DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
TÚ ERES LA
VIDA
del universo,
luz para mí
durante el día
y oscuridad en
la noche;
el campo de
la acción
cuando
despierto y veo,
y, en el
sueño, mis sueños.
Oh, Vida de
Vida,
luz para mí
durante el día
y oscuridad en
la noche;
líbrame de mi
vicio
y mi virtud;
vacía mi
corazón,
y llénalo
después
enteramente
de Ti.
Hazme grande
con tu
magnificencia.
Abrázame en
el silencio
y envuélveme
en tu interior,
oh brillante
Protector,
luz para mí
durante el día
y oscuridad
en la noche.
Hinduismo, C. R. Das
VENTANA AL
MUNDO:
LA AMAZONÍA
GRANDEZA
IMPENETRABLE DE LA AMAZONÍA
Condensado
del libro de Willard Price
La Amazonía,
un continente casi virgen dentro del continente americano, y bañado por el
gigantesco Río de las Amazonas, es hoy la más prometedora y atrayente frontera
de un mundo por conquistar. Grandes son las riquezas conocidas, que cubren el
área más vasta que esté por explorar en la Tierra después de la Antártida,
pueden ser aun mayores.
El caudal del Amazonas equivale al de veinte
Misisipís y en su cuenca cabría toda Europa. En Iquitos, en el Perú, a 3900
kilómetros del Atlántico, el río tiene 37 metros de profundidad, y todavía
habría que subir 650 kilómetros para encontrar un trayecto en que el río sea
como el Misisipí en su parte más ancha. Su boca es diez veces más grande que el
Canal de la Mancha entre Dover y Calais, y en ella hay tres grandes islas, una
de las cuales tiene el tamaño de toda Suiza. En su conjunto, el sistema fluvial
del Amazonas ofrece una red de navegación de 48000 kilómetros para
trasatlánticos.
Recientemente navegué aguas arriba en el Río
Negro, uno de los muchos tributarios del Amazonas con Agesilau de Araújo, uno
de los hombres más ricos del Brasil. Es dueño de un trozo del territorio
amazónico tan grande como Francia, tiene su propia flota de barcos fluviales,
sus propios mercados, y virtualmente manda sobre más de habitantes. Gobierna
este imperio tranquila y paternalmente desde una oficina de Manaos.
Mientras veíamos el panorama de la selva que
corría delante de nuestros ojos, Araújo me dijo:
--Estas
tierras son como era el Oeste de los Estados Unidos hace dos siglos, poblado
sólo de animales salvajes e indios. Atracar acá, aun estando tan cerca de
Manaos, es correr el riesgo de que le lluevan flechas envenenadas. Pero la
riqueza es fabulosa.
Señalándome una palma de basabú en la orilla, agregó: --con sólo
ese árbol un hombre puede hacerse rico. Y supe que produce una media docena de
productos importantes, principalmente un aceite que contiene un grado muy alto
de glicerina de invaluable importancia para la manufactura de explosivos y
jabones.
Me indicó algunos otros árboles: la linda
palma carnaúba de la cual se extrae
una cera que se usa para betunes y discos de gramófono; la famosa hevea y otros árboles de caucho; la jarina, o marfil vegetal. Me dijo
además: Muchos de estos árboles dan las maderas más finas. Cuando otros bosques
se agoten, la pulpa de madera para el papel se sacará en gran parte del
Amazonas. Actualmente estoy montando una fábrica de pulpa en Parintins.
Siguiendo una curva del río nos acercamos a
un claro donde unos colonos ingleses están entregados a productivos y variados
cultivos.
Araújo afirmó:
--Este es el
verdadero porvenir del Amazonas. Que haya colonizadores estables. Gente que
quiera venir y quedarse, que tenga a orgullo mejorar las fuentes de producción
y no simplemente servirse de ellas. Con una política sana de conservación,
puede contarse con que esta rica comarca producirá por siglos, cuando muchas de
las tierras que hoy son las más productivas se encuentren exhaustas.
Antes se decía que la Amazonía era “la
tierra del mañana, donde el mañana nunca llega”. La promesa estaba siempre allí
pero no era realizable fácilmente. Ahora, el
mañana ha llegado. Los colonos han venido a establecerse, no a hacer una
ganancia inmediata y abandonar el campo en seguida.
En vista de la creciente expansión de la
población en el mundo, las Naciones Unidas destinaron 25.000 dólares para un
estudio científico de la región amazónica. De acuerdo con una investigación ya
hecha, la cuenca del Amazonas podría alojar mil millones de habitantes y
producir más alimentos que todo el resto del mundo. Cualquier día será la
grande esperanza de un planeta agotado.
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