sábado, 8 de agosto de 2015

EL DÍA FESTIVO POR EXCELENCIA


DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"



Te pido salud,                        

prosperidad y felicidad,
pero sobre todo te pido
una sonrisa para dar la
bienvenida al nuevo día. 
    
           Beatrice Colony


VENTANA AL  MUNDO:
EL SAHARA.













ANTESALA DE LA LUNA:
UN VIAJE AL SAHARA
Por John Gunther

Yo no necesitaré que me tomen las medidas para una chaqueta interplenataria, ni tendré que hacer cola con el fin de sacar el primer billete para el viaje a la Luna. Ya sé cómo es la Luna.

   De todos los parajes que he visitado en esta bella tierra, Tamanrasset, en el corazón del Sahara, es absolutamente el más remoto. ¿Bella tierra? Aquí, no. Esta región, habitada por los tuaregs, de faz cubierta por un velo azul, es positivamente lunar por su grandeza, por su inaccesibilidad y por su eterna melancolía. Aun los árboles –los pocos que existen—tienen un aspecto lunar. Son una especie de sauces erizados y nudosos, de un desabrido color blanco verdoso.

   Las Montañas Ahagar, cordillera de aspecto macabro conocida también con el nombre de Hóggar, no tiene paralelo con ninguna otra clase de montañas que yo haya visto. Gigantescas bolas de roca sólida, encaramadas en el espacio, surgen de una multitud de cumbres y picos. Parecen esas nubes en forma de hongos que se forman al estallar una bomba atómica. Durante el día, el sol devora todo el color. Pero al amanecer y en el ocaso, las montañas se visten de azul pizarra, de púrpura, de amarillo y de rojo carmesí. Y no hay rastro de vida en ellas.

   El Sahara se caracteriza singularmente por ser plano, caluroso y estar lleno de arena. Pero en Tamanrasset no hay arena. La región es tan quebrada como Suiza, y cuando llega el invierno, tan fría como un ventisquero. En árabe, la palabra “Sahara” quiere decir “vacío”, y el desierto es en verdad un paraje vasto y solitario. Pero ahora, una vez a la semana, un avión vuela de Argel a Tamanrasset. Esos vuelos hay que interrumpirlos durante el verano a causa del calor. La temperatura, en un poblado como In Salah, suele llegar a 60 grados centígrados, al sol; con ese calor el funcionamiento de los aviones es muy aventurado.

   Tamanrasset cuenta con unos 2000 habitantes, de los cuales 135 son franceses. El comercio de la población está establecido en tiendas increíblemente primitivas. No hay teléfonos, y la electricidad funciona tan solo durante tres horas diarias, de seis a nueve de la noche. La mayor parte de los habitantes son negros, aunque existe un pequeño núcleo de árabes. Tamanrasset es el principal centro urbano de los tuaregs, pero casi ninguno de ellos vive allí. Los tuaregs son nómadas y habitan tiendas o campamentos en el desierto circundante. Todos los habitantes de la ciudad son gente amable. Casi sin excepción saludan con una afable “Bonjour”.

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