DE: "LAS MÁS BELLAS ORACIONES DEL MUNDO"
Te pido
salud,
prosperidad
y felicidad,
pero sobre
todo te pido
una sonrisa
para dar la
bienvenida
al nuevo día.
Beatrice Colony
VENTANA
AL MUNDO:
EL SAHARA.
ANTESALA DE
LA LUNA:
UN VIAJE AL
SAHARA
Por John
Gunther
Yo no
necesitaré que me tomen las medidas para una chaqueta interplenataria, ni
tendré que hacer cola con el fin de sacar el primer billete para el viaje a la
Luna. Ya sé cómo es la Luna.
De todos los parajes que he visitado en esta
bella tierra, Tamanrasset, en el corazón del Sahara, es absolutamente el más
remoto. ¿Bella tierra? Aquí, no. Esta región, habitada por los tuaregs, de faz
cubierta por un velo azul, es positivamente lunar por su grandeza, por su
inaccesibilidad y por su eterna melancolía. Aun los árboles –los pocos que
existen—tienen un aspecto lunar. Son una especie de sauces erizados y nudosos,
de un desabrido color blanco verdoso.
Las Montañas Ahagar, cordillera de aspecto
macabro conocida también con el nombre de Hóggar, no tiene paralelo con ninguna
otra clase de montañas que yo haya visto. Gigantescas bolas de roca sólida,
encaramadas en el espacio, surgen de una multitud de cumbres y picos. Parecen
esas nubes en forma de hongos que se forman al estallar una bomba atómica.
Durante el día, el sol devora todo el color. Pero al amanecer y en el ocaso,
las montañas se visten de azul pizarra, de púrpura, de amarillo y de rojo
carmesí. Y no hay rastro de vida en ellas.
El Sahara se caracteriza singularmente por
ser plano, caluroso y estar lleno de arena. Pero en Tamanrasset no hay arena.
La región es tan quebrada como Suiza, y cuando llega el invierno, tan fría
como un ventisquero. En árabe, la palabra “Sahara” quiere decir “vacío”, y el
desierto es en verdad un paraje vasto y solitario. Pero ahora, una vez a la
semana, un avión vuela de Argel a Tamanrasset. Esos vuelos hay que
interrumpirlos durante el verano a causa del calor. La temperatura, en un
poblado como In Salah, suele llegar a 60 grados centígrados, al sol; con ese
calor el funcionamiento de los aviones es muy aventurado.
Tamanrasset cuenta con unos 2000 habitantes,
de los cuales 135 son franceses. El comercio de la población está establecido en tiendas
increíblemente primitivas. No hay teléfonos, y la electricidad funciona tan solo
durante tres horas diarias, de seis a nueve de la noche. La mayor parte de los
habitantes son negros, aunque existe un pequeño núcleo de árabes. Tamanrasset es
el principal centro urbano de los tuaregs, pero casi ninguno de ellos vive
allí. Los tuaregs son nómadas y habitan tiendas o campamentos en el desierto
circundante. Todos los habitantes de la ciudad son gente amable. Casi sin
excepción saludan con una afable “Bonjour”.
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