cuello de Cristo y seguí observando y lo
noté en otros ropajes ", explica a EFE esta profesora italiana.
"Sabiendo que Leonardo
no dejaba espacio a la casualidad y daba significado a todos los detalles de
sus obras, me pregunté por qué había pintado estas gemas, qué quería comunicar
y cómo las asoció a los apóstoles de Cristo", agregó.
Así, explica, "comenzó
mi viaje para descubrir el misterio de las doce piedras ".
Para ello se ha basado y
documentado en las tradiciones y el simbolismo que les daban a las gemas los
antiguos egipcios, pero también a la tradición hebraica o los escritos
medievales y, claro está, en los Testamentos donde aparecen las "doce
piedras".
En estas antiguas culturas
ya se daba un uso simbólico de las piedras preciosas, "algo que también
hizo Leonardo, para así dar, con estas gemas, una interpretación personal a los
apóstoles elegidos, según la personalidad y el carisma de cada uno de
ellos".
Destaca la esmeralda en la
túnica de Jesús, una piedra "que es considerada portadora de paz y símbolo
del renacimiento y que hasta la Edad Media se relacionaba con la
regeneración".
Explica la historiadora que
la esmeralda que aparece en el ropaje de Jesús estaba asociada "a la tribu
de Leví, que era la única que tenía acceso al sacerdocio", otro guiño de
Leonardo, según este estudio.
En san Juan aparece un
"yahalom", un diamante "con una clara referencia a la luminosa
espiritualidad del apóstol preferido de Jesús por su corazón puro".
Mientras que en san Andrés
aparece una piedra de color azul, un zafiro, que hace referencia a la Ciudad
Celeste del Apocalipsis, asegura la estudiosa.
Sangalli ha tenido que
comparar el deteriorado fresco de Leonardo acabado en febrero de 1487 con las
versiones de sus discípulos u otras copias para poder encontrar la pigmentación
exacta de las piedras preciosas y analizar su simbología.
Aunque las llamadas
"piedras del paraíso" citadas en los Antiguos Testamentos son doce,
Leonardo sólo pintó ocho, y lo hizo a propósito para cargar aún más de
significado su gesto .
"En la simbología
bíblica del Apocalipsis, el número 7 es recurrente y por ello fueron siete los
apóstoles elegidos por Leonardo", agrega.
Sangalli explica que el
fresco que pintó Leonardo fue un encargo para el convento de los dominicos y se
encuentra en la zona del refectorio, y el prior de entonces era Vincenzo
Bandello, que había estudiado a fondo el Apocalipsis de san Juan y probablemente
fue él quien dio a Leonardo las indicaciones para colocar las piedras.
14 de febrero de 2017
DE MI ÁLBUM
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