viernes, 28 de agosto de 2015

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA



DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"

TÚ ERES LA VIDA                                   

del universo,
luz para mí durante el día
y oscuridad en la noche;
el campo de la acción
cuando despierto y veo,
y, en el sueño, mis sueños.

Oh, Vida de Vida,
luz para mí durante el día
y oscuridad en  la noche;
líbrame de mi vicio
y mi virtud;
vacía mi corazón,
y llénalo después
enteramente de Ti.

Hazme grande
con tu magnificencia.
Abrázame en el silencio
y envuélveme en tu interior,
oh brillante Protector,
luz para mí durante el día
y oscuridad en la noche.
       Hinduismo, C. R. Das


VENTANA AL MUNDO:
LA AMAZONÍA

















GRANDEZA IMPENETRABLE DE LA AMAZONÍA
Condensado del libro de Willard Price

La Amazonía, un continente casi virgen dentro del continente americano, y bañado por el gigantesco Río de las Amazonas, es hoy la más prometedora y atrayente frontera de un mundo por conquistar. Grandes son las riquezas conocidas, que cubren el área más vasta que esté por explorar en la Tierra después de la Antártida, pueden ser aun mayores.

   El caudal del Amazonas equivale al de veinte Misisipís y en su cuenca cabría toda Europa. En Iquitos, en el Perú, a 3900 kilómetros del Atlántico, el río tiene 37 metros de profundidad, y todavía habría que subir 650 kilómetros para encontrar un trayecto en que el río sea como el Misisipí en su parte más ancha. Su boca es diez veces más grande que el Canal de la Mancha entre Dover y Calais, y en ella hay tres grandes islas, una de las cuales tiene el tamaño de toda Suiza. En su conjunto, el sistema fluvial del Amazonas ofrece una red de navegación de 48000 kilómetros para trasatlánticos.

   Recientemente navegué aguas arriba en el Río Negro, uno de los muchos tributarios del Amazonas con Agesilau de Araújo, uno de los hombres más ricos del Brasil. Es dueño de un trozo del territorio amazónico tan grande como Francia, tiene su propia flota de barcos fluviales, sus propios mercados, y virtualmente manda sobre más de habitantes. Gobierna este imperio tranquila y paternalmente desde una oficina de Manaos.

   Mientras veíamos el panorama de la selva que corría delante de nuestros ojos, Araújo me dijo:
--Estas tierras son como era el Oeste de los Estados Unidos hace dos siglos, poblado sólo de animales salvajes e indios. Atracar acá, aun estando tan cerca de Manaos, es correr el riesgo de que le lluevan flechas envenenadas. Pero la riqueza es fabulosa.

   Señalándome una palma de basabú en la orilla, agregó: --con sólo ese árbol un hombre puede hacerse rico. Y supe que produce una media docena de productos importantes, principalmente un aceite que contiene un grado muy alto de glicerina de invaluable importancia para la manufactura de explosivos y jabones.

   Me indicó algunos otros árboles: la linda palma carnaúba de la cual se extrae una cera que se usa para betunes y discos de gramófono; la famosa hevea y otros árboles de caucho; la jarina, o marfil vegetal. Me dijo además: Muchos de estos árboles dan las maderas más finas. Cuando otros bosques se agoten, la pulpa de madera para el papel se sacará en gran parte del Amazonas. Actualmente estoy montando una fábrica de pulpa en Parintins.

   Siguiendo una curva del río nos acercamos a un claro donde unos colonos ingleses están entregados a productivos y variados cultivos.

   Araújo afirmó:
--Este es el verdadero porvenir del Amazonas. Que haya colonizadores estables. Gente que quiera venir y quedarse, que tenga a orgullo mejorar las fuentes de producción y no simplemente servirse de ellas. Con una política sana de conservación, puede contarse con que esta rica comarca producirá por siglos, cuando muchas de las tierras que hoy son las más productivas se encuentren exhaustas.

   Antes se decía que la Amazonía era “la tierra del mañana, donde el mañana nunca llega”. La promesa estaba siempre allí pero no era realizable fácilmente. Ahora, el mañana ha llegado. Los colonos han venido a establecerse, no a hacer una ganancia inmediata y abandonar el campo en seguida.
  
   En vista de la creciente expansión de la población en el mundo, las Naciones Unidas destinaron 25.000 dólares para un estudio científico de la región amazónica. De acuerdo con una investigación ya hecha, la cuenca del Amazonas podría alojar mil millones de habitantes y producir más alimentos que todo el resto del mundo. Cualquier día será la grande esperanza de un planeta agotado.

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