sábado, 22 de agosto de 2015

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"


Oh Señor, renueva       

nuestras almas
y atrae hacia Ti nuestros
corazones, para que nuestro
trabajo no sea una carga
sino un deleite,
y danos un amor por Ti
tan poderoso que pueda
aumentar nuestra obediencia.

Concédenos servirte,
no con el espíritu servil
de los esclavos,
sino con la jovialidad
y la alegría de los niños
deleitándonos en Ti
y regocijándonos en Tu obra.
       Benjamín Jenks


VENTANA AL MUNDO:
TAILANDIA














ERA UN PAÍS SONRIENTE
Por BLAKE CLARK

SIAM – o Tailandia – país fértil de contorno de orquídea y un poco más pequeño que Francia, es un reducido oasis de paz y abundancia. Sus vecinos  --Birmania, Malaya, Laos y Camboya –se hallan escasos de arroz y turbados por conflictos internos. Pero los 21 millones de habitantes de Tailandia viven relativamente sanos, bien alimentados y prósperos. Reina entre ellos la cordialidad, viven en paz con las gentes de otras tierras y disfrutan de holganza y sosiego en grado que no conocen otros lugares de esa parte del mundo. En el lejano Oriente se llama a Tailandia “la tierra de las sonrisas”.

   Una de las más famosas obras de arte religioso en el mundo no cristiano es el Buda de Esmeralda. Nadie conoce el origen de esta magnífica estatua, tallada en un bloque de jaspe esmeraldino traslúcido, de unos 60 centímetros de alto. Apareció en el siglo XV entre las ruinas de una pequeña pagoda que fue partida por un rayo. Se llevó a Bangkok con toda reverencia y se colocó en un trono dorado de más de 10 metros de altura en una capilla del palacio.

   Los siameses tratan al Buda de Esmeralda como si fuese persona viviente. Le cambian las suntuosas vestiduras de oro y piedras preciosas de acuerdo con la estación. Sus atavíos en la época de calor consisten en brazaletes adornados con pedrerías, collar, pulseras, ajorcas y un cinturón de rubíes, perlas y zafiros. En el invierno lo colocan un chal de oro que lo cubre desde los hombros hasta la cintura. Disfruta este Buda de derechos de propiedad. Además de objetos tales como lámparas de mármol y relojes de campana, posee inmuebles y una considerable suma de dinero, todo ello legado por admiradores, en su mayoría personas ricas.

   Ha dicho alguien que la belleza es la que inspira el amor pero que la limpieza es la que lo mantiene. Si tal es cierto, los siameses son las personas más dignas de ser amadas. Hasta los campesinos se bañan tres o cuatro veces al día. De pie a la orilla del canal y sólo a pocos pasos de la bulliciosa carretera, despreocupadamente se despojan de sus ropas y se lanzan a la corriente sin comprometer su decoro.

   Algunas de las mejores reuniones sociales de Tailandia son las cremaciones, cuando los vivos dan una gloriosa despedida a los que se marchan a un mundo que –según lo creen ellos firmemente – es muchísimo mejor que éste. Bailarinas cubiertas de joyas compiten por premios.

  Tailandia es económicamente tan sólida como el oro de los altares de sus templos –la única nación del sudeste asiático capaz de sostener un presupuesto nivelado. Exporta cereales, teca, caucho y estaño para acumular créditos y respaldar las importaciones de gasolina, petróleo, textiles y equipo industrial.

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