SAXO TENOR (FILADELFIA, PENSYLVANIA. 2.2.27
Si John
Coltrane es considerado como el saxofonista tenor que marcó un rumbo en los
años sesenta, Getz fue, sin duda, quien dominó en la década anterior, tanto por
algunas cualidades de regeneración implícitas en su música como por el gran
empeño y participación con que afrontó el proceso de transformación del
lenguaje jazzístico. Así, en el ámbito de un instrumento que ha contado con
muchos personajes importantes, Stan Getz ha sido uno de los pocos músicos
–junto a Coleman Hawkins, Lester Young, Sonny Rollins y John Coltrane—que
ofreció una pauta segura, creando un estilo y una expresión autónoma.
Debutó profesionalmente a los quince años en
el grupo de Dick “Stinky” Rogers, y pasó sucesivamente a las formaciones de
Jack Teagarden, Dale Jones y Bob Chesterton. Su buen trabajo en estas orquestas
le valió para que solicitaran sus servicios algunas de las mejores formaciones swing de los años cuarenta, como las de
Jimmy Dorsey y Benny Goodman, pero sobre todo, el grupo de Stan Kenton, que, en
el ámbito de los arreglos para grandes plantillas, estaba realizando una
importante labor de investigación, particularmente dentro de la sección de
saxos.
La experiencia de Getz en la compleja lógica
de Kenton, entre 1944 y 45, fue muy importante, pues le permitió afinar su
estilo y adherir a un sound que,
partiendo de un claro impresionismo europeo y occidentalizante, iba surgiendo
como puro solismo, revelando una
personalidad musical romántica y suave, con matices decadentes y líricos. No
faltaban tampoco, en el estilo de la orquesta de Kenton, ciertas evocaciones de
la música latinoamericana, que el propio Getz haría propias posteriormente.
La experiencia con la orquesta de Tony de
Carlo, que podría parecer secundaria por la poca notoriedad del personaje y por
el estilo de música ejecutada por el grupo –sobre todo mambo y música brasileña
de entretenimiento--, se reveló en cambio muy determinante para el inmediato
futuro de Stan Getz, pues el líder había inventado una fórmula de relación
sonora que preveía el empleo de cuatro solistas del mismo instrumento,
precisamente el saxo tenor. Además, los cuatro practicaban un estilo uniforme,
con un fraseo ligero y fascinante, fluido y lleno de una sonoridad delicada y
sensitiva. Los “Brothers” nombre por el que se les conoció, eran Herbie
Steward, Zoot Sims, Jimmy Giufré –quien también se encargaba de los arreglos –y
el propio Getz, que tuvo así ocasión de intentar unas experimentaciones
lingüísticas ciertamente singulares, en una época dominada, en el ámbito
jazzístico, por el estilo revolucionario de Charlie Parker y los matices dulces
y serenos de Lester Young. Precisamente con este último enlazaban los
“Brothers”, y de él habían heredado especialmente la capacidad de crear en una
situación de distanciamiento que en Lester asumía tonos de trágico dramatismo,
y en los cuatro saxofonistas, pero, sobre todo, en Getz, unos matices de mayor
reflexión y compostura, en virtud de una matriz social muy distinta, que iba a
reflejarse en el respectivo subconsciente de ambos músicos. El lirismo tenso de
Young se filtraba a través de una sugestiva indolencia melódica y, una vez penetrado
en el solista sutil e intelectual de Getz, se revestía de unas connotaciones
culturales que Lester no podía conocer, pero que, sin embargo, reconstruía
instintivamente. Stan, por su parte, recuperaba la palabra musical como savia
poética regenerada por la labor de los grandes simbolistas, con quienes
enlazaba, inevitablemente, la temática de la generación de la costa oeste.
Woody Herman se dio pronto cuenta de este nuevo sound que iba naciendo, y no tardó en querer utilizarlo para su
segunda orquesta, que estaba formando en 1947: así, tres de los cuatro
“Brothers” a excepción de Giuffré, se integraron en el “Herman Herd”, y el
lugar de Giuffré fue cubierto por el saxofonista barítono Serge Chaloff, cuya
ronca sonoridad brindó al grupo un enlace de armonías muy sugestivo. Los
cuartro dieron vida a un famoso tema Four
Brothers, grabado con la orquesta de Herman, que supo dar un contenido bien
diverso a la sonoridad y al Feeling
que los cuatro saxofonistas habían creado ya en la orquesta del trompetista de
Carlo. Getz, entre tanto, se dirigía lentamente hacia la elaboración de su obra
maestra, añadiendo a la perfección estilística la tensa concentración de un
contenido de intenso lirismo. En 1948, Getz grabó para la orquesta de Herman, Early Autumn, que constituye, por un
lado, una de las más altas expresiones de ese cool jazz al que Stan supo ofrecer una aportación muy original, y,
por otro, una página memorable e irrepetible de felicidad creativa, muy próxima
al Body and Soul de Coleman Hawkins.
Este tema convirtió a Getz en auténtico especialista en ballads, e hizo al mismo tiempo que reaccionara ante un posible
encasillamiento, demostrando poseer grandes cualidades interpretativas también
en otros campos, sin ocultar su orgullo por la invención de un sound, absolutamente nuevo.
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